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°•○°•○°•○Flashback○•°○•°○•°
Taehyung lloraba amargamente mientras corría y las frías gotas de lluvia colisionaban sobre su rostro, entremezclándose con sus lágrimas.
Aquel debía haber sido el día más feliz de su vida. Al fin se había atrevido a confesarle a Hoseok sus sentimientos, pero este no había tomado en serio la veracidad de los mismos, asegurándole que lo suyo no era amor, sinó una mera ilusión que tarde o temprano desaparecería.
¿Como se atrevía a no creer que lo que sentía por él era real?
--¡Taehyungie, espera! -gritó el pelioscuro mientras se esforzaba por alcanzarlo --Por favor, no hagas esto. -pidió casi sin aliento cuando al fin lo alcanzó, tomándolo de los hombros para obligarlo a mirarlo --Mírame.
--¿Por qué no puedes creer que te amo? -cuestionó con la mirada nublada y sonrisa dolida.
Hoseok comprime sus orbes con fuerza cuando un desagradable sentimiento de culpabilidad lo ataca, haciéndole sentir mezquino.
¡Dios! Aquello no podía estar pasando en verdad.
--Apenas tienes trece años. Eres demasiado joven aún para comprenderlo del todo, pero algún día conocerás a alguien más y te darás cuenta de que te digo la verdad.
--¡No quiero! -negó de manera desesperada --No quiero enamorarme de nadie más, Hobi. Solo quiero amarte a ti.
Hoseok sonríe con pesar y atrae al menor hacia su cuerpo para abrazarlo. Taehyung temblaba violentamente probablemente a causa del frío o debido a la desesperación que lo embargaba.
--Te juro que te esperaré. Esperaré a que termines tus estudios en el extranjero y regreses aquí. -aseguró, aferrando ambas manos a la ropa empapada de mayor --Mis sentimientos por ti no cambiarán, ya lo verás.
--Taehyung...
--¿Prometes volver por mí? ¿Prometes casarte conmigo entonces? -se separó ligeramente del contrario para que sus miradas conectaran.
Hoseok se sintió acorralado ante la repentina mirada esperanzada que le dedicaba el menor. Incapaz de ocasionarle más penas al inocente castañito, asintió levemente.
Lo cierto era que no tenía duda alguna de que el menor solo estaba confundido. Solo era un niño, ¿qué podía saber del amor? Una vez él se fuera al extranjero, el tiempo y la distancia harían lo suyo.
No tenía nada por lo que preocuparse.
°•○°•○°•○Flashback○•°○•°○•°
En cuanto Hoseok da un paso en su dirección, Taehyung alcanza a sentir como si de repente el oxígeno no llegara adecuadamente a sus pulmones --No te atrevas a dar un solo paso más. -amenaza con voz lo suficientemente inestable para que la frase sonora más como una súplica que como una orden. Sus orbes se ampliaron de manera dramática y su respiración se descontroló cuando la mirada de Hoseok se tornó burlona y decidida.
Justo cuando el mayor iba a avanzar otro paso más, una infantil voz llenó la estancia, captando inmediatamente su atención.
--Api-Te~ -balbuceó la pequeña mientras gateaba alegremente en dirección hacia ambos.
Hoseok, quien no tarda en recuperarse de la sorpresa, siente como todo enojo y mal humor desaparecen por arte de magia, siendo sustituidos por un sentimiento cálido con el cual se estaba empezando a familiarizar.
--Api-Te~ -volvió a llamar la pequeña tras una pausa estratégica durante la cual había descubierto la ubicación de su padre.
--¡No te acerques a ella! -exclamó Taehyung al percibir la intención de Hoseok de encaminarse hacia la menor.
Este, por su parte, se para en seco al escuchar la exaltación del peliazul. Con cierto pesar lo vio pasar a su lado y luego agacharse para recoger del suelo a la pequeña y acunarla entre sus brazos
--¿Otra vez te saliste del corral? -cuestiona recibiendo por respuesta una mirada inocente y alegre --No, no te chupes el dedo, Horin. -le riñó cariñosamente, olvidándose por completo de la presencia de Hoseok, quien permanecía inmóvil en su lugar sin poder apartar la mirada; hechizado con cada gesto, movimiento, balbuceo e incluso parpadeo realizado por la infante.
--Horin. -murmuró antes se siquiera darse cuenta de ello. Su voz teñida de añoranza y melancolía a partes iguales.
Porque dolía.
Dolía muchísimo ser consciente que se había perdido los primeros meses de vida de su propia hija y que jamás los iba a recuperar. No en vano él era un total desconocido para Horin, tanto o más como lo había sido ella para él tan solo horas atrás.
¡Dios! Quería abrazarla, quería descubrir qué se sentiría sostenerla entre sus brazos.
Quería tenerla a su lado.
A su vez, Taehyung, que había logrado captar el trémulo murmullo, reparó en la ambigüedad de emociones que reflejaba el rostro adverso y en el inusual brillo de su mirada.
Se estremeció.
--Dijiste que no me la quitarías. -dice a la defensiva antes de girar su torso parcialmente a la derecha, queriendo con esto interponer una especie de barrera imaginaria que mantuviera a Hoseok lejos de la niña --Lo prometiste. -le recordó.
--Y no tengo la intención de hacerlo. -asegura con tanta calma que Taehyung no supo porqué se estremeció --A menos, claro, que tú me orilles a ello.
Entonces lo entendió.
Aún cuando intentó con todas sus fuerzas mantener una postura digna, Taehyung tuvo que tomar asiento cuando sus piernas amenazaron con ceder ante su peso. Los latidos de su corazón hicieron eco en su cabeza mientras apretaba obstinadamente los labios para evitar que estos tiritasen y lo dejasen vergonzosamente en evidencia.
¿Qué diablos se suponía que iba a hacer? Sus dos únicas opciones eran rendirse o pelear y, lastimosamente, era consciente de sus pocas posibilidades de ganar. Es decir, no era más que un joven doncel con pocos estudios y de escasos recursos. No dudaba ni un segundo en el alcance que podía llegar a tener el dinero y la influencia del mayor.
O, más bien, no se sentía tentado a averiguarlo.
Abrazó con fervor el diminuto cuerpo entre sus brazos y se contuvo para no llorar. Horin se retorció inquieta unos segundos para que la liberace del apretado abrazo, iniciando luego una pataleta cuando lo primero no surtió efecto. Al verse libre, gorgojeó feliz y se alejó gateando hacia la misma dirección de donde había salido minutos atrás. Todo esto bajo la atenta mirada de Hoseok, quien ni siquiera era consciente de que sonreía tontamente.
Una vez Horin sale de su campo de visión, sus labios vuelven a adoptar un rictus severo. Como si de repente recordase algo, levantó su brazo y observó la hora en su reloj antes de suspirar con pesadez.
--Como bien sabemos los dos... -empieza decir, pronunciando cada palabra con deliberada lentitud --... eres un chico listo y estoy seguro de que te haces una idea de lo que puede pasar si hacemos las cosas de la manera difícil.
--No puedes obligarme a aceptar y tampoco puedes separar a Horin de mi lado así como así... ¡Por Dios, ni siquiera te conoce!
--¿Y de quién crees que es la culpa? -contra ataca con gesto sombrío --Tú me has mantenido al margen de su existencia desde su concepción, es lógico que no sepa quién soy, pero planeo cambiar eso.
--No, tú no puedes...
--También soy su padre y tengo los mismos derechos que tú y créeme, Taehyung, estoy más más dispuesto a hacerlos valer. Quiero ser parte de su vida, ser su padre en todo el sentido de la palabra, darle mi apellido, verla crecer... No estoy dispuesto a perder más el tiempo. Te daré unas horas a solas para que tomes una decisión. Acepta volver conmigo a Corea, finge por un tiempo que estamos juntos de nuevo y al final obtendrás tu divorcio y una jugosa recompensa por tu actuación. -pausa, dando con esto mayor énfasis a sus siguientes palabras --O niégate y asume las consecuencias.
Con la rabia y la indignación bullendo por sus venas, Tae le observó encaminarse hacia la puerta mientras se mordía la lengua para no decirle lo que pensaba de todo lo que le acaba de decir. Por el momento lo que necesitaba era a Jung Hoseok fuera de su departamento y entonces podría pensar en la manera de librarse de él.
--Ah, solo por si te ocurre querer pasarte de listo, dejaré a alguien vigilándote. -se felicitó a sí mismo por su acertada decisión al ver el desconcierto en el rostro adverso --Intenta escapar y olvídate de cualquier tipo de consideración de mi parte.
Dicho esto, salió, cerrando la puertas tras de sí.
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《Akina》
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