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Capitulo 7: Recuerdos

El trailer arriba, pero al parecer YouTube no deja verlo por celulares, pero si por ordenador!

Pueden buscarlo como: "Mi Injusticia Soy Yo 2" espero que les guste :D


― Creo que te han dejado.

― Cierra la boca. - le corté, provocando una risa de su parte.

― Ya ha pasado dos horas Tuerca, o es muy despistada o le caes muy mal. - me dijo cruzándose de brazos y sentándose a mi lado.

Seguramente la segunda opción era la más acertada, y era que Nikki Hamilton me tenía esperando junto a la tienda para que me pasara a buscar desde hace ya horas.

Lo peor de todo era que más que no contestarme el teléfono, me rechazaba la llamada mandándome al buzón de voz.

― Deberías aprovechar y venirte conmigo al Desagüe.

― Déjalo ya. - le solté con la paciencia a punto de explotar.

GusGus se encogió de hombros, pateando una piedra que tenía a su lado en el estacionamiento, aburrido.

― Tranquilo hermano, solo decía.

― Ya es la décima vez que lo repites, y lo sabes muy bien.

Este levanto sus manos en señal de paz, y yo por mi parte refunfuñe, no tenía idea de que hacer, y lo peor de todo era que cada minuto que pasaba iba convenciéndome más en que escapar al Desagüe no sonaba tan mal como pensaba en un comienzo.

Pero no, no debía.

Para sacar esas ideas de mi cabeza prendí un cigarrillo, el último que me quedaba de la cajetilla, le di un par de caladas e intenté despejar la mente.

― ¿Cómo es? Ya sabes, vivir con una de las familias más ricas del país. - este me observaba intrigado, y yo por mi parte me lo pensé un momento.

― Es como vivir en una película, todo es alucinante, pero sabes que en algún momento acabará y volverás al mundo real.

Gus me sonrío.

― Pero tu película es bastante larga, yo si estuviera en tu lugar aprovecharía estos meses para vivir como un rey, sacarle el lado bueno a todo esto.

Fruncí el ceño, sin poder creerme lo estúpido que estaba sonando en este momento.

― ¿Tu también? Estas peor que Tony, y yo que pensaba que ibas a venir a suplicarme que volviera al Desagüe.

― Es lo que he hecho hace horas, pero como no es una opción, ¿Qué más quieres que te diga? - bufó. - Si te soy sincero toda esta situación me jode, me aburro con el viejote de Tony y el serio y responsable de Vince.

― ¿Y yo en que quedo?

Este se lo pensó un momento.

― El tío que me presta dinero y le pateo el trasero en videojuegos.

Volqué los ojos tomándolo de la chaqueta para darle un empujón ofendido, a lo que este soltó una carcajada, colocándose su gorro verde oscuro hacia atrás.

― Respeto a tu mayor niño.

GusGus iba a decirme algo, pero su móvil comenzó a sonar, sacándolo de sus pantalones que le quedaban dos tallas más grandes, y se lo llevó a la oreja.

― Vieja, ¿Estas en la parada del autobús? - seguí fumándome el cigarrillo, mientras que Gus respondía. - Bien, voy contigo, que estaba visitando a Oliver en sus nuevos barrios. - este me dedicó una mirada irónica, y yo no dude en sacarle el dedo de al medio. - Espérame ahí. - finalizó cortando la llamada y encaminándose hacia mí.

― ¿Te vas?

Gus asintió.

― Mi madre acaba de salir del trabajo, así que... ¿Cuándo me invitas a almorzar de nuevo? Lunes, Martes y Jueves tengo ocupado, ya sabes, las chicas son mi prioridad. Pero los días sobrantes puedo hacerte un espacio.

Volví a volcar los ojos, sonriendo a su dirección, alzando la mano para estrecharla, a lo que Gus de inmediato me dio un apretón, más un corto abrazo.

― Estamos en contacto, no te metas en problemas. - le removí el cabello para fastidiarlo. - Y no te saltes clases, porque si lo haces créeme que obligaré a Vince y Tony a darte una paliza que no olvidaras.

Este se separó de mí, asintiendo con la cabeza sin tomarme mucha atención.

― Recibido y copiado jefe. - se despidió finalmente haciendo un gesto de soldado, para acto seguido encaminarse a paso rápido hacia la calle, desapareciendo hacia la parada del autobús, mientras que yo por mi parte me debatía si llamar a Alice.

Pero finalmente luego de terminarme el cigarrillo, y pasar unos cuantos minutos, fue ella la que comenzó a llamarme.

Sentí lastima por Nikki, no quería fastidiarla, ni mucho menos provocar una discusión o pelea por mi causa, pero no me quedo otra, se había comprometido en pasarme a buscar y no había aparecido.

Así que en el momento en que Alice me pregunto la razón por la cual no estaba en casa, fui con la verdad.

A pesar de las consecuencias que podría traerme.

Tuve que esperar quince minutos hasta que un convertible apareció dentro del estacionamiento, era de color gris platinado, elegante y por supuesto, caro.

No era Alice, ni tampoco Charles.

Y al ver el rostro de Nikki al salir del asiento de copiloto, pude comprobar lo furiosa que estaba.

― ¡Sube, estoy apresurada! - me grito sin siquiera mirarme a los ojos, y volviendo a su asiento.

Me encamine hacia ahí haciendo el menos esfuerzo por ir rápido, no iba a darle el gusto de tratarme como un animal, y menos aun cuando la culpa de todo esto no era más que ella.

Al abrir la puerta de atrás, caí en cuenta que quien iba de piloto no era ni más ni menos que su novio, Logan si mal no recordaba.

Estupendo, mi día no podía ir mejor. - me dije interiormente sin saber que decir, pero al parecer él encontró las palabras exactas.

― Perdón Oliver, a ambos se nos olvidó por completo, no volverá a ocurrir.

Me quedé extrañado por su amabilidad, más aún cuando la imagen que tenía sobre él era todo lo contrario.

Nikki por su parte no añadió nada, se quedó con la mirada fija en su teléfono.

No me sorprendió su actitud, en realidad ya me estaba acostumbrando a ella, no había nada más profundo dentro de su cabeza, y no podía pedir más.

Luego de un par de minutos en la cual una música electrónica sonaba en el coche, su novio volvió a hablarme.

― Así que, ¿Tus padres a donde exactamente se fueron de viaje?

Su pregunta me tomó por sorpresa, y de inmediato recordé la excusa que Charles Hamilton le había dado a Vale, la amiga de Nikki hoy por la mañana.

― Londres, ¿no? - soltó la castaña hacia mí.

Y yo por mi parte no me quedó otra que encogerme de hombros.

― Supongo.

Este al parecer notó el tono de duda con el cual hablé echándome un vistazo rápido, soltando una carcajada amigable.

― Créeme, ni yo sé exactamente en qué islas griegas están en este momento los míos.

Nos quedamos en un silencio incómodo, aunque más bien para ellos, yo me resté con echarle una mirada afuera del coche por la ventana.

Logan subió el volumen de la música, mientras que Nikki por su parte le colocó una mano en su cabello, acariciándoselo como gesto de cariño.

Él castaño no se veía mala persona, en realidad me sorprendió que no fuera el idiota que me imaginaba.

Al llegar a la casa de los Hamilton, me tensé de inmediato, mi corazón comenzó a latir con rapidez, y un escalofrío me recorrió de pies a cabeza.

― ¿Por qué hay una patrulla Nikki? - le preguntó Logan al apagar el motor del coche, mientras que esta me echaba un vistazo de reojo.

― Seguramente es Walter, el que trabaja en la oficina con mi madre. A veces viene a cenar a casa.

Al escucharla me relajé, él debía estar aquí como invitado de Alice y no para arrestarme.

Salí del coche encaminándome hacia la entrada a paso lento, esperando que Nikki y Logan fueran adelante, y en un momento por tanto nerviosismo rebusqué en la cajetilla un cigarrillo, pero caí en cuenta de que ya se me habían acabado.

― ¡Mierda! - solté más fuerte de lo que pretendía, llamando la atención de la parejita que se dio la vuelta a mi dirección.

Logan soltó una carcajada, y para mi sorpresa rebuscó en sus bolsillos algo, y me lo tiró desde su lugar, y al abrir mi mano estaban las llaves de su coche.

― Hay un local a un par de cuadras, en la salida del condominio a la izquierda, y luego giras en el semáforo a la derecha y está ahí. - No sabía que decir, le eché un vistazo a Nikki. - ¿Sabes conducir, no?

Asentí de inmediato, lo sabía, claro, había sacado licencia hace años atrás.

Pero ese no era el problema, sino que más bien si lo tenía permitido, no estaba seguro si Alice lo vería como una buena idea.

― Voy acompañarlo para que no se pierda, Oliver no está muy familiarizado con estos barrios. Vuelvo enseguida. - esta le soltó la mano dándole un beso en la mejilla con una sonrisa, para luego acercarse hacia mí con una mirada fulminante.

― Cariño no sé si sea una buena idea, tu madre...

Nikki me quitó de las manos las llaves, girándose hacia su dirección.

― Ya se le olvidó, no te preocupes, que hoy se levantó de muy buen humor.

Su novio al parecer se tragó la mentira de Nikki, ya que asintió sonriendo y retomó su camino hacia la puerta principal, mientras que por el otro lado esta soltó un bufido cabreado y abrió la puerta del conductor, haciéndome señas para que entrara al coche ya.

Cosa que hice.

― ¿No pudiste aguantarte las ganas de fumarte un maldito cigarrillo?

Estábamos solos, así que no dude en responderle.

― Soy adicto a la nicotina, así que me temo que me fue imposible.

Esta notó de inmediato mi ironía, así que prendió el motor enfurecida, echando marcha atrás de golpe.

― Personas como tú solo traen problemas. - soltó sin siquiera mirarme, acelerando.

Me mordí los labios para no reír, desviando la vista.

― Personas como yo... - susurré volcando los ojos sin que esta escuchara.

Esta al pasar la entrada del condominio subió el volumen del coche, dejándome claro que no tenía ninguna intención de dirigirme la palabra, algo de lo que yo estaba más que de acuerdo.

Así fue como llegamos finalmente a un pequeño supermercado, el cual habían un par de personas, en donde Nikki al estacionar me observó, y yo por mi parte le devolví la mirada.

― ¿Qué?

― ¿Vas a ir a comprar los cigarrillos, o también tengo que ir yo?

Sin pensarlo dos veces abrí la puerta del coche, saliendo de ahí de inmediato, y era que no iba a aguantar un segundo más con la boca cerrada si no salía ya.

Comencé a caminar hacia el supermercado, donde caí en cuenta de que no llevaba dinero conmigo.

Ni mucho menos lo tenía.

Me di la vuelta en dirección al coche, pero al ver la mano de Nikki fuera de la ventana, la cual me hizo señas para que me apresurara, mi orgullo fue demasiado grande para volver ahí sin los cigarrillos.

Así que al menos para fingir que iba a comprar, me adentré a la tienda.

Y para hacer tiempo ahí dentro, marqué el número de Vince.

― Tuerca, justo iba a marcar tu número.

― ¿Ah sí?

― En realidad, no. - Solté una carcajada, típico de Vince, querer hacer sentir a las personas mejor. - He estado ocupado amigo, Marcel luego de la perdida de tu mercancía nos ha hecho trabajar hasta muy tarde, estoy en mi descanso ahora mismo, luego tengo que volver a entrar a La Chamba.

― ¿No hay fiesta hoy?

― Claro que sí, solo que si te soy sincero no estoy con ganas de irme de joda, ni despertarme mañana con resaca y una chica más que seguramente ni recordaré su nombre.

Soltó un suspiro, y yo por mi parte sabía muy bien lo que había sucedido.

― ¿Cómo estuvo la vistita de Joyce?

― Más bien tocó la puerta del departamento y sin siquiera mirarme a los ojos me pidió algunas de tus cosas. - sabía que con el tono de su voz me estaba perdiendo algo. - Me tomó desprevenido Tuerca, la invité a entrar olvidando por completo que tenía a otra chica en mi cama. - este demoró en proseguir, y yo por mi parte caí en cuenta lo difícil que debió haber sido. - Lo peor de todo es que ni siquiera se enojó, ni me gritó, ni me golpeó, absolutamente nada. Simplemente se quedó en silencio y luego de entregarle todo salió del departamento despidiéndose de mí y de la chica como si nada, como si todos estos años de novios no hubieran significado nada para ella.

― Estoy más que seguro que intentó disimular Vince, Joyce siempre ha sido buena en ello.

Este soltó un suspiro.

― Ya en estos momentos no estoy seguro si conocerla tan bien después de todo, ella rompió conmigo, ella me dejó, quizás ya ha seguido adelante, y yo como soy un imbécil aún no puedo hacerlo.

Quería decirle a Vince que no era así, que Joyce lo quería, pero tampoco estaba tan seguro de ello, y después de todo, fue ella la que rompió con él y fue ella la que decidió irse a trabajar fuera del Desagüe.

Finalmente hablé.

― Ella te quiere Vince, pero la decisión fue suya, ahora solo debes dejarla ir. - dije al cruzar un pasillo de la tienda, encontrándome para mi sorpresa con esas piernas largas, ese cabello rubio y ese rostro malicioso que ya se me estaba haciendo conocido.

Vale. Sí, así se llamaba.

― Créeme que con lo que sucedió en el departamento ella debe pensar que ya lo he hecho. - soltó, donde justo en ese momento la rubia se giró a mi dirección, y al caer en cuenta de mi presencia me sonrío. - Debo irme Tuerca, mi descanso ya acabó. Te llamó mañana.

Corté la llamada antes que Vince, sin siquiera responderle, y es que justo Vale venía hacia mí.

Y sinceramente la chica era deslumbrante, iba con unos pantalones cortos negros, una blusa de lentejuelas doradas y una chaqueta de cuero.

Esta al llegar frente a mí al parecer notó mi mirada en su vestimenta, sonriéndome.

― Se lo que piensas, hoy es lunes y debería irme a dormir porque tengo instituto mañana. - al ver mi rostro, el cual dejaba claro que no había pensado siquiera en eso, soltó una carcajada, llevándose una mano a la frente. - Bien, al parecer no.

Hice una mueca, sin saber muy bien que decirle. Y al ver sus ojos fijos en mí, esperando que dijera algo, decidí soltarle la verdad.

― Vine a comprar cigarrillos, pero recordé ahora que no llevaba dinero conmigo.

― ¿Y andas solo? - me preguntó sonriendo, como si toda esta situación le pareciera de lo más graciosa.

Negué.

― Nikki, está esperándome en el coche.

Esta demoró un momento en hablar.

― Ya entiendo. - se aproximó más a mí. - sabes que va a fastidiarse si vas a decirle que se te olvido el dinero, y no quieres rebajarte pidiéndole que ella te preste. ¿Acerté?

Asentí.

― Exactamente.

― Y si te soy sincera las dos opciones son igual de malas para ti. Pero tienes suerte de haberte encontrado conmigo. - esta me guiñó un ojo y me tomó del brazo. - ven que yo te pago, no hay problema.

Empecé a negarme, pero fui callado por la rubia, la cual me dejó claro que no le costaba nada, que tenía tarjeta en mano.

Finalmente accedí ante su insistencia.

Y luego de que pagara todo en la caja, le agradecí el gesto recibiendo la cajetilla de cigarrillos.

― Considéralo un regalo de bienvenida al barrio. - esta me dio un empujón en el hombro, mientras que yo por mi parte sonreía y me la guardaba en el bolsillo. - ¿Te ha recibido bien mi mejor amiga?

No supe que decir, en realidad me había recibido como la mierda, pero tampoco podía culparla, ya que sinceramente, no buscaba un buen trato de su parte, no quería nada de ella a decir verdad.

Antes de que pudiera responder, la puerta de entrada del pequeño supermercado fue abierta por la misma Nikki, la cual ni le echó una mirada a Vale, fulminándome.

― ¿Acaso crees que tengo toda la noche?

Volqué los ojos, a lo que Vale soltó una carcajada, llamando la atención de Nikki quien cayó en cuenta de su presencia.

― Asumo toda la culpa, Oliver es completamente inocente.

Incomodo ante la situación, no dije nada, mientras que la castaña enarcó una ceja.

― ¿Vas a salir? Porque si mal no te recuerdo, mañana hay instituto.

― Es la fiesta de cumpleaños de mi padre, la ha preparado por meses, será una completa locura, no puedo faltar. Aun estas a tiempo, Logan tiene unas ganas enormes de ir, solo faltas tú.

― Me prometí que nunca volvería a poner un pie en ese lugar, y quería seguir manteniendo esa promesa.- habló claramente molesta con Vale, la cual al parecer no lo notó, echándome una mirada.

― ¿Y tú Oliver? ¿Quieres venir?

Nikki iba hablar, pero le corté de inmediato, negando con la cabeza.

― No puedo, tengo trabajo por la mañana.

Vale me hizo un puchero.

― Yo tengo instituto. Vamos, que será divertido. - esta me colocó una mano en el hombro, sonriéndome.

No iba a mentir, que tenía unas ganas inmensas de salir con ella era un hecho irrefutable, pero también tenía claro que mi situación me lo impedía, no estaba aquí para divertirme, estaba aquí para cumplir los ocho meses que las autoridades me habían dado en vez de la cárcel.

Y no iba a desperdiciar la segunda oportunidad que la vida me había dado.

― Debemos irnos, ahora. - soltó Nikki echándole una mirada a su celular. - Nos están esperando para cenar. Suerte Vale, dile feliz cumpleaños a tu padre de mi parte. - de inmediato esta se dirigió a la salida, mientras que yo me giré hacia la rubia.

― En otra oportunidad. - pude decir, encogiéndome de hombros, a lo que esta se cruzó de brazos haciendo un puchero.

― Voy a cobrártela Oli, que te quede claro. - me apuntó, para luego acercarse a mí y besarme en la mejilla. - Nikki puede resultar irritante, pero es solo una fachada, por dentro es más blanda de lo que te imaginas. - me susurró, y yo solté un bufido.

― No lo veo posible.

Vale iba a decirme algo al respecto, pero la castaña quien sostenía con una mano la puerta de entrada, se giró a nuestra dirección.

― ¡Oliver! Ahora. Al. Coche. O te vas caminando. ¿Me oíste?

De inmediato comencé a caminar hacia su dirección, escuchando por detrás la carcajada de Vale ante la situación, y yo no dude en echarle una última mirada negando con la cabeza, a lo que esta me guiñó un ojo, algo que al parecer ya parecía propio de ella.

Salí junto a Nikki en dirección al coche, esta no me dijo nada, al igual que yo tampoco lo hice.

Pasamos todo el camino de esa forma, ella estaba muy ocupada conduciendo, y yo por mi parte pensaba en la rubia, y era que nunca había imaginado que una chica de clase alta pudiera ser tan agradable y divertida con alguien como yo.

Y era que no iba a negarlo, había estado en un sinfín de situaciones de discriminación por mi situación económica fuera del Desagüe, donde me había sentido un bicho raro con chicas que solo por verme de poco dinero al vestirme con sudaderas de tercera clase y pantalones sin lavar, se alejaban de mi como si fuera una enfermedad.

Pero no Vale, ella era distinta.

Sonreí ante ello.

Al llegar a casa la patrulla seguía ahí, mi nerviosismo volvió, pero intenté esconderlo ante Nikki, aunque claro, ella tampoco parecía muy interesada en mi cuando a paso rápido entró a su casa, mientras que yo iba más atrás.

Tomé un par de bocados de aire para calmarme, no había hecho nada malo, así que no debía porque tener miedo.

Pero las imágenes de años atrás volaban en mi cabeza.

¿A dónde vas hijo? - me preguntó mamá cuando me dirigía a la puerta de casa.

Esta tenía los ojos medio rojizos, los labios secos, el cabello negro revuelto, y por el frío de una noche de invierno tiritaba al no tener en casa las suficientes frazadas ni ningún sistema de calefacción para disminuirlo.

Trevor estaba en su habitación con el pie quebrado por un atropello que había sufrido tres días atrás, en los cuales los ahorros para comprar una estufa se habían ido en la consulta médica.

Voy a casa de los Tanner para ver si nos pueden dar algo. - mentí sonriéndole para que no se preocupara.

Mamá comenzó a toser como ya lo llevaba haciendo durante semanas, y yo la observé ahí, desde metros de distancia, sin saber cómo evitar que sufriera de esos dolores que la venían agobiando desde hace días atrás.

Lo peor de todo, era que no había dinero para comprarle antibióticos, Trevor había dejado de trabajar por la pierna, papá había desaparecido ya hace meses y mamá había gastado todos los ahorros. Y yo con solo doce años, no tenía forma de conseguirme un trabajo.

No teníamos nada, y lo peor, era que estábamos en pleno invierno.

Vuelve lo más pronto posible y anda con cuidado hijo.- fue lo último que me dijo para luego enderezarse de la silla, y dedicarme una sonrisa forzada, la cual yo por mi parte no pude devolver.

Salí de casa preguntándome si lo que iba hacer era lo correcto, si había de una u otra forma alguna justificación.

Pero muy dentro de mí sabía que iba a hacerlo de todas formas, que la salud de mi madre era más importante que ir contra las leyes, e incluso contra la moral con la cual tanto tiempo había estado de acuerdo.

Quebrantar mis propios principios era la única alternativa que me quedaba para proteger a quienes me importaban.

Iba a robar, porque quitarle a alguien algo que podía significar el bienestar de mis seres queridos era inevitable en mi caso.

Y era que perjudicar las cosas externas a uno suelen verse de menor importancia si pueden significar el beneficio propio.

― ¡Oliver! ¿Cómo estuvo tu día? - la voz de Alice me trajo a la realidad, ya estaba frente a la sala, en la cual estaban sentados todos los miembros de la familia, contando a Logan y el detective Walter, y dejando de lado a Austin.

Parpadeé un par de veces, dejando de lado el recuerdo de hace casi 8 años atrás para hablar.

― Bien, bien. - tartamudeé claramente nervioso ante la presencia del Detective Walter, quien se acercó hacia mí de inmediato, para darme un apretón de manos en forma de saludo, sin quitarme su mirada de encima.

Analizándome.

― ¿Qué tal el trabajo?

Eché una mirada a mi alrededor, cayendo en cuenta el silencio que había, y como todos estaban pendientes de mi respuesta, a lo que Alice al caer en cuenta de ello comenzó a hablar con Logan y Nikki, los cuales de inmediato rompieron el silencio para establecer una conversación.

Lo agradecí.

No quería hablar con el Detective, en realidad no me caía bien ni en lo más mínimo.

― Vuelvo enseguida. - me excuse, dejándolo ahí parado.

No le di importancia, no estaba dentro de los requisitos tener que ser agradable con él, así que no iba a fingir serlo.

Subí las escaleras hacia el segundo piso de manera rápida, y al ver la puerta de Austin a medio abrir y el sonido del televisor, decidí ir con él.

― ¿Austin puedo entrar?

Este demoró un momento en responder.

― Claro.

Para mi sorpresa estaba haciendo abdominales a un lado de su cama, la cual tenía la bandeja de comida encima.

― Cuando estaba en la escuela odiaba el deporte, pero me obligaban a tener cuatro horas de educación física a la semana, y era lo peor que podían hacerme. Ahora en cambio, cuando he llevado postrado aquí por dos años, ni te imaginas cuanto las deseo devuelta.

Fruncí el ceño, apoyándome en la pared de la habitación.

― Puedes levantarte por la mañana y salir a correr durante la semana, y ahí las tienes.

― No es lo mismo.

― ¿Y quién dijo que lo iba hacer?

Noté como Austin sonreía, negando con la cabeza.

― No puedo ir solo, mis padres no me dejarían.

― Iré contigo.

― Tienes trabajo.

― Pero no antes de las ocho.

― ¿Vas a tomarte en serio lo que te dije hoy por teléfono, no?

― ¿Por qué no lo haría?

Este soltó una carcajada, levantándose del suelo para colocarse la camiseta de color azul oscuro, y pinchar con el tenedor un pedazo de carne, llevándoselo a la boca

― ¿Cómo estuvo tu trabajo? Mamá dijo que es en la tienda que está aquí cerca.

― Si, estuvo bien, mejor de lo que esperaba.

Nos quedamos un momento en silencio, mientras que este comía y yo me restaba a mirar la televisión, donde estaban repitiendo un partido de futbol de la semana pasada.

― Ni sabes las ganas que tengo de golpear a Logan, vino a saludarme cuando no habías llegado. - me soltó para mi sorpresa, y era que Austin estaba bastante hablador hoy con lo que me había acostumbrado estos pocos días aquí.

― ¿Ah sí?

― Ni le devolví el saludo, me quedé intacto en mi lugar, el problema es que de seguro pensó que estaba dormido por las gafas. - me señaló estas, las cuales llevaba puestas siempre. - Así que no fue de mucha ayuda.

No pude evitar reír ante ello, a lo que este me soltó maldiciones.

Iba a decirle que si podía explicarme mejor lo que había ocurrido realmente esa noche con Nikki, pero unos golpes en la puerta llamaron nuestra atención.

― Pase. - soltó Austin, dejando ver a Alice, quien al verme apoyado en la pared me dedicó una mirada enarcando una ceja, para luego desviarla a su hijo.

― Lo siento hijo, pero Oliver debe bajar a cenar. - esta le hizo un puchero a lo que Austin se encogió de hombros, soltando un bufido.

― Llévatelo, ya me había aburrido de todas formas.

Bufé ante ello, volcando los ojos ante la arrogancia del castaño, mientras que Alice soltó una risa saliendo de la habitación, y yo por mi parte me di la vuelta hacia Austin antes de salir.

― Mañana a las seis despierto. - este iba a negarse, pero hablé enseguida. - No hay excusa, vendré a despertarte si tengo que hacerlo. - le apunté.

― Si la encuentras cerrada con llave no te lo tomes personal.

― Bueno, tu tampoco cuando logré abrirla enseguida. Recuerda que estas tratando con un criminal.

Me di la vuelta enseguida para salir, mientras que era golpeado por lápices y cuadernos de Austin, quien estaba riéndose.

― ¡Sal de mi habitación imbécil!

La cena estuvo bien, aunque si me llamó bastante la atención el hecho de que Nikki Hamilton se comportaba como si fuera la persona más simpática y dulce del planeta, cuando en realidad era todo lo contrario.

Saludé a Joyce cuando apareció para retirar los platos, fue una simple mirada, y pude ver como lo dicho por Vince parecía no haberle hecho ni el más mínimo efecto, ya que se veía como siempre, radiante de alegría y una sonrisa contagiosa que era imposible apartar la vista.

Con respecto al detective Walter, no iba a mentir, no me quitó los ojos de encima en toda la cena, pero no me quedo otra que aguantarlo, a pesar de tener unas ganas inmensas de partirle el rostro.

Lo más irónico de todo era que por la presencia de Logan, todos disimulaban que yo no era más que el hijo de unos amigos que estaban fuera por temas de trabajo, sabía que Alice le incomodaba la situación, y era que lo más seguro era que su marido lo había decidido así.

― Tengo curiosidad. - soltó Logan en un momento dirigiéndose a Walter. - ¿Qué hace exactamente durante todo el día? ¿Va tipo Sherlock Holmes buscando pistas para descubrir a los culpables alrededor de toda la ciudad?

― Buena pregunta. - le soltó Charles, quien también estaba intrigado en ello.

Walter le echó una mirada a Alice antes de hablar, la cual asintió, dándole su permiso.

― Cada detective le asignan casos, solo ahí es donde debe meter las narices. Por ejemplo yo estoy a cargo de toda la zona del Desagüe, cada denuncia que llega o crimen contra la ley, tengo que ir a la escena e investigar el caso.

― Wow, pero ese lugar es un completo agujero negro en la ciudad. Mi padre siempre ha dicho que es el nido de la delincuencia, que deberían crear un muro de seguridad para que no salgamos afectados por ellos.

Tu padre si tanto le interesa opinar mierda, mejor que ayude más que en querer eliminarnos, mientras habla estupideces y recorre el puto mundo. - me dije interiormente, observando a Logan con unas ganas enormes de dejarle claro que era la estupidez más grande que había oído en mi vida.

Toda la mesa quedó en silencio ante ello, y era que estaba más que seguro que por mí no querían hablar del tema, incluso Nikki, la cual le colocó una mano en el hombro a su novio para luego susurrarle algo al oído, levantándose de la mesa habiendo comido solo la mitad de la cena.

― Logan tiene que llegar temprano a casa a terminar un ensayo. Si nos disculpan. - ambos comenzaron a caminar hacia la puerta del comedor, y yo por mi parte le sonreí de manera forzada a Alice, para dejarla tranquila.

― Adiós, muchas gracias por todo. - fueron las últimas palabras de Logan, para luego salir de la instancia.

Nadie habló más al respecto sobre el Desagüe, el tema pasó a otro de inmediato, donde Charles hablaba sobre el crecimiento de su empresa los últimos meses, y era que por el frío que estaba haciendo, las personas solían comprar más chocolates y dulces, y así la charla iba en aumento, mientras que yo ayudaba a Joyce a retirar la mesa para darme un respiro, quedándome con ella en la cocina mientras preparaba el postre.

― Te he dejado tus cosas en la habitación.

Asentí.

― Sí, me di cuenta. - ambos nos quedamos en silencio, Joyce estaba buscando los platos y cucharas para la tarta de manjar, mientras que yo tomaba del vaso de agua que me había servido. - He hablado con Vince hace un rato.

― No voy a desahogarme contigo Tuerca, si es lo que pretendes conseguir. - me soltó enseguida, para acto seguido colocar todo en la bandeja y encaminarse al comedor.

― Yo no, no quería decir... - no pude terminar de hablar, ya que esta ya estaba frente a la mesa, colocando el postre con los platos y cubiertos, así que no me quedó más remedio que unirme a ellos.

El señor Hamilton podía verse desde aquí que estaba con el teléfono celular en el jardín hablando, Theo por su parte comió su postre de manera rápida para así poder irse a jugar videojuegos, y al quedar solo Alice y Walter en la mesa, decidí que era mi turno de excusarme al ya haber terminado, además ambos estaban muy ocupados discutiendo sobre un tema del cual claramente no tenía la mayor idea a que iba.

― Estoy cansado, ¿Puedo irme a dormir?

Alice asintió enseguida, pero Walter por su parte carraspeó.

― Hay un par de cosas que necesito hablar contigo a solas, serán solo unos minutos.

Quería negarme, y era que ya no estaba dentro de la cárcel, pero al echarle una mirada a Alice, quien parecía fastidiada al igual que yo, caí en cuenta de que tampoco se lo esperaba.

― Bien, pero Alice se queda aquí. - puntualicé, y era que hablar a solas con el detective Walter me hacía sentir vulnerable.

Asintió de inmediato, sin ser el menor problema para él.

Nuevamente me senté en mi lugar, y esperé que comenzara a hablar, cruzándome de brazos y dedicándole mi peor mirada.

― Primero, ¿Estos días has vuelto a verte con alguien del Desagüe, o hablado por celular?

Asentí, y antes de que me preguntara nombres exactos, me adelanté.

― Con un par de amigos por celular, y uno me vino a ver hoy en el almuerzo, su madre trabaja cerca, así que después se fue con ella.

― ¿Gustavo Mosley? - este ni esperó que asintiera afirmándolo, anotándolo de inmediato en su cuaderno, mientras que yo por mi parte seguía pasmado.

¿Cómo sabia?

― ¿Usted...?

No pude terminar de hablar.

― ¿Creías que iba a dejarte ir así de fácil Oliver? Tú eres la llave para convertir ese "agujero" en un sitio digno para vivir. - este le dio un golpe con el lápiz contra el papel. - Solo necesito que me ayudes a encontrar al responsable.

No abrí la boca, a pesar de que este quería que lo hiciera, no había ninguna posibilidad de que yo participara en ello, ni en lo más mínimo.

Alice me dirigió una mirada, la cual yo desvié de vista sin hacerle caso.

― Walter, no creo que esto...

― Hay personas que han muerto Alice, hay niños que están siendo abusados, familias que son destruidas y futuros que van a irse a la basura. ¡Necesito solucionar todo esto y la única opción que tengo en este momento es este chico! - gritó apuntándome claramente fastidiado.

― Pero esta no es la manera.

― ¿Y cuál es entonces?

Alice calló, sin saber que responder, y yo por mi parte cerré los ojos un momento, para luego añadir:

― Búscate a otra persona, yo paso de todo esto. - me levanté enseguida, sabía que Walter estaba furioso, pero yo no tenía por qué aguantarlo.

No podía abrir la boca, nunca iba a poder hacerlo. Porque lo que arriesgaba era más que mi propia vida, si no que de todas las personas que quería.

Para calmar mis nervios decidí salir fuera para fumarme un cigarrillo, y así lo hice, pero no en el jardín, ya que el señor Hamilton seguía ahí, por lo que tuve que irme al estacionamiento, y decidí irme a un banco que había detrás de un coche, no quería que Walter me viera al salir de la casa.

No quería que volviera a presionarme para que le soltara lo que por tantos años estaba investigando.

Así fue como luego de un momento la puerta se abrió y pude ver por el foco de luz que había a Walter, quien se dirigió a la patrulla, para luego desaparecer del estacionamiento.

Me relajé en el asiento, dándole una calada al cigarrillo intentando despejar mi mente.

Pero para mi sorpresa la puerta de entrada volvió a abrirse, pero esta vez se trataba de Nikki, quien venía hablando por celular.

― ¿Ya llegaste a tu casa? - debía ser su novio. - Bien, tu tranquilo que no hablaste ninguna tontería, es solo que... para mi familia el tema del Desagüe es... complicado, ya sabes, por lo del accidente y todo eso.

Me sorprendía un montón como cambiaba tanto al hablar con su novio y como era realmente aquí. Dejándome claro que era bastante fácil para ella fingir ser otra persona.

Y más aún con su novio.

Me sorprendí cuando apareció frente a mí, con su uniforme y una mano colocada en su minúscula cadera, observándome con su ceño fruncido ya común, y su mirada fulminante.

― Un simple gracias es lo mínimo. - refiriéndose al haberme acompañado en coche a comprar los cigarrillos.

Y no dude en soltar un bufido.

― Lo dice una experta en ello.

Noté como se tensó, y de inmediato caí en cuenta que al parecer el tema era más delicado de lo que creía.

― Tú no te metes en mi vida y yo tampoco lo haré en la tuya. Ambos no nos agradamos, así que dejemos las cosas claras de inmediato, para no tener que fingir lo contrario, ¿te parece?

― Perfecto. - afirmé asintiendo con la cabeza.

Y para mi sorpresa lo siguiente que hizo Nikki fue acercarse hacia mí, y sin esperarlo, me quitó de los dedos el cigarrillo, apagándolo con la suela de sus zapatos escolares.

― Pero a excepción de que lo que hagas atente contra el bienestar de mi familia, incluida la tóxica contaminación a mi jardín.

Antes de que pudiera abrir la boca para decirle unas cuantas cosas, esta se dio la vuelta, caminando a paso rápido de regreso a la casa, dejándome nuevamente solo y con las palabras en la boca.

Maldita malcriada.

Luego de salir del cuarto de baño ya con el pijama puesto y listo para ir a la cama, observé el escritorio, en donde estaban todas las cosas que Joyce me había traído del Desagüe.

No había querido verlas antes, y era que estaba tan enojado por Walter, por Nikki e incluso conmigo mismo por estar aquí, que me era imposible desviar mi atención de otra cosa que no fuera querer golpear a alguien.

Pero finalmente, luego de haberme dado una ducha, pude relajarme.

Y ahora, no dude en ver que me había traído.

El libro "Matar a un ruiseñor" estaba ahí, también el cuaderno de cocina de mi madre, la gorra de béisbol de Trevor y un par de fotos.

Las llevé conmigo a la cama, para echarles una mirada.

La primera era con Trevor arriba de un árbol, ambos estábamos colgando, aunque Trevor estaba más bien al revés, donde su cabello largo de tan solo once años le tapaba los ojos, mientras que yo que no era más que un crío de seguramente cuatro.

Miré nuestros rostros, Trevor sonreía como un engreído, mientras que yo tenía la boca abierta soltando una carcajada.

Recuerdos de mi hermano apareció en mi mente de golpe, y sin dudarlo pasé a la siguiente fotografía.

Éramos Vince, Joyce y yo en la escuela, había unos cuantos compañeros más en la foto, había sido el día en que había ganado un premio a final de año, debía tener unos trece años.

Pasé a la siguiente, donde estábamos toda la familia ahí junto a la pequeña casa en la que vivíamos. La observé fijamente, había sido hace muchos años atrás, unos meses antes de que mi padre se largara de casa, y parecía todo tan...

Feliz.

Éramos una familia.

Le eché un vistazo de inmediato a la próxima, y era que si seguía observándola de seguro iba a colapsar, y eso era justo lo que llevaba desde hace años evitando.

Pero la siguiente foto me llevó de inmediato a un episodio imborrable en mi vida.

Mis manos temblaban, sentía una gota de sudor caer en mi frente y mi mente me repetía una y otra vez que esto no era lo correcto.

Pero mi corazón por mi parte no iba a dejarme tranquilo hasta saber que estaba ayudando a mi familia.

Estaba en un supermercado fuera del Desagüe, uno que había venido una vez con Trevor hace meses atrás, y donde justo el autobús había parado frente a él.

Por lo que no dude en bajarme y adentrarme a este.

La hora marcaba las nueve de la noche, y por ende, había una gran cantidad de personas haciendo fila, así que luego de asegurarme que no había nadie cerca, comencé a repasar la lista de cosas que había oído a mi madre decir en voz alta que necesitaba, pero que no podíamos comprar por falta de dinero.

Primero debía tomar unas aspirinas, segundo una bolsa de arroz, tercero papel higiénico, y finalmente cualquier comestible que me cupiera dentro de la chaqueta enorme de Trevor.

Al comienzo fue fácil, todos los que trabajaban estaban muy ocupados en las cajas, y los que estaban en los pasillos parecían más ocupados en ayudar a los adultos a encontrar productos, que poner su atención en mí.

Nervioso coloqué la imagen de mi familia en mi mente, en que de mi dependía poder darles lo que necesitaban. Y con ello bastó a que pudiera conseguir todo lo que quería en un abrir y cerrar de ojos, ya todo estaba dentro de la chaqueta, e incluso una bolsa de tallarines, mas unos cuantos dulces.

Me dirigí a la salida, pasé por la puerta y salí a la calle ileso, me di la vuelta un momento a ver si me habían pillado y debía correr, pero nada.

Lo que si sucedió en ese momento fue como mi vista quedó fija en un producto que estaba detrás del vidrio, donde se habían colocado algunos productos.

Una bufanda.

A mi mente apareció mi madre, que había estado triste toda la semana porque su bufanda de años de antigüedad se había mojado con la lluvia días atrás, se le había caído a una poza de agua y estaba arruinada por completo, teniendo que dejar su cuello al descubierto, perjudicando aún más su resfrío.

Tentado por poder llevarle un regalo a mi madre tan importante para ella, volví a entrar a la tienda a paso rápido, y dirigiéndome a la sección de ropa, tomé la bufanda y la escondí con la chaqueta, nadie lo notó, por lo que a paso rápido y con el corazón a mil volví a dirigirme a la salida, pero sin verlo, tropecé con una mujer de mayor edad que trabajaba en la tienda, donde tuve la suerte de que no se me calló nada.

Lo siento. - se disculpó de inmediato, y yo por mi parte no tenía voz para abrir la boca.

En eso di los pocos pasos que faltaban para salir de ahí, y en el momento de cruzar la puerta, la alarma de la tienda se accionó.

Paralizado frené, abriendo los ojos de par en par cayendo en cuenta del error.

La bufanda llevaba consigo alarma.

Antes de que pudiera reaccionar y salir corriendo de ahí, una mano me tomó del hombro de manera brusca y al ser el doble de fuerte que yo, me fue imposible quitármela de encima.

Abre la chaqueta. - la voz de la mujer de hace un momento era seria y fría, fulminándome con la mirada, donde al ver que no iba a hacerlo, ella misma con la mano libre dejó al descubierto todo lo que llevaba conmigo. - ¡Llamen a la policía, tenemos a un ladrón! - gritó, produciendo que todo mi alrededor se desmoronara.

Ladrón. - repetí en mi interior, sin poder creerlo.

Recordé a mi madre repitiéndome una y otra vez durante todos los años que nunca podía tomar algo que no fuera mío, que robar estaba mal, que los que lo hacían no eran más que personas perdidas, que no eran decentes, que habían elegido el camino del mal.

Que yo nunca debía ser así.

Y ahora, la había decepcionado.

Era lo que ella nunca había querido para mí, lo que ella había luchado al criarme de esa forma.

Me sentí como basura, como que no valía nada.

Y me arrepentía, quería volver atrás, pero ya era tarde.

Había hecho mi elección y me había equivocado, ahora solo debía pagar lo que merecía por haber querido ayudar a mi familia, aunque más bien, solo había conseguido arruinarla aún más.

Mi primer problema con la policía. - me dije interiormente, observando la fotografía que Trevor me había sacado con la palabra "Perdonado" escrita con marcador en mi frente. Gesto que había hecho días después intentando subirme el ánimo después de todo el lío.

Iba a pasar a la siguiente foto, pero noté que había algo escrito detrás de ella, algo que según mi memoria no estaba antes.

Sal de esa casa, escapa, pero no te quedes ahí dentro. Esto es más grande de lo que imaginas Oliver, no es una casualidad que terminaras ahí.

Hazme caso hermano, tu futuro no es tras las rejas, nunca lo ha sido.

Trevor.

Me quedé paralizado, observando la letra de mi hermano una y otra vez. Y intentando descifrar lo que intentaba decirme, ¿Qué esto es más grande de lo que imaginaba? ¿Qué no era casualidad que allá terminado aquí?

Confundido y pasmado, quité de mi cabeza todo ello, Trevor intentaba protegerme, y ahora quería asustarme para que huyera.

Pero no iba hacerlo.

No podía, tenía que cumplir los ocho meses aquí dentro, y si escapaba, ¿A dónde iba?

Estaba en un maldito callejón sin salida.

Luego de echarle una última mirada a la fotografía, la comencé a romper en pedazos, no podía dejar ningún pequeño indicio de mi hermano aquí, menos luego de la visita del Detective Walter.

El sonido de un mensaje en mi celular llamó mi atención, y aún con la cabeza ida por el asunto de Trevor, le eché una mirada, era de un número desconocido, pero al comenzar a leerlo caí en cuenta enseguida de quien se trataba.

Te llegará mi mensaje mañana a las cuatro de la tarde con uno de los chicos, llevará puesta una camiseta con rayas. Ahí sabrás que quiero de ti dentro de esa casa.

W.

No podría decir exactamente cuánto tiempo me quede en silencio y sin moverme observando el mensaje, y es que luego de lo dicho por Trevor tras las fotografía, parecía tener más razón de lo que creía.

¿Qué mierda iba a hacer ahora?

Finalmente nervioso, dejé las fotos en la mesilla que tenía a mi lado y apagué la luz de inmediato, el mensaje de Marcel me había erizado la piel, y sinceramente no quería saber ni enterarme de lo que necesitaba de mí aquí dentro.

Porque sabía que no iba a gustarme, y lo peor, que no tenía forma de negarme tampoco.

Estaba acorralado.

Trevor ya me había advertido, debía salir de aquí, pero no había ninguna maldita forma de hacerlo sin ir tras las rejas junto a él.

¿Sería contra Austin? ¿La empresa de Charles? ¿Alice por ser fiscal?

Muchas preguntas y conjeturas abrumaban mi mente, todas y cada una de ellas iba a significar ir contra mis principios otra vez, ser ese estilo de persona que odiaba, y donde el remordimiento no saldría de mi cabeza nunca más en mi vida.

Me sentía como ese niño de doce años, quien motivado por el bienestar de su familia, robó en una tienda al sentir que no le quedaba otra alternativa.

Solo que ahora, mi familia ya no estaba, y tenía miedo de perder a más personas en mi vida.

Porque tenía el presentimiento de que lo que venía iba a sobrepasar todos los limites, y que por supuesto, no iba a gustarme ni en lo más mínimo.

Recordé el rostro de mi madre cuando llegué a casa junto a la patrulla, cuando abrió la puerta de casa y en vez de enfadarse rompió a llorar.

Fue primera y última vez que la vi sollozar en toda mi vida.

La había decepcionado, le deje ver que había estado equivocada conmigo, que yo no era diferente al resto del Desagüe.

Y me había prometido desde ese momento a no volverla a decepcionar, a ser ese hombre que ella soñaba que fuera.

Pero ahora, a pesar de que ya no estaba, a ver quebrantado esa promesa una y otra vez me hacía sentir de igual forma.

Como una maldita mierda.

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Aquí acaba el capítulo! La historia aun va presentándose poco a poco, por lo que la trama ha ido avanzando lento estos últimos cap por ello, para que conozcan mejor a los personajes para luego ir desarrollándola con más fuerza.

¿Qué les ha ido pareciendo?

Espero ver sus impresiones sobre los personajes y la novela en totalidad en los comentarios, los cuales a pesar de no tener tiempo de responder cada uno de ellos, los leo TODOS Y CADA UNO.

Bueno, un saludo enorme a todos, y les informo que hay página de Facebook de la novela, para los interesados solo deben colocar el nombre "Mi Injusticia Soy Yo" en el buscador y les aparecerá.

No olviden en votar :D

J. Rosewell.


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