Salvados y castigado
- Aiacos!!
Aiacos detuvo su caminar al oir a alguien gritar su nombre, al voltear pudo ver a cierto pelimorado corriendo en su dirección, con cara de preocupación..
-Milo..?
Se volteó extrañado ¿Milo lo había visto ? No podía tener peor suerte.
El joven llegó hasta donde estaba y lo miro entre preocupado y entre enojado.
- Estabas Espiando!?
- En mi defensa....minos me pago..
El peli morado lo miro con una expresión irritada.
- Cuanto escuchaste?
- Lo suficiente para saber que seiya rompió las reglas y ustedes lo encubrieron.
Milo maldijo para si mismo. Para su desgracia Aiacos era apegado a las reglas, como la mayoría de los demonios de su generación, quienes habían recibido la educación más estricta después del primer incidente.
- Aiacos, no puedes delatarlo...
- A ustedes no, Pero a él si, Por el amor al infierno Milo, rompió una de las reglas más importantes!
Aiacos miro con molestia a su familiar, porque si, eran familia esos dos. ¿Cómo podía estar de acuerdo con esto?
- Hermano, porfavor, no hizo nada malo, y sabes que a él le irá peor que a dohko si se entera el diablo
- Pues el sabía en lo que se metía Milo.
Milo agarro por los hombros a su hermano mayor, casi suplicando con la mirada por que no los delatara.
- Hermano...porfavor..
- Milo, deja de pedirlo, tengo que volver ya.
El menor de los dos se separó, estaba frustrado y se le acababan las ideas para que no los delatara.
- Si yo me enamorara, me delatarias?
- Ah? Milo, que yo sepa tu no-
- Responde la jodida pregunta
Ambos se quedaron viendo en silencio por un momento, el viento nocturno era lo único que se escuchaba en ese sitio.
Aiacos suspiro y miro a otro lado.
- Milo...yo, no creo que lo haría..
- Entonces, no lo hagas ahora con seiya! Es lo mismo!
El mayor de los dos fruncio el seño y volteó la vista. Sabía que si seguía con la discusión Milo recurriría a alguna amenaza.
- agh...esta bien, pero sólo está vez.
Milo sonrió de manera triunfante.
~ Con los Ángeles ~
Un ángel de la guarda se encontraba Parado frente a la gran puerta divina, al otro lado se encontraba la habitación donde recidia dios.
Podia escuchar uno que otro grito. Adentro estaban regañando a dos arcángeles y a un ángel de la muerte.
Aioros estaba preocupado por su hermano menor y sus amigos, sólo podía esperar a que no los castigará de manera severa por haber permitido que dos prisioneros escapara...y no haber atrapado a tres demonios.
Vio la puerta abrirse y cerrarse, dejando ver a los tres regañados, afortunadamente intactos.
- Se encuentran bien?
Pregunto con algo de preocupación, los tres asinteron, su hermano más decaído que los otros dos.
- Yo estoy perfecto...pero a Aioria le encargaron una misión de castigo
Eso preocupó al mayor, quien volteó a ver a su hermanito..
-...cuál..?
- Ir por esos demonios...
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