
Capítulo 37
POV: Emilio
Miro hacia la ventana de la recámara de mi hijo y ahí está ella con la mirada perdida en la nada, la observo por unos minutos deleitándome de su belleza aún se me hace imposible que la volví a mirar Renata es para mi ese amor de universidad que no puedo olvidar... Mi primer amor con ella sentí el mundo diferente que con sólo una sonrisa y mirada suya me colocaba el jodido mundo de cabeza.
Con el abandono de mi bonita mi vida cambio para mal, me sentía desolado, devastado y por no decir que cada jodido día que pasaba anhelaba mirarla y que me escuchara sólo una vez. Pero eso no nunca sucedió y viví en automático dejé que el mundo rodara perdido en el alcohol, todas las noche lloraba a su maldito recuerdo que no me dejaba vivir, mirando sus fotos abrazado a la almohada. Ese departamento me hacia mal por que no había rincón que no me recordara a ella.
Miro a Renata a la distancia hasta que se va, llega un texto a mi móvil desbloqueo la pantalla y es Rebeca dejándome la dirección del hotel donde pasaremos la noche, argumenta que ella ya se encuentra esperando por mi que quiere una explicación. Y es tan lógico el viaje que supuestamente era para que ella conociera a mi madre y con todo lo sucedido me enfoque en esto; en seguir a mi bonita necesitaba aclarar lo que quedó inconcluso en mi vida para poder continuar.
Ciertamente Rebeca es una mujer que todo hombre pudiese desear, tiene un cuerpo que a cualquiera vuelve loco y, que decir de su personalidad realmente es comprensiva, detallista y cariñosa a lo menos es lo que me ha demostrado todo este tiempo. Rebeca esperó un año para que yo pudiese fijarme en ella, poco a poco se fue metiendo en mi vida, en mi día a día hasta que me decidí a darme una oportunidad con ella o más bien ya no quería sentir la sensación de soledad en mi vida.
Pongo en marcha el motor y salgo de la hacienda, me dirijo hasta el hotel que esta situado cercas de la plaza es el único hotel que te da una maravillosa vista de este lugar, las calles están poco transitadas ya que pasan de las diez de la noche. Llego hasta el hotel y estaciono el auto, bajo colocando la alarma con el control de mando, inhalo fuertemente y exhalo Rebeca necesita muchas explicaciones que estoy dispuesto a darle, siento que las merece.
Toco a la puerta y de inmediato mi novia abre, puedo notar su enojo y es comprensible la he dejado botada por ir detrás de Renata dispuesto a enfrentarla.
La sigo habitación adentro se nota su molestia y la comprendo ella solo sabe que Renata existió pero también supo que me abandonó y todo por culpa mía y por mis malas decisiones.
—¿Y bien Emilio cuál es la explicación que me tienes que dar? Te escucho. — va hasta el sillón de una sola plaza que esta situado cercas de la ventana que da a un pequeño balcón, se sienta y me mira atenta. Me recargo contra la pared y no se por donde empezar, la miro Rebeca está descalza y sus ojos hinchados asumo que estuvo llorando, mi corazón se estruja lleno de culpa.
—Antes que nada te pido un disculpa por dejarte así de esta manera, no fue lo correcto y sé que estuvo mal de mi parte actuar así, pero tenía muchas cosas que aclarar para poder continuar y ahora para bien Rebeca. —ella me mira atenta con recelo analizando cada una de mis palabras.
—¿Quién era esa mujer Emilio para dejarme botada de esa manera.? —me riñe sin mirarme a los ojos, su vista la tiene posada hacia el exterior. —¿Es ella verdad la mujer que tanto te hizo sufrir, la Renata de la que tanto me hablaste y por la que tus amigos se mantenían tristes por su ausencia?. —asiento con la cabeza, Rebeca resopla frustrada.
—Tengo un hijo con ella Rebeca, efectivamente la chica de la plaza es Renata ya te lo había dicho. —suelta un suspiro tal vez esa era la respuesta que no quería escuchar, pero yo mitigo sus dudas y sé que quiere preguntar más pero no lo hace por que así es ella, tan comprensiva y callada a la vez.
—Bien Emilio fue un placer conocerte, fue lindo mientras duró. —sentencia con calma, mis alarmas se disparan voy hasta ella y me arrodillo quedando a su altura, me mira atentamente con lágrimas en los ojos a punto de salir.
—Discúlpame no quería que te sintieras incomoda Rebeca, entre Renata y yo ya no hay nada lo hemos aclarado y sólo será por cuestiones de nuestro hijo nuestro trato. —mi novia me mira dubitativa pero asiente no muy convencida de mis palabras, me siento culpable no la quiero herir —. Pero recuerda que de ahora en adelante mi hijo formará parte de mi vida, de nuestra vida no pienso abandonarlo.
—Yo te amo Emilio no esperaba esto me ha sorprendido sólo te pido una sola cosa, nunca me lastimes, no te quiero perder me disculpo por lo que dije anteriormente. —pide y se apodera de mis labios, la tomo en brazos y la recuesto sobre la cama la beso lentamente tratando de engañarme a mi mismo que esto es lo que quiero en realidad, ahora mismo me siento tan confundido que me desconcierta todo esto que está pasando parece tan irreal. Ahora que he vuelto a mirar a mi bonita en mi despertó esa llama que se había apagado. Por un momento imagino que es a quien tengo debajo de mi, que es mi Renata con la cuál nos volvemos uno sólo pero lo más retorcido de todo esto es que le hago el amor a Rebeca pensando en ella...
***
Vamos llegando a la hacienda de Renata mi novia me acompaña, anoche después de aclarar las cosas ella ha querido formar parte de esto, está dispuesta a convivir con mi hijo y en realidad me alegra su decisión pensé que sería muy difícil. Un chico de unos veinticinco años se encuentra limpiando los portones de la salida que se encuentran abiertos de par en par, estaciono mi coche y bajo Rebeca decide esperar por mi en lo que yo voy por mi pequeño.
—Buen día ¿se encuentra Renata?. —el chico me mira con recelo y deja el cepillo con el que momentos antes se encontraba tallando el portón.
—Depende de quien la busque. —el chico es remiso y me exaspera, se torna curioso por quien llegue a ser yo.
—Ella espera por mi, Soy Emilio Montenegro. —piensa un momento y me echa una mirada más, lo más seguro es que ni idea tiene de quien soy. Después de un momento de analizar la situación me hace señas con la cabeza para que lo acompañe.
—Acompáñeme joven. —habla con autoridad pero sinceramente no tengo ganas de discutir con alguien, anoche suficiente tuve con Rebeca al llegar al hotel.
Entramos a la hacienda y a lo lejos miro a Luna tan bella cómo siempre, don José la está cepillando. Ingresamos a la casa y vamos directo hasta la cocina y ahí está luciendo tan bella, esas piernas bien trabajadas me vuelven loco, su cabello largo y esa cintura que siempre ha sido mi adicción.
Esta de espaldas a la puerta de la cocina, sostiene una taza de café en sus manos y Nana Teresa esta de frente a la entrada.
—Nana tiene novia. —parece que a mi bonita le afecta que yo esté con otra ya que su tono de voz es amargo y la misma vez melancólico.
—¿Y que esperaba hija? él no podía quedarse a esperarte toda una vida hasta que decidieras aparecer Renata, te lo dije que le contaras todo a su tiempo hija. —la señora Teresa habla en modo de reprimenda.
—Lo sé Nana y no comprendo cómo él logró pasar página y continuar con su vida cuando claramente yo no pude. —siento como mi corazón se estruja al escucharla.
—Tiempo al tiempo hija, quizá encuentres algún día a un muchacho que te mueva el piso y te haga feliz cómo mereces. —siento un pinchazo de celos al escuchar que otro la haga feliz, el chico se encuentra parado frente a mi y carraspea obteniendo la atención inmediata del par de damas.
—Buenos días jefa, este joven dijo que es su conocido. —el chico está nervioso lo puedo intuir y no pasa desapercibida la atracción que siente por Renata, la mira con ojos de idolatría.
—Tranquilo Iván está en lo cierto no te preocupes. —el joven que ahora sé se llama Iván asiente y se retira a paso torpe dándome una mala mirada, por mi parte le regreso una mirada cargada de odio absoluto ahora me cae mal. Dirijo mi mirada a mi tormento la observo de pies a cabeza y ciento celos de ella, celos de que alguien más la mire y todo por mi culpa, yo la perdí por no ser sincero con ella sabiendo lo mucho que me amaba y yo a ella. Siento una rabia crecer en mi interior de sólo imaginar que alguien más pueda tocar su cuerpo.
—Buen día Emilio. —habla con tono frío y puedo notar la diferencia en su voz.
—Buenos días bellas damas. —voy hasta donde está Nana que me mira atentamente.
—Buen día joven, me retiro hija iré con José preguntaré en que le puedo ayudar. —sale de la cocina rápidamente y sonrió presa de los nervios. Me dirijo hasta mi pequeño y lo saco de la sillita de ensayo lo abrazo no importándome que esté lleno de comida, beso su mejilla y mi bebé coloca su manito en mi rostro.
—Hola mi campeón ¿Cómo amaneciste?. —mi bebé se acomoda entre mi cuello.
—Emilio dame unos minutos iré a bañar rapidísimo al bebé. —me mira unos segundo que perecen eternos.
—¿Te puedo acompañar?. —pregunto esperando y no se niegue ella afirma y salemos de la cocina rumbo a la habitación de mi pequeño, yo sostengo a nuestro hijo. Entramos a la habitación y miro como Renata se mueve de un lugar a otro sacando ropa para nuestro hijo.
—Acompáñame a mi habitación lo bañaré en mi baño. —vamos directo a su recámara detallo cada rincón de este lugar los recuerdos viene cómo pequeños flash cuando hice mía a Renata en cualquier rincón de esta habitación, una sonrisa involuntaria se escapa de mis labios. Renata viene hasta mi y toma a nuestro hijo en brazos, lo desviste y lo adentra a la bañera, le echa sus juguetes y un patito de plástico, lo trata con tanta delicadeza que me enloquece Renata es muy buena siendo madre.
—No has cambiado sigues siendo muy bonita, mi bonita. —pronuncio a sus espaldas Renata se tensa y no dice nada, termina de bañar a nuestro hijo y lo envuelve en una toalla de patitos.
***
Salimos de la hacienda Renata me acompaña lleva una sonrisa dibujada en el rostro que es borrada inmediatamente cuando mira que Rebeca baja del coche, miro a Renata a los ojos y ella niega puedo mirar la desilusión que es evidente en su rostro. Acomodo a mi hijo dentro del coche y cierra la puerta, la miro nuevamente a los ojos, recuerdo que Rebeca está parada a un lado del coche y salgo de mi trance.
—Antes de las cinco lo tendrás de vuelta sano y salvo. —prometo y le regalo una sonrisa de medio lado que ella me corresponde de inmediato. Me dirijo hasta la puerta del copiloto y la abro para que Rebeca entre a su lugar, antes de entrar me da un beso en los labios como para probarle a Renata que ella es la que está conmigo, le regalo una sonrisa forzada y voy del otro lado. Subo a mi Audi sin mirar a mi bonita pongo en marcha el motor y nos alejamos de la hacienda, la observo por el espejo retrovisor, ella sigue parada mirando como nos alejamos mantiene ambos brazos cruzados sobre su pecho.
—Aún no puedo creer que seas padre Emilio ¿Y que tal si ella está mintiendo y este niño no es tuyo?. —puedo notar en Rebeca la molestia a pesar de que anoche ella decidió ser parte de esto y supuestamente apoyarme en lo referente a mi hijo, sé que esa noticia le tendría que afectar aunque para ser sincero ni yo aún me lo creo pero a pesar de todo no dudo de la palabra de Renata, todo dio un giro inesperado y resulté siendo padre.
—Renata no mentiría con este tipo de cosas y yo la conozco muy bien, Rebeca tu decidiste formar parte de esto anoche que lo hablamos, no quiero discutir no ahora por favor. —ella resopla frustrada puedo notar su molestia.
—Puede ser de cualquiera ese niño Emilio ¿no se te hace extraño que después de algunos años vuelva y te diga que tienes un hijo?. —mantiene su mirada clavada en mi y, sinceramente me molestan sus palabras.
—Ya te dije que conozco a Renata ella no es de la manera en que tu piensas Rebeca, y no sería capaz de mentir con algo tan delicado como lo es un hijo. —sé que por más explicaciones que le de va a cambiar su opinión.
—Ya te quiero ver en unos meses o quizá años cuando te demande por manutención y te quite parte de tu dinero. —ya se para que rumbo va esta conversación y no estoy dispuesto a continuar con esto.
—¿Ha con que es eso? para ser sincero Rebeca de ser así le daría toda mi fortuna sin pensar, Renata no necesita dinero ella tiene lo suficiente para vivir y mantenerse hasta anciana sin necesidad de trabajar si ella lo deseara. Además una idea vino a mi mente la hacienda de mis padres pasara a manos de mi hijo cuando ellos falten. —el enojo de Rebeca se hace acrecentar, no dice nada se mantiene en silencio y se que está furiosa. Llegamos a una cafetería y bajo del Audi doy la vuelta y abro la puerta del lugar donde viene mi hijo dormido plácidamente, quito el cinturón de su silla de seguridad y lo tomo en brazos luce guapísimo mi pequeño.
—¿Sabes que Emilio? ¡¡No quiero y ni pienso ser parte de esta mierda, yo no pienso vivir bajo la sombra de esa maldita mujer y mucho menos de un bastardo que posiblemente siempre lo tengamos detrás de nosotros a nuestro cuidado ahora que apareció!!. —está furiosa y mi molestia crece por cómo ha llamado a mi hijo, tuerzo el gesto no pretendo comportarme grosero con ella.
—Perfecto es bueno saberlo de un principio Rebeca así no pierdo el tiempo contigo, además mi hijo está primero que cualquier mujer en mi vida y si no te parece aquí acaba todo. No puedo tener a alguien egoísta en mi vida. Mi hijo no es ningún bastardo cuida tus palabras. —resoplo aún manteniendo a mi hijo en brazos, guardo la calma no pienso soportar una escena y menos frente a mi pequeño que se acomoda entre mi cuello y se queda dormido de nuevo.
—¡¡Perfecto, yo te dejo Emilio!! siempre viviste pensando en ella y me cansé... de verdad me cansé de esperar y solo recibir migajas de tu parte. ¿Quién te asegura que ese niño es tuyo? ¡¡Claramente se mira que esa mujer es una zorra, todos estos años pudo estar con alguien más y embarazarse!!. —levanta la voz ganándose la mirada de los transeúntes, me avergüenzo por su desplante.
—¡¡Rebeca por favor!!. —le suplico no quiero perder la paciencia y decirle cosas que la lastimen.
—¡¡Sabes que Emilio púdrete aquí terminamos, no pienso ser parte de esta mierda, en la semana paso a dejar mi carta de renuncia a tu Bufete!!. —sentencia y me desconcierta su decisión tan repentina y nada madura, claramente esta mujer necesita ayuda se está comportando cómo una cría y está actuando por impulso.
—Perfecto Rebeca si es lo que quieres por mi está bien. —regreso a mi hijo al coche y a toda prisa me subo en el, enciendo el motor y me alejo del lugar dejando a Rebeca parada furiosa y, sinceramente me siento culpable por su reacción ella jamás se imagino que yo tuviese un hijo, esta noticia a mi también me desconcertó pero yo jamás dudaría de la palabra de Renata ella es lo mas puro que hay en esta vida... en mi maldita vida.
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