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Primer dia de Escuela

La noche había terminado, una semana había pasado desde su encuentro y esta vez parecía más cómodo, ambos habían dormido bien, Milo se levantó primero llamando a su esposo.

—Camus es tiempo de levantarse —dijo Milo quien besaba la mejilla del francés.

—Si... —susurro somnoliento —Ya voy —pronunció a duras penas.

—¿Recuerdas que hoy entran a la escuela? —preguntó el griego sonriendo.

—¡Si! —exclamó tomando asiento en la cama olvidándose de su sueño. —Mis niños deben alistarse —hablo.

Milo río un poco ante la situación. Camus había ido al baño, se alistó un poco, sabía que era el primer día de escuela para los pequeños, era muy temprano a decir verdad.

Se alistó poniéndose algo cómodo pero formal, Milo simplemente se vistió listo para irse a la oficina, quedo calmado, cuando miro al francés sosteniendo el pequeño uniforme de sus niños.

—¿De que te ríes Milo Antares? —pregunto Camus fingiendo molestia ante la burla.

—De nada amor, solo que esto es tierno, ver como te has puesto muy... maternal —dijo —Y adoro eso de ti —se aproximó y besó la frente del francés —Calma todo estará bien, ya lo veras, aunque no creo que sea buena idea que los niños están en una escuela, ellos podían... —interrumpido.

—Nada de peros Milo, los niños tienen que conocer a gente nueva —dijo el francés quien cubrió la boca de su esposo —Puede ser un buen ambiente y necesito que ellos no sean tan distraídos y aprendan mucho —hablo quien se encaminó hacia la salida.

—Supongo, aunque no quiero saber que te has equivocado amor —hablo el heleno quien seguía al francés por el pasillo.

—Si —se detuvo —Iré a levantar a Isaac, verifica si Luc a despertado, sabes que ha estado despertando temprano desde que comenzaron a dormir separados Isaac y él —dijo Camus se adentraba a la habitación de Isaac.

—Si amor —afirmó y camino hacia la siguiente habitación.

Camus se encamino hasta que tomó asiento a lado de su hijo que seguía dormido, Camus movió un poco al pequeño, haciendo que el niño se moviera haciendo que se quejara, mientras le daba la espalda a su madre.

—Cariño, debes levantarte, acaso no quieres ir a la escuela a conocer a más amigos —dijo el francés con una sonrisa.

—Mami, quiero dormir —se quejo entre sueños.

—Yo no quiero mami —se quejo

Camus terminó por negarse, camino hasta quedar en silencio y se dedicó a levantar con cierta tranquilidad, con sumo cuidado intento poner el uniforme al pequeño, cosa que a duras penas lo hacía, cuando finalmente pudo colocar la ropa nuevamente intentó levantarlo.

—Cariño, debes de levantarte para que comas un rico cereal de chocolates —dijo el francés.

El niño comenzó a despertarse, se aferró al cuerpo de su mami, queriendo así no separarse.

—Mami, quiero dormir mas, pero quiero cereal —dijo entre el sueño.

Camus sonrió, era normal que su pequeño pidiera eso, más aquello había sido algo tan repentino, puesto una pregunta de parte de su niño lo había dejado pensando.

—Mami, quiero ver a papá —pidió.

—Bueno, papá se encuentra con Luc —separó al chico quien ya tenía sus ojos abiertos.

—¿En serio? —pregunto.

—Sí —respondió —Aunque no se si Luc lo estará atacando —pensó el francés.

Isaac tomó asiento en la cama se talló sus ojos, dio un bostezo y se dedicó a bajar de la cama, usaba unos zapatos negros que Camus había puesto durante dormida el peliverde. Camino mientras agarra la mano de su mami, pero al abrir la puerta se miró como su papá se encontraba siendo amenazado por su hermano.

—Amor, calma al pequeño —dijo en súplica.

Luc se encontraba en la cabeza de su padre, jalaba su cabello, mientras gritaba y lloraba, mientras decía que no. Cosa que Camus en cierta parte estaba confuso, puesto no sabía lo que había pasado.

—¿Qué le dijiste? —preguntó el francés quien tomó al pequeño, pero este se estaba aferrando a la larga melena del griego, obligándolo a no quererse separar.

–Le dije que si no se despertaba me iría —hablo —Pero jamás me di cuenta que ya estaba despierto —hablo mientras finalmente se separaba.

—¡Papá Malo! —lloro el pequeño.

—Calma cariño, tu papá no te dejará solo, es solo una broma —dijo el francés mientras lo abrazaba.

—Al contrario, tú nos dejarás a nosotros —dijo Milo, pero Camus miró de una manera molesta.

—¡No! ¡Yo no dejar a mami! —exclamó el pequeño mirando a su papá.

—Lo se —dijo Milo sonriendo.

Aquello era una especie de burla, Isaak simplemente pidió los brazos de su padre y decidieron bajar a desayunar, el pequeño Luc iría a una guardería, mientras que Isaac sería sus primeros años en un preescolar.

—¡Ya quiero ir a la escuela mami! Quiero tener muchos amigos —dijo con emoción.

—Entonces debes comer muy bien, sin andar apresurado cariño —dijo con calma.

Isaak comía su cereal, Milo le daba de comer a su pequeño niño quien en algunas veces jugaba con la comida, Camus por su parte se encontraba cortando un poco de fruta picada para el joven Isaac. Una vez que termino de picar aquello terminó por darle de comer al pequeño, Milo se había puesto de pie, listo para irse al trabajo.

—Debo de irme —dijo el heleno quien besó la mejilla de ambos pequeños y se acercó a su esposo quien lo tomó de la mejilla y le brindó un cálido beso —Si necesitas que te lleven me llamas —dijo el heleno.

—Está bien, aunque pediré ayuda del abuelo —dijo el francés calma.

—Me hubiera gustado que me llamaras, sería perfecto estar más tiempo con ustedes —dijo con una sonrisa. Mientras besaba al francés en la mejilla varias veces.

—Milo se te hará tarde —dijo.

Los pequeños niños veían a sus padres, ambos estaban confusos aunque finalizó ya que el francés había empujado un poco a su esposo para que se dirigiera a su trabajo.

Faltaba media hora para la escuela, Isaac había subido a un auto seguido de Luc quien a duras penas pudo subir, Camus se colocó a lado de sus niños mientras el chofer los llevaba, no le gustaba la idea de que un chofer lo llevara a todos lados, simplemente terminó por aceptar lo que estaba por pasar, tenía que enseñar a conducir.

Una vez que bajaron que llegaron a su destino, Camus dejó al pequeño en el auto, mientras que Camus se disponía a dejar a su pequeño niño en la entrada se encontraba una profesora quien cordialmente lo saludo, la profesora se agacho hasta la altura del pequeño, quien rápidamente se había ocultado detrás de las piernas de su mami.

—Hola pequeño, ¿cual es tu nombre? —preguntó la profesora.

—... Mami —llamó el peliverde quien alzó su vista.

—Vamos, dile tu nombre —dijo el francés con suma calma.

Isaak quedó en silencio, miró nuevamente a la mujer y salió de su escondite, quien terminó por presentarse mientras se aferraba.

—Soy Isaac —dijo con cierto toque de miedo.

—Muy bien Isaak, bienvenido al pre escolar —dijo la mujer quien dirigió su mano hacia el pequeño.

Isaak quedó confuso, aunque pronto Camus terminó por darle un pequeño empujón haciendo que el pequeño se queda aterrado, negándose a entrar en aquel lugar.

—¡No mami! ¡No quiero entrar! —exclamó —No me dejes solo —dijo mientras aferraba sus manos a los pantalones de su mami.

—Vamos Isaak, me dijiste que estabas feliz por entrar a la escuela —dijo el francés haciendo que el pequeño quedará un poco aferrado.

—¡No! —exclamó alejándose de su mami, quien corría hacia el auto.

—Isaak, vamos acaso no le quieres demostrar a tu hermanito que eres valiente —dijo el francés.

—Yo... —dijo con cierta duda —Esta bien, lo haré por mi hermanito Lucy —dijo con una sonrisa de valentía.

—Muy bien —sonrió.

Isaak camino a lado de su mami, una vez que estuvo en la puerta miro con calma hacia el interior, podía mirar a los niños correr de un lado a otro, la mujer que se encontraba en la puerta miraba con una sonrisa, poco a poco comenzó a caminar hacia el interior, pudiendo así mirar con emoción lo que había en el interior de aquel lugar, sonrió ante aquello y corrió a entretenerse.

—Descuide señor Antares, le prometemos que estará bien cuidado —afirmó la mujer con una sonrisa y confianza.

—Entiendo, cualquier suceso puede avisarme —dijo el francés.

Luc miró a su mami subir a su lado, le era extraño ahora, ¿en donde estaba su hermano Isaac? miró a su mami quien pronto preguntó por él, queriendo saber en donde lo había dejado. Estaba sobre aquellas sillas de bebé que usaron para el auto.

—Mami, ¿Isaak? —pregunto confuso.

—Descuida, el esta en escuela, se está divirtiendo mucho —dijo sonriendo.

—Joven, ahora ¿a dónde nos dirigimos? —preguntó el chofer quien lo veía por el espejo retrovisor.

—Hacia la guardería que se encuentra a dos cuadras más, por favor —ordenó con calma, el joven chofer afirmó y se dispuso a proseguir con aquello.

—¿Que es? —preguntó el niño confuso.

No le estaba gustando la idea de "Guardería" en parte, porque no sabía que era, su mami, no le había dicho nada, simplemente lo había subido sin saber que seria, pronto escucho la voz del chofer indicando que habían llegado, era un lugar colorido, tenía unos dibujos de personajes de caricaturas, se vio emocionado, pronto su mami le quitó el cinturón de seguridad y se dedicó a sacarlo, el pequeño camino un poco, aunque se detuvo, miro a una mujer ahí en la entrada. De la misma manera que Isaak Luc miro hacia enfrente, sus ojos comenzaron a cristalizarse cuando la mujer pidió los brazos del pequeño, prontamente pidió los brazos de su mami, quien fue sostenido, se abrazó al cuello sin soltarse, sentía como en sus costillas era tomado por la mujer y eso no le gustaba.

Su mamá hacía eso otra vez, lo dejaría con una persona que no conocía, no quería alejarse, tenía miedo de que lo dejaran ahí para siempre, se aferró aún más, hasta que sintió como era separado de su mami, sostuvo su cabello jalando la larga melena lacia de su mami, haciendo que Camus demostrara una mueca de dolor, cosa que el pequeño tomó por otro, una mueca de odio hacia su presencia.

—¡MAMI! —grito mientras alzaban sus manos hacia enfrente, con la intención de tomar a su mami que estaba enfrente —¡NOO! ¡NO DEJAR! —reclamaba entre llanto.

—No mi pequeño no te dejaré, solamente que estarás aquí por unas horas —habló Camus queriendo tranquilizar a su niño.

—Pequeño Luc, ahí adentro hay juguetes y más niños que quieren jugar contigo —hablo con calma la mujer. Luc siguió llorando, aquello lo había escuchado —Acaso no quieres jugar con los demás niños —dijo.

El pequeño miró a la mujer que se encontraba enfrente, miró hacia su mami, confuso por lo que le estaba dictando la mujer, pronto al fondo miró aquellos pequeños niños, jugando con carritos, otros tenían aviones o cosa por el estilo.

—Ves, ellos no lloran pequeño Luc, has un intento —pidió Camus.

El pequeño miró, una vez más a su mami y terminó por quedar enfrente de su mami, aún sentía miedo, miedo por aquel lugar, temiendo que su mami no fuera por él. Aún así camino con timidez, pasando de lado de la mujer, Camus miró aquello, sintió una punzada en su pecho, puesto no era la única vez en que sus dos pequeños niños eran valientes, Luc se giró mirando a su mami, sus ojitos acuosos lo miró, alzó su manita u se despidió de su mami, tenía miedo, eso estaba claro.

[...]

Isaak se encontraba en la escuela, disfrutaba de aquel lugar lleno de niños, solo que había tenido una mala experiencia y es que nadie le hablaba, estaba solito en la hora de recreo, comiendo su sándwich y su jugo que su mami había hecho para él, todos los niños disfrutaban de ese momento y él estaba ahí, sentadito.

Hasta que encontró a un niño, el pequeño estaba solo, en una esquina al doblar el pasillo, en donde se encontraba Isaak podía ser muy visible.

Quedó pensativo y sonrió. Guardó su sándwich y jugo y caminó hasta el niño, el pequeño niño tenía una melena rosada, sus enormes ojos eran azules y sin contar su piel era morena claro. Isaac tomó asiento a lado del pequeño el niño miró confuso y pronto la voz del pequeño resonó.

—Hola, yo soy Isaak ¿Como te llamas tu? —pregunto.

—Soy Eo —respondió tímido.

—¿que haces solo? Todos los niños tiene compañeros, yo también tengo pero está jugando —dijo el peliverde.

—Yo no tengo amigos —respondió bajando su vista.

Isaak miró al niño, pasó su bracitos por los hombros de este y hablo.

—Tu ya eres mi amigo.

Aquello había tomado por sorpresa a Eo y una pequeña sonrisa seguido de lágrimas hicieron su aparición, haciendo que Isaak temiera por el estado del niño.

[...]

Luc se encontraba caminando, miraba todo a su alrededor, sentía miedo estar en aquel lugar, temía que no fuera recogido, pero veía a todos esos niños disfrutar de su convivencia, de cómo se veían felices, de todo.

Tomó asiento sobre aquella acolchada alfombra, de su mochila había sacado un muñeco de felpa, su papi había echado ese peluche con la intención de abrazarlo cuando se sintiera solo, pero aquello no fue todo, puesto entre esos niños salió uno, un niño de cabellos verdes y ojos esmeraldas, se aproximó tomando asiento a lado de Luc, estiró su manita para sujetar el osito, pero Luc se lo impidió, había alejado aquel muñeco con la intención de no prestarlo.

—No mío —respondió inflando sus mejillas.

—Yo tengo otro, pero quiero abrazar el tuyo —pidió el niño.

—No —bufo.

—Le diré a la profesora —se quejó.

—Dile, es mío y de nadie más —dijo aferrándose al peluche.

No pasó mucho cuando en niño volvió, esta vez en sus manos llevaba otro peluche de felpa. Luc miró al niño, para pronto escucharlo.

—Cambiar... —dijo.

—No —bufo.

—Compartir mi osito y tu me prestas el tuyo —intento decir.

Luc miró su osito, pronto miro el de el, estaba sucio comprado con el suyo, pero se veía realmente cuidado, estaba todo completo, bien cocido, todo.

Término por ver al niño tomar asiento y se lo pasó, ambos jugaron por un rato, pasando así el momento más feliz de sus pequeñas vidas.

[...]

Para esa tarde Milo había llegado, estaba cansado, había agarrado su cabello y al llevar había soltado, quería descansar, tomó asiento en el sofá, no pasó ni un minutos cuando los niños entraron corriendo, ambos niños habían traído trabajos de sus escuelas, uno le enseñaba una plana de vocales con una nota de 10 y el pequeño Luc, le mostraba un dibujo mal coloreado debido a rayas que salían de la línea.

—¡Mira papi!¡Mira papi¡ —ambos niños alzaron su flequillo demostrando una pegatina de una estrellita dorada.

Milo simplemente sonrió, miro atento los trabajos y felicitó a sus niños, en la entrada de la sala, se miró a Camus con una sonrisa, haciendo que el heleno se relajará y estirara su mano, con la intención de que descansara junto con ellos. Todo lo que resto de tarde y noche, los niños le contaron todo, cada detalles y su enorme valentía, aunque su mami Camus termina por revelar la verdad.

....

Fin.




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Hola.

Perdonen la tardanza. 

Hoy les traigo un extra, es algo que podria pasar a futuro con los pequeños. Realmente no pense que se me hiciera tan tarde para la publicacion, pero debido que mi movil se le ha roto la pantalla y ando buscando pantallas nueva, no corregi adecuadamente hasta que uso mi portatil, que vendria siendo hasta la noche, lo mas seguro es de que entre semana se actualicen las demas historias. A menos las que tienen seguimientos. 

Muchas gracias por leer. 

Saben que los quierro muuuucho  ~<3

Hasta la proxima. 


—AntaresLaks

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