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23

Taehyung dedica una rápida mirada orgullosa a su hija, quién ha hecho un verdadero desastre en mitad de la cocina.

--Será imposible controlarla si le sigues dando más. -replica en dirección a Mimi, que ha estado supliendo a la pequeña de una dosis de leche de plátano tras otra. Como era de esperarse, Horin se mostraba encantada ante la sobredosis de su bebida favorita.

--¡Ay, vamos! No seas aguafiestas. Es su cumpleaños, ¡hay que consentirla a más no poder! ¿cierto, Horin? -alega con evidente entusiasmo antes de irrumpir en aplausos que la infante no tarda en imitar.

Sin nada que decir para rebatir a su amiga, Taehyung decide regresar su atención al horno, donde un delicioso pay de manzana está en proceso de cocción.

Si bien al principio se mostró inseguro de suministrar más azúcar al sistema de su ya de por sí hiperactiva hija, la perspectiva de verla feliz y correteando había sido suficiente para convencerlo.

Y es que Horin se había mostrado mal humarada y un poco decaída en los últimos días. Por suerte, contaba con la ayuda de la fémina, quien se las arreglaba bastante bien para entretener a la pequeña y hacerla reír. No obstante, él no podía hacerse el desentendido debido a la razón de la actitud de la menor, puesto que bien sabía que era debido a que extrañaba a Hoseok, no por nada esta lo llamaba constantemente al caer la noche, regalándole una certera estocada al corazón cada vez que se quedaba dormida entre múltiples gimoteos.

Suspirando de forma ruidosa, Taehyung mira de manera fugaz el teléfono que Hoseok le había entregado días atrás y en donde un mensaje de feliz cumpleaños dirigido a Horin había llegado justo a medianoche. En este, el mayor también pedía disculpas, explicando que, al no saber la hora exacta del nacimiento de la menor, -ya que tontamente jamás se le ocurrió preguntar- había optado por enviar sus felicitaciones a esa hora. A Tae realmente le había conmovido ese detalle, teniendo en cuenta la apretada agenda de Hoseok, más la diferencia horaria entre ambos países, era bastante sorprendente lo certero que fue con respecto a la hora.

Le hubiese gustado responder a su mensaje al instante, pero lastimosamente había caído rendido en la cama varias horas antes tras lograr que Horin se quedara dormida. Sin embargo, le escribió esa misma mañana tan pronto cuando descubrió el mensaje; con un entusiasmo que resultaba vergonzoso, le había sugerido hacer una video llamada, más no había recibido respuesta alguna todavía.

Con una languidez que empezaba a volverse parte de su día a día, colocó tras su oreja un brillante mechón de su cabello, el cual había sido tintado nuevamente el día de ayer por insistencia de Mimi, quien no aceptó otro no por respuesta después de que se negara a dejarse teñir de otro color, como inicialmente esta quería.

Continuó vigilando el horno hasta que el llamado a la puerta le causó un respingo y la duda de quién estaría tocando. Después de todo, él no esperaba a nadie.

Con lentitud se giró y dedicó una mirada llena de extrañeza a su amiga, cuya atención apenas abandonó a Horin para dedicarle a él una expresión que sugería que tampoco tenía idea de quién podría tratarse.

--Vigílala, por favor. -pidió antes de abandonar la diminuta cocina en dirección a la entrada.

Llegó hasta la puerta y se dispuso a abrirla sin detenerse a observar por la mirilla. Sin duda alguna, esa es una costumbre suya en la cual debería empezar a trabajar apartir de ese día -es el primer pensamiento que cruza su cabeza cuando se topa con la intensa mirada de su esposo.

--Hola.

Hoseok sonríe sin mostrar dentadura, luciendo un tanto ansioso a opinión de Taehyung, a quien la sorpresa le había robado momentáneamente la capacidad del habla.

--¿Llegué en mal momento? -cuestiona, vacilante --Lamento aparecer sin avisar...

--¡No! -interrumpe de manera abrupta, sorprendiendo tanto al mayor como a sí mismo --Quiero decir... -su tono de voz desciende relativamente rápido a causa de un ataque de timidez que le resulta familiar al contrario --Entra, por favor... Horin se alegrará mucho de verte.

Hoseok se adentra al ya conocido apartamento una vez Tae se hace a un lado; sus ojos vagan por la estancia sin un interés en particular; solo a la espera de que el menor le mostrara el camino. Aunque bien podría descubrir por sí mismo en qué parte se encontraba su hija, en esta ocasión se decantaba por mostrarse menos invasivo que la primera vez.

Taehyung, al notar que Hoseok parecía estar a la espera de algo, se apresura a guiarlo hasta la cocina, reprendiéndose internamente por actuar de forma torpe y distraída.

--Horin. -llamó a la menor nada más retornar a la cocina con Hoseok pisándole los talones --Horin~. -llama nuevamente con tono cantarín al no lograr obtener la atención aún.

--Horin, princesa, papá vino a verte. -anuncia Hoseok tan solo un segundo después, esbozando una amplia sonrisa cuando la menor voltea a verlo de repente.

--¡¡Appá!! -chilla extasiada, volcándose casi al instante debido a la premura con la cual gateaba para llegar hasta su padre.

Emocionado por el efusivo recibimiento de su hija y, a la vez, preocupado por su bienestar, Hoseok se apresura a tomarla del piso y arrullarla entre sus brazos mientras Horin gimoteaba y se aferraba de manera desesperada a su cuello, rastregando su pequeño rostro en su saco y dejando rastros de la bebida que hasta hace unos segundos ocupaba toda su atención.

--Por favor, dime que ese no es quien creo que es... -la voz de Mimi llega en forma de un susurro a los oídos del peliazul, provocando que su atención dejara de centrarse en la conmovedora escena que tenía en frente para dirigirla a ella --O por lo menos dime que tiene un hermano que se le parezca. -suplica con dramatismo.

--Sí, él es el padre de Horin. -responde con cierta molestia que no pasa desapercibida por su amiga --Y no, no tiene un hermano.

--Vaya, que mal... Ese hombre es un sueño. -empieza a lamentarse en broma, ignorando a drede la mirada que Taehyung le estaba dedicando.

--Avísame cuando dejes de babear por mi esposo. -enfatiza las dos últimas palabras.

--Sí que eres celoso. -lo provoca con una sonrisa traviesa que hace al peliazul bufar por lo bajo al darse cuenta de que solo intentaba molestarlo.

Mientras Mimi no hacia más que soltar risitas mal disimuladas, un enfurruñado Taehyung decide dejar de prestarle atención solo para percatarse del rastro viscoso que ahora adornaba la costosa chaqueta de Hoseok.

--Tu traje. -musita con horror --Dios mío, está arruinado.

--No importa. -asegura este con una imborrable sonrisa, besando cariñosamente en la mejilla a Horin.

--¡Oh, yo te conozco! -exclama sorprendida Mimi, ahora observando más detenidamente a Hoseok --¡Claro! ¿Cómo no me di cuenta antes?

--¿De dónde se conocen? -exige saber con más brusquedad de la que pretendía, ruborizándose cuando la mirada sorprendida de dos de los presentes se posa sobre él.

--Fue ese día que fuiste a comprar Té. -le recuerda la fémina, con el entusiasmo de quien acaba de descubrir algo asombroso --Me lo topé en el pasillo cuando me marchaba.

--Oh, sí. Creo recordarlo. -concuerda el pelioscuro, rememorando aquel día que alcanzó a ver la colorida cabellera de su esposo bajo la lluvia. Recuerda vagamente haberse topado con una chica cuando se dirigía justamente al mismo apartamento en el que ahora estaban, pero -en honor a la verdad- no había reparado lo suficiente en ella como para reconocerla. Decidió que no era necesario mencionar esto último.

--No sé cómo pude ser tan despistada y no deducir de inmediato que tú eras el esposo de Taehyung. -se lamentaba a la vez que se tapaba medio rostro con una de sus manos y negaba de manera exagerada --Soy una tonta...

Divertido por los gestos y ademanes de la chica, Hoseok esbozó una leve sonrisa en su dirección, provocando que esta se sonrojora levemente tras notar que estaba obteniendo más atención de la que realmente quería.

Por otro lado, Taehyung luchaba contra el indeseable impulso de interrumpir la pequeña interacción que se estaba llevando a cabo. Sabía que era absurdo sentirse molesto. Mimi solo estaba siendo ella misma, era particularmente buena haciendo amigos. Él no debería ser tan ruin como para sentir celos.

--¿A dónde crees que sería bueno ir entonces?

Dándose cuenta de que definitivamente se estaba perdiendo de algo, Tae carrapea de manera sonora.

--¿De qué hablan? ¿Ir a dónde?

--Tu esposo quiere llevar a Horin a pasear por su cumpleaños.

--¿Con este clima? -cuestiona, dejando claro con su expresión lo descabellada que le parecía la idea de salir afuera.

--No me parece divertido tenerla encerrada todo el día cuando es su cumpleaños. -explica Hoseok, afianzando su agarre sobre el diminuto cuerpo de la pequeña que no dejaba de moverse para prestar atención a cualquier de los tres mayores que estuviera hablando.

--Lo sé. -concuerda, soltando un suspiro --Pero también entenderás que la temperatura no es precisamente adecuada para salir.

--Debe de haber algún lugar al que podamos ir. -insiste.

--No conozco ninguno.

--Yo sí. -interviene la fémina sonriendo alegremente --Queda un poco lejos, pero este lugar es bastante idóneo para llevar a los niños a jugar y divertirse. Solía ir con mis padres cuando era pequeña. -suspira con nostalgia --Aunque no es muy glamuroso que digamos, les aseguro que Horin lo amará.

--Entonces vamos. -Anima Hoseok.

--Les daré la ubicación para que lleguen sin problemas.

--¿No vendrás con nosotros? -cuestiona Taehyung, mirándola con extrañeza.

--Nah, no quiero hacer de mal tercio. -argumenta antes de agregar: --Bueno, en este caso sería mal cuarto, pero se entiende la idea, ¿no?

--No seas tonta, Mimi, acompáñanos. -pide el peliazul.

--Es una reunión familiar, yo salgo sobrando aquí. -añade.

Decidido a convencerla, Taehyung la arrastra fuera de la cocina, bajo la desconcertada mirada del pelioscuro.

--Quiero que vengas con nosotros.

--¿Para qué? No me necesitas ahí.

--Preferiría tu compañía. -aseguró --Por favor, ven con nosotros.

Taehyung juntó sus manos a modo de suplica y esbozó una sonrisa cuando la contraria suspiró rendida.

***

Tan solo una hora más tarde, Hoseok, Taehyung, Mimi y Horin se adentraban a un local coloridamente decorado. Había una cantidad considerable de niños que, a juzgar por las risas y los chillidos, se estaban divirtiendo de lo lindo.

--Oh, no, mi amor. Aún eres muy pequeña para eso. -había musitado Hoseok en dirección a Horin cuando esta empezó a retorcerse para que la bajara.

--Hay una gran variedad de juegos para las diferentes edades. -informó Mimi, señalando con un dedo hacia su derecha, donde podía apreciarse una sección con paredes perfectamente acolchadas y diversos juguetes inflables --Por allí se pueden conseguir helados... por acá pasteles... allá palomitas de maíz, sodas, batidos...

--Vamos por pastel. -sugiere Hoseok --Eso es imprescindible para celebrar un cumpleaños.

--Pues en casa había pay de manzana y ninguno quiso. -replica Tae con sorna al recordar cómo habían rechazado comer una rebanada antes de salir.

--Un pay no es lo mismo que un pastel. -se mofa la fémina.

--Pues yo no le veo mucha diferencia.

--Ni siquiera tiene glaseado.

--Eso es lo de menos. -bufa --Puedo preparar un poco y ya está.

--Seguiría sin ser lo mismo.

--Vamos por un pastel de cumpleaños de verdad. -había soltado Hoseok a la ligera sin percatarse de la mirada indignada que le lanzó Taehyung.

--Te dije que hicieras un pastel convencional. -murmuró la chica, echándose a reír cuando Tae le dedicó una mirada velada en advertencia.

Ambos siguieron a Hoseok hasta una bonita cafetería con temática infantil, ocuparon una de las pocas mesas vacías que quedaban y ordenaron un pequeño pastel cuando una camarera se acercó a tomarles la orden.

--¡Horin, no! -exclamó Taehyung cuando la menor no dudó ni por un segundo en introducir su diminuta mano en el pastel recién colocado frente a ella, para luego llevarse a la boca la pequeña porción que logró capturar.

--¡Adorable! -sentenció la rubia, sacándole fotos a la pequeña que se dedicaba a lamer los restos de glaseado entre sus dedos.

Mientras Hoseok la observaba comer con adoración, Taehyung solo suspiraba rendido ante el desastre que su intrépida hija estaba dispuesta a armar cuando se abalanzó en busca de más pastel.

Al cabo de un rato, se dirigieron con Horin al área que Mimi anteriormente había señalado. Allí se permitieron relajarse y simplemente dejar a Horin jugar hasta el cansancio durante horas.

***

--Hoseok parece ser un gran sujeto. -Mimi declara de la nada, tomando por sorpresa al peliazul.

--Lo es. -concuerda, pero sin añadir nada más.

--Todavía lo amas, ¿verdad?

--Es complicado. -responde, evitando dar una respuesta directa.

--Se que sonaré como una gran entrometida al dar mi opinión sin que me la pidas. -continúa diciendo --Pero creo que, si aún lo amas, deberías darle una oportunidad.

--Ojalá fuera tan fácil.

--Casi nada en la vida es tan fácil como uno desearía, todo siempre tiene cierto grado de complejidad.

--Hablas como alguien muy madura para solo tener veinte años. -se mofa para restarle seriedad a la conversación.

--Es que soy una chica lista. -asegura sin una pisca de modestia antes el carcajearse alegremente.

***

Era de noche ya cuando regresaron al departamento y Horin no parecía cansada ni por asomo a pesar de que no había tomado una siesta en todo el día.

Agotado, Tae se dirigió a la cocina para prepararse una taza de té y servirce una rebanada de pay de manzana. Si nadie más quería, él definitivamente sí comería.

Desde la cocina, escuchó los chillidos alborotados de la menor y se preguntó de dónde sacaría tanta energía. Él ciertamente estaba agotado y no tuvo ni una cuarta parte de la actividad física que ella.

--Creo que Horin necesita un baño. -anuncia Hoseok adentrándose a la cocina con la pequeña en brazos --Me parece que se hizo popó.

--¡No! ¡No! -se quejó la pequeña estirándose a modo de protesta para ser dejada nuevamente en libertad.

--Dudo que pegue un ojo en toda la noche después de todo el azúcar que ha ingerido el día de hoy.

--Me gusta verla así. -comenta Hoseok con una sonrisa mientras la ve alejarse --Tan energética y feliz.

--Y a mí. -asegura --Pero también me gusta que duerma.

Contrario a lo esperado por Taehyung, Hoseok no añade nada más, por lo que se dispone a remover la bolsita de té en su taza.

--¿Quieres? -cuestiona al mayor aún a sabiendas de que este no gustaba de la bebida. Al no obtener una respuesta inmediata, decide mirar al contrario y lo descubre observándolo demasiado atentamente para su tranquilidad mental. Nervioso, toma un sorbo de su té y mira en cualquier otra dirección.

--Ya es algo tarde. -comenta el mayor tras varios segundos de silencio --Será mejor que me vaya.

--¿Regresas a Corea? -cuestiona, ignorando la decepción que lo embargó de momento.

--No. Hay algo que debo resolver antes de irme.

--Ya veo. -comenta sin saber qué otra cosa decir. De repente ya no tenía apetito, pero igual se obliga a seguir tomándose su té.

--Bien, iré a despedirme de Horin... -Hoseok añade, más no hace ademán de alejarse. Hacerlo era lo que menos deseaba en el mundo.

--Está bien. -pronuncia con un matiz de melancolía en la voz --Ella te ha extrañado muchísimo, ¿sabes?

Taehyung siente cómo el aire se vuelve más espeso de la nada y aunque no está mirando a Hoseok, sabe perfectamente que algo ha cambiado. Dubitativo, se arriesga a elevar la mirada hasta el pelioscuro y su respiración de agita al notarlo al menos dos pasos más cerca que antes. Su mirada oscura y enigmática posada sobre él le enviaron una repentina ola de calor por todo el cuerpo.

--Yo también la he extrañado bastante. -musita, acercándose un poco más hacia quien permanece estático en su lugar --Al igual que a ti.

Tae jadea bajito ante esta última declaración, sintiendo un placer infinito recorrerle de los pies a la cabeza.

Tenía a Hoseok a escasos centímetros de distancia de su cuerpo y las ganas de tocarlo eran desquiciantes. Deseaba tanto su toque y cercanía, pero le faltaba el valor para ser quien diera el primer paso. Por suerte para él, Hoseok demostró tener mucha más iniciativa cuando alargó el brazo de forma tentativa, casi como si estuviera comprobando que no lo rechazaría.

Taehyung aguardó paciencienteme hasta que la mano adversa se posó en su espalda baja para luego atraerlo con delicadeza hasta su cuerpo.

--Llevo dos años extrañándote. -declara el mayor con solemnidad, juntando sus frentes lo suficiente para que sus labios estén a solo un paso de rozarse --Creo que al final sí me apetece un poco de té.

Y lo besó antes de que Taehyung alcanzara a entender el significado de sus palabras.

Lo besó de una manera devastadora en la que parecía que quería succionarle el alma a través de su boca.

Un beso tan hambriento y desesperado que le robó al menor la capacidad de sostenerse sobre sus propios pies.

Con pericia, Hoseok lo instó a envolver las piernas alrededor de su cintura de manera que él cargara con todo su peso. Taehyung gimió excitado cuando fue pegado torpemente contra la pared y besado más duramente.

Sin lugar a dudas, este beso carecía de la sutileza que caracteriza a los de antaño, los cuales eran extremadamente dulces y comedidos. No era que no le gustaran, pero definitivamente acababa de descubrir que le fascinaba ser besado de esta manera: brusca y desesperadamente.

Gimió cada vez más acalorado.

Cegado por la lujuria, empezó a desabrochar los botones de la camisa de Hoseok sin apartar sus bocas ni un segundo. Por su parte, Hoseok lo sostenían firmemente de las caderas y simulaba certeras embestidas. Logrando al fin quitar todos los condenados botones, suspiró victorioso antes de morder duramente el labio inferior adverso justo cuando una mano traviesa se coló bajo su polera, atrapando uno de sus pezones en el acto.

Ambos ya habían llegando al punto de no retorno cuando el eufórico llamado de su hija los interrumpió.

--¡Appi-Te! ¡Appá! -gorgojeaba feliz la niña haciendo su muy inoportuna entrada.

--¡Rayos! ¡Horin! -exclamó Hoseok separándose casi de golpe y colocando una mano sobre la evidencia de su excitacion.

Desorientado, Taehyung trata con todas sus fuerzas de recuperarse lo suficiente para al menos sostenerse en pie.

--Dios, Horin... -pronuncia con voz ronca para luego arrodillarse y tomarla en brazos, demasiado abochornado como para mirar a Hoseok a la cara.

--Y-yo... iré... iré a bañarla... sí, eso... -articuló a duras penas.

--Bien. -musita Hoseok, dándole a ambos la espalda --¿Prefieres que no esté para cuando hayas terminado?

--N-no. -contesta con timidez --Quédate... por favor.

----☆☆☆----

Un capítulo a mitad de semana y un poco más largo de lo habitual porque lxs amo.

♡♡Gracias por leer, votar y/o comentar♡♡

《Akina》

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