Visita del enemigo
Despues de todo aquello, la cita de Milo habia sido un exito, por el simple hecho de que el heleno iba con una sonrisa enorme al trabajo, pero habia algo mas, Camus habia descubierto que ese jardinero igual detonaba una sonrisa y eso le provocaba una molestia enorme, las veces en que queria hablar con su novio, estaba pensando en Milo, por la simple accion de que cuando llegaba hablaba con Afrodita, su pequeño niño aun lo queria, pero habia veces que el pequeño adoraba estar mas apegado al jardinero.
Un dia cuando el pequeño descansaba, bueno, dormia, Camus hablo con su novio, no sentia aquella adrenalina con la que sentia anteriormente, penso que habia sido su "hijo" que habia quitado todo aquel interes por hablar con esa persona, pero aun no estaba realmente satisfecho.
Como siempre y desde hace unos dias, bueno, al dia siguiente, Afrodita saludaba a Mystoria, sin contar que cuando veia a Camus saludaba de igual manera. Parecia feliz y el frances no podia o no queria imaginarse aquello.
...
Para esa misma noche, Camus pidio a su jefe una salida, pensaba que saliendo con su novio se olvidaria de todo, puesto Milo lo mantendria atanto de la situacion de ese pequeño bebé.
Habia sido aceptada aquella peticion, mas no habia tomado en cuenta que Milo no le tomaria muy en cuenta cuando se trataba de los mensajes.
Puesto durante la tarde espero con desespero un mensaje, temiendo que su señal no capatara mensajeria o que su movil estuviera defectuoso, sentia los nervios de punta. Surt habia notado aquello, era raro ver a su querido frances en ese estado.
—No temas Camus, tu jefe deseguro debe de estarlo cuidando muy bien —dijo el pelirrojo intentando calmar a Camus.
—Aun asi, ¿Por que no me manda un mensaje? ¿Porque no me da un indicio que Luc esta bien? —pregunto —¡Quiero saber si mi bebé esta bien! —exclamo tomando a Surt de ambos hombros.
—¿Camus que esta pasando contigo? —solo logro preguntar.
Aquello habia sacado a Camus, ¿en que estaba pensando? No debia preocuparse, era un niño, no debia sentir algo por ese pequeño, pero era imposible, la preocupacion era notoria, parecia una madre en busca de su pequeño niño, estaba desesperado.
—No me importa, ire a buscarlo lo tendre en mis brazos como debe de ser ¡Por que yo soy su madre! —exclamo lo ultimo saliendo del departamento.
Aquello habia sido el colmo, Surt miro con cierta sorpresa, aunque debia admitir que era algo adorable, pero debia seguirlo, temia que tuviera un accidente y adios Camus. Los cielos estaban cambiando, bueno desde hace un par de horas las nubes grices eran notorias y una vez que Camus paso la puerta el aire helado en seña de que la lluvia comenzaria dio inicio.
Para ese entonces el frances habia recorrido una serie de cuadras importandole poco si se lograba enfermar.
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Milo por su parte se encontraba en casa, Afrodita sostenia una taza de chocolate caliente seguido de un pequeño biberon para el pequeño, pero este al no mirar la presencia de esa mami, que tanto queria comenzo a hacer un rostro arrugando su frente y comenzo a llorar, en el sentido que hacia preocupar al mayor, Afrodita intento calmarlo, de la misma manera que Milo, pero habia sido imposible.
—¿Que pasa Luc? No llores —dijo el heleno mientras cargaba a su pequeño.
—¿Quieres que traiga algo para el pequeño? —pregunto Afrodita.
—No, descuida, pero necesito preguntar algo a papá, debe de saber el motivo de esto —dijo quien salio de la sala.
No habia subido dos escalones, cuando la puerta se abrio, mostrando a un joven frances empapado.
—¡Mi pequeño Luc! —exclamo.
Rapidamente corrio a abrazarlo, quitandole a Milo aquella bendicion.
Camus reacciono hasta los segundos, en donde sentia como el pequeño se aferraba, mientras se tranquilizaba, miro a Milo y pronto guio su vista hacia Afrodita, quien pronto sus mejillas se ruborizaron a mas no poder.
—¡Perdon! —exclamo. —Me llevare a Luc a su habitacion, ustedes sigan en lo que deben de estar haciendo —dijo quien pronto subio.
Aquello habia dejado mas que sorprendido a ambos, mirando como el frances subia apresurada, su ropa mojada y su cabello igual de mojado. Milo simplemente quedo en silencio mirando como el frances subia con desespero. Afrodita se aproximo al heleno tomo la mano de este y simplemente lo guio hasta la sala.
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En la habitacion, Camus se encontraba tranquilamente, mientras el pequeño estaba sentado en la cama, el frances estaba sentado en el suelo, mientras con sus manos sujetaban las pequeñas manos de su bebé, mientras le contaba cosas sin sentido, pensando que el menor entendiera lo que le dijera.
—Entonces pense mejor en venir, creo que esto es tonto, porque deje a mi novio plantado por ti, pero me sentia tan preocupado, eres mi pequeño bebé —dijo mientras apretaba un poco la manita del pequeño.
—¿Realmente dices eso? —pregunto el heleno quien se encontraba en el marco de la puerta.
Aquello habia asustado al frances, una sonrisa juguetona se mostro en el pequeño, quien parecia disfrutar de la presencia de su padre.
—No, bueno... —dudo.
—Deberías darte una ducha, vienes húmedo debido al clima —dijo el heleno quien se colocó detrás del francés.
—¡Oh! ¡Si! se —se levanto con rapidez. —No me había fijado en eso, estaba más preocupado por Luc —dijo.
—Lo se, ahora ve a ducharte —dijo.
Camus había salido, pero había sido detenido por una mujer.
—Joven Camus, lo esperan en la sala —hablo la mujer.
—¿Quien puede esperarme? —pregunto curioso.
—Un joven Surt —dijo.
Aquello dejó perplejo al francés, iba a bajar, pero Milo lo habia detenido.
—¿A donde crees que vas? —pregunto serio. —Debes cambiarte de ropa. —dijo mientras sostenía al pequeño en brazos.
Aquello hizo que Camus reaccionara, afirmó ante aquello y se dirigió hacia su habitación, la mujer quedó confusa, pronto obtuvo la mirada del heleno.
—Avisa que bajara pronto —ordenó el mayor.
La mujer afirmó y camino hacia la primera planta. Milo quedo en el pasillo, en brazos tenía a su hijo, que simplemente movía sus manitas en seña de diversión.
—Supongo que no lo vi venir —susurro para seguir el camino.
Cuando llegó a la planta baja, Afrodita simplemente se despidió del heleno, aquello debía hablarse entre ellos, su pequeña salida o más bien su momento habia concluido.
—Nos veremos mañana se despidió.
Milo se despidió igual, pronto sintió la mirada del pelirrojo, se giró y mirándolo serio hablo.
—Eres... —intento revelar. Quería que el pelirrojo le confirmara todo tipo de sospecha.
—Soy el novio de Camus —dijo de manera tranquila.
—Entiendo —dijo relajandose.
Milo no podía molestarse, si lo sentía, pero ¿para que lo hacia? Camus era un empleado, aparte estaba confuso por lo que sentía, inclusive no sabía si Camus sentía lo mismo. Termino por sentarse en el sofá, dejando al pequeño andar en el suelo, por toda la alfombra, en cambio Surt seguia de pie.
—Puedes sentarte —hablo Milo sin quitar la vista de su hijo.
—Gracias, pero solo he venido por Camus, pensamos en regresar —dijo el pelirrojo.
—Bueno, supongo que será mejor para que siga disfrutando de su día —dijo calmado.
Aquello era tan normal, estaba actuando de una manera madura, sin embargo, su mente estaba que mataba aquel pelirrojo, por el simple hecho de a ver hecho que el niñero de hijo dejara de poner cierta atenciones al pequeño. Aunque debía admitir que su hijo se salía con la suya.
No paso mucho cuando Camus bajo, estaba vestido con una camisa de a rayas horizontales, una chaqueta de mezclilla y unos jeans negros y zapatos. Su cabello aún suelto y algo mojado debido que el francés lo había secado.
—¡Wow! Te ves lindo Camus —dijo el pelirrojo.
El sonrojo se intensificó en el francés, más pronto fue destruida aquella escena de amor, Milo carraspeo su garganta en seña de que no hicieran nada cursi frente de él.
—Si, gracias –dijo con su típico tono serio el francés.
—Bien, será mejor que se vayan, para que sigan disfrutando —Milo intento sacar a ambos, pero el pequeño se había apegado a la pierna del francés.
—Ma... ma —el pequeño se aferraba a la pierna del francés, mientras repetía aquella pequeña sílaba.
Camus se sentía con aquellas ganas de sostenerlo, pero sentía pena al tener enfrente a su novio, a decir verdad, no se acostumbraba a tener la vista de su novio, cuando abrazaba al pequeño.
Milo había entendido aquello, más no iba a sostener al pequeño, esperaría que el francés lo hiciera, que perdiera aquella vergüenza para que cargara a su pequeño, que ese pelirrojo se diera cuenta de que su amado novio era un niñero excelente y que su hijo lo veía como una madre Real y auténtica.
El pelirrojo parece que pudo a ver detectado las intenciones del griego, no mencionó nada en absoluto, hasta que finalmente un estornudo sonó.
Ambos mayores se giraron hacia el francés.
—Perdón —solo dijo apenado.
Aquello era algo de sorprenderse porque aquel francés no solía enfermarse, a menos el pelirrojo lo sabía. Milo simplemente noto la preocupación del amigo del francés. Terminando por dejarlos descansar en su casa, aunque debía de hacerlo, afuera estaba la lluvia que no parecía cesar. Luc no queria alejarse de su "madre" se aferraba a la ropa del frances, mientras que este intentaba sujetarlo un poco, Milo termino por tomarlo, el pequeño comenzo a llorar.
—Bien, tendre que llevar a Luc a dormir, Camus deberias de decirle a una mucama que prepare la habitacion —dijo el heleno quien comenzo a subir. Aun batallando con su adorado hijo que pataleaba y lloraba a mas no poder.
—Perdona la reaccion del pequeño —hablo el menor.
—Parece que no quiere que nadie se te acerque. —dijo el pelirrojo en un tono de burla.
—Supongo que es eso —dijo el frances con cierto rubor ante aquellos pensamientos. —Espera un poco, ire a buscar a una empleada —el frances se encamino hacia la cocina.
Surt comenzo a mirar el lugar, no mentiria, era elegante, cada parte de aquello era mas que obvio que era costoso, termino por sentarse en el sofa mientras que esperaba a su amante, estaba deseoso por regresar a casa y poder seguir disfrutando de una tranquila cena, mas la lluvia no parecia detenerse en absoluto.
Como habia regresado pudiendo asi seguir a una mujer, la ama de llaves, quien lo guio a una habitacion que estaba preparada para las visitas, muy "normal" en aquella casona. Surt quedo en silencio cuando quedo solo con su novio.
—Vaya, esto es mas lujoso de lo que esperaba —dijo el asgardiano con asombro.
—Si, por eso el señor Milo es millonario —dijo con cierto sarcasmo.
Surt se giro, miro a su novio y pronto tomo sus manos.
—¿Podemos dormir juntos, aunque sea esta noche? —pregunto el pelirrojo con esperanza en una respuesta favorable.
—No se si sea buena idea Surt, estamos en una casa que no es de nosotros —hablo con ciertos nervios.
—Entiendo, entonces podremos desayunar mañana en la mañana y regresar a casa —dijo con una sonrisa tranquila.
—No —obtuvo una mirada confusa del pelirrojo —Recuerda que aqui trabajo, solamente puedo decirte que regresaras por tu propia cuenta —dijo el frances.
Aquello habia hecho sentir un poco mal al pelirrojo, puesto deseaba en absoluto que su amado frances se fuera con el al departamento, que pudieran pasar mas tiempo, mas su estupido trabajo le quitaba todo aquello.
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