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06

Jung Hoseok jamás se consideró una persona especial pese a su posición social privilegiada y a que era uno de los más populares en su instinto junto a su primo y a su mejor amigo.

No era un tema de autoestima, simplemente no veía en él aquel plus que hace a una persona resaltar del resto; como era el caso de Yoongi, quien poseía un aura de bad boy y me importa una mierda el mundo que lo hacía parecer tan genial; O Namjoon, cuya inteligencia y sex-appeal captaban la atención de todos a su paso.

A Hoseok solía ofuscarle un poco la naturalidad con la cual se le daban las cosas a ambos mayores, siendo que a él le tocaba esforzarse casi al doble para obtener los mismos logros y méritos.

Aunque nadie pareciera notar aquello.

De haber sido alguien competitivo o envidioso, muy probablemente no existiría una amistad entre los tres, pero vaya que se llevaban bien. Tanto así, que Hoseok no podía sentir menos que admiración. Su meta era estar siempre a la altura de ellos, no como competencia, sinó, como su amigo.

Es por esto que, una vez ambos chicos se fueron al extranjero, dedicó horas extras a sus estudios, prácticamente vivía con la nariz metida en algún libro. Sabía que no podía decuidar sus calificaciones si quería ser aceptado en la misma universidad.

Con el pasar del tiempo, su popularidad cayó en picada, pero no podía importarle menos aquello. Si bien no dejó de ser la misma persona alegre y simpática de siempre, no socializaba con ninguno de sus compañeros fuera del instituto.

Por extraño que fuera, últimamente su vida social se limitaba a pequeñas charlas con un chiquillo de once años.

La verdad es que cuando le dejó su teléfono celular -meses atrás- a Taehyung para que lo llamase si necesitaba hablar, lo había hecho como un acto altruista. Se sentía en deuda con el pequeño doncel y no se le ocurrió nada mejor en ese momento.

Tras no recibir ninguna llamada de este o siquiera una contestación a su mensaje, asumió que todo estaba bien en casa del menor y dió por saldada su deuda.

No podía estar más equivocado respecto a la situación familiar del castaño y lo comprendió la noche que este lo llamó desesperado pidiendo ayuda pata evitar que su padre lo sacara de la ciudad.

Hoseok no sabía qué diablos hacer. Tenía a un doncel casi histérico al teléfono y cero ideas de cómo contactar con Seokjin o la madre de este.

Al final recurrieron a Namjoon. Con ayuda de Taehyung le proporcionaron la dirección del doncel mayor para que fuera a informarle de la situación. Mientras tanto, Hoseok se quedó pegado al teléfono, intentando por todos los medios lograr tranquilizar al menor.

Al final de la noche, todo había terminado bien para los donceles y Hoseok, aliviado, se había acostado a dormir.

A la mañana siguiente le sorprendió descubrir un mensaje del castañito, en donde este le daba las gracias por haberlo ayudado. Había sonreído de manera involuntaria, pensando en lo poco que realmente había hecho, pero de todos modos respondió con un "No fue nada".

A partir de entonces los mensajes de saludo y despedida se hicieron parte de su rutina diaria. A Hoseok le resultaba extremadamente tierno cómo el chiquillo se tomaba el tiempo de desearle los buenos días y las buenas noches sin falta.

Una tarde se le ocurrió preguntarle cómo iba todo en casa y en la escuela; allí descubrió dos cosas: que el menor era bastante parlachín y que prácticamente no tenía amigos. Lo cual verdaderamente le extrañó hasta que recordó que Seokjin era su hermano. No tenía nada en contra del castaño mayor, pero alguien con semejante carácter no debía ser fácil de tratar. La falta de amigos no era más que un daño colateral.

Cuando Namjoon y Seokjin empezaron a frecuentarse, Hoseok y Taehyung se veían las caras seguido, pero el menor se mostraba mucho más reservado y cohibido que por chat. No le fue difícil comprender que lo hacía para mantener en secreto su inusual cercanía

Le sentó terriblemente mal aquello, razón por la cual quiso tratar el tema con el menor. Le envió un mensaje en donde le explicaba que no tenía porqué charlar con él o ser su amigo si sentía que aquello era inadecuado. Que no debía sentirse forzado a hacerlo solo por agradecimiento.

En respuesta, recibió una llamada entrante de Tae, lo cual lo tomó por sorpresa puesto que hasta el momento sus efímeras conversaciones habían sido de manera textual. -exceptuando la primera vez que este lo había contactado.

Una vez contestó la llamada, escuchó la voz apesadumbrada del castaño, quien entre lamentos le suplicó que no dejara de ser su amigo.

Esa fue la primera de muchas veces que las súplicas de Taehyung lograron disuadirlo.

Muy tarde comprendió que jamás debió cambiar de opinión respecto a alejarse.

***

--Justo cuando creí que no podía estar más decepcionado de ti. -Hoseok pronuncia estas palabras con tal resentimiento, que Taehyung no puede evitar indignarse en cuanto las escucha.

--¡¿Tú vienes a hablarme a mí de decepción?! -replica con tono desdeñoso antes de soltar un bufido y apartar la mirada. Debido a esto, no es capaz de apreciar la manera en la cual la mirada del mayor se ensombrece, sus fosas nasales se expanden y hace puños sus manos.

Hoseok jamás se había considerado alguien agresivo, pero justo en ese momento su sangre burbujeaba debido a la rabia que sentía y a las ganas casi incontrolable de alzar la diestra para abofetear duramente a su insolente esposo.

Horin empieza a gorgojear, sacándolo de sus oscuros pensamientos. Hoseok la observa detenidamente y su pecho se contrae dolorosamente.

Era suya.

Estaba seguro de ello con tan solo mirarla y el hecho de que Taehyung le haya privado del derecho de saber de su existencia lo llena de amargura, rabia e impotencia a partes iguales.

En todo ese año y medio transcurrido, jamás fue capaz de odiar al joven doncel a pesar de su engaño y posterior abandono. Sí, le había dolido como nada en el mundo descubrir la infidelidad, pero ni siquiera ese hecho logró bajar a Taehyung del pedestal en el cual lo había colocado.

Pero el actuar del peliazul superaba los límites de la tolerancia y lo perdonable. Había tirado por los suelos la imagen y estima que tenía hasta el momento por él.

--Necesitamos hablar. -sentencia con un tono de voz que no admitía una respuesta negativa --Y antes de que se te ocurra negarte, déjame avisarte que no me iré de aquí sin respuestas. -le dedica una dura mirada antes de suavizarla para mirar efímeramente a la infante.

¡Dios! Anhelaba experimentar qué se sentiría tenerla entre sus brazos él también. Era su padre, estaba en su derecho y, sin embargo, casi podía apostar que primero tendría que arrancársela de los brazos a Taehyung. Aunque ganas no le faltaban, prefirió darse la vuelta y salir de la habitación antes de hacer algo que alterara la tranquilidad de la pequeña.

Mientras inhalaba y exhalaba aire repetidas veces llegó nuevamente a la diminuta sala.

Empieza a sentirse enervado ante su situación. Llevaba cerca de una hora allí y prácticamente estaba en las mismas que cuando llegó. Solo dando vueltas al asunto sin llegar a ninguna parte en concreto.

¿Qué rayos se suponía que iba a hacer ahora?

Pedir el divorcio le hubiera parecido lo más viable hace unos veinte minutos atrás, -cuando no sabía de la existencia de Horin- pero ¿qué pasaría con su pequeña entonces? ¿Pelearía por la patria potestad o se conformaría con verla los días que estipulara un juez?

La primera opción le resultaba de lo más atractiva. Una parte suya abrazaba la posibilidad de hacerle daño emocionalmente al peliazul, pero a la vez era consciente de que no podía castigar al padre sin que su hija sufriera las consecuencias.

¡Diablos! Parecía ser que estaba destinado a no tener el control de su vida ni de sus emociones.

Era patético.

No sabe cuanto tiempo llevaba perdido entre sus divagues cuando Taehyung hace acto de presencia. Este camina con la espalda recta y el mentón en alto hasta sentase en el sillón doble, el cual estaba justo frente a Hoseok. A su vez este bufa internamente cuando lo ve tomar asiento con aquel aire de dignidad rodeándolo.

--¿Cuántos meses tiene? -dispara la pregunta sin rodeo alguno.

Por su parte el contrario enarca una ceja mientras su expresión se torna mucho más seria --¿No sabes contar? -suelta de mala manera --No ha de ser difícil atinarle teniendo en cuenta que solo tuvimos relaciones sexuales unas tres veces en casi un año de matrimonio.

--Y por eso lo hiciste, ¿no? -pronuncia con un matiz de amargura y una sonrisa totalmente vacía --Te buscaste un amante a la primera oportunidad porque yo fui incapaz de tomarte las veces suficientes.

--¡Eres un canalla¡ ¡Cerdo mentiroso! -exclama en un arrebato de ira, respirando agitadamente cuando se levanta de manera brusca y desafiante.

Hoseok no tarda en ponerse en pie él también, dando varias zancadas en su dirección, haciéndolo retroceder instintivamente hasta chocar de espalda contra la pared.

--Mi error fue creer que eras tan inocente como parecías cuando la realidad es que eres un total embustero. -musita con engañosa calma --Dime, ¿de verdad eras virgen cuando nos casamos o ya te habías entregado a otro? -pese al rechazo impreso en cada palabra, las orbes de Hoseok parecieron tener voluntad propia cuando quedaron ancladas a los labios adversos, los cuales estaban duramente fruncidos.

A su vez, Tae empezó a sentir su pulzo latir de manera errática al tener al mayor invadiendo su espacio personal. Por alguna razón Hoseok parecía mucho más grande e imponente justo en ese momento y que no dejara de observarle la boca no estaba ayudando en nada a su paz mental. Ahogó un jadeo cuando la respiración del contrario se tornó pesada y cada vez más y más cerca de sus labios.

¿Acaso pretendía besarlo?

"No. Mil veces no". -repitió entrando en pánico.

Sus labios tiritaron ligeramente antes de abrirse para escupir lo primero que se le cruzó por la mente: --D-dejaré que lo deduzcas por ti mismo. -fue su respuesta antes de salir despavorido de allí para ir a encerrarse en la habitación de Horin.

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《Akina》

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