22
Hoseok aguardaba con aire taciturno mientras Taehyung terminaba de abrigar correctamente a Horin antes de salir a la intemperie.
Le había pedido al peliazul un día más al lado de su hija y este se lo había dado. Veinticuatro horas que habían transcurrido como si de minutos se tratase, y que solo habían logrado hacerlo sentir todavía menos listo que antes para dejarles ir.
--Ya estamos listos. -informa Taehyung con voz apagada, aferrándose a toda su fuerza de voluntad para no desistir de su propia decisión de marcharse.
Se acercó hasta el pelioscuro sin mirarlo directamente a la cara. Sabía bien que al hacerlo solo vería la tristeza reflejada en su rostro y simplemente no se sentía capaz de resistirlo. A pesar de todo lo ocurrido entre ellos, lo que menos deseaba era que el mayor sufriera, pero dadas las circunstancias en las que estaban, aquello era tan necesario como inevitable.
En total silencio, Hoseok extendió sus brazos en dirección a la menor, quien no dudó en abrirle los suyos en respuesta. Taehyung observó con cierto pesar como su pequeña hija se acurrucaba gustosa al pecho de su otro padre antes de cerrar los ojos lentamente. Lo más probable es que durmiera al menos dos horas más puesto que aún faltaba bastante para la hora habitual a la cual solía despertarse.
--Dámela, yo la llevaré. -el mayor dice refiriéndose a la maleta que el peliazul llebava consigo --¿No es demasiado pequeña? -cuestiona con el ceño fruncido --¿Tienes todo lo que necesitas ahí?
--Yo puedo llevarla. -asegura con timidez --Después de todo tú llevas a Horin en brazos. No sería justo para ti.
Ante la negativa, Hoseok emprende el camino hacia su auto en total silencio, deteniéndose únicamente al estar frente al vehículo. Una vez allí, un chófer toma el equipaje del joven doncel y se encarga de meterla al maletero mientras Hoseok abría una de las puertas traseras para que ingresara primero.
El trayecto transcurría en el mismo mutismo con el que empezó. Hoseok velaba el sueño de una totalmente dormida Horin y Taehyung observaba por la ventanilla el panorama del exterior, simulando un interés que estaba lejos de sentir.
A medida que el auto avanzaba el sentimiento de aprensión incrementaba. Para cuando llegaron al hangar, ninguno de los dos era capaz de mirar al otro o siquiera ser el primero en bajarse del auto, permaneciendo así durante un largo rato.
Tae fue el primero en poner fin al angustiante momento, considerando innecesario alargar algo que simplemente iba a pasar. Con movimientos lentos se dispuso a abandonar el automóvil y secar rápidamente una solitaria lágrima que resbalaba por su mejilla. Tomó una gran bocanada de aire y enfocó su vista en el Jet privado que aguardaba por él y por su hija.
Sus ojos se aguaron repentinamente al reconocerlo como el mismo en cual había regresado a Seúl, resultándole casi hiriente que fuera el encargado de llevarlo nuevamente a Inglaterra.
Él sabía perfectamente que bastaba con una sola palabra suya y terminaría la agonía, pero no iba a retractarse. No podía hacerlo porque tenía que poner en orden no solo sus sentimientos, sinó también sus pensamientos; y, lamentablemente, tanto Seúl como Jung Hoseok le impedían aquello.
Estaba convencido de que alejarse un tiempo le serviría.
--¿Vamos? -cuestiona el mayor con sorprendente neutralidad en la voz, encaminándose hacia la aeronave sin esperar respuesta. Taehyung lo siguió con la mirada varios segundos antes de empezar a caminar con la cabeza gacha. Al llegar a la escalinata, suspiró profundo antes de empezar a subir cada escalón mientras que la brisa llevaba a sus oídos murmullos de la conversación que justo en ese momento Hoseok llevaba a cabo con el piloto.
La conversación continuó por varios segundos más antes de que Taehyung fuera escoltado por Hoseok hacia su asiento, una vez allí, ambos quedaron frente a frente.
El peliazul se resistía a mirar al contrario a la cara, pero su postura revelaba todo lo que intentaba ocultarle.
--Tae. -llamó con suavidad, empleando por primera vez en mucho tiempo el diminutivo de su nombre --¿Puedes mirarme, por favor? -pidió, esbozando una sonrisa nostálgica cuando el menor -aún cabizbajo- negó suavemente y dolió todavía un poco más saber que pasaría un tiempo sin volver a verlo --Yo no estoy renunciando aún. -confesó, elevando el rostro adverso con su índice para que lo mirara y pudiendo apreciar el brillo de las lágrimas en sus orbes y la expresión de desconcierto ante sus palabras --Este no es un adiós definitivo. Te prometí luchar por ti, ¿recuerdas? -musita con suavidad, luchando contra el impulso de abrazarlo con fuerza --Pero entiendo que necesitas tiempo y, aunque te confieso que es duro para mí dejarte ir, estoy más que dispuesto a esperar por ti.
--Hoseok...
--Te daré todo el tiempo que necesites. -pronunció con un tono ligeramente inestable --Y, si decides regresar, yo mismo iré por ustedes... te lo prometo.
Taehyung se apresura a cubrirse la boca con el dorso de su mano en el preciso momento en que un sollozo escapa de sus labios, teniendo luego que darse la vuelta apresurado cuando las lágrimas brotan sin control de sus ojos. Por el contrario, el pelioscuro no hace el intento de ocultar su propio llanto, permitía a sus lágrimas brotar libremente mientras abrazaba suavemente a Horin y depositaba un beso en su pequeña cabeza.
Aguardó pacientemente a que el llanto del menor menguara. Si bien deseaba con todas sus fuerzas sostenerlo también en sus brazos y brindarle consuelo, sabía que lo más probable es que una vez lo hiciera le fuera simplemente imposible volver a soltarlo.
--Quiero que aceptes esto. -dice una vez Taehyung esta más tranquilo, entregándole una tarjeta de crédito y un teléfono celular --Necesito asegurarme de que ni a ti ni a Horin les falte nada... el teléfono es por si un día quieres hablar. -termina de decir con una expresión dubitativa que denotaba la inseguridad que sentía en ese momento, Taehyung no fue capaz de rechazar su gesto pese a que hacerlo fue su primer pensamiento. Aunque no creía correcto aceptar dinero del mayor, al fin y al cabo este era para Horin, por lo que con un asentimiento de cabeza aceptó ambas cosas.
Entregándole a Horin en brazos al peliazul, Hoseok marcó el fin de aquella despedida -que esperaba fuera temporal-.
Descendió por la escalinata y regresó hasta su auto con un terrible sentimiento de tristeza carcomiéndole el alma y como único consuelo la certeza de que más temprano que tarde volvería a verlos.
[.]
El vuelo de regreso a Inglaterra fue -aparte de largo y agotador- una de las experiencias más angustiantes que Taehyung haya vivido. La primera hora se la pasó debatiéndose entre ir a pedirle al piloto que diera vuelta o pedir algún somnífero que lo dejara inconsciente hasta el aterrizaje, para su eterna suerte, Horin había despertado lo suficientemente enérgica e inquieta como para permitirle distraerse en otra cosa que no fuera tratar de tranquilizarla.
Para cuando aterrizaron en Londres, ya contaba con un insoportable dolor de cabeza y entumecimiento en varias partes de su cuerpo, pero al menos Horin se había agotado lo suficiente para volver a caer completamente rendida del cansancio. Sintiendo los pies como plomos, se subió sin replicar al automóvil que esperaba por él y que, según le había explicado el chófer, estaba allí por órdenes de su esposo.
Llegó al edificio donde anteriormente vivía y del cual aún era inquilino gracias a que Seokjin se negó a cancelar el contrato de arrendamiento. Subió por las tediosas escaleras y recorrió el pasillo hasta la puerta de su apartamento, donde se dispuso a sacar la llave que se había metido al bolsillo antes de abandonar el apartamento de Hoseok.
--Pero miren nada más a quien tenemos aquí. -espetó con reclamo una voz femenina --Nada más y nada menos que Kim "el desaparecido" Taehyung.
--Mimi. -murmuró al girarse para ver el rostro de la fémina y una inesperada sensación de alivio y nostalgia lo embargó al ver el familiar rostro. Sin pensarlo mucho, se apresuró a ir hasta ella, siendo recibido por un cálido abrazo.
Pese a que no era su intención echarse a llorar, Tae sintió sus labios tiritar y sus orbes tornarse acuosas de repente. Sin siquiera darse cuenta ya estaba sollozando desconsoladamente sobre su hombro mientras la fémina -totalmente desconcertada- le daba palmaditas en la espalda.
[.]
--Gracias. -musita el peliazul cuando la chica le extiende una taza humeante de té.
Ya había transcurrido casi una hora desde su encuentro en pleno pasillo y ciertamente se sentía un poco abochornado por su comportamiento a pesar de que Mimi era una amiga de confianza.
--¿Quieres que hablemos de lo que te tiene mal? -le cuestiona con suavidad la joven, dándole la opción de negarse a hacerlo si así lo quería.
--Me pelié con Seokjin. -responde tras pensarlo con detenimiento.
--Eso no es muy sorprendente. -tararea esta tras dar un sorbo de su propia taza.
--Le dije algunas cosas horribles de las que ahora me arrepiento. -continúa contando con tristeza --Jamás había peleado con él.
--Siempre es horrible pelearse con las personas a las que somos cercanos. -concuerda con un suspiro --Aunque, sinceramente, tu hermano es del tipo de persona con la cual es difícil llevarse bien y disculpa mi sinceridad. -pide con una sonrisita traviesa que termina haciendo negar divertido al peliazul.
--Él es en verdad alguien complicado, pero es un buen hermano. -asegura con sinceridad.
--No lo dudo. -agrega antes de dedicarle a Taehyung una mirada curiosa --Pero ¿Estás seguro de que esa es la razón por la que llorabas? Porque a mí me pareció que tu llanto era más el de alguien con un corazón roto. -se muestra bastante orgullosa de su acertividad cuando Taehyung la observa sorprendido --Lo sabía. No tienes que hablar de ello si no quieres.
--No es eso, es que... -suelta un suspiro lleno de resignación y cansancio --Abandoné a Hoseok. -confieza con tristeza.
--Espera, espera, espera... ¿Estamos hablando de el padre de Horin? -Tae asiente en respuesta --¿El mismo desgraciado que se deshizo de ti? -recibe otro asentimiento en respuesta --Vas a tener que empezar desde el inicio porque la verdad es que no entiendo nada.
--¿Qué quieres saber primero?
--Bueno, empieza por contarme cuándo rayos regresaste con él.
--Hace dos meses vino por mí y obligó a volver a Seúl.
--Vaya, yo creía que te habías ido con tu hermano... ¿Y qué más pasó?
Taehyung se encargó de contarle todo lo que había pasado desde la inesperada visita que le hizo Hoseok meses atrás hasta el momento en que se despidió de él en el Jet.
--El muy desgraciado ese, ¿cómo se atrevió a chantajearte? -espeta con indignación --¿Sabes? Siempre tuve muchísima curiosidad por saber acerca de tu matrimonio fallido, pero tenía miedo de preguntar porque Seokjin actuaba como si el tema fuera un tabú y tú parecías demasiado afectado para hablar al respecto.
--Seokjin lo odia desde que éramos adolescentes. -confieza con cierto pesar.
--¿Por qué?
--No lo sé. -se encoge de hombros --Nunca le ha agradado. Quizás intuía que yo sufriría a su lado.
--¿Realmente crees eso?
--Es una posibilidad.
--Bueno, es momento de que te deje descansar. Seguro estás agotado y yo aquí haciéndote miles de preguntas.
--La verdad si estoy algo cansado, pero no tienes que irte.
--Pasaré por aquí mañana temprano antes de ir a la universidad. -promete con una sonrisa amistosa --He extrañado muchísimo a Horin y necesito asegurarme de que no ha olvidado a su tía favorita.
--Dudo que se haya olvidado de ti. -la tranquiliza antes de ponerse en pie --En todo caso, una lechita de plátano seguro refresca su memoria.
Entre risas, ambos se encaminan hasta la salida, una vez a solas, la sonrisa que había adornado el rostro de Tae desaparece, dejándolo con la misma expresión de tristeza que cuando llegó.
----☆☆☆-----
♡♡Gracias por leer, votar y/o comentar♡♡
《Akina》
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro