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Capítulo 11

Siemto mis párpados pesados mientras los abro, he dormido demasiado, el sol parece más intenso, un sol de mediodía para ser más específico.

Mi boca está seca, bostezo y llevo mis manos a mi vientre, a plena vista mi vientre sigue plano, pero boca arriba en la cama puedo apreciar una onda dura sobresaliente, mis ojos se abren abruptamente y bajo la vista hacia el lugar que más manos tocan; claramente mi vientre ha crecido.

Me emociono por mi descubrimiento y anhelo mostrarle a Jungkook, quito las sábanas de mi cuerpo, respiro antes de levantarme y lo busco por la casa; sin embargo mi entusiasmo se reduce cuando escucho sus quejidos, me pongo en alerta y lo busco, encontrandolo en el sofá tocando su tobillo.

¡Es un cabeza dura ese hombre!

Me acerco lentamente, el no se percata de mi presencia hasta que tomo asiento a su lado, solo entonces disimula su dolor y se recompone mirándome con una sonrisa fingida.

— Creí que papá estaría aún aquí.

— Se ha ido, creo que aún tenía que procesar la idea de que será abuelo.- Rio y luego dirijo mi mirada hacia el lugar que parece hinchado.- Me lastimé.

— Iremos al hospital de inmediato.- Me levanto tratando mantener la calma, la que definitivamente no tengo porque este hombre es un terco, debería golpearlo para hacerlo entrar en razón; sin embargo el parece tener ganas de seguir jodiendo mi paciencia, toma mis muñecas y tira de mí haciéndome caer en su regazo.- Jungkook, estoy hablando muy enserio.

— lo sé cariño, es solo que...- Su cara va a mi cuello, suelta mis muñecas y toma mi cintura pegandome a su cuerpo.- Anhelo un minuto contigo, solo uno.

En el fondo entiendo sus palabras, estamos constantemente rodeados de compañía, no nos molesta, pero a veces necesitamos solo estar juntos, solos, escuchando nuestras respiraciones y nuestros agitados corazones.

Llevo mi mano a su cabellos negros y juego con sus hebras, su respiración choca contra mi piel; últimamente estoy demasiado sensible ante su toque o sus besos, es como si encendiera una llama enorme en mi ser que me consume en cuestión de segundos.

Él parece sentir mi inquietud y me mira perplejo.

— Pídeme lo que sea, haré lo que sea por tí.

En la profundidad de su mirada me hayo a mí, siempre me veo reflejado en sus ojos y más que un espejismo, realmente es lo que hay en el, en su corazón, soy solo yo.

— Cásate conmigo Jungkook, déjame mostrarte lo feliz que puede ser nuestro matrimonio.- Él mira mis labios, sonríe y toma mi nuca acercándome a él; me besa como nunca, gimo en sus labios y el me aprieta contra su cuerpo como si no quisiera soltarme nunca.

— Estoy ansioso por ser tu marido.- Es lo único que susurra antes de clavarme contra el sofá, su pierna con el tobillo lastimado está apoyada sobre su rodilla en el sofá y la otra se apoya sobre la planta de su pie en el suelo.

Estoy en cuatro en el sofá, mi mejilla está aplastada contra el sofá, siento sus manos en todas partes, hasta que el aire frio toca mi piel, solo así soy consciente de que me ha desnudado en mi parte baja, estoy absorto de la realidad, en una especie de trance que no me permite ver más allá de una nube espesa que nos rodea.

Mis ojos se cierran mientras el toca mi piel expuesta, escucho su jadeo ahogado cuando sus manos abarcan mis nalgas, me río de su reacción y muevo mis caderas provocando un fuerte azote que me hace abrir la boca en un gemido alto, sus uñas se entierran en mi piel, le está costando retener sus instintos primitivos y yo no quiero que lo haga.

Su lengua se pasa por la piel de mis nalgas y yo me estremezco, siento su respiración y luego su lengua invade ese lugar privado y tan erógeno pa mi; mis manos se empuñan, gimo mientras el se apasiona en lamer mi entrada, es vergonzoso la manera tan desesperada en la que creo sonidos con mi boca y cuando une sus dedos al juego que ha iniciado con su lengua, es mi fin.

Soy un embarazado hormonal, un orgasmo es tan facil de conseguir como cualquier antojo; me empujó hacia su cara, el parece saberlo, lleva su mano a mi sexo y me masturba permitiendo que me derrame en hilos de semen contra el sofá, estoy jadeando como loco, sudando y queriendo mucho, mucho más.

Apoyo mis manos del acolchado sofá y lo miro por encima de mi hombro, su imagen sudada, con esa sonrisita suya y su lengua lamiendo sus labios es mi éxtasis más grande.

Me levanto, el me mira expectante, lamo mis labios y me arrodilló frente a el, se ha quitado la camisa dejandome ver su glorioso cuerpo tonificado,  así que yo bajo la elástica de sus pantalones junto a la de ropa interior;  el acaricia mi cabello y yo ladeo la cabeza mostrándole una sonrisa lasciva y delinea mis mejillas con su pulgar, podria quedarme siempre aquí solo para ser admirado por el, pero decido enloquecerlo en vez de causarle ternura.

Llevo su glande erecto a mi boca, lamiendo su punta, el gime y deja caer su cabeza hacía atrás, su mano en mi cabello me aprieta más contra el, lo chupo y lo dejo ir todo dentro de mi boca, mis uñas se aferran a sus muslos y el toma mi cabello llevando un ritmo rápido, puedo soportar todo solo por ver esa cara llena de placer gimiendo sin parar.

Chupo y chupo cada vez más fuerte, el mueve mi cabeza contra el y de momento es su cadera la que empuja dentro de mi boca; es fascinante y me vuelve loco el contacto con su piel, mi boca saliva dejando caer largos hilos de saliva hasta el sofá, jamás me había sentido tan bien haciendo un acto tan sucio. Vale completamente la pena cuando me suelta el cabello y lo miro cerrar los ojos y gruñir tan alto que me estremezco, antes de sentir todo su sabor en mi boca.

Quizás el embarazo me ha vuelto un bochorno, pero su sabor me parece fascinante y demasiado bueno, dejo que escurra hasta la última gota y aún así no lo saco de mi boca, el me mira y se ríe de lo sonrojada que está mi cara.

— Puedo dejarlo toda la vida ahí, aunque me gustaría meterlo en otro lugar, si me lo permites, claro.- Abro la boca y el sale de mi boca, estoy jadeando, el me toma por los hombros empujándome al sofá.- Amore mio, sono così pazzo di te.

Santo cielo.

El se inclina hacia mi, su mano toma mi muslo llevando mi pierna a su hombro.

— Sei così mio.- Mi espalda se arquea cuando siento su punta en mi entrada, contengo el aliento, una de sus manos sostiene mi pierna en su hombro y la otra está en mi vientre hinchado; y cuando me invade, aprieto mis ojos y gimo alto.- Mío, mío, mío.

— ¡Tutto tuo!- Eso lo enciende, me folla con fuerza sin dejar de sostener mi vientre ni un momento. Estoy duro y palpitando por el, demasiado estimulado, lleno de tanto placer. - ¡Más fuerte mi amor!

El me mira alertado, se que quizás piensa que le hará daño a sus hijos, ni siquiera se si lo hará, pero estoy sediento de él y lo necesito. Tomo su mano en mi vientre y la llevo a mi pecho donde mi corazón late como loco por el.

Parece entender mis señales, se tranquiliza y yo impulso mi cadera hacia el, ambas manos suyas me toman la cintura inmovilizandome, me penetra de manera bestial y yo me derrito por completo.

— ¡¿Así?! ¡¿Te gusta así?!

— ¡Si si si!

El placer es un subidon de adrenalina que después de un orgasmo cada uno, el segundo llega más rápido de lo imaginado, me llena de sus fluidos, tanto que desborda de nuestra unión, el respira errático y yo ni siquiera me doy cuenta de cuando he llegado al orgasmo.

— Eso ha sido intenso.- El me mira y sus manos van a mi vientre de inmediato, se inclina y besa mi pancita sonriendo como tonto al percatarse que ha crecido.

— Mis niños, disculpen a papá, es todo un salvaje,

— Lo eres.

— Hablaba de tí.- Estallo es una carcajada, lo empujó con mi pie y cuando se queja todo lo divertido desaparece.

¡Mierda!

— ¡Al hospital!

El me mira y asiente lentamente, sabe que necesita ese yeso un poco más, está dispuesto a obedecerme y yo a hacer lo que sea porque esté bien.

Así deben funcionar las cosas.


Lamento cualquier error.

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