Finalmente la calma llega, ha pasado un mes y los acontecimientos que tanto nos perturbaron simplemente han desaparecido, como si jamás hubieran pasado.

Mientras reviso los informes de los materiales que han traído está semana  para la estructura del hotel, escucho a Taehyung quejarse sin parar.

— ¡¿Sabes que es lo peor?! Qué cuando no está de acuerdo solo me dice un estúpido apodo con ese acento seductor para intentar calmarme, oh amigo el no sabe que yo no me calmo nunca. - Me rio de sus ocurrencias, mientras me alivia saber que todo está bajo control y dentro del presupuesto estipulado.

— ¿Cuál es ese apodo que dices?- Él lo piensa y luego frunce el ceño buscando la manera de pronunciar correctamente las palabras.

— Cuore amaro.- Estallo en una carcajada, el me mira incrédulo y yo trato de calmar mi risa escandalosa.

— ¡¿De que te ríes?! - Calmo mi risa y acaricio mi vientre respirando hondo.- ¿Qué significa?

— Corazón amargo.

— ¡Hijo de puta!- Lo miro y rio por el sonrojo en su rostro, que más que enojo realmente representa una leve vergüenza.- Dijo que vendría a visualizar la obra, como si mi criterio no fuera suficiente ya.

Eso me recuerda porque he venido a la empresa y lo cité a él en primer lugar.

— Sobre eso... Es totalmente cierto.

— ¿Qué cosa?

— Ha venido a Corea, Jungkook ha ido por el al aeropuerto.

Él abre sus ojos dispuesto a hacer una rabieta, me río de su cara disgustada, pero nuestro momento de calidad juntos termina cuando la puerta es tocada y luego Jisoo entra con su habitual sonrisa.

— Arquitecto, el señor Jeon quiere verlo.- Le sonrió y le asiento.

— ¿Aún no has informado que vas a casarte?

— Se enteraran cuando envié las invitaciones.

— Eso es muy hijo de...- Sus palabras se ven interrumpidas por las risas que invaden repentinamente el lugar.

Los ojos de mi hombre italiano buscan los míos en el lugar, le sonrió y el se acerca hacia nosotros seguido de otro hombre.

— Mi amor, Taehyung, les presento a Hoseok.- Me levanto, me acerco y extiendo mi mano hacia el chico de sonrisa deslumbrante.

— Es un placer Hoseok, bienvenido a nuestras instalaciones.

— El placer es todo mío arquitecto.- Hoseok tiene un buen equilibrio con el manejo de ambos idiomas, aunque su acento italiano domina por encima del coreano.- Le presento a uno de nuestros diseñadores, aunque creo que usted lo conoce muy bien.

Taehyung gruñe, se levanta y finge una sonrisa que puede convencer a cualquiera, menos a mí.

— Por fin nos vemos, tú,

— ¡Cuore amaro! - El hombre es todo un saco de confianza que se abalanza hacia él, abrazándolo con fuerza y hablando cosas en italiano que por ser pronunciadas tan de prisa no son de mi completo entendimiento.

Sin embargo la escena de un Taehyung paralizado mientras el otro hombre le habla sin parar, se que es diferente, pero no puedo evitar pensar en una historia que ya viví en carne propia, así que sonrió como tonto.

— Supongo que ves lo mismo que yo, de lo contrario me sentiría muy celoso.- Siento sus manos alrededor de mi vientre, dejó caer mi cabeza en su hombro y sonrió por sus caricias en mi panza.- Creo que ya sido ,ucho tiempo fuera de casa, ¿Ye terminaste el trabajo pendiente?

— He terminado todo, muero de hambre.

— No se diga más.

Sonrió, en se suelta y va en busca de mi maletín.

— Hoseok, Taehyung te mostrará el lugar.- Los ojos amenazantes de Tae me observan y yo sonrió, no hay nada que pueda hacer, soy su jefe también.- También los invito a cenar, les enviaré el lugar por un mensaje de texto ¿De acuerdo?

— ¡Está perfecto! Vamos Cuore amaro, necesito asegurarme de que bayas hecho un desastre aún.

— ¡¿Un desastre?! Soy el mejor en esta ciudad italianito.

Si, definitivamente veo lo mismo que Jungkook.

Los veo irse, discuten, quizás Taehyung lo haga con muchas intenciones de reprochar, pero Hoseok parece ser... Diferente.

Jungkook gruñe y cuando volteó a verlo frunce el ceño, haciendo un puchero.

— ¿Qué sucede?

— Creo que estoy enfermo.- Frunzo el ceño y me acerco tocando su frente y luego su cuello.- No tengo fiebre, tengo déficit de pizza.

— ¡Cierra la boca!- Golpeó su hombro.

— Estoy harto de ese sushi Jimin, ¡Lo odio! - Rio de su desesperación y decido que ha sido suficiente sufrimiento para mí adorable hombre.

— Vayamos por esa pizza, creo que nuestros bebés también anhelan una.

— Que te puedo decir, la sangre italiana fluye por sus venas cariño.

Ruedo los ojos, el estira su mano, yo la tomo y caminamos hacia la salida. Soy consciente de que muchos nos miran, incluso puedo ver la incredulidad en sus rostros, pero ¿Qué puedo hacer? Amo presumir que ese hombre es mío, completamente para mí.

Estoy satisfecho y feliz con mi vida justo ahora.

Lamento cualquier error.