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4. Amores inmortales (acepto el reto)

Siento un vínculo, un lazo existente entre tu corazón y el mío. Si este lazo se rompe debido a la distancia o al tiempo...temo que mi corazón deje de latir y muera. Y pronto tú me olvidarías.
(La cumbre escarlata)

* * *

POV MAGNUS

Salí (huí, literalmente) de la enfermería. La verdad no me esperaba esa reacción del chico... Y no era correcto.

Pero lo preocupante aquí era que, aunque mi mente me decía que no lo era, mi cuerpo no lo sentía incorrecto para nada, mis dedos hormigueaban por recorrer cada rincón de aquel joven alumno, mis ojos sólo querían ver el azul de los suyos, mis labios anhelaban completamente los suyos, <<sólo un beso>> susurraban los latidos de mi corazón que, en este momento, latía frenético, como queriendo salir de mi pecho y no estar conmigo, sino con el ojiazul, volver a la enfermería era lo que gritaba mi corazón...

Pero no...no lo podía permitir, no podía dejarme llevar por las sensaciones o por un impulso, no iba a jugar al juego del joven alumno (que a todo esto, ¿qué pretendía?).
Pero es que esos ojos...esos azules ojos eran...

-¡Y no lo haré! Nunca, jamás jamás... -le grité al espejo. Después de huir de la enfermería, me había escondido aquí. Pero, ¿qué estoy diciendo? ¡Yo soy Magnus Bane! Yo no me escondo ni entro en pánico... No me pongo nervioso ni cedo ante los deseos de hermosos ojiazules pelinegros...
-¡No!
Sacudí la cabeza y, después de verme una última vez al espejo, salí caminando a grandes zancadas hacia el aula del taller.

Entré dignamente. Nada había pasado.
-Disculpen el...incidente de hace un momento -dije sentándome en el escritorio y mirando a los alumnos por primera vez.
-¿Cómo está Alec? -me preguntó la rubia.
-¿Quién?
-Alec -repitió viéndome como si fuera estúpido (y tal vez lo era)-. Usted lo llevó a la enfermería...

-¡Ah! -dije definitivamente actuando como estúpido, ¿Qué me estaba pasando?-. ¿Alec? ¿Ese es su nombre?
-Alexander, en realidad -dijo alguien más.
-Pero todos le decimos Alec -contraatacó la rubia.
-Alexander -repetí, llevando una de mis manos, involuntariamente, hacia mis labios. ¿No había dicho yo ya ese nombre?

La rubia, que me miraba con ojos entrecerrados, me hizo volver a la realidad. Me aclaré la garganta. -Uumm, su compañero está bien, la enfermera me dijo que seguramente alcance a regresar a esta clase...
La rubia, ¡maldita sea!, iba a decir algo más. Alcé una mano para callarla. -Bien, vamos a empezar. Yo soy Magnus Bane. No sé si Tessa alcanzó a avisarles que yo me haré cargo del taller un par de semanas... Sé que sus textos son privados, que sólo con ella los comparten y tal vez me vean como un intruso... Pero, si les parece, podemos (me incluyo) empezar escribiendo algo temático, todos sobre lo mismo y...

-¿Sobre qué? -preguntó una voz, demasiado conocida ya para mí, desde la puerta.

Mis ojos chocaron con el azul de los suyos y él ¿se ruborizó? pero mantuvo mi mirada. -Sobre Edom -contesté apartando la mía. Había un anhelo demasiado intenso en sus ojos. Algo que me cortaba la respiración y me pinchaba el corazón, era como si él sufriera mi rechazo y yo lo sintiera...

-Disculpe -dijo agachando la mirada-. Por lo de hace rato -yo sabía perfectamente a lo que se refería, pero los demás no, claro-. ...es decir, por desmayarme, por tirar sus libros, por interrumpir su clase, por hacerlo ir a la enfermería... -levantó su mirada y cayó el azul cristalizado (¿iba a llorar?) de sus ojos en los míos.
-Por la enfermería -finalizó con una voz inesperadamente fría.

-... -no dije nada. No pude. Sentía un nudo en la garganta y en el corazón.
-¿Puedo pasar? -preguntó cuando vio que no iba a decir nada al respecto.
-Claro -dije levantándome para ayudarlo si era necesario.

-Estoy bien -dijo cuando ya iba a medio camino entre el escritorio y la puerta-. Está bien -repitió pasando a mi lado, demasiado cerca de mí.
-Gracias...por regresar -lo último lo dijo tan bajo que no supe si fue mi imaginación.

* * *

POV ALEC

Magnus salió dejándome confundido, decepcionado y, lo acepto, un poco destrozado. Sé que era él. Es él. Es Magnus. Es MI Magnus. El hombre, el brujo, con el que yo compartí tanto, con el que viví tanto...

Hay historias y sentimientos que no se olvidan, que trascienden el tiempo y el espacio. Y esta es una de ellas. Él NO PUEDE no sentirlo, no respirar cómo el ambiente cambia cuando estamos cerca, como nuestros latidos se acoplaron y nuestros cuerpos recordaban y añoraban la cercanía del otro. Simplemente no puede.

Y...si lo hizo, si es el caso, aquí estaré para ayudarlo a recordar y volver a sentir. Él no se dio por vencido cuando yo escondía lo que sentía por él, y yo no lo haría ahora. No podía ni quería dejarlo ir, no lo iba a perder de nuevo ahora que lo tenía, literalmente, al alcance de mi mano. Si quería hacerse el difícil, aceptaba el reto, porque él lo vale, este amor lo vale.

Me levanté de la camilla, me sentía un poco débil físicamente, pero mi alma y mi corazón en cambio se sentían más fuertes que nunca. Como si pudiéramos solos contra el mundo. Y mi mundo era Magnus.
Sonreí ante esto último.

-¿Te vas? -preguntó una voz a mi espalda. Me giré y ahí estaba la enfermera. ¿Lo había visto todo?

-Eemm...sí... -susurré nervioso-. Me siento mejor y... Magnus me espera... Es decir, el profesor Bane... Su clase... La clase... Tengo que volver...
-Tranquilo -me sonrio-. Yo entiendo. La clase de Magnus te espera. Ve.

Yo sonreí aliviado. Salí de la enfermería y creí escucharla decir "No más de lo que tú has esperado", pero seguro fue mi imaginación.

Me dirigí al taller y ahí estaba él, tan perfecto como siempre, explicando un nuevo proyecto. Y ahí me di cuenta, él realmente no sabe quién soy ni lo que vivimos, debo tenerle paciencia y tratarlo como a un animalito herido y asustado, darle tiempo y espacio. Por eso cuando se acercó a ayudarme, no lo dejé...

Seguí hasta mi lugar y le presté toda la atención que pude sin mirarlo, clavé mi vista en mi cuaderno mientras iba escribiendo... Había dicho que el tema era Edom, escribir sobre Edom, pero libremente y... ¿qué mejor que escribirle nuestra historia para refrescar su memoria? Le demostraría mi amor con mis letras...le haría volver a sentir con mis palabras...

-¡Alexander! -gritó haciéndome saltar en mi asiento, sacándome de mis pensamientos. -¿Prestaste atención siquiera a la clase? Mira yo no sé qué te pase conmigo, pero una cosa es lo personal y otra...

Y entonces me di cuenta que estábamos solos. Ya no había nadie en el aula. La clase había terminado y no me di cuenta. Sonreí mientras guardaba mi cuaderno y mi pluma en mi mochila y caminaba hacia él.

Él se calló de golpe y retrocedió un paso cuando me vio acercarme.
-Quiero disculparme con usted -dije con voz neutra parándome frente a él. Tiempo y espacio-. Por...como ya dije...interrumpir la clase... Y... En la enfermería, de verdad quiero que me perdone, fue incorrecto e imprudente... Creo que todavía no estaba consciente del todo...

Él sonrió amablemente. ¡Por el ángel! Yo amaba eso de él. ¡Cómo lo había extrañado! ¿Cómo pude vivir tanto tiempo sin él?
-No te preocupes. Entiendo. Tal vez fui un poco brusco, es sólo que me tomaste desprevenido y...no supe cómo reaccionar... -buscó mis ojos cuando dijo esto último-. Tus ojos me recuerdan...

Intenté no demostrar nada. Tal vez no olvidó del todo, pero...tiempo y espacio. -No hay problema -lo corté-. Quería preguntarle si hay inconveniente en que mi proyecto sea epistolar, me gustaría hablar de Edom en forma de cartas...

-Ah, claro -dijo un poco confundido por mi cambio de tema-. Eso está... Muy bien...

-Me alegra. Y disculpe de nuevo. Podemos...empezar de cero -podemos volvernos a enamorar, quería decir-. Alec Lightwood, mucho gusto -y, ¡al diablo el espacio!, extendí mi mano hacia él.

-Magnus Bane -dijo con cautela tomándola suavemente. Y ahí estaban, claro, chispas de electricidad en nuestra piel. Supe que también lo sintió cuando miró nuestras manos con el ceño fruncido.

Era el momento. Lo solté y escuché como respiraba diferente. -Hasta mañana -dije sin mirarlo, pero sintiendo sus ojos clavados en mi nuca.
Porque hay amores inmortales. Definitivamente.

CONTINUARÁ...

¿No me estoy pasando de cursi? ¿Qué les parece que le cuente su historia en cartas? ¿Muy ñoño?

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