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38. Las cartas

Anduve lo mismo que cualquiera en busca de unas manos que, en mitad de la noche, entre tantos idiomas el mío comprendiera.
(J. Sabina)

***

Nota: creo que este será el capítulo más largo de mi vida. Pensé en dividirlo, pero ¡tenían que leer este final!. Lean con tiempo porque es más o menos como cinco capítulos míos. Espero sus comentarios de odio al final… y sus comentarios bipolares durante todo… (Sí, soy mala)

***

POV MAGNUS

Regreso a la habitación, cargando con todas las cartas, incluida la roja, enciendo la luz de noche en la mesa alejada de la cama, miro a Alexander, hermoso y pacífico, dormir, antes de empezar a leerlas todas:

CARTA 1

<<Querido exbrujo de Brooklyn:

Generalmente las personas, shadowhunters y subterráneos, acuden a ti para borrar y recuperar recuerdos. Así que debe ser raro que sea ahora yo (un shadowhunter) quien tenga que refrescar tu memoria… Y no un shadowhunter cualquiera.

Tú y yo nos conocimos en la fiesta de cumpleaños de tu gato, por un asunto precisamente de recuerdos… Tú habías borrado la memoria de Clary, cuando era sólo una niña, para alejarla del mundo de las sombras… Y ahora quien está lejos de ese mundo eres tú, y te necesito de vuelta.

Seguramente te preguntes muchas cosas, como qué es un shadowhunter (yo, quien te escribe, soy uno de ellos), un nephilim, ya sabes, sangre de ángel, estamos en el mundo para proteger a lo mundanos de los demonios…porque todas las historias son reales (y a veces los sueños también).

Los subterráneos (tú eres, eras, uno…en otra vida) eran los brujos, vampiros y hadas… Tú eras un hijo de Lilith cuando te conocí, en un mundo donde no estaba bien visto ser gay, ni mezclarse con subterráneos y menos con el gran M.B. (brujo bisexual, librepensador y espontaneo). En un mundo que tuvimos que poner de cabeza para poder estar juntos…

Y lo volvería a hacer, una y mil veces, ¿sabes? No me importa cuántas veces renazca y si me dan recuerdos o no de esa vida juntos…porque, con memoria o sin ella, tú siempre estarás en mi corazón. Y al corazón no hay quién le gane, contra un amor como el nuestro no podría ni Asmodeus, príncipe del infierno, padre tuyo.

Nunca tendrías que haber dado tu inmortalidad por mí en Edom, yo hubiera preferido morir ahí contigo; porque, como te dije, no quiero el mundo, te quiero a ti. Aunque hoy la vida nos da una segunda oportunidad…

Nuestra historia comenzó buscando recuerdos en una fiesta y parecía haber terminado en Edom, contigo entregando tu inmortalidad para salvar a una pandilla de estúpidos shadowhunters adolescentes… Y todo porque estabas enamorado de uno de ellos (y él de ti, perdidamente). Pero hoy te cuento la segunda parte…

Dicen que las segundas partes nunca fueron buenas. Pero también decían que un shadowhunter y un brujo no podían amarse y tú y yo lo hicimos, fuimos la excepción a esa regla. ¿Por qué no romper otra? ¿Por qué no romperlas todas? Incluso las del tiempo y el espacio, porque tal vez no debimos habernos encontrado, pero lo hicimos… Porque mi corazón siempre buscará al tuyo…

Siempre esperaré por ti, en ésta y en todas mis vidas. En la anterior tú me conquistaste con detalles y paciencia, tú le diste brillo a mi mundo, fuiste mi mundo… En ésta me tocó a mí, es mi turno de ganar tu amor o, mejor dicho, de recuperarlo.

Y ésta es sólo la primera de muchas cartas, mi amor.

Con cariño, tu nephilim estúpido.>>

Leí la primera carta y, empezando a sentirme estúpido y paranoico, noté varias frases que llamaron mi atención así que empecé a subrayarlas.

Fueron principalmente tres las que me metieron la idea en la cabeza: “ahora yo (un shadowhunter)”, ¿era Alexander hablando de él como uno?, “tú eres, eras, uno…en otra vida”, ¿un hijo de Lilith era un brujo?, “y menos con el gran M.B.”, ¿Magnus Bane?

Dios. ¿Sería posible que haya sido tan idiota todo este tiempo?

Las cartas van dirigidas a el “exbrujo”… ¿y si…? No, no puede ser.

Dejo a un lado las cartas de Alexander y busco el escrito que yo les había leído:

<<Hay un lugar llamado Edom en los sueños de un adolescente. Gracias a él estoy aprendiendo lo que es el amor irrompible, ese que traspasa las barreras del tiempo y el espacio…ese que hace que se encuentren, vida tras vida, dos almas destinadas a amarse siempre…

Hay un lugar llamado Edom donde creyeron que un amor terminaba. Alguien dio su inmortalidad rompiendo el mundo de otro alguien. Porque hay ciertos amores, no muchos, que opacan todo a su alrededor, quedando de color únicamente los dos, en una mirada, en un beso, en un abrazo… Los dos un mundo. Su mundo.

Hay un lugar llamado Edom en mis sueños. Pero yo no veo en él más que un par de ojos azules. Así que el Edom en el que yo creo es sobre el cual él escribe…>>

Y otra frase de Alexander parece resaltar: “porque todas las historias son reales (y a veces los sueños también”.

Los sueños…era yo quien soñaba con esos ojos azules tan parecidos a los de… ¿Alexander?

¿Cómo es que hasta ahora recuerdo esos sueños? Cuando lo vi la primera vez ya lo había pensado…

Suelto un gemido de dolor cuando mi cabeza empieza a punzar, pero sigo con la siguiente:

CARTA 2

<<Querido exbrujo de Brooklyn:

Cada uno de los momentos que pasé contigo fue mágico. Cada sonrisa que compartimos, cada risa (desde aquella primera en tu fiesta cuando los vampiros), cada mirada llena de amor que me diste, cada abrazo, cada noche en tus brazos...

Pero los besos contigo ¡esos eran únicos e indescriptibles! Son de otro universo, son...esos sí realmente mágicos, hay algo de tu magia en ellos....sólo eso explicaría que sean tan perfectos. Desde el primero, en la puerta de tu loft, supe que nunca dejaría de desear más. Con ese primero
volviste mis piernas y todo mi ser de mantequilla, y fue entonces que entendí porque la gente hace tanto escándalo por un beso...

Y es que no es la acción en sí. No es sólo besar, es la unión del cuerpo, el alma y el corazón a través de los labios...con la persona indicada. Pues sólo con esa persona sientes que has encontrado la razón por la que estás en este mundo, para encontrarte con ella, y mi persona en el mundo eres tú; en ésta, en aquella, y en todas las vidas posibles.

Pero hay un beso en específico que nunca olvidaré. Uno con el que quise demostrarte todo lo que callé tanto tiempo ante el mundo, uno para dejarte ver que ahora tú eras mi mundo y no me importaba lo que dijeran o pensaran los demás. Nadie me importa, ni me importaba, más que tú.

Fue en el Salón de los Acuerdos. Clary había creado una runa para que subterráneos y shadowhunters peleáramos juntos. (Ése para mí fue nuestro símbolo, nuestra runa). Cada shadowhunter debía elegir un subterráneo, o viceversa. Muchos seguramente se sentían perdidos, sin saber cómo acercarse a lo diferente, a lo desconocido, que no era mí caso, para mí un subterráneo nunca fue tan conocido y tan igual a mí como cuando te conocí. Yo no tenía dudas, tú serías mi pareja (en la lucha y en la vida), tenías que serio. No aceptaría un no.

Pero no iba a ser fácil, no después de lo estúpido que yo había sido al quererte en silencio cuando lo que tenía que hacer era gritar orgulloso que el gran M.B. era mío y yo suyo, ahora y siempre.

Y no había mejor manera. Te busqué entre las personas hasta que di contigo, dejé a Izzy con el vampiro y caminé decidido hacia ti, pude ver tu cara de sorpresa pero eso no me detuvo. Tal vez no esperabas, claro que no lo hacías, que yo te pidiera ser mi pareja frente a todos (aunque fuera de lucha), que te marcara como mío por primera vez y tú a mí (aunque eso ya lo habías hecho, en mi cuello).

Y si no esperabas eso, mucho menos lo siguiente: te besé. Sin dudarlo, sin pensarlo, te besé. Sin importar las miradas y los susurros a nuestro alrededor, te besé. Te congelaste en el momento, seguramente pensando si realmente estaba ocurriendo, para después responder al beso con la misma urgencia. Con el mismo anhelo, la misma necesidad, el mismo amor.

Tus labios en los míos, moviéndose suave pero decididamente, tus manos en mi cuerpo, las mías en el tuyo, acariciando lo que nos era posible... Y, cuando nos separamos, pude ver tus hermosos ojos de gato brillar todavía con incredulidad pero con un inmenso cariño que hacía mi corazón hincharse de orgullo porque era sólo para mí. Tomé tu mano, acariciando la runa, y sólo te sonreí. Porque en ocasiones las acciones hablan más que las palabras, ¿o me equivoco?

Tuyo siempre, A.L.>>

De nuevo, ciertas frases llamaron mi atención: “subterráneos y shadowhunters peleáramos juntos. (Ése para mí fue nuestro símbolo, nuestra runa)”, ¡la runa! Aquel dibujo de su cuaderno que tan familiar me pareció… No puede ser… Alexander el shadowhunter y yo…

“El gran M.B. era mío y yo suyo, ahora y siempre”, otra vez M.B, ¿Magnus Bane? ¿Hoy y siempre? En otra vida y en ésta…

“Dejé a Izzy con el vampiro…”, omitiendo lo del vampiro, ¿no era Izzy, Isabelle, la hermana de Alexander?

“Pude ver tus hermosos ojos de gato brillar…”, ¡cómo demonios pasé por alto este detalle antes! ¡Ojos de gato, maldita sea!

La jaqueca estaba empeorando, pero yo no iba a parar, no ahora. Abrí la siguiente:

CARTA 3

<<Querido exbrujo de Brooklyn:

El engaño tuvo una parte importante en esta relación, tal vez sin ello Edom nunca hubiera existido...pero entonces nunca habríamos descubierto que este amor lo vale todo. Bueno eso en la otra vida, en ésta me toca demostrártelo de nuevo...

Pero hay ocasiones en que no es que uno quiera mentir, es sólo que las circunstancias nos envuelven y, cuando te das cuenta, ya no hay vuelta atrás.

Tú nunca me decías nada y entonces llega esta vampiresa a sembrarme dudas, a decirme que ella sí te conoce, a ofrecernos una vida mortal... Y no te equivoques, yo nunca lo habría considerado siquiera, yo sólo quería saber un poco más de ti, conocer más del hombre que amaba y que no confiaba en mí lo suficiente para hablar de su pasado.

Así que acudí a ella, ofrecí mis oídos a sus venenosas palabras, pero no te traicioné.

De verdad, de verdad siempre hay una explicación... Está en el otro aceptarla o no, pero al menos deberían escucharla antes de decidir romperlo todo y decir adiós.

Con amor, tu nephilim A.>>

Dos frases esta vez: “El engaño tuvo una parte importante en esta relación…”, “entonces llega esta vampiresa…”. Y entonces lo recuerdo, esta carta fue escrita es clase ¡cuando yo soñé con que Alexander me había engañado de algún modo con una tal Camille…!

Y la firma, tu nephilim A… ¿De Alexander?

No puede ser… No sé si debería, pero sigo…

CARTA 4

<<________

Hay pocas cosas que empiezan definitivamente mal y acaban tan bien. Pocas cosas perdemos, parecía que para siempre, y logramos recuperarlas en un giro inesperado. Nuestra primera cita fue una de las primeras, y nuestro amor es el mejor ejemplo para lo segundo.

Nosotros somos esos amantes eternos de los que habla Isabel Allende, nuestro karma es buscarnos y encontrarnos una y otra vez. O, como dice Cortázar, andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos. Puede que no lo supiéramos, no exactamente, pero nuestro corazón recordaba al otro, por eso yo llevo tanto tiempo soñando con tus ojos...

Hoy es nuestra primera cita, la primera de esta vida, claro, y si yo te contara lo desastrosa que fue la anterior...desastrosa al comienzo, como ya dije, para terminar bien...más que bien...

Mi boca sobre la tuya en un beso que no tardó en volverse fuego, mis manos explorando tu cuerpo, las tuyas sobre el mío, respirar ya era difícil, y no importaba, mis labios en tu cuello trazando un camino
húmedo... Y el sofá nos esperaba, me jalaste sobre ti, las caricias parecían ser insuficientes para el deseo que ya nos quemaba y entonces rompí la magia al besar la palma de tu mano...

Ahora lo entiendo, ¿sabes? No me estabas "enviando a casa", me estabas dando la libertad de pensar y decidir con la cabeza fría y no dejarme llevar por el momento...Aun a costa de tus deseos, porque sé que también lo deseabas, habría sido mi primera vez y te detuviste por mí, porque tienes el mejor corazón, porque debía suceder ya enamorados y no en la primera cita, porque querías que en ese acto, cuando sucediera, nos entregáramos el alma y no sólo el cuerpo.

Algún día podremos escribir juntos la versión de esta otra primera cita.
Con todo el amor, tu Alexander.>>

Dos frases de esta carta parecen referirse a lo mismo: “Pocas cosas perdemos, parecía que para siempre, y logramos recuperarlas en un giro inesperado” y “nuestro karma es buscarnos y encontrarnos una y otra vez”… ¿reencuentros? ¿Cuántas veces me ha hablado Alexander de reencuentros y reencarnación? Incluso en nuestra primera cita, con aquella estúpida canción, “yo lo haría. Yo…tal vez lo hice…” me dijo cuando yo pregunté ¿quién esperaría cien años o un millón por alguien?

“Por eso yo llevo tanto tiempo soñando con tus ojos”, reencuentros, reencarnación, sueños que son realidad, yo soñé con el azul de los suyos… ¿y él soñó con los míos?

¡Ja! una carcajada apenas contenida se me escapa con otra frase: “Hoy es nuestra primera cita, la primera de esta vida…”, ¿es que fui un ciego todo este tiempo? ¿Cómo es que no vi todas estas frases tan obvias antes? Y por eso esa no iba dirigida a nadie, buena jugada…

Ignoro el creciente dolor y paso a la siguiente:

CARTA 5

<<Querido exbrujo de Brooklyn:

Está tan lejos ahora Brooklyn, tan lejos el mundo de las sombras, tan lejos Edom...todo lo que vivimos. Y hoy te siento a ti mucho más lejos que antes.

Te escribo retazos de una historia no concluida con la esperanza de que vuelvan tus recuerdos y me ayudes, tal vez, a darle una conclusión, ayúdame a terminarla y así podremos empezar una nueva en este mundo. ¿Entiendes? (Espero que cuando lo entiendas no sea tarde).

La arena de nuestro reloj cae no tan lentamente, el tiempo se nos termina y ya no sé qué hacer para recuperar la magia entre los dos. Y no me refiero precisamente a tu magia literalmente hablando.

Me refiero a eso que flotó entre los dos desde el primer momento, a lo que terminaría por convertirse en el amor más fuerte e irrompible que pueda existir, no lo rompas tú ahora. Ese día en tu loft, tus comentarios absurdos me hicieron recordar que yo también puedo reír, tus ojos en los míos, ¡en mí!, me confirmaron que también existo y merezco ser visto...no dejes de verme ahora.

No me dejes ahora...>>

Esa carta, no podría olvidar el día en que la leí, específicamente no ésta. Fue cuando estuve a punto de irme, de abandonarlo… “No me dejes ahora…”. “Te escribo retazos de una historia no concluida con la esperanza de que vuelvan tus recuerdos…”, “Hoy te siento a ti mucho más lejos que antes…”, ¡más obvio no podría ser!

Maldita sea. Respiro profundo. No me duele. Yo puedo seguir…

CARTA 6

<<Querido exbrujo de Brooklyn:

Dicen que nada sabe tan bien como lo prohibido. No fue por eso que yo busqué salir contigo, aunque sí estaba mal visto mezclarse con subterráneos. Y fue por eso que desde la primera cita llegué tarde, aún recuerdo lo apenado y nervioso que iba, lo incómodo que fue sentir tu molestia evidente y cómo mi corazón se hinchó de alegría cuando después de que dijeras <<por un momento había olvidado el nombre del rubio>> y yo te recordara que yo era Alec, tú dijiste <<Sí. De tu nombre sí me acuerdo>>. Una sonrisa llegó contigo para quedarse, en ese momento, ahora y siempre.

Fueron tantos encuentros clandestinos, tanto ocultarnos, pero, contrario a lo que digan, nada se siente tan bien como amar libremente. Nunca me sentí tan feliz como cuando vi el reflejo de mi amor en el brillo de tus ojos cuando te besé frente a todos, dejándoles claro que las prohibiciones y el amor no se llevan. Esa fue mi forma de decirte que te amo. Y todavía hoy lo hago, y busco nuevas formas.

Tuyo siempre, A.>>

“Y yo te recordaba que yo era Alec…”. –Alec… Alexander –su nombre se me escapa como un ronroneo.

“Esa fue mi forma de decirte que te amo. Y todavía hoy lo hago, y busco nuevas formas”, “Tuyo siempre, A.”, ya ni siquiera tiene sentido decir que era evidente…

CARTA 7

<<Querido exbrujo de Brooklyn:

Creo, amor mío, que hay momentos que no se olvidan, así pasen años, siglos, vidas… Literalmente. Sensaciones como esas de unirte en cuerpo y alma con el ser amado.

Yo fui tuyo por primera vez en París y fue perfecto, no podía ser de otra manera. Después de la batalla que tuvimos juntos, aquella donde luchamos contra demonios y me dijiste que me amabas, te prometí presentarte a mi familia. Luego de eso nos fuimos de vacaciones por el mundo… que fueron interrumpidas por C…eso no importa.

Volviendo al tema central, ¿cómo pudiste olvidar aquella noche mágica? El olor de las velas mezclado con el de nuestros cuerpos, la poca luz que nos daban sus llamas y la luna colándose por la ventana, no era importante vernos sino sentirnos, recorrer cada rincón de nuestros cuerpos, reconocernos con las manos y la boca, besarnos hasta el alma, hasta ser uno solo. Sin lujuria de por medio (no mucha), con la pasión necesaria para demostrar al otro que lo amas, que le perteneces, no de un modo posesivo, eres suyo porque quieres, porque eliges serlo.

Nuestros cuerpos encajaban perfectamente, el mío inexperto y primerizo vibraba sintiéndote dentro, y fue perfecto, fue correcto. Ese era mi lugar en el mundo y lo había encontrado en ti, y tú en mí. Dos mitades de un mismo ser, destinadas a encontrarse y a unirse siempre, en cada vida…

No era sólo sexo, nunca lo es cuando hay amor. Y, justo porque lo había y lo hay, me atrevo a decirte que mi cuerpo te extraña, mi alma te extraña… De corazón, te suplico: recuerda, por favor.

Att. Tu nephilim.>>

“Creo, amor mío, que hay momentos que no se olvidan, así pasen años, siglos, vidas… Literalmente. Sensaciones como esas de unirte en cuerpo y alma con el ser amado.” “El olor de las velas…”, leo varias veces esta carta y pienso en mis palabras: -Siento que no fuera la primera vez…

¿Será posible? ¿Yo olvidé pero mi cuerpo no?

“De corazón, te suplico: recuerda, por favor”. Si es lo que pienso, perdóname, Alexander…

“Interrumpidas por C…” ¿Camille otra vez? Siento que mi dolor disminuye un poco y aprovecho para leer la siguiente:

CARTA 8

<<Querido exbrujo de Brooklyn:

Temo perderte ahora que parecía haberte recuperado. Hubo una ocasión en que sentí un miedo similar, en una batalla contra Sebastian y los oscurecidos. Simon, Izzy y tú intentaban llevar la espada que acabaría con él, yo lanzaba flechas desde un punto aparte, pero siempre viendo por ti, y entonces voltee y te vi, estabas ahí, tirado, sangrando.

Recuerdo moverme hasta ti como en automático, con un sólo pensamiento en mente: él no. Y es que tú no podías morir, la historia, la lógica no era esa, tú eras inmortal, yo mortal, quien debía morir algún día era yo, tú simplemente no podías dejarme.

Recuerdo mi corazón volver a latir cuando presioné la herida y te quejaste, nunca tu dolor me alegró tanto, eso significaba que seguías vivo y yo contigo, porque sin ti yo no existo. En aquella ocasión, te di mi energía, tus manos tomándola de las mías. Si tan sólo pudiéramos hacer eso con los recuerdos, si pudieras tomarlos de mí, de la misma manera.

Te amo, te amé, y te amaré, pase lo que pase.

Tuyo siempre, A.L.>>

“Temo perderte ahora que parecía haberte recuperado” ¿No fue lo que me dijo el viernes? “No quiero esperar, Magnus. Tengo miedo de que algo suceda, que alguien venga y nos separe…

“Simon, Izzy y tú”, de nuevo su hermana y ahora hasta “Simon”.

“En aquella ocasión, te di mi energía, tus manos tomándola de las mías. Si tan sólo pudiéramos hacer eso con los recuerdos”.

-Me los dabas con palabras y no los vi, Alexander. A.L. Alexander Lightood.

CARTA 9

<<Querido, Magnus Bane, mi actual profesor de expresión literaria:

Te amo, no podría empezar algo personal de otra manera. Te amo así como aquel shadowhunter inexperto amó a su brujo. Te amo tal vez más.

Tal vez existe la reencarnación…o no. No lo sé. Sólo sé que si existe, tú y yo nos seguiremos encontrando. Puede parecerte extraño, un alumno con su profesor, ¿muy cliché? Es posible, pero te aseguro que no hay nada de cliché en lo que siento por ti. Hoy. Aquí. Ahora. Con estos cuerpos. En esta clase. En ese mismo segundo, mientras escribo, y siento tus ojos de gato clavados en mí.

Sin pensar en el pasado que pudimos haber tenido, juntos o separados. Sin pensar en el futuro, en un día más, dos, tres, una semana, un año, una vida. Pensando sólo en lo que tenemos seguro, tú y yo mientras
nuestros corazones no dejen de latir sincronizados y nuestros ojos y nuestras manos sigan buscándose para estar en paz.

Te amo, en este segundo, y si el mundo colapsa en el siguiente, ese segundo habrá valido la pena porque te conocí, porque nuestros caminos se cruzaron y te amé una vez más.

Tuyo ahora, como siempre, tu alumno, Alexander>>.

“Mi actual profesor de expresión literaria”, “Tu alumno, Alexander”, por fin una carta firmada por él abiertamente. Sonrío recordando la razón, yo lo pedí así: -Quiero que escriban un último texto, algo más…personal, de ustedes para mí.

“Te amo así como aquel shadowhunter inexperto amó a su brujo.” Mi nephilim, eras tan obvio y no me di cuenta.

“Hoy. Aquí. Ahora. Con estos cuerpos. En esta clase. En ese mismo segundo, mientras escribo, y siento tus ojos de gato clavados en mí.” CON ESTOS CUERPOS…

Ya no lo pienso más, estoy por ir a despertar a Alexander, ya que sólo queda la carta roja y esa prometí no leerla. Entonces caen cuatro hojas que estoy seguro no estaban ahí. La primera es un texto de “Destiny”:

<<Puede haber un gran amor en la vida de una persona. Pero a veces el destino nos juega malas pasadas y lo divide. Lo divide en dos momentos, en dos personas, en dos vidas.

Pero el amor sincero, ese que se clava profundo en el corazón, ese ni con magia puede borrarse. A veces se queda dormido un tiempo, pero basta una mirada, una palabra, una sonrisa, un choque de pieles, un suspiro, una respiración que te hace mirar hacia tu lado y entonces, los dos corazones involucrados colapsan como dos mundos chocando, creando una revolución tan fuerte en los cuerpos que el sentimiento se mueve lentamente desperezándose de su larga siesta y abre los ojos. Y vuelve a empezar ahí donde se había quedado.

Y el amor es de dos, siempre dos a un tiempo. En el amor no hay destiempos, siempre es el correcto aunque no lo parezca. Todo lo bueno y lo malo en las historias lo alimenta. Incluso aquellas piedritas que nos hacen tropezar y casi romperlo, contribuyen a hacerlo más fuerte.

¿Y si el tuyo sigue dormido? ¿Dejarías que esta vieja piedra te ayude a tropezar para intentar despertarlo de nuevo?

Destiny.>>

¡No puede ser! ¿Es qué hasta ella lo sabía? ¿Quién es? Ahora necesito saber quién es…

Las otras tres son de Alexander, reconozco su letra, pero son cartas que nunca me dio. ¿Cómo llegaron aquí?

CARTA NO ENTREGADA 1

<<Magnus Bane:

Apenas nos reencontramos y ya no puedo seguir así, ahora veo lo difícil que es luchar por alguien que no sientes seguro... Ahora entiendo lo que duele ofrecerle en una bandeja tu corazón a alguien que te da señales equívocas, ni un sí ni un no claro (como que me rechazas un beso y luego me suplicas por uno...)

Y, después de la interrupción de Catarina (que me dejó con ganas de ir a pedirle una explicación), me encuentro pensando ¿realmente importa que no recuerdes? Porque es obvio que sientes algo, podríamos empezar de nuevo a amarnos...una nueva historia...también nuestra. No sería tan malo, ¿o sí?

Excepto que sí lo sería, ¡porque yo recuerdo! ¡yo sí lo hago!, yo tengo estos viejos sentimientos y recuerdos mezclándose con estas nuevas sensaciones... Porque te amé intensamente y yo nunca lo olvidé, y hoy te amo con igual o mayor intensidad. ¿Por qué no te bastan mi cercanía y mis letras para que recuerdes? ¿Cómo puedes no sentir que es nuestra historia? ¿Cómo puedes no desear estar conmigo las 24 horas, así como yo lo hago?

Y lo más importante, ¿qué me detiene para contártelo todo de una vez? Lo peor que podría pasar es que no me creas...

Y si te estás preguntando ¿qué tiene que ver esto con Edom? ¡TÚ Y YO SOMOS EDOM! ¡Tú y yo somos esos amantes que no debían separase ahí! Nuestra historia no debió terminar ahí. Y, a veces, siento que te odio porque han pasado ya tres días y no logro que recuerdes o vuelvas a sentir.

Att: Alec, tu antiguo amor y actual alumno>>

No sé si reír o llorar al leer esta carta… Tendría que subrayarla toda y no hace falta, ya me lo está diciendo directamente…

CARTA NO ENTREGADA 2

<<Querido M.

Ya no sé qué escribirte para expresarte qué tan hondo estás en mi corazón. Pasó una vida, y podrán pasar mil más, yo te seguiría amando y recordando.

Ni la magia o el infierno lograrán el olvido. Mi corazón fue tuyo desde aquel día que, en tu loft, me hiciste recordar que yo también puedo reír, que merezco hacerlo.

Me gustaría poner tu nombre aquí, contarte, sin ocultar identidades, todo exactamente como sucedió. Desde el primer día de aquella vida hasta el primero de ésta.

Mi corazón nunca te olvidó, debe ser que yo siempre te amé más (y esto no es un reproche), es sólo que yo te amo con toda mi alma y lo daría todo por ti; aunque tú diste tu inmortalidad, no puedo competir o argumentar contra eso. ¿Haría alguna diferencia si te cuento todo de frente?

Siempre tuyo, Alec>>

-Probablemente la habría hecho, Alexander…

CARTA NO ENTREGADA 3

<<Magnus:

¿Y si te escribiera a ti y no al exbrujo? ¿Y si te digo a ti cuánto me duele tu amnesia involuntaria?

Tal vez sería más fácil empezar de nuevo si te explico que con que me ames ahora basta. Pero a él no. El juego no funciona así (no creas que es un juego para mí).

Te quiero…te quiero conmigo, no sólo hoy, o una semana, te quiero siempre, en esta vida y en la siguiente, y la siguiente, y la siguiente… Pero todo depende de ésta, y si no lo logro…

Intento no pensar en eso, pero… ¿y si realmente nunca me recuerdas? Tal vez con más tiempo, pero no lo tenemos, ¿entonces por qué intentas irte y complicarlo todo?

Ahora mismo estoy molesto (y puede que un poco celoso), y no quiero verte, o escucharte, o hablarte, pero no por eso te voy a dejar ir.

Voy a luchar por ti hasta el último segundo, Magnus>>.

¿Él? ¿Quién él? ¿No lo tenemos? ¿Todo depende de ésta?

Deduzco por el “un poco celoso” que escribió esto en algún momento en que algo sucedió con Destiny, pero ¿cuándo?

Lo mejor seguramente sea preguntarle de frente…

Pero, de nuevo, algo cae. El sobre rojo. ¿Qué más pierdo?

Lo abro y saco la hoja, también roja, que empieza así:

<<Querido Magnus, mi amor:
Seguramente es domingo ya en la noche y, si estás leyendo esto, significa que no lo logramos…>>

Interrumpo la lectura cuando siento a alguien a mi espalda. Volteo, sintiéndome culpable, preparando mi disculpa para Alexander por romper mi promesa. Pero lo que me encuentro me deja sin habla, un hombre alto, pálido, vestido de blanco, sus ojos de gato verde dorado, idénticos a lo míos, sonriendo con diversión:

-No te detengas por mí, hijo. Termina la carta…

CONTINUARÁ…

¿Serviría de algo decir que no entren en pánico? Supongo que no… Falta la última parte del sábado. Supongo que la subo hoy en la noche, junto con el día 13…

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