Capítulo 13
Miro el césped verde frente a mí, suspiro cuando escucho la risa de Anna dentro de la casa jugando con Pelusin, debería acompañarlos en su tarde familiar, pero en vez de eso estoy al lado de Min Yoongi absorto de lo que sucede a mi alrededor.
— ¿Quién es? ¿De dónde conociste a esa mujer?
— Es la ex esposa de mi prometido.- El abre sus ojos y me mira dolido con una mano en su pecho, yo ruedo mis ojos y golpeó su hombro con fastidio.- Déjame en paz.
— Entonces tu "no" ¿Iba en serio?
— Fui claro contigo, además obviamente, solo querías una noche conmigo.
— Es tu culpa por bailar de semejante manera en un tubo, ¡Soy humano hombre!
Conocí a Yoongi en mi antiguo lugar de trabajo, el bar de Jin, recuerdo perfectamente esa cita desastrosa después de aceptar un baile privado para él, mi límite fue escuchar de que trabajaba "Desvivir personas por dinero" en otras palabras, Yoongi era un sicario y no cualquiera, era uno de los mejores.
En mi vida jamás creí que utilizaría los servicios de alguien así, me considero una persona sana y que ha vivido de manera tranquila, sin embargo esto supera mi límite, realmente quiero a Victoria fuera de nuestras vidas para siempre, ni siquiera estoy completamente seguro de lo que hago, actuó por impulso, quizás por rencor, no reconozco está parte de mi tan... Vengativa.
— Así que, ¿Quieres que eliminé a la hija de un mafioso italiano solo porque es la ex esposa de tu ahora prometido?
— No, no se trata de eso, esa mujer ha causado demasiados daños que han Sido tan difíciles de reparar, vivo con el constate miedo de que un día aparezca queriendo destruir lo que tanto nos está costando construir.- dejo salir un suspiro cansado y el me mira.- Intentó matar a su propia hija, mantuvo cautivo a Jungkook durante años con esa maldita mafia italiana, Intentó matar a la madre de Jungkook ¡¿Cómo estare tranquilo teniendo a alguien así suelto por ahí?!
— Entiendo tu punto, es una maldita loca suelta, pero aún así, la única forma de actuar es que ella pise el territorio coreano, ir a Italia con una mafia respaldando a esa mujer será mi fin.
Mis esperanzas se reducen, el parece notarlo en mi mirada y toma mis manos en un acto tranquilizador.
— Si alguna vez sientes que te siguen o tienes la impresión de verla cerca de tí, tú solo llámame, acabare con ella antes de que te toque un cabello a ti o a tu familia.
Siento inmensas ganas de llorar, debo parecer un desesperado que anhela la muerte de alguien más.
— Yoongi.- Sus ojos consumen los míos y a pesar de las lágrimas acumuladas, soy capaz de respirar para sacar mi mayor miedo y convertirlo en palabras.- Estoy embarazado, quiero que mis hijos vivan felices en una familia sana, sin miedos ni limitaciones, sin traumas, sin dolor, quiero vivir feliz.
El sonríe y me da un cálido abrazo.
— Tranquilo bailarín de mis sueños, acabaremos con esa maldita loca.
Sus palabras calman el mar de angustia que se creo en mi alma; después de su visita la tarde transcurre con normalidad, a excepción de la seriedad en las facciones de Jungkook, se lo que le pasa, pero es tan incapaz de decir algo que en cierto punto me causa gracia. Taehyung le enseña a su madre muestras para la pintura de su casa, mientras yo tomo nota de la dirección de la misma, enviaré a uno de los arquitectos de la empresa a visualizar su casa para una remodelación.
Así después de hornear galletas con Anna, cenar y luego ver una película acurrucados encima de su padre amargado, Anna se va a la cama con su abuela y yo me doy un baño tratando de liberar la tensión en mis hombros, pienso una y otra vez en las palabras de Yoongi, ahora estaré alerta en cualquier momento, aunque hasta ahora todo pareciera ir demasiado normal y tranquilo, eso solo aumenta mi exasperación.
Decido que tengo demasiado tiempo en el baño, así que me salgo después de secarme con una toalla y colocarme una bata de baño, mi cabello gotea y el frío del aire acondicionado eriza mi piel, pero no tanto como la mirada sería de mi hombre sentado en el borde de la cama; lo ignoro y voy hacia mi peinadora, necesito mi crema humectante, sobre todo en mi vientre, así que no pienso distraerme ni siquiera con su imagen a través del espejo, mirándome fijamente.
— Descarado.-Tengo demasiadas ganas de reír, pero eso sería burlarme de sus celos y no quiero que piense que me burlo de sus emociones.
En vez de ello, no contesto y abro mi bata frente al espejo, untando crema en mi pancita de manera circular, el aprieta su mandíbula y yo subo el pie al borde del mueble de madera para empezar a embarrar mi pierna de crema; se perfectamente lo que hago, no me desagradan sus celos, son algo tonto cuando claramente no hay nadie como el y nunca lo habrá.
Cambio de pierna y me concentro en dejar mi piel humectada y llena de crema antes de darme la vuelta y enfrentarlo, pero pierdo la noción de los segundos en los que me he concentrado en mi y cuando levanto mi cara lo tengo justo frente a mi, con su cara sería y esas facciones tan perfectas que tanto me enloquecen.
Baja su mirada, me recorre el cuerpo y termina su recorrido en mis ojos.
— ¿Qué sucede?
— Lo sabes.
— Lo siento cariño, no sé de qué hablas,- Aprieta su mandíbula y yo toco mi pequeño vientre con inocencia.
— ¿Quién es ese hombre?
— Un conocido.
— ¿Dónde lo conociste?
— Uh, mala pregunta de la que no querrás saber la respuesta, mejor vayamos a la cama, quiero abrazarte.- Estiró mis brazos hacia él y él toma mi cintura sentandome en el mueble de madera, me sorprendo y mi sorpresa dura aún más cuando toma mis piernas y lleva la planta de mis pies a los bordes del mueble, dejandome muy abierto y expuesto para él.
— ¿Dónde lo co-no-cis-te? - Mi aliento se escapa al ver como su rostro se vuelve sombrío, a simple vista tenerlo así debería dar miedo, pero a mi me enciende demasiado. Sonrió lascivo y abro más mis piernas haciendo que mire mi entrepierna erecta.
— En el bar donde trabajaba, uno de esos clientes que... Quieren mucho más que un baile privado, ya lo sabes.- Tiento a mi suerte y no me arrepiento cuando se acerca posesivamente a mí tomando mi cintura, jadeo de sorpresa y el aprieta sus manos sobre mi.
— Deja de jugar conmigo, que no controlo mis celos.- llevo mi mano a su cuello, lo aprieto acercándolo a mi, lamo su labio y el sisea cuando nos miramos.
— ¿Quién dice que quiero que te controles?
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