12
El vuelo de regreso a Corea estaba lleno de una incómoda tensión entre ambos adultos, quienes se limitaban a ignorarse mútuamente.
Mientras Hoseok le permitía a Horin verter toda su incansable energía y curiosidad en la laptop que solía llevar consigo a todas partes para poder trabajar en cualquier momento, Taehyung se mantenía sumido en el silencio. Si bien hubiese preferido mantener a la pequeña entre la seguridad de sus propios brazos, no es como si Horin estuviera ansiosa por regresar a su lado. Aunque bien sabía que la razón para que esta prefiera estar junto al pelioscuro y no con él era debido a la estúpida portátil, no podía dejar de sentirse ansioso ante la interacción que se estaba llevando a cabo. Resignado, dejó a sus ojos curiosear por la elegante cabina, verdaderamente sorprendido de estar viajando en un Jet privado. Si este era o no propiedad de Hoseok, era algo que no tenía la intención de averiguar por mucho que le causara curiosidad saberlo.
Nadamás poner un pie en suelo surcoreano ya tenían un vehículo esperando por ellos. Taehyung se subió sin hacer preguntas, dejando que el chófer tomara la única maleta que llevaba consigo sin siquiera rechistar. Estaba extremadamente cansado a pesar de todas las comodidades de las que disponía la aeronave y, al parecer no era el único, ya que Horin se había quedado dormida hacía bastante rato.
El trayecto a donde sea que Hoseok los llevaba le resultó confuso. No reconocía ninguna de las calles por las que transitaban y no le resultaba de ayuda el estar dormitando cada tanto. Una vez llegaron a su destino, Hoseok se ofreció a llevar en brazos a la niña, algo a lo que se negó de manera inmediata; preparándose para darle pelea si creía que podría obligarlo. Contrariamente a lo que se esperaba, el mayor simplemente se dispuso a bajarse del auto en total silencio y rodearlo hasta posicionarse del lado de la puerta que ocupaba antes de abrirla y ofrecerle su ayuda para bajarse. El peliazul sintió el impulso de dar otra negativa, pero no era tan necio para rechazar la ayuda esta vez, teniendo en cuenta que tenía ambas manos ocupadas en sostener debidamente a su bebé.
--Adelante. -le anima a entrar Hoseok con cierta cordialidad. Como ya se imaginaba el menor, este había cambiado de domicilio.
Taehyung lo siguió por un pasillo que los llevó hasta estar frente a una puerta, la cual el adverso abrió para dejar ver los ajuares de una recámara. Aunque todo estaba perfectamente ordenado y bien colocado, resultaba fácil ver que el destino inicial de aquel espacio distaba mucho de ser una habitación.
--Por el momento dormirás aquí con Horin.-explicó el pelioscuro. Les Hubiese cedido su propia habitación, que era más amplia, pero los inmensos ventanales de cristal que daban paso a un increíble balcón con vista panorámica a la ciudad y una caída de más de cincuenta metros lo disuadireron eficazmente --Será algo provisional mientras encuentro un lugar más apropiado para vivir con una niña.
--No veo porqué tendrías que hacer eso. -dice Taehyung con voz apagada debido al cansancio --Después de todo nuestra estadía aquí es pasajera. -con cuidado, depositó a la pequeña en la cama y colocó una manta sobre su cuerpo.
A su espalda, Hoseok observaba con detenimiento sus movimientos poco enérgicos. Se le notaba agotado y esto hizo algo de mella en su consciencia. Era capaz de admitir que la manera indolente como lo había avasallado era la de un mismísimo canalla.
--Quiero pedirte disculpas. -musitó tras largos segundos de silencio, su voz era suave pero firme. --Lamento las cosas ofensivas que te he dicho, solo... estoy demasiado cabreado, no lo voy a negar. Todo esto, el descubrimiento de que tengo una hija de la cual me he perdido los primeros meses de vida me tiene mal. Sin embargo, reconozco que eso no justifica mi actitud. -llevó ambas manos a los bolsillos delanteros de su pantalón y entornó sus orbes sobre quien se mantenía en total silencio, sin siquiera dirigirle la mirada --Eras demasiado joven e inmaduro para saber que tus sentimientos cambiarían, pero yo sí que sabía e incluso pude preverlo... aún así dejé que me tomara por sorpresa y...
--Por Dios, Hoseok, solo cállate. -le espetó con voz ronca y cargada de amargura, no pudiendo soportar un segundo más escucharlo. Estaba demasiado cansado física y emocionalmente como para lidear con aquel tema que, pese al tiempo transcurrido, lograba herirlo profundamente. Ni siquiera tenía ganas de defenderse --Tomaré una siesta. Cierra la puerta, por favor. -terminó de decir sin voltear a verlo en ningún momento. Simplemente se acomodó en la cama, con uno de sus brazos rodeando de manera protectora a su pequeña, para entonces cerrar los ojos y sucumbir ante el cansancio.
Hoseok hizo su retirada en silencio, sintiéndose extraño a un nivel que le era difícil de comprender. Por alguna razón este Taehyung -tan distinto al dulce y sumiso chiquillo de antaño- suscitaba en él curiosidad y hasta incertidumbre.
No entendía qué demonios le pasaba.
Se supone que debería estar más que feliz por poder tener a Horin tan cerca suyo, entonces ¿qué provocaba aquella inquietud capaz de empañar toda la alegría y satisfacción que debería estar sintiendo?
Confundido con su propio sentir, optó por dejar de lado la cuestión. Justo en ese momento necesitaba resolver algunos asuntos de trabajo que requerían su atención inmediata.
***
--¡Dios mío, es tan hermosa! -exclama encantada y orgullosa la madre de Hoseok en cuanto lograr tener a su nieta entre sus brazos.
Hacía tan solo media hora que el pelioscuro se había presentado en la casa de su abuelo para mostrarle tanto a este como a su progenitora a la integrante más pequeña de la familia. Al principio, Tae había estado ansioso y asustado de toparse con Namjoon o Yoongi en aquel encuentro, después de todo, aún no se había atrevido a contarle a Seokjin que se encontraba en Corea, pero para su tranquilidad, Hoseok le había asegurado que ninguno de los dos estaría presente. Quizás en otra ocasión le hubiese extrañado la ausencia de aquellos dos, pero su alivio fue tal que lo pasó por alto.
Para evitar que el patriarca Min se esforzara de más o se fatigara, habían decidido que el encuentro fuera en la recámara de este.
--Ya, entrégamela. -demanda el abuelo con voz molesta y mirada impaciente, esperando que la pequeña le fuese entregada nuevamente. Por su parte, Horin se mostró un poco intimidada al principio ante los nuevos rostros, pero no tardó en mostrarse más receptiva y encantada por las atenciones y los mimos que le estaban dedicando.
--Horin es un nombre precioso. -le comentó la fémina, acercándose al joven doncel tras verse prácticamente obligada a entregarle la niña a su padre --¿Puedo saber por qué lo elegiste?
Taehyung pensó que aquella pregunta no debería haberlo tomado por sorpresa. Sin embargo, lo hizo. Con las mejillas calientes miró de reojo en dirección a Hoseok, quien no dejaba de sonreír mientras observaba la interacción del veterano y la infante. Al ver que estos no estaban prestando atención a la conversación, se dispuso a responder a quien aguardaba paciente por su respuesta.
--Porque suena parecido al nombre de mi hermano. Fue mi manera de agradecerle todo el apoyo que me brindó durante el embarazo.
Oh, claro que jamás revelaría que existía otra razón por la que eligió llamarla de esa manera. Aunque no era difícil deducir que se trataba de la similitud que guardaba con el nombre de su otro padre, no estaba muy dispuesto que digamos a admitirlo abiertamente. Incluso Jin lo había observado con sospecha cuando le había dado a él la misma justificación.
Si su suegra había creído del todo o no su explicación, es algo que la mujer no verbalizó, solo se limitó a mirarlo de una manera tierna y comprensiva que lo hizo sentirse nostálgico de repente, provocando un nudo repentino en su garganta. Y es que, parado allí, observando todo el amor y la devoción que le era dedicado a la menor, le hizo sentir el primer latigazo de culpabilidad arraigando en su persona, porque aunque en su momento creyó que hacía lo correcto al escapar llevándose consigo el secreto de su embarazo, es ahora cuando cae en cuenta de que fue una decisión precipitada y egoísta en la cual no solo Hoseok se vio afectado, sinó también los otros dos mayores presentes en la habitación.
Bajó la cabeza, avergonzado de su comportamiento al recordar la manera en la cual ambos mayores lo recibieron y aceptaron nada más conocerlo. La fémina lo había acogido como a un hijo más, tratándolo siempre con el mismo cariño y comprensión que le dedicaba a su propio vástago; y el abuelo Min, quien era un manipulador de primera siempre dispuesto a salirse con la suya, se convirtió rápidamente en su principal aliado y consentidor.
Una estruéndosa carcajada fue la encargada de sacarlo de sus cavilaciones, haciendo que toda su atención recayera precisamente en el mayor de todos.
Ciertamente la imagen mental que se había hecho cuando Hoseok le reveló sobre el delicado estado de salud del abuelo -aunado al panorama que encontró al llegar- eran totalmente opuestos a la que tenía en ese momento, pues daba la impresión de que el canoso hombre recobraba su fuerza y vitalidad con cada segundo transcurrido.
Tal parecía que si la duración del acuerdo que tenía con Hoseok dependería del tiempo que le quedara de vida al anciano, entonces seguirían casados una maldita eternidad.
Tae miró a su aún esposo, cuya expresión de sorpresa y confusión revelaban que tenía un pensamiento similar al suyo; luego observó a su suegra, quien le rehuyó la mirada.
Suspiró.
Al parecer ese viejo zorro jamás dejaría sus mañas.
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《Akina》
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