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Verano.

Un año ha transcurrido desde aquella noche de pesadillas cuando un solitario chico, disfrazado con su enorme abrigo, escapó de casa para embriagarse, han sido muchas las vivencias desde entonces hasta llegar a hoy, un día especial, no, súper especial: Mi mejor amiga se casa. Tengo el corazón a mil revoluciones, siento que estoy en mi propia boda ante tal expectativa, pero no, soy el fotógrafo y eso me relaja bastante, aunque no dejo de estar nervioso.

Quizás se deba al intranquilo caminar de Renzo mientras espera en el altar a Jo. ¡Cuántos recuerdos retornan a mí en este momento!

Saco fotografías, aunque me falle un poco el pulso; todo en este lugar luce precioso, bueno, era de esperarse, Jo tiene muy buen gusto, además el Minion le obsequió a la mejor organizadora de bodas de la ciudad para acompañarla en todo esto y hacer su celebración soñada. Hablando de él, ahí viene entrando de la mano con Cacius, me muestra una graciosa sonrisa como saludo y juntos se sientan en una banca posterior.

Veo a los invitados que poco a poco se hacen presente y toman asiento en la iglesia, en primera fila, Gina y junto a ella los padres de Renzo, una pareja bastante recatada a comparación de Ren, quien incluso hoy lleva su melena rojiza suelta y revuelta, el sacerdote hasta lo mira raro asumo que por sus pírsines y el delineado de ojos negro que trae.

En la siguiente fila se encuentran Chop y los otros tres integrantes de la banda quienes son acosados, o mejor dicho, Travis lo es, por la hermanita coqueta de Johan, Jaen.

Esa niña tiene un problema; el chico acaba por sentarse entre Connor y Fred en un intento por huir de la acosadora, solo puedo reír.

Otros invitados aparecen y se acomodan a la espera de la ceremonia, entre ellos, Moe. Entra con su sonrisa de galán y un Fedora blanco a juego con el esmoquin que trae, clava su mirada en mí y mueve las cejas, entiendo a la perfección su gesto, es bien sabido que las bodas son una gran oportunidad para liarse con chicas y hacer de las suyas, bueno, que le vaya bien.

—Fisting, increíble. ¿Ya viste a todas esas bellezas? —pregunta enganchado en mi hombro y sonrío, él comienza a sacudirme—. Lo juro, bro, esta será una gran noche. Mira esa pelirroja uuf…

—Bro, luces ridículo con ese sombrero. —Me estampa un puñetazo al hombro—. Además, llegas tarde, es la mejor amiga de Johan y está apartada. —Baja la cabeza derrotado y ni así el sombrero libera su cabeza—. De hecho, allí está su novio.

En cuanto vuelve a levantar la cabeza para fijarse hacia donde le señalo, un gesto de mucha sorpresa aparece en su rostro.

—¡Cabrón! ¿Ese es Robert Ferro? —Su tono me produce carcajadas—. Jo tiene a puras celebridades como invitados y aquí estoy yo como el propio intruso.

—No empieces con idioteces.

—Tienes razón, con la frente en alto porque esta noche voy a…

Se queda callado, así que busco qué o a quién observa con esa cara de pirata bobo, la verdad solo veo a Jill que juega o comparte aplicaciones del celular con Rex —quienes no deberían estar aquí ya que son parte del cortejo—, Alondra y Mike, además de Kelly y Rui que están muy acaramelados. Cerca de ellos, Leo y Kay se hacen selfies; más invitados llegan y la verdad, sigo sin saber lo que mira, a menos que se trate de Kary, Cinthya o Mikaela que acaban de entrar y lucen despampanantes.

—Bro, ¿quién es esa bonita castaña? —Entonces sí, se embobó con las modelos— Es perfecta.

—Supongo que hablas de Kary, bueno ella y las dos chicas a su lado son parte de nuestro equipo de modelos.

Moe se gira y me contempla extrañado.

—¿Cuáles chicas, cabrón? Que yo sepa esa que está con ella es la hermanita dulce de Johan. —Lo observo incrédulo luego de corroborar quién es la chica de la que habla—. Mírala, cabrón, la bonita pecosa con anteojos.

—¿Te refieres a Alondra? —pregunto sorprendido.

—¡Alondra! Hasta su nombre suena perfecto.

Comienza a caminar en dirección hacia donde se encuentra, parece Bugs Buny guiado por el aroma de una tarta de zanahorias, me apresuro a alcanzarlo e interceptarlo.

—Moe, detente, esa chica es una niña. —Frena en seco, cabizbajo al escucharme—. Bro, ella es la tutora de Johan y es muy joven para ti.

Sin embargo, levanta la cabeza y me lanza una mirada asesina luego de eso.

—¿Tutora de Johan? —pregubta sin variar la expresión y asiento con la cabeza—. Entonces es mayor de edad, ¡no me jodas, cabrón!

—Pero, Moe…

—¿Por qué tú sí puedes con Johan y yo no con Alondra?

Bueno, creo que tiene razón.

—Pero Moe; ella es una niña dulce, decente e inocente, sabes perfectamente que Johan no. —Reímos juntos—. Moe ella…

—Es perfecta, es todo lo que necesito saber, así que, me la presentas tú o le digo a Rex.

Suspiro derrotado, ni modo, no es como si fuese a terminar en prisión, al menos ella es mayor de edad, aunque no lo parezca.

Caminamos hasta donde ellos se encuentran, Jill sonríe al vernos y luego de tomar una profunda bocanada de aire, lo dejo salir despacio antes de hablar, los cuatro me miran extrañados:

—¿Cómo están chicos? —Los cuatro hacen gestos con su cabeza indicando que bien, aunque lucen algo confundidos por mi pregunta— Muchachos, él es mi amigo Moe, quiero decir Morris, bueno Jill y tú ya lo conocen, Rex, lo que intento decir es…

—C’est un réel plaisir de vous rencontrer, belle mademoiselle. 

Moe me interrumpe y da un paso al frente, toma la mano de Alondra para plantar un tierno beso en su dorso, algo que parece incomodar a Mike, ¡vaya! ¿Qué tenemos aquí? El casi gemelo de Johan gusta de la amiguita. Ella sonríe un poco ruborizada antes de contestar en un hermoso francés que parece nativo:

—Le plaisir est pour moi, Morris.

Mi amigo se lleva una mano al corazón, listo, ha sido flechado con esa simple presentación. Mike parece más molesto.

—Tu parles français? —pregunta casi en un susurro, Moe, acercándose, mientras ella asiente con la cabeza, sonriente.

¡Vaya! Parece que el flechazo fue mutuo, ¿quién lo diría? Casi siento pena por Mike.

—Mon père est français et la France est ma deuxième maison. 

Eso no me lo esperaba, entonces es mitad francesa. Ambos se alejan hacia otro lugar mientras platican en francés, contemplo la escena sorprendido hasta escuchar a Rex carraspear y vuelvo a centrar mi atención en ellos. Lucen pasmados y Mike se ha ido con sus otros amigos.

—¿Moe y Alondra? —preguntan ambos y río a carcajadas—. Jamás habría imaginado ese ship —agrega Jill.

—Ni yo, sigan en lo suyo, chicos.

Me alejo sonriente y continúo con las fotografías del entorno.

Bien, cómo sea. Regreso al altar donde Renzo sigue en su intranquilo caminar. En un momento veo a Jill y Rex salir de la iglesia al ser llamados por la organizadora, entonces ya sé lo que sigue, me giro hacia Renzo y aprieto su hombro en un intento por calmarlo, él pone su nerviosa mirada en mí.

—Respira, amigo, inhala y exhala —le digo en tono condescendiente y él sonríe e intenta seguir mis indicaciones un rato—. Todo estará bien en cuanto la veas entrar.

—¿Y si no entra?

Me encojo de hombros, sonriente.

—Entonces te buscarás otra, pero aquí serás el hazme reír. —Sus ojos se abren de la impresión, respira acelerado y yo no paro de reír—. Sabes que bromeo, chico, Johanna te ama y en solo segundos aparecerá en esa…

La marcha nupcial empieza a sonar e interrumpe mis palabras, acomodo el traje de Renzo, veloz y palmeo su espalda con fuerza para inyectarle valor antes de hacerme a un lado y seguir con mi trabajo del día.

Sonrío al ver entrar a Jill, su vestido de corte romano en tono verde esmeralda le resalta los ojos y combina a la perfección con el chaleco, corbata y pañuelo que viste Rex; ella esparce pétalos y él porta los anillos. Hago varias tomas del momento y luego siento mis ojos cristalizarse al ver a esa preciosa mujer en la entrada.

A través del velo, veo a Jo suspirar, luego sonríe antes de dar su siguiente paso, luce perfecta. Ella diseñó su propio vestido, también los trajes de Renzo y el hermoso rubio que la acompaña.

Johanna parece toda una princesa «bueno, le va bien ese estilo a esta princesa insolente». El corsé blanco con brocados y detalles en pedrería, resalta su silueta; los encajes y transparencias en mangas y pecho le dan cierto decoro a la prenda mientras que la enorme falda repleta de volados le aporta dinamismo; se ve fantástica, de eso no hay duda.

Sin embargo, mi vista se clava en el rubio que la trae del brazo; Johan luce demasiado sexi, amo cómo le queda ese esmoquin negro, el chaleco cruzado color esmeralda, satinado, resalta sus enormes y brillantes ojos.

Parece una manzanita roja, sé que se siente muy apenado, no es fácil para él soportar tantas miradas encima, pero se ven hermosos, son como un par de modelos que se desplazan por la pasarela.

Lágrimas se me escapan. Sin embargo, son los sollozos de alguien más los que inundan este lugar y sería normal decir que se trata de Gina o la madre de Ren, pero no, ambas lloran en silencio, el llanto proviene de otra fila y es Rui quien parece Magdalena. Johan me ha contado que es algo sensible, pero ¡Dios! Su novia intenta calmarlo y si no lo consigue voy a reírme como idiota.

Johan se acerca a mí luego de entregar a su hermana y puedo verlo aguantarse la risa por esa escena en la que Rui llora como bebé.

—Te dije que es algo sensible, Hércules —susurra sonriente y ahora sí estoy a punto de reír.

—Luces sexi, niño. —Esa simple oración lo convierte de nuevo en una manzanita bien roja y todo rastro de burla en su semblante desaparece.

—Sí, Hércules, yo también quiero desvestirte —susurra en un tono demasiado insinuante y me hace un guiño antes de irse con su madre.

¡Niño infernal! Siento algo removerse en mi pantalón «quieto, ya habrá tiempo para eso luego».

Sigo con mi trabajo, capto cada momento y emoción; este par de chicos son hermosos juntos, se ven muy enamorados, les deseo lo mejor y si Renzo se atreve a herirla lo mataré «cálmate, Ray, disfruta de esto», me digo a mí mismo.

Llegamos al momento de los votos. La última semana, Johanna estuvo algo nerviosa por esta parte; sin embargo, la veo expresarse con tranquilidad y siento un montón de orgullo ante eso.

—Te prometo que quiero recorrer el mundo contigo. —Renzo sonríe ante sus palabras—. Claro que, tú también debes asistir a las pasarelas conmigo. —Todos reímos—. Los domingos cocinaré yo, aunque solo sea huevos fritos con arroz quemado.

Las carcajadas no se hacen esperar, incluso el cura está a punto de morir de risa, adoro a Jo.

—Prometo nunca irnos a dormir enfadados y haré todo lo que pueda —se expresa coqueta y mueve sus cejas, Renzo luce algo apenado, pero no deja de reír— para desenfadarte siempre. Prometo además, seguir despertando antes para prepararte el café cada mañana, como a ti te gusta —habla en tono mimoso y le lanza un beso.

Esto es hermoso, de verdad y entre palabras, risas e incluso algunas lágrimas, llegamos al final de sus votos; siento el corazón en la garganta ante tantas emociones y no tengo idea cómo he conseguido nivelar mi pulso para no arruinar el trabajo.

—Pero sobre todo, prometo quererte con tus defectos, tus manías y esas pequeñas cosas que me sacan de quicio pero que aún así, adoro, porque son esos detalles y simplezas las que te hacen ser tú, el hombre que amo.

Las risas se han disipado, todo se ha vuelto un silencio interrumpido por algunos sollozos, mayormente de Rui, los novios intercambian miradas y sonrisas, aunque Jo estaba nerviosa, hizo algo hermoso. Ahora es el turno de Ren y sé por experiencia cuán difícil resulta para nosotros los hombres esto. Bueno, él se enfrenta a multitudes así que, le irá bien, creo.

—Bu-bueno Yo-yo, di-digo yo. —Carraspea fuerte Renzo.

Está demasiado nervioso este chico; Johanna lo observa expectante y él suspira antes de continuar:

—Mi bonita, primero debo decir que me dejas sin habla.

Varios “awm” expresados en coro resuenan por toda la iglesia, Renzo sonríe antes de seguir:

—Yo prometo intentar que cada día sea una nueva aventura y hacerte alguna mini sorpresa con el único fin de verte reír. —La sonrisa emocional en el rostro de Jo es maravillosa—. También te escribiré cada día un post it diciéndote algo bonito para que tus días comiencen llenos de amor.

¡Dios! Esto es muy romántico, mi corazón está a punto de salirse. Miro a mi pequeño pervertido e intercambiamos sonrisas, su mirada luce cristalizada y en serio tengo deseos de ir con él ahora a robarle un beso.

Mientras Renzo continúa con sus votos, veo a Cacius y Cory, el primero pasa un brazo detrás de la espalda del Minion y este reposa la cabeza en el hombro ajeno, lucen demasiado enamorados; realmente me siento feliz por ellos porque, aunque han estado juntos casi desde siempre al fin se encontraron.

—Prometo además, dormir abrazados siempre, aunque se me duerma el brazo, ya habrá tiempo para despertarlo luego. —Todos reímos como tontos—. Pero lo más importante, mi bonita: prometo amarte con todo mi corazón y alma, en la enfermedad, en las tristezas, en fin, durante los momentos difíciles porque no siempre lloverá y juntos atravesaremos la tormenta que suponga la vida y sé que cada día a tu lado seguirá siendo Mi Lugar Sobre El Arcoíris.

La ceremonia transcurre con tranquilidad y una vez el cura los declara marido y mujer, sellan sus labios y destinos en un romántico beso.

¡Dios! Esto es demasiado bello.

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¡Hola mis dulces corazones multicolor!
💛💚💙💜💖

Así comienza el final de esta emocional historia, faltan 3 partes + epílogo 😓

¡Sigo sin poder creerlo!

Espero lo hayan disfrutado tanto como yo al escribirlo y bueno solo queda agradecerles, de todo corazón, los amo inmenso 💖

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