Capítulo 16
El transductor pasa por mi vientre de ya cinco meses, estoy nervioso,pero Jungkook y Anna están a mi lado sosteniendo mi mano en todo momento; mi vientre ha crecido considerablemente, aunque para ser gemelos crei que era un poco pequeño.
— Debo felicitarlo, todo está muy perfecto, son bebés sanos, salvos y con las medidas perfectas.- Sonrió al saber aquella información, mi cuerpo se relaja y finalmente puedo estar tranquilo sin pensar que algo iba mal con el tamaño de mi barriga.
— Disculpé ¿Podemos saber el sexo, ya?.- Entiendo la desesperación de Jungkook por saber el sexo de nuestros hijos, han sido cinco meses de incógnita dónde nuestros tesoros no se han dejado ver, pero la sonrisa en la doctora me hace entender que está vez será diferente y vuelvo a sentirme nervioso.
— Me es gratificante informarles que tendrán un lindo varón y una linda niña, felicidades.
Los ojos de Jungkook brillan como dos luceros, Anna aplaude y celebra abrazándolo y yo me siento el ser más afortunado del mundo. El resto de la consulta siento la mano de Jungkook sobre la mía en todo momento, está tan emocionado que no puede controlar sus impulsos por tocarme de la manera que sea y yo se lo agradezco, realmente podría llorar en cualquier momento.
Al salir del consultorio, Anna va en medio de ambos dando saltitos, haciendo saltar las coletas que con mucho esfuerzo le he hecho, me siento orgulloso de los intentos de moños que siempre le hago, pero sobretodo por como ha cambiado mi niña después de estos meses junto a mi.
Anna ha iniciado el jardín de niños, además de tener una tutora que la ayuda a aprender a fondo el idioma; es una niña creativa que me gasta blocks tras blocks llenandolos con sus dibujos, y estos han dejado de ser una completa agonía.
Jungkook y Anna han mejorado muchísimo, sus habitos se han acoplado al estilo de vida tranquilo que ahora llevan, las visitas al psicólogo ya no son una pesadilla, de hecho habíamos asistido a sesiones familiares los tres, llegando a la conclusión de que, Jungkook y Anna realmente necesitaban un amor, un nuevo hogar, un nuevo aire y yo representaba todo esto en sus vidas.
— Deberíamos celebrar.- Miro a mi apuesto hombre italiano y este me sonríe, esos pozos negros en los que alguna vez me sumergí, se han convertido en dos galaxias estrelladas que no dejan de brillar ni un momento.- ¿Pizza?
Anna y yo bufamos negandonos a la idea.
— ¡Sushi!- La exclamación de Anna me hace reír y lo miro con burla, si, a mí impresionante hombre italiano no le gusta el sushi, muere por la pasta y la pizza.
— Nosotros también queremos sushi, cuatro son más que uno así que...
— Estoy seguro que al menos uno de mis niños será parte de mi equipo.
Lo pienso y mientras más me imagino a una copia suya en nuestra casa, más emocionado estoy por el nacimiento de nuestros hijos.
Lo que más le ha costado a Jungkook en cuanto a soltar todo su pasado, es aceptar que su mamá también tiene el derecho a sanar sus heridas, le ha costado vivir sin tenerla a su vista, cuidando cada uno de sus pasos, pero verla sonriente y feliz siendo parte de un club de lectura en la zona donde vive, más hogareña y más viva, es todo lo que necesitó para ver que realmente y después de mucho tiempo, la vida de los tres había cambiado.
— Me niego a comer esa cosa.
— Hay más cosas en el menú, cariño no te compliques demasiado,siempre puedes elegir...
— Fideos.- Dijo en un tono cansado que me hizo reír de inmediato.
— ¡Papá está cansado de fideos!
— Papá solo exagera mi amor, en el fondo los ama.
Jungkook sonríe y entrecierra los ojos mostrándome que evidentemente jamás se adaptara a toda la comida coreana y menos a los fideos.
Le hago un puchero y el gira sus ojos, he ganado e iremos por ese sushi.
La paz en la que hemos vivido durante estos meses es algo a lo que me acostumbro con facilidad, dormir con el, verlo cada uno de mis días, tener a Anna e incluso a pelusin, las visitas de su madre, visualizar los avances del hotel y sobretodo vivir plenamente mi embarazo rodeado de su amor. Es todo lo que está bien para mí, estoy demasiado feliz y conforme con nuestras vidas.
Mientras conduce, su mano acaricia por momentos mi vientre abultado, Anna en la parte trasera nos canta una canción en italiano y el la ayuda a completar las estrofas con alegría. Esta es mi familia.
Las ganas de llorar se instalan en mi pecho y tengo que respirar hondo para no dejarlas salir, el me mira, su sonrisa desaparece y reduce la velocidad acariciando mi barriga.
— ¿Dulzura?
— ¡Estoy bien! Es solo, la canción.
— ¿La canción?
— Si la canción, no la entiendo, pero suena tan alegre.
— ¡Habla del amor y los niños, papi!
Jamás me había sentido tan lleno y feliz en mi vida.
Incluso cuando los tres llegamos al lugar, vamos a una mesa y luchamos con ponerle a Anna la servilleta para que no ensucie su overol blanco, nos deleitamos con raciones de sushi, mientras mi querido Jungkook parece conformarse con un tazón de fideos con carne.
Cuando la hora del postre llega, Anna se emociona con la idea de un helado de tres bolas y sirope, creo que también seguiré su antojo, mientras Jungkook se va por un postre con queso que no conozco, pero el sí.
Cuando hacemos el pedido, mis niños presionan mi vejiga y como es ya costumbre iré al baño por quinta vez en el día.
Jungkook besa mi frente y me dice que me quiere, yo asiento y me levanto buscando el baño.
En mi vida había tenido una idea de como se veía victoria, el tema de la misma había quedado oculto, encerrado en una caja la cual no abríamos jamás, pero ese día había algo extraño.
La sensación de estar siendo observado estaba latente desde que habíamos salido del consultorio, como si fuera poco la misma sensación había estado presente los días anteriores, pero nunca había nada a mi alrededor.
Hasta ese día.
Después de ir al baño, me miró en el espejo y me doy cuenta de lo resplandeciente que me veo, mi barriga no es exageradamente grande, pero está ahí, una linda pancita que sobresale dejando clara la presencia de vida en mi vientre.
Al lavar mis manos, me miró una última vez antes de salir del baño, es entonces cuando la veo.
Enfundada en un largo abrigo negro y ropas elegantes, luce delgada y más pequeña que yo, su cabello a la altura de sus hombros, con lentes de sol y una gorra en su cabeza, me sonríe y luego se da la vuelta desapareciendo de mi vista.
Mantengo la calma, no le demuestro que su presencia me ha afectado, aunque ha desaparecido de mi vista, vuelvo a la mesa donde Jungkook y Anna sonrien juntos.
— ¿Todo bien, cielo?- Lo miro, asiento y beso su mejilla.
— Todo bien.
Debo llamar a Yoongi.
Lamento cualquier error.
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