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No tuvistes confianza

Ecarlate se encontraba confuso, sentía una extraña sensación, la había sentido desde hace un tiempo, pero debido a los sucesos había pensando que eran por la situación en la que estaba pasando la familia, estaba en su habitación.|

A la puerta llamaron, confuso por aquello, era tarde, todos descansaban, la ausencia de Milo, Camus y el pequeño Isaac hacían que la casona fuera algo solitaria.

—¿Adelante? —pregunto quien no quitaba la vista de la puerta.

La puerta se abrió, Mystoria había ingresado, se miraba un tanto serio, demasiado para su persona, caminó hasta quedar de frente, Ecarlate quedó confuso, se había puesto de pie, pero escuchar la orden del cubo le hizo sentir un escalofríos.

—No es necesario, quiero que tomes asientos —hablo.

—Pero ¿qué pasa? —pregunto.

—He dicho que tomes asiento —volvió a hablar, ignorando la pregunta.

La orden llegó, Ecarlate obedeció, sintiéndose poco ante el mencionado cubo.

—¿Porque no me dijiste? ¿No tuviste confianza para decirme? —pregunto.

Esas preguntas se escucharon con firmeza, a pesar de que en su interior se derrumbaba.

—¿Decirte que? —pregunto confuso.

—No te hagas el idiota conmigo Ecarlate —respondió —Crees que nunca me enteraría de que... —intentó ponerse firme —... de que estabas enfermo —soltó.

Unas lágrimas silenciosas recorrieron sus mejillas, haciendo que Ecarlate mirará con asombro.

—¿Quien te dijo eso? —pregunto.

—Eso es cierto... —respondió.

Ecarlate iba a volver a responder, pero fue silenciado, nuevamente la palabra "¡¿Verdad?!" lo sacó de su trance, no sabia que responder, aquello era... algo de improvisto, terminó por notar como el rostro de Mystoria cambiaba y pronto parecía derrumbarse, parecía que caería al suelo, Ecarlate simplemente se levantó lo sostuvo y lo llevó a la cama en donde terminó por sentarse, Mystoria cubría su rostro, sollozos eran escuchados, mientras se quejaba por lo que estaba sucediendo.

—Mystoria... Realmente no se como te enteraste, pero nada de eso es cierto —mintió.

—No digas tonterías, como quieres que no sea cierto, ahora lo entiendo todo.... —dijo con cierto dolor.

—Mystoria.... —lo llamo.

—¿Qué es lo que tienes Ecarlate? —pregunto.

Ecarlate miro la seriedad de su amigo, terminó por dar un suspiro y comenzó a decir lo que el cubo quería escuchar.

—Estoy enfermo de la sangre, estoy en una faceta terminal Mystoria, me temo que ya no será como antes —dijo con calma.

Los ojos de Mystoria se cristalizaron aún más, no podía creer, su amigo, aquella persona que estuvo con el, que había desaparecido y ahora que regresaba, se iba de nuevo... El mundo era tan cruel en estos tiempos.

—¿Porque nunca me dijiste de esto? —pregunto.

—Estabas pasando una pérdida, no quería llenarse con más dolor, así que decidí irme, le mencione otras cosas a Cardinale para que tu no me buscaras —habló con calma.

—Pero éramos amigos, ¡Somos amigos! —exclamó tomando de los hombros a Ecarlate.

—Si, lo somos, pero ya te dije mis motivos, no quería llenarte de problemas, por mis problemas —dijo con calma.

—¿Llenarme de problemas? —pregunto —En estos momentos la familia que teníamos se a caído, todo por una maldita malnacida, se llevo a mi nieto y ahora la maldita vida me quita a la persona que tanto amo —dijo con molestia mientras sus ojos seguían derramando lágrimas —La felicidad que tanto quería, jamás... Existe —susurro aquella última palabra.

Mystoria se levantó, giró en círculos por la sala mientras seguía quejándose y derramaba lágrimas.

—Eres una persona tan bruta Ecarlate, debiste haberme dicho, pudimos encontrar una solución juntos —dijo.

—Si, lo se, pero eso quedó atrás, ahora lo importante ¿es quien te lo dijo? —pregunto.

—Fue Odysseus, recuerdo que él era tu médico personal, también recuerdo que Cardinale, menciono que te habías ido con él, porque ambos, bueno, ustedes dos eran amantes —dijo con ciertos celos.

—Si, fue lo que le dije a Cardinale, sabía que estaría más seguro si no te enterabas, realmente mi estado empeoró, yo ya no sirvo para seguir con vida Mystoria, pero agradezco que realmente me hayas aceptado, después de haber desaparecido —dijo detonando una pequeña sonrisa.

Mystoria quedó en silencio, miró al pelirrojo que seguía sentado en la cama, una sonrisa sincera se había presentado, ahora entendía todo, aquello le había provocado un dolor tremendo, era como una despedida a decir verdad.

—Mañana me voy Mystoria, no pensaba decirte nada, pero ahora que sabes de mi enfermedad, no tiene caso que lo oculte —dijo.

—Me volverás a dejar y esta vez será eterno —dijo con molestia —No puedes hacerlo, sabes que no quiero que te vayas mucho menos en ese estado —dijo mientras estaba de pie.

Ecarlate sintió aquello, no le quedó de otra que caminar hasta el mencionado cubo, lo abrazo, pudiendo escuchar cómo le suplicaba a dios que no muriera, como sus sollozos eran los más notables en la habitación, sabía que ese día llegara, jamás había deseado que el cubo se enterara, mucho menos de esa manera, simplemente se dedicó a quedar en silencio, abrazando con fuerza aquel cubo.

—Mystoria, quiero pedirte un favor —dijo quien separó un poco del peli celeste.

—Dime —dijo entre lágrimas.

—Quiero que sigas sonriendo, inclusive en mi partida —dijo con calma.

Ecarlate alzó el mentón del cubo, pudiendo notar aquel rostro que a decir verdad tenia unas cuantas arrugas, limpio con su dedo pulgar las lágrimas que brotaban inconscientemente.

—Quiero que seas realmente feliz, eres y seras mi pequeño mundo, mi corazón está alegre porque te he vuelto a ver, hemos tenido momentos tan bellos —dijo con calma.

—Ecarlate... —dijo con dolor y comenzó a llorar.

—No, no llores, mi pequeño, no es momento de llorar —dijo.

Terminaron por seguir abrazados, hasta que finalmente ambos se recostaron en la cama, siguiendo escuchando cientos de historias, haciendo que Mystoria lograra sacar unas risas con cierta nostalgia.

....

La mañana siguiente, Milo había llegado, junto con él, venía Camus e Isaac quien rápidamente corrió al interior mientras gritaba el nombre de su pequeño hermanito, pero al no tener respuesta quedo con cierta tristeza hasta que regresó con su madre, quien recibió que un "aún no estaba en casa".

Milo quedó en silencio, cuando en la sala se encontraba Mystoria sentando, su vista hacia abajo, el pequeño se aproximo y tomó la mano de su abuelito, el cubo mayor había limpiado sus lágrimas con rapidez, con la mano suelta, para pronto encontrar a la pareja quien acaba de llegar.

—Me da gusto que hayan regresado —dijo con calma.

—A mi también me da gusto regresar, pero ¿Que tienes? —preguntó el heleno.

—Nada, se me metió una basura en el ojo, bien mi pequeño niño vamos por un poco de pastel —dijo Mystoria queriendo salir de aquella situación.

—¿Donde se encuentra el señor Ecarlate? —preguntó Milo.

Aquello hizo que una especie de nudo se le formará en la garganta al cubo mayor. No podía responder, sentía como algo no andaba bien.

—¿Y bien? —pregunto.

—Se fue —logró articular.

Mystoria había salido de la sala, dejando a sola la pareja quien tomaron asiento, Camus dio un suspiro nostálgico a recordar cada momento, Milo lo había notado y lo tomó de la mano, sintió la mirada del francés, se la había regresado mientras se recargaba en el hombro del griego, pensando en miles de manera de como conseguir a su pequeño niño.

Una mucama había ingresado, a decir verdad, la mujer quedó a lado de la pareja, Milo quedó confuso ante la presencia.

—Joven Milo, alguien lo está buscando, se hace llamar Ophiuchus —habló con calma la mujer.

Milo se puso de pie, quedo algo sorprendido aunque su semblante cambió rotundamente.

—Llévelo al despacho, ahorita me encontraré con él —dijo el heleno.

La mujer afirmó, estaba confuso por la repentina visita del mencionado hombre, Camus se puso de pie, con la misma intención de poder saber los motivos por la cual aquel hombre había llegado a la mansión.

Una vez en el despacho, el hombre se encontraba ahí, su larga melena albina le hacían lucir como un hombre ya anciano, puesto su edad era mucho mayor al del pelirrojo, la pareja se colocó enfrente de él, dejándolo con sorpresa como en sus brazos se encontraba aquel pequeño niño.

—No puedo seguir viendo como mi nieta es capaz de herir a este pequeño —dijo con calma —He sabido que Shaina está un poco mal de la cabeza, por esos motivos deseo que ustedes cuiden del pequeño —dijo el albino.

—¿Qué es lo que buscas a cambio? —preguntó Milo dudando de aquello.

Camus le importo poco, sujeto al pequeño nene, quien seguía dormido.

—No le hicieron algo a mi bebé ¿Verdad? —pregunto Camus buscando una posible herida.

—Crees que le haría algo, soy un médico, salvó vidas, no las empeoro, Shaina realmente quería matarlo, no le daba de comer y hace unos momentos quería matarlo —dijo Odysseus con una seriedad.

—¿Como se atreve esa mujer? —pregunto Camus con molestia.

—Descuida, ella fue encerrada, crean me, comenzó a decir que ese niño simplemente era el mismo demonio, quien había regresado a hacerle la vida imposible —dijo Odysseus con cierto toque de tranquilidad. —Por si tienen dudas, dejare estos documentos a sus manos en donde dicta que Shaina Ophiuchus, es una completa loca mental —dijo el albino con seriedad.

Milo recibió los documentos y comenzó a leer. Cada detalle era el correcto, aunque ¿realmente era cierto todo? Puesto aquel hombre era el abuelo de la mujer aquella, nuevamente habló el doctor.

—Solo denme la oportunidad de seguir viéndolo, aunque sea por medio de vía vídeos —dijo con calma.

—¿Que? —preguntó con sorpresa el heleno.

—Sí, me parece una forma de pago —respondió Camus con calma.

Odysseus se acercó a Camus, tocó la mejilla del pequeño y simplemente le regaló una mirada al heleno, con aquello dejaba la familia quien siguiera con la vida, normal y feliz.

Cuando Odysseus se había ido, Milo miro hacia Camus, quien este lo miro, intentando entender lo que realmente había pasado.

—Creo que Shaina si era una completa loca —dijo Milo con sorpresa.

—Si, eso fue completamente raro —dijo Camus quien pronto retomo la vista hacia el pequeño.

—Bueno, llevaré estos documentos para tener cien por ciento a nuestro pequeño —dijo Milo quien se acercó a Camus.

—Si, finalmente seremos una familia —dijo con una sonrisa.

—Si, la seremos —dijo sonriendo quien pronto beso los labios del francés.

Milo terminó por salir, cuando dejó la mansión, Camus salió hacia la sala, en donde Mystoria se llevó una enorme sorpresa y más cuando Odysseus le había explicado, a menos lo que el doctor le había dicho a la pareja.

[...]

Para esa misma tarde, el pequeño no se había separado de su mami, había recibido cientos de cariño de ambos, sin contar que el pequeño Isaac le daba amor, a decir verdad el pequeño no sonreía mucho, cosa que los padres sintieron un poco de temor, no tenía aquella confianza, puesto aquella mujer se la había quitado.

Ahora cada vez que lloraba miraba sus padres entrar a la habitación, en algunas veces el pequeño dormía con ellos, si, de hace poco ambos habían decidido dormir juntos, después de que Camus se enteró de que aquel matrimonio era cierto, más real en pocas palabras. Habían acordado dormir juntos, como todo una pareja.

Poco a poco el pequeño tuvo esa confianza, sin contar que había ido con un psicólogo que a corta edad no podría entender, pero a decir verdad, ambos mayores habían recibido un poco de consejos de aquel doctor llevando a cabo en la vida diaria y haciendo que el pequeño tuviera más confianza en los mayores.

Isaac solía jugar con él, el pequeño niño no parecía molestarle al contrario estaba cada vez más tranquilo, mejor que nunca, todo era perfecto.

—Mami, ¿ma ama? —pregunto.

—Si mi vida, eres lo mejor que me ha pasado —respondió Camus con un fuerte abrazo.

Todas las mañanas, cuando el pequeño se despertaba recibe esa pregunta, siempre respondía de diferentes manera pero siempre decía que lo amaba, que era su razón de ser, el pequeño se alegraba demasiado y abrazaba a su mami, durante las noches cuando veía a su padre, siempre le dedicaba una sonrisa y preguntaba a Milo y de la misma manera recibia una respuesta que lo hacía muy feliz.

Finalmente había quedado todo normal, todo había salido bien.

Ahora Milo necesitaba recuperar la empresa y de paso dar un obsequio a la familia, a menos darle un digno regalo a su esposo, que a pesar de todo aquellos malos momentos que le hizo pasar, seguía sintiendo aquel amor que había nacido de una manera tan extraña. 


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Hola.

Regrese con este nuevo capitulo, vengo a decirle que este capitulo posee algo doloroso y felicidad. No quise describir lo que Odysseus menciona, puesto eso quiero dejarlo para una especie de extras. Puesto el ultimo capitulo ya esta por terminado, por el momento solamente puedo dejarle este nuevo capitulo. 

Si ustedes quieren saber mas, solamente tendran que esperar, puesto esto esta poniendo cada vez mas intenso. 

Por el momento eso es todo. 

Muchas gracias por leer. 

Saben que los quiero muuucho ~<3 

Hasta la proxima.

—AntaresLaks



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