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XV: Matices del Miedo

♡⁀➷♡⁀➷Rob-Rui♡⁀➷♡⁀➷

Han pasado tres días desde el desastre en mi departamento, baby no me contesta el teléfono. ¡Maldición! Necesito contarte.

Rescatate, ya te dije que todo estará bien, bueno, para mí. Vos has estado alterado, asustado, nervioso. ¿Y sabés qué? Eso solo es bueno para mí.

Robert, ¿por qué me haces esto?

Bueno, ¿además de cagarme Buenos Aires? ¡Ah, claro! No me dejás gozar a tu pibe, pero eso lo solucionaremos pronto.

¡Basta, por favor!

La migraña es horrible desde que Robert empezó a presionar. Solo vine al estudio con la esperanza de ver a Johan y poder hablar con él, intentar explicarle todo esto. Quiero protegerte, baby.

¡Awm! Querés protegerlo, Rui, tu pibe quiere divertirse… 

Ya, por favor...

Al fin lo veo aparecer. Me acerco a él, a pesar de este terrible dolor que amenaza con tumbarme.

—Johan, necesito hablar con vos. Por favor. —Intento disimular el nerviosismo que me produce todo esto al igual que mi terrible condición.

—¡No quiero hablar contigo! —contesta alterado y sigue adelante.

¿Me extrañaste? Ahora vengo yo. Le contaré la posta y luego continuaré lo del baño. ¿Te parece mi plan?, ¿no? Pues no me interesa tu opinión.

—¿Qué te pasa?

Sostengo al rulo del brazo con fuerza y me lo llevo al backstage. Tenés que venir, querás o no.

¡Déééjalo!

—¡Suéltame!

Libero su brazo en cuanto recupero el control de mi mano, pero me aseguro de bloquear la salida.

Solo necesito concentrarme, sí, eso necesito para poder…

I like pizza, only pizza, do you like pizza? I like pizza!

¡Basta!

—Quiero hablar con vos, necesito contarte...

—¡No quiero! Rob, hagamos nuestro trabajo y ya. No debí estar tanto tiempo contigo...

¡Eso no lo decías en mi casa!

—¡Eso es mierda! Vos sabés lo que siento y es lo mismo que vos sentís...

¡Para con esto! Por favor… 

No me da la gana, nene.

—¡No! Rob, eso fue un maldito error.

¿Error? No, vos querés conmigo y yo también…

¡Robert, ya basta!

No, dejá que esto lo manejo yo.

—¿Por qué te negás a ver? —Se voltea molesto y nos da la espalda, pero ni crea, me va a escuchar—. Johan, lo que pasó fue por que vos quisiste, ¡no te obligué!

¿Qué haces? ¡Eso fue algo que nunca debió pasar! Tú lo presionaste.

¡Porque vos querés! Lo has deseado desde que llegamos, ¡pero sos demasiado cobarde y no te atrevés!

¡Robert, yo no quiero hacerle daño!

—¡¿Crees que no lo sé?! —El grito de Johan me hace saltar, maldición, esto está fuera de control—. Robert, me siento horrible, me siento miserable, me siento sucio… ¿Sabes por qué? ¡Porque tengo novio! Un novio que confía en mí y lo traicioné contigo y todo porque… ¡Tú me confundes!

¿Yo te confundo, pibe? Bueno, quizás si te cuento… 

¡Basta, Robert!

¿Por qué? ¡Él tiene que saber!

—¡Sos injusto! Sos injusto con él, sos injusto conmigo, pero sobre todo con vos. ¿Por qué no aceptás lo que sentimos?, ¿a qué le tenés tanto miedo?

Robert, no tengo miedo ¡Johan es feliz! Déjalo en paz.

Sos demasiado cobarde, Rui; cobarde e injusto. ¡Hicimos toda esta mierda por vos! ¿Sabés qué? ¡Lo mejor de Buenos Aires fue que vos tenías mucho miedo y te escondiste!

¿Qué? Estoy petrificado, ¿Me odias porque volvimos?

¡Fui yo quien nos dio una buena vida! ¿Y todo para qué? Si a la primera oportunidad nos cagaste, vos solo querías volver, pero alguna vez pensaste, ¿qué quería yo?

¡Tienes razón! Idiota, deja de empujarme y vuelve aquí. Cometí un error al pasar todos estos años pensando en él; también debí preocuparme por ti y lo que tú querías… Tú y yo estamos juntos en esto.

¡Pará de gimotear! Eso no me sirve de nada.

Lo siento… 

—¡Rob, eso fue un error! —grita Johan captando mi atención, tengo el corazón como un zumbido— ¿Quieres saber qué siento? Bien, me siento horrible, me siento culpable… ¿Y sabes por qué? Porque quería estar contigo. ¡Soy horrible! Mi novio está en Europa y yo aquí a punto de...

¡Maldición, baby! ¿Qué hice? Debí alejarme de ti…

Para de gimotear como nene, cagaste Buenos Aires, cagaste a la roja, cagaste a tu pibe. De nada sirve ahora tu puta disculpa.

Robert, tú también estás lloriqueando, e igual lo siento.

Igual… 

—No sos justo...

¡Decile la maldita posta al pibe!

Sabes que lo he intentado.

¡Entonces dejame a mí y acabemos con esto!

¡Basta, por favor! 

—Solo hagamos nuestro trabajo y aléjate de mí, por favor —sentencia Johan con firmeza, pero con una mirada que me destroza.

Maldición, baby, nunca quise hacerte daño.

No, si es que vos sos un nene de papi que no sabe nada de la vida. Yo siempre hago todo por vos, hace mucho estarías muerto de no ser por mí.

Rob, ya…

—¡Maldita sea!

Ni siquiera pude hablar con Johan por tu culpa.

¿Quién te detiene? Andá, vos mismo te ponés trabas.

Robert…

A mí dejame en paz. Hablá con tu pibe o no, total, ya me cansé de vos.

Robert se aleja, llorando en silencio hasta ovillarse en un rincón, maldición. Afuera del camerino, reposo la frente en la pared y hago lo mismo que él. «Le hice daño», pienso en Rob que siempre ha estado conmigo, pero también en ti, baby, porque hace años falté a mi promesa y ahora vuelvo a lastimarte, quiero tu felicidad… ¿Por qué debe ser difícil?

Solo tenías que contarle… 

Por favor, yo…

—¡¿Pasó algo entre ustedes?! —Escucho la alterada voz de Ray, grita desde el camerino que abandoné.

¡No! Esto no puede ser real, Ray está aquí…

—Rui, ¿qué está pasando? —inquiere Kelly detrás de mí. ¡Maldición! Roja, ¿tú también? Me giro para contestarle y su gesto dice mucho sobre lo aterrado que luzco. No me salen las palabras para explicarle nada.

¡Vos sos el rey de los mudos! ¿Qué te sorprende?

Tú provocaste toda esta mierda.

—Rui, responde, ¿qué está pasan…?

—¡¿Sientes algo por él, sí o no?! —Kelly es interrumpida por un nuevo grito de Ray. Está demasiado enojado, el golpe que da contra la pared del camerino lo sentimos afuera.

La situación me hace saltar, la ira con que Ray trata a Johan me envía de regreso al pasado, a mi antigua vida, al día a día con esa bestia cuyo único lenguaje conocido era la violencia.

«¡Esto es una mierda!»

Vuelvo a escuchar con claridad sus palabras, los insultos, sus gritos y no puedo dejar de temblar. Los platos se quiebran en mi cabeza, cuando vuelve a sonar un nuevo golpe en la pared y me hace estremecer.

«Baby, ¿qué hice?», quiero entrar a ayudarlo, sin embargo, mi cuerpo no responde. Intento cerrar los ojos y cubrirme los oídos para mitigar el temor que siento, pero es inútil porque mi mente sigue reproduciendo sin parar, cada momento doloroso junto a mi padre. Los gritos de Ray son reemplazados por los suyos.

Me necesitás, ¿verdad?, ¿estás asustado?, ¿te querés esconder? Ahora me querés afuera, pero no, yo no quiero, estoy cómodo aquí en el rincón…

Robert…

No paro de temblar, cada una de esas terribles imágenes se reproducen en mi cabeza, una y otra vez. El terror se mezcla con el dolor en el pecho y la terrible migraña. Continúo llorando sin control.

«¡¿Cuándo aprenderás a cocinar?!», «¡Solo eras una mujerzuela, yo te salvé de ese mundo!»

Mamá. No hice nada por ti… Tenía mucho miedo, sigo temiendo, todo el tiempo…

«¡Deja de perder el tiempo con esos dibujitos!», vociferó convertido en un energúmeno para luego romper mi cuaderno.

«¡No faltes a tu entrenamiento!», «¡Deja de joderlo todo, inútil!», «¡Solo para eso sirves!», «¡Tus números están bajando!», «¡Maricón!», «¡Esta es mi casa y quien se va a largar es el mariconcito!»

¡Yaaa! Ya no quiero ver esto… No quiero seguir oyendo esto. Siento todo el rostro empapado y mi cuerpo tiembla sin control. Me estoy hiperventilando, el corazón se me quiere salir y en cualquier momento acabaré de ahogarme. El miedo me recorre como un intenso frío.

—¡Rui! —Escucho la voz de Kelly algo distante—. ¡Rui, reacciona! —El tono de su voz es ahora más fuerte—. ¡Rui! —grita y abro los ojos, pero es sentir sus manos sobre mí lo que me hace tensar.

Luce asustada y preocupada. No, roja, no quiero verte así. Sacudo la cabeza en negación, no tengo idea de qué ha dicho, solo vi su boca moverse y el nuevo grito que escuchamos me trae de regreso.

—¡Responde! ¡¿Sientes algo por él, sí o no?!

Llevo mis manos a la boca y no aparto la vista de Kelly, su mirada se cristaliza y parece pedirme con ella la respuesta a esa pregunta que Ray le hace a Johan.

—Rui, ¿pasó algo entre ustedes? — Al fin se atreve a preguntar, pero estoy muy nervioso, confundido, adolorido… aterrado, abandono el backstage lo más rápido que puedo, atravesando en mi huida al equipo de modelos que especta con asombro la escena a mi espalda.

♡⁀➷♡⁀➷♡⁀➷♡⁀➷♡

—¿Qué creés que hacés, pelotudo? Bajá de esa barandilla. Sé lo que pensás y te aseguro que es una larga caída, esto no es como en la escuela o en casa de la vieja esa, acá estamos a veinte pisos, Rui.

—Tú tenías razón, siempre arruino todo, solo en eso soy bueno… como decía mi padre.

—No, pará, Rui. La bestia no tenía razón en nada. Pero dale, bajemos de esta mierda para hablar. Me gustan las alturas y todo eso, pero no cuando intentás matarnos. Vos y yo estamos juntos en esto, ¿de acuerdo? Si vos saltás yo salto.

—Eso es gracioso. Idiota, deja de imitar a Jack Dawson, es obvio que estamos juntos.

Bajo de la baranda en un salto y me giro para apoyarme en ella a contemplar el panorama, lo diminuto que luce todo. Robert se para a mi lado.

—Solo soy un cobarde, jamás daré un paso al frente, eso es seguro.

—¿Y eso qué? Te prefiero cobarde en estos casos. —Sonríe algo burlón, pero lo entiendo—. Rui, escuchame, juntos buscaremos una solución. —Se gira y aprieta mi hombro antes de seguir—: Perdoná todo lo que hice.

Suspiro cansino, quizás resignado o no lo sé, la cosa es que debería preocuparme también por él, después de todo, siempre estaremos juntos y he sido algo egoísta.

—Robert, ¿quieres volver a Buenos Aires? —Sacude la cabeza en negación.

—Escuchame, yo solo me ortivé porque me acostumbré a cuidar de nosotros. Allá vos estabas muy asustado y te escondiste; me dejaste estar al frente y construí una vida para nosotros, sabía que el plan era volver acá no solo por tu pibe sino porque este es nuestro hogar.

—Robert…

—Dejame terminar, che —me interrumpe y afirmo en silencio—. Me rompió las pelotas verte desperdiciar oportunidad tras oportunidad, mirando a tu pibe emborracharse y todo por miedo. —Siento un golpe muy fuerte dentro de mí, él tiene razón—. Hicimos de todo para regresar y cuando lo logramos, tu miedo pudo más que el cariño que sentías por él.

—Robert…

—No le fallaste hace años, Rui; eso no fue tu culpa, pero verlo mal y perdiéndose en esa mala vida, noche a noche, pudiendo hacer algo, allí sí lo hiciste.

Bajo la cabeza y suspiro con desgano, pude ayudarlo y no lo hice. Rob tiene razón, hablo de protegerlo, pero solo lo dejé dañarse.

—Entonces, ¿estás enojado conmigo porque no me atreví a hablarle en el bar? —pregunto bajo.

—En el bar, en la playa, en su casa, da lo mismo, Rui. Me rompiste las pelotas al no acercarte y peor cuando permitiste que siguiera lastimándose. —Soy un idiota, cierro los ojos y un par de lágrimas se liberan—. Por eso me molesta que ahora digás que querés protegerlo de mí, yo solo te he cuidado, apoyado y motivado. ¿Dónde quedó aquello de “yo estaré allí, apoyándote en la adversidad” y toda esa cursilería barata que le decías?

—Entiendo… —Suspiro con fuerza—. Tienes razón, pero ¿qué tiene que ver eso con todo este desastre que provocaste?

—¿Yo?, ¿yo provoqué esto?, ¿seguro? Rui, él no se confundió porque yo presionara o no, lo hizo porque te vio a vos, porque dentro de él sabe que sos vos, su lado lógico le impide asimilarlo. —Gira sobre sí mismo y vuelve a mirarme—. Rui, nos descubrió la roja, ¿en serio creés que es tan idiota? —Eso me hace reír, la verdad, baby ha demostrado ser bastante despistado—. Admito que sí, me pasé, pero estaba enojado con vos por todas tus cagadas. Te lo dije muchas veces: “si no le vas a decir, entonces seguí adelante, pará tu obsesión”. Tenías una buena oportunidad con la piba. Pero ahí vas vos a cagarla de nuevo.

—Robert, de verdad lo siento.

—Escuchame. —Me sostiene los hombros y obliga a fijar los ojos en él—. Tenés que contarle al pibe, no podés seguir huyendo y también aclará las cosas con la roja…

—Con ella todo se fue al retrete…

—No, vos tenés que hablar con ella y explicarle bien lo que pasó.

—Creo que debemos volver con el psiquiatra, Robert.

—¿Para qué?, ¿se te olvidó cuando la vieja esa nos envió al loquero?

—No llames así a tía Rosiris.

—Bueno, esa vieja, ¿qué hicieron? Solo atiborrarnos de antipsicóticos, pasábamos con sueño. Vos y yo hagamos acuerdos.

—Aquí podemos buscar otras opiniones, Robert.

—¿Querés deshacerte de mí?, ¿es eso? Porque primero me deshago de vos. —Coloca sus manos en mi cuello y empieza a apretar.

—¡No! —le grito y me libero, Robert se burla y pasa un brazo sobre mis hombros para abrazarme—. Pero digo, quizás tendríamos una mejor convivencia —agrego en tono bajo y me gano un cabezazo.

—Dejá de hablar como abuelito.

♡⁀➷♡⁀➷♡⁀➷♡⁀➷♡

Veo a Kelly dirigirse a los baños del karaoke bar, así que me apresuro a interceptarla. Necesito hablar con ella, también con Johan.

Rescatate, todo estará bien. Vos y yo hicimos un acuerdo.

Lo sé, no te preocupes.

Tomo a Kelly del brazo y nos encierro en el baño de hombres…

Las pelotas, Rui. Cuidá las pelotas.

Ya, cállate.

—Roja, lo siento, no quise forzarte así…

—Rui, ¿qué haces aquí?

—Necesito hablar con Johan. —Sacude la cabeza en una desesperada negación—. Roja, yo…

—No es el momento, Rui.

Intenta salir, pero no se lo permito. Vuelvo a aprisionar la puerta y me observa enojada, sin embargo, su mirada luce lastimera.

¿Y qué esperás para hablar con ella? No sé vos, pero otro rodillazo yo no quiero.

—Kelly, nunca quise lastimarte, tú me importas. —Fija sus ojos en los míos, los suyos se cristalizan e intenta evadirme, continúo hablando en un susurro—: Demasiado en realidad.

Cierra los ojos con pesar, me duele y mucho su gesto. Solo quiero… No lo sé, ¿reconfortarla?, ¿abrazarla? Una lágrima resbala por su mejilla antes de volver a abrirlos y siento mi pecho quebrarse.

—Eso es súper, hiper, mega falso… —habla casi temblando e intento acercarme, pero se aparta—. Tú no viniste aquí por mí…

—Roja…

—Solo te pido que no te acerques a Johan, pasamos semanas, intentando sacarlo de su alcoba…

—Roja, también vine por ti…

—No es el momento. —La veo limpiarse el rostro con una mano antes de abrir la puerta y dejarme solo. ¡Maldición! Esto no podría ir peor.

Falta el pibe.

Robert, ella tiene razón, no es el momento.

Vos no me vas a joder. 

—Hicimos un acuerdo. Se lo decís vos o lo hago yo.

Solo entiende.

Lo único que entiendo es que vos no respetás los acuerdos, entonces yo tampoco tengo por qué hacerlo.

Robert comprende, él está ma-mal…. 

—¡Aaaaah! Robert, bastaaaa. Detente, eso duele. —Mi maldita cabeza.

¡Robert, ya!

I like pizza, only pizza, do you like pizza… 

Todo gira alrededor de mí, el dolor de la migraña es insoportable, termino de rodillas en el suelo, tratando de arrancarme la cabeza.

—¡Bastaaaa yaaaaa!

Rescatate, Rui, yo me encargo; a mí no me afectan tus matices del miedo.



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Ay! Mi mae!!! Nos acercamos a la revelación.
Hagan sus apuestas, qué creen que pase?😅

Hasta mañana😉

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