Sufrimiento
Camus seguía sufriendo, el maldito dolor jamás se había desvanecido, agradecía que tenía suficiente dinero para poder mantenerse sin trabajo, sabía que ya había perdido el empleo en la empresa, no tenía motivos para ir, pero cada mañana era lo mismo, durante las noches deseaba que todo aquello fuera una mentira, que todo lo que había pasado era un mal sueño que pronto despertará.
Camus estaba muerto, Isaac se veía normal, feliz, aunque preguntaba por el pequeño. Pero siempre obtenía lo mismo, una respuesta que lo dejaba "tranquilo" siempre estaba con su papá Milo. Pero no era cierto. Camus había dejado de comer, no sentía aquellas ganas, estaba cansado, aun así no deseaba en absoluto darle aquellas tristeza a su pequeño Isaac.
Las ojeras se hicieron presente...
Se miró al espejo, le importo poco si aquello era notorio, total no salía del departamento y cuando lo hacía era para ir al supermercado, el pequeño niño deseaba salir, pero siempre escuchaba la misma excusa de su mami.
—Luc, mi pequeño, cómo te extraño —susurro Camus mientras tomaba asiento en la orilla de la cama.
Estaba por llorar, cuando el pequeño Isaac hablo desde la puerta, había sujetado el picaporte para poder abrirlo, habló con suma tranquilidad.
—Mami, hay alguien en la puerta, la están tocando —dijo a duras penas.
Aquello confunde tanto al francés, que terminó por caminar, el pequeño Isaac iba detrás de él con la intención de poder descubrir de quién se trataba, Camus terminó por abrir la puerta, pudiendo así, recibir un fuerte abrazo, la vista del francés se agrandó, ¿quien era esta persona? La voz hizo que lo reconociera y pronto derramó lágrimas, haciendo que abrazara de la misma manera al visitante.
Cuando finalmente la escena había terminado, había dirigido a la sala, Camus le ofreció un poco de café, mientras que en la mesita de la sala había unas cuantas galletas que discretamente, Isaac tomaba sin ser visto.
—Perdona me por haber desaparecido, pero es que no podía soportar que Luc... —dijo con tristeza —No quiero que te quedes aquí, quiero que vengas conmigo, Isaac y tu, quiero que se queden en la mansión, conmigo —dijo quien se arrodillo enfrente del galo.
—Pero... señor Milo —intentó decir, pero fue silenciado.
—No me digas asi, soy Milo, Milo para ti, entiendes —dijo con seriedad.
—El contrato especifica que.... —nuevamente fue interrumpido.
—El contrato no sirve, tu eres mi esposo, te casaste conmigo —dijo mientras le ponía la sortija en el dedo anular.
—¿Que? La boda fue una mentira, recuerde que... —hablo tristeza —Era para proteger al pequeño Luc —dijo-
—Camus, te casaste conmigo, por nuestro hijo y porque realmente me amas —dijo, mirándolo atento.
—Aparte lo que deberías saber es ¿como esta Luc? —pregunto —No confío en esa mujer —prosiguió con cierta molestia.
—Te juro que lucharé por Luc, para que regrese con nosotros —dijo.
—Milo... —susurro.
Podía sentir cómo las manos del griego seguían acariciando las suyas, aquello le hacía sentir extraño, su pecho aún estaba dolido, simplemente comenzó a derramar lágrimas, aquello llamó la atención del pequeño, quien desde su lugar de juego, miro atento a su "mami", Milo hacia lo posible para que el francés no siguiera llorando, pero era imposible, comenzó a sentirse sensible en cada momentos, gruesas lágrimas seguían recorriendo sus mejillas hasta que fue abrazado por el griego.
Siguió llorando.
Esta vez un pequeño gemido le hizo reaccionar, a lo lejos estaba el pequeño llorando, le dolía mirar a su madre en ese estado.
—Mi pequeño Isaac, no llores —dijo el francés quien extendió sus brazos.
El pequeño se levantó y corrió hasta Camus, quien comenzó a seguir sollozando, Milo miro aquello y los abrazo a ambos, sabía que la situación sería complicada, pero debía de explicar mucho.
Y eso estaba claro.
—Vamos, hay que regresar a la mansión, no pienso dejarte aquí —dijo el griego.
—No, no quiero irme, quiero quedarme aquí, puedo estar más tranquilo aquí —dijo el francés.
—Camus... —llamó más pronto se relajó —Entenderé en absoluto, pero me quedaré contigo —dijo.
Camus solamente afirmó, no podía alejarlo, puesto ¿para que lo hacía? Si total, sabría que pronto regresaría. Para esa tarde, Milo se encontraba hablando con Isaac, quien detonaba una sonrisa. En la cocina se encontraba Camus, que a decir verdad, seguía sintiendo un hueco enorme en su pecho, sentía que su pequeño Luc estaba en problemas.
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En el lugar donde se encontraba el pequeño Luc. Shaina estaba más que irritada, caminaba de un lado a otro, aún seguía escuchando al pequeño niño, quejarse desde el interior de aquella habitación, miro con molestia al mayor quien parecía cómodo en el sillón, leyendo con calma un libro grueso.
—No puedo creer que estés tan relajado, sabiendo que ese mocoso no para de llorar —dijo molesta.
—Sabes que me da igual lo que pase con él niño, no tengo la culpa de tus estupideces —hablo secamente.
—Eres peor... no puedo creerlo —dijo Shaina cruzando sus brazos.
—No te pedí que anduviera como prostituta, mucho menos que quedaras embarazada —hablo. —Ya has mencionado de esto a Seiya, digo, tendrá que saber que tienes un hijo —dijo con calma.
—Como detesto que me des órdenes, sabiendo que ni siquiera me has ayudado —dijo la mujer.
—Te mantengo con mi dinero, es obvio que debo de darte ordenes, asi que no seas una ilusa y has tu trabajo —dijo con indiferencia.
Término por quejarse y se fue, el hombre quedó en silencio, sabía que le ganaba aquella chiquilla, aun no tenia el conocimiento suficiente como para atreverse a enfrentarse, puesto ella simplemente veía por su bienestar de una manera descarada.
Aunque su semblante relajado cambio, cuando recordó lo que habia mencionado a Mystoria, aquello no pensó en decirlo, pero que poco le faltaba, sabía que pronto Ecarlate se iría, puesto no tenía pensado quedarse y decirle aquello, simplemente había regresado para pasar unos momentos con ese hombre.
—Supongo que por esto yo tambien morire de alguna manera —susurró con cierto toque de nostalgia.
Se adentro a su habitación, descansando un poco, le importaba poco lo que pasará con su nieta.
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Shaina seguía escuchando al pequeño, el niño había escuchado el portazo que había hecho, cosa que lo había asustado.
—¡Callate niño tonto! —replicó enojada.
—¡Waaa! ¡Mami! —decía entre balbuceos.
—¡Arg! Maldito Milo, lo consentistes demasiado a este mocoso —susurro.
El pequeño no guardaba silencio, su cabeza le dolía de tanto escuchar al pequeño.
—¡¿Que demonios quieres?! ¿Dinero? ¿Juguetes? —preguntó con cierto desespero.
Shaina terminó por arrojarles unas cuantas cosas, el pequeño niño pareció tranquilizarse, aunque eso no le servirá por mucho tiempo.
Shaina simplemente tomo un medicamento, miró al pequeño niño entretenido con aquel florero, miro como los ojos del pequeño estaban dilatados debido a su llanto, simplemente miro con fastidio, prontamente tuvo la mirada del pequeño, parecía no querer llorar aunque su rostro se notaba de aquella manera. Simplemente y a duras penas balbuceo.
—Am, am —dijo mientras seguía mirando a Shaina.
La mujer simplemente termino por suspirar y salió de la habitación, dejando en claro que regresaría, aunque el pequeño niño siguió ahí sentado hasta que se acostó, estaba cansado, había sentido todo ese dia el suelo, a pesar de estar sobre un tapete, ahi dormia a decir verdad, puesto Shaina no deseaba que el pequeño tocará cama en absoluto.
Cuando regresó le dejó el biberón en una mesita que a duras penas pudo alcanzar, para que nuevamente aquella mujer saliera dejando al pequeño solo, estaba por volver a llorar, puesto si extrañaba a sus papis, pero no habían llegado con el llamar de su llanto, no entendía, no comprendía qué estaba pasando, tomo a duras penas aquel biberón, le brindó un sorbo le sabía horrible, no había comido nada, ni la papilla de manzana que su mami Camus le preparaba en las mañanas, nada.
Comenzó a tomarlo y se acostó boca abajo, mientras seguía bebiendo aquella especie de leche.
A pocas horas después la puerta se abrió, entró el mayor, miro con cierto reproche, se aproximó con silencio y como pudo levantó al pequeño cargando en brazos, el pequeño abrió sus ojos de golpe, pensando que era su padre, pero la cabellera blanquecina le hizo dudar.
Se quiso separar, no quería estar aferrado a un desconocido y nuevamente quería llorar, gritar por sus padres. Pero aquello fue todo lo contrario, cuando el hombre lo dejó en la cama.
—Tranquilo, no pienso hacerte nada malo, simplemente he venido a ver tu estado —dijo el mencionado hombre.
El pequeño miro atento al mayor, era realmente un desconocido, estaba acostado mirando atento lo que hacía el mayor, cambio su ropa, su pañal, y finalmente le dio una ducha, se sentía algo cómodo con la ropa que tenia, y el biberón, ni se diga, diferente a lo que había probado con aquella mujer.
El pequeño fue recostado en el centro de la cama, era como si hubiera visto a su abuelito, para pronto escuchar la voz del mayor.
—Soy Odysseus de Ophiuchus, yo soy tu bisabuelo, quiero decirte que disculpes a mi nieta, mi nieta es una imbécil, jamas tuvo esa paciencia para los niños, créeme es una... —silencio, ya que lo que tenia pensado era una mala palabra —Solamente es una bruja mala, me hubiera gustado que te quedaras con tu padre, no tiene caso que te quedes con nosotros para que sufras —dijo el mayor.
El pequeño seguía atento a las palabras del mayor, mientras seguía pegado al biberón que le había traído el mayor.
Asi paso durante un buen rato conversando con el pequeño, sabía que el niño no le entendería, pero eso no le importaba, había sacado un poco de su interior, todo aquello que lo apresaba, finalmente cuando terminó, fue cuando miró al pequeño que estaba dormido.
—Niño, espero y Shaina recapacite, porque lo que ha hecho es una burla para mi propia familia —dijo en susurro.
Finalmente salió de la habitación, dejando al pequeño dormir, abrió la puerta encontrándose con Shaina que acaba de llegar.
—¿Que hacias en mi habitación? —pregunto.
—Solamente le di de comer y di un baño al pequeño —respondió con seriedad.
—¡¿Porque hicistes eso?! —pregunto alterada —El mocoso se lo merecía por haber llorado todo el maldito dia —hablo.
—No me interesa, pero ese niño se merece un poco de paciencia y eso no lo conoces tú —hablo indiferente.
—En vez que me defiendas a mi, defiendes a un mocoso que me arruino —dijo con molestia —¿Qué clase de abuelo eres? —preguntó irritada.
—Uno que sabe valorar lo que tú desprecias —dijo en respuestas.
Aquello había sido todo, Shaina miro con molestia, no era justo para ella, todo le salía mal, terminó por caminar a la habitación, abrió de un golpe, se dirigió hacia el pequeño, y con suma brusquedad lo levantó, el pequeño asustado por aquello simplemente lloro, haciendo que Odysseus entrara a la habitación con preocupación, fue ahí donde miro como el pequeño se encontraba sujetado con ambas manos, mientras su cuerpo parecía una especie de muñeco.
—Shaina, ¿estas loca o que? —pregunto molesto —¿Piensas herir a un niño de esta manera? —pregunto.
—Este mocoso me sacara de mi pobreza y me alejara de ti, no pienso dañarlo, pero tampoco pienso hacerle la vida llena de felicidad, así que ni se te ocurra meterte anciano —amenazó.
Aquello había sido todo. Su nieta era una completa loca.
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Hola
He regresado dejando este nuevo capitulo, debo de admitir que es algo complicado, creo, bueno hemos entrado en el sufrimiento de los dos protagonistas y del pequeño, si, pobre pequeño.
Por lo menos Odysseus no es malo.
En fin, se los he dejado para que disfruten de la historia, que por cierto, ya me siento mejor. Muy pronto mas bien mas adelante, les traere mas capitulos.
Muuuuchas gracias por leer.
Saben que los quiero muuuuuucho ~<3
Nos vemos a la proxima.
—AntaresLaks
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