21
Tres días ya habían transcurrido desde la reveladora conversación que tuvo con Hoseok y el peliazul simplemente no podía sacarla de su cabeza por más que lo intentara.
Recuerdos del pasado acudían a su mente sin cesar, dándole cada vez más sentido a ciertos comportamientos del mayor que en su momento pasaron desapercibidos ante sus ojos, pero que encajaban perfectamente con su historia. Se sentía tan culpable por no haber notado el dilema por el cual atravesaba. Si bien se repetía una y otra vez que no tenía manera de saberlo cuando el pelioscuro no hizo mención de ello antes, tampoco era como si pudiera obviar que fue precisamente él quien lo colocó en aquella difícil situación al haberse empecinado tanto en ser su esposo.
Para empeorar las cosas era consciente de que Hoseok estaba a la espera de que le respondiera si se quedaría para darle una nueva oportunidad o se marcharía, podía ver claramente su incertidumbre cada vez que lo tenía cerca, la forma en la que sus ojos lo interrogaban de manera silenciosa, pero a la vez temerosos de su respuesta.
Y, Dios, de verdad no sabía qué demonios hacer. Estaba dividido entre dos opciones que tiraban de él con la misma fuerza pero en sentidos opuestos. Y es que una parte de él, -aquella que aún conserva los mismos sueños e ilusiones de cuando era tan solo un chiquillo enamorado- deseaba simplemente lanzarse a los brazos del mayor y olvidarlo todo; pero la otra parte -aquella versión de sí mismo que había tenido que madurar de golpe- esa se negaba a volver a darle a Hoseok el poder de lastimarlo nuevamente. Ahora que conocía ambas caras del amor no se sentía muy dispuesto que digamos a volver a permitir que su felicidad y estabilidad emocional dependieran de otra persona.
Mucho menos teniendo en cuenta que era responsable del bienestar de su pequeña. No quería tomar riesgos.
Taehyung deja escapar un suspiro involuntario y melancólico. Estaba cansado ya de darle vueltas al asunto para al final seguir con la misma indecisión del principio. Niega lentamente como si quisiera disipar toda la incertidumbre que lo consume por dentro, afortunadamente para él este simple acto parece funcionar porque de repente pasa de estar sumergido en sus pensamientos para estar frente a la mirada escrutinadora de Seokjin.
Durante varios segundos permaneció bajo el análisis visual del doncel mayor, quien se limitaba a observarlo sin decir nada.
Incómodo, se remueve en su asiento y luego carraspea. --¿Dónde está Horin? -cuestiona al no tenerla en su campo de visión.
--Se quedó dormida mientras tú soñabas despierto. -su tono de voz denota cierto sarcasmo que no pasa desapercibido para Tae --O más bien era una pesadilla a juzgar por tu semblante.
Taehyung se relame los labios tras sentirlos resecos y se obliga a contar mentalmente hasta diez para evitar responder de mala manera. Era absurdo que se molestara por el comentario de Jin cuando ya estaba tan familiarizado con su personalidad.
--No es nada, solo me perdí un momento en mis pensamientos.
--Dirás que emprendiste un viaje en las profundidades de tu subconsciente. -replica con escepticismo --Estuviste ausente como por media hora. -toma el tarro de galletas de gengibre que tanto le ayudaban a mitigar sus náuseas --¿Vas a contarme lo que te pasa o prefieres que lo adivine?
--Ya dije que no es nada, Seokjin. -responde imitando el mismo tono de voz cortante que le ha escuchado innumerables veces al propio Jin cuando un tema no era de su agrado.
--¿Esperas que me crea eso? -eleva una ceja y le dedica a su hermano una mirada altiva, dejando en claro lo poco dispuesto que está a dejar pasar el tema --¿Es Jung Hoseok quien te tiene así? Por favor dime que no le estás dando nuevamente el poder de afectarte.
Taehyung desvía su vista de mala gana, negándose de esta manera a responder. Sabía que si lo hacía terminarían discutiendo y esto era lo último que quería hacer. Desgraciadamente Seokjin no es de los que aceptan una negativa con facilidad.
--¿Necesito recordarte lo que ese idiota te hizo? Porque no tengo problema en hacerlo. Yo sí recuerdo perfectamente cómo el muy canalla se valió de una mentira para hacerte a un lado una vez se aburrió de ti. Solo un estúpido caería otra vez...
--No, no lo he olvidado. -sisea con amargura ante el doloroso recordatorio --¿Sabes qué otra cosa tampoco he olvidado? Que tu flamante esposo también fue partícipe. Dime, Jin, ¿lo recuerdas? Porque el que parece que tiene mala memoria aquí eres tú. -su voz tiembla a causa de la furia contenida y sus ojos se cristalizan de manera inevitable --¿O es solo que tienes memoria selectiva? porque no me explico de qué otra maldita manera puedes reclamarme a mí algo cuando estás embarazado de Namjoon, ¿No se supone que jamás le perdonarías lo que me hizo? -culmina con su respiración agitada e intentando con todas sus fuerzas serenarse un poco.
Por su parte, Seokjin lo observa con expresión dolida y sorprendido ante su alegato.
--Taehyung, yo...
Súbitamente arrepentido por su propio arrebato, el peliazul se da la vuelta y se dispone a ir por su hija, dejando al mayor con un terrible sentimiento de culpabilidad.
--Me marcho. -musita en dirección al doncel mayor tras regresar con Horin en brazos y encontrarlo exactamente en el mismo lugar que lo dejó.
Salió de allí sin mirar atrás.
***
Taehyung llegó a casa hecho un manejo de nervios y casi al borde del llanto. Lamentaba hasta cierto punto las cosas que le dijo a Seokjin, pero a la vez sentía cierto alivio producto del desahogo. Y es que, si bien su intención no era lastimar a su hermano, aquellas palabras habían salido desde lo más profundo de su alma, dejándolo con una leve sensación de liberación tras expulsarlas.
Sabía que Jin tenía razón al reclamarle y en gran medida a eso se debía su enojo. Que le hacía ver cuán estúpido era cuando de Jung Hoseok se trataba.
--¿Taehyung? ¿Qué haces ahí? -Hoseok cuestiona ligeramente confundido. Llegar a casa y encontrarse a su esposo sentando al pie de las escaleras que daban al segundo nivel no era algo con lo que esperaba toparse. Al no obtener respuesta inmediata, se aproxima hasta acuclillarse a su lado, depositando un pequeño beso en la cabecita de Horin que dormía profundamente en los brazos del peliazul, quien da un respingo tras notar su presencia y proximidad.
En consecuencia, Hoseok retrocede casi al instante. Desde hace unos días, Tae se había percatado de que este procuraba respetar mucho más que antes su espacio personal, retirándose cada vez que su cercanía lo alteraba.
--¿Qué haces tan temprano en casa? -alcanza a preguntar tras ponerse en pie con un poco de esfuerzo debido al peso extra de su hija.
--No es temprano. -responde con diversión, apuntando hacia el enorme reloj que adornaba la pared e indicaba que pasaban de las seis de la tarde.
--Ah. -es lo único que logra decir, todavía un poco ensimismado en sus pensamientos.
--¿Todo bien?
--¿Qué..? Ah, sí. -asegura tras humedecerse los labios, demasiado distraído como para notar la mirada del mayor fija en esta acción. De repente se percata de cómo el aire parece estar más cargado y comete el error de mirar directamente a los ojos de Hoseok y una sensación electrizante le recorre de pies a cabeza como si acabara de tocar un cable de alta tensión.
Taehyung jamás experimentó nada parecido, pero esto no impedía que reconociera de qué se trataba.
Podía ver el deseo en el brillo oscuro de la mirada adversa, el cual le recordaba a la manera en que Namjoon solía mirar a Seokjin. Durante un tiempo creyó que aquella mirada misteriosa era algo propio del de sonrisa de hoyuelos, hasta que un día pudo detectarla también en las orbes de su hermano. Entonces pensó que era algo exclusivo de ellos, pero más tarde comprendió que no era más que la mirada de dos amantes comunicándose sin necesidad de palabras.
Cuando conoció a Rosé, percibió algo similar en la mirada de Hoseok e inmediatamente concluyó que se trataba de lo mismo.
Estaba equivocado.
La forma en la que Hoseok la miró entonces no era ni una milésima parte de cómo lo miraba a él últimamente.
Como si lo deseara más que a nada en el mundo.
Y le gustaba.
La manera en la cual cada vello existente en su cuerpo se erizaba de la nada le provocaba un indescriptible y vergonzoso placer; pero también le asustaba sentirse de aquella manera.
Abrumado, el peliazul impone más distancia entre ambos, pero está lo suficientemente mareado para tambalearse durante un instante.
--No, por favor. -suplica cuando el contrario hace ademán de acercarse a él. Para su tranquilidad, Hoseok desiste de su intención, no obstante, su penetrante mirada permanecía sobre él inquietándolo todavía más.
Taehyung estaba seguro de que Hoseok notaba su debate interno, así como él mismo percibía que este se estaba conteniendo.
Debía parar aquello.
Tenía que alejarse.
--Q-quiero... -pronuncia con dificultad sin levantar la vista --... regresar a Inglaterra... Horin... debo llevarla al pediatra...
--¿Acaso no puede verla un pediatra de aquí? -cuestiona obviamente en desacuerdo.
--No. -niega con la cabeza --Ella tiene uno particular, quiero que sea él quien la vea.
--Taehyung. -llama en advertencia, pero luego ahoga una maldición cuando el mencionado levanta la mirada, dejando entrever toda la contrariedad que estaba sintiendo --¿Cuándo volverías?
--No lo sé. -responde casi en un susurro y un incómodo silencio los arropa durante largos segundos.
--¿Planeas regresar?
Taehyung no respondió. No podía porque simplemente no conocía la respuesta. Por su parte, Hoseok lleva ambas manos a sus bolsillos mientras un vacío se hace presente en su estómago.
--Está bien. -accede al cabo de un rato. Más porque sabía que no podía obligarlo a quedarse que porque realmente estuviera dispuesto a dejarlo marchar --Dime cuando quieres irte y me encargaré de todo.
--Mañana mismo. -responde en un impulso. Convencido de que la distancia pondría orden a su cabeza.
--Imposible. -farfulla consternado --Es demasiado pronto. Además, el cumpleaños de Horin es en unos días.
--Hace dos meses que no la llevo al médico. -explica con cautela --Quiero llevarla lo más pronto posible.
--No veo mucha diferencia en que esperes a que pase su cumpleaños.
--La hay.
Hoseok suspira. Sabía que lo del pediatra no era más que una excusa. Sin embargo, era poco lo que podía hacer.
--Dame al menos el día de mañana. -pide --Necesito... -pausa para tirar de su cabello hacia atrás, dejando al descubierto su frente y con su vista fija en el rostro de su hija --Quiero pasar un poco más de tiempo con Horin.
El silencio vuelve a reinar, dando así por terminada la conversación, pero ambos demasiado enfrascados en sus propios temores como para si quisiera moverse.
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《Akina》
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