Después de medio desayunar y beber un poco de café del lugar con los chicos, he notado a Esteban decaído al igual que todos, Helena tiene sus ojos hinchados y su novio habla con ella se nota demasiado triste al igual que yo. Mientras observo el lugar perdida en mis pensamientos, hasta este momento no me había percatado está inspirado en parís en la pared del fondo. Karen siempre quiso conocer ese lugar, esta en un mural dibujada la torre Eiffel y un hermoso parque debajo de esta y vuelvo a mi maldita realidad.

—¿Qué triste es la vida verdad?. —los chicos me observan y Emilio me atrae a él.

—Tranquila mi amor todo va a estar bien. —las lágrimas caen por mis mejillas.

—Nada va a estar bien mi amor, mi hermana se ha ido y no se como le haré para pasar este mal trago, no se cómo le haré para vivir si ella y, a mi sobrino lo esperaba con tantas ansias. No se suponía que sería así Emilio Karen en estos momentos debería de estar aquí celebrando su cumpleaños, yo sentí como que ella de despedía esta mañana, momentos antes me dijo que la perdonara por hacer las cosas mal y yo le dije que todo estaría bien, ella regresó por una cosa que había olvidado y al bajar mire como resbaló y callo por las escaleras suplique ayuda y nadie acudió a mi, quizá si.—

—Tranquila Renata, todos estamos hechos mierda. —susurra Rodrigo ido en sus pensamientos.

***

Esteban a mandado a Luna a la dirección que le di de Morelos ya está instalada donde será su nuevo hogar, esta tarde me han entregado las cenizas de mi hermana y mi sobrino que descansarán en el mausoleo de mi abuelo en Morelos les he pedido a los chicos que me acompañen.

Son las nueve de la noche y vamos llegando a Morelos. Es maravilloso jamás había estado en este lugar tan bonito el GPS marca el camino que debemos de tomar hasta la hacienda de mi abuelo, las calles son empedradas dándole un toque mágico, las arquitecturas antiguas todo era perfecto para que Karen comenzara una nueva vida en este lugar.

—Esta es la catedral de Cuernavaca fue fundada en el siglo XVI, es una de las más antiguas del país. Funciono como convento de la asunción, la quinta fundación franciscana en México. Se llama Catedral de nuestra señora de la asunción de Cuernavaca. — explica Emilio con un tratando de quitar el silencio sepulcral que reina el la camioneta desde que salimos de Guadalajara. Miro a mi alrededor y lo cierto que es delirante la construcción de piedra tiene una enorme cúpula y es muy preciosa la edificación.

—Es bellísima de ahora en adelante serás nuestro guía turístico mi amor. — le sugiero y el besa el dorso de mi mano con cariño.

—Que te puedo decir crecí en este lugar y aquí viven mis padres por si no lo recuerdan. —expresa presumido y todos sonreímos, sería maravilloso si mi hermana hubiese conocido este maravilloso lugar.

—Emilio este lugar es maravilloso y no solo por la catedral si no por todo es extraordinario. ¿Por que no nos habías traído antes definitivamente me quedo a vivir en este lugar. Imagínate seriamos el centro de atención de todas en el lugar si nuestros deportivos pasaran por estos lugares conducidos por unos chicos súper atractivos. —dice entre burlas por lo menos nos ha hecho a todos reír no puedo con el narcicismo de Esteban.

—Tranquilo señor ego elevado, recuerda que tienes una novia la cuál puede manejar a tu bebé deportivo por estos lados y ser vista por chicos guapos además de arrancarles el cabello a quien se atreva a mirarte seguido que a ti te dejo sin futuro. — sentencia Helena señalando su zona íntima y Esteban se queda serio unos momentos, Emilio se ríe con burla al igual que Rodrigo.

***

Llegamos a la hacienda que me ha heredado mi abuelo, literalmente quedo con la boca abierta al igual que los chicos, es enorme por fuera. Grandes bardas cubren el perímetro arboles y palmeras adornan el lugar. Llegamos a una gran verja negra y bajamos del coche, los chicos están anonadados, toco el timbre e inmediatamente un señor de unos ochenta años sale, piel morena cabello negro azabache con canas y, unos rasgos muy marcados a pesar de las arrugas en su piel de seguro este señor en sus tiempos fue todo un guapetón, de ojos negros.

—Buenas tardes jóvenes ¿Qué se les ofrece?. —saluda el anciano.

—Buenas tardes soy Renata Rivera nieta de Don Mateo Rivera. —digo y al señor se le iluminan los ojos. 

—¡Niña Rivera que pronto ha pasado el tiempo ya eres toda una mujercita adulta, a Teresa le encantará verte nuevamente! Sé que no nos recuerdas pero yo he trabajado toda mi vida en este lugar, ¡Pero pasen no se queden ahí si es su casa!. Por cierto soy José el capataz de la finca. —

—Un enorme placer José ellos son Rodrigo, él es Esteban, ella Helena y él mi novio Emilio Montenegro. —los presento a todos saludan de mano al señor José, él me mira con ternura para después posar su mirada en la urna de madera que sostengo en mis brazos.

—Perdona mi imprudencia mi niña pero ¿le pasó algo a tu padre o a tu madre?. —niego no puedo hablar por que eso significa soltar el llanto de nuevo.

—Pero acompáñenme están en su casa niña Renata, y todos.  —lo seguimos y se me va el aliento al mirar lo que es mío el lugar en el cual creció mi padre y vivió con mi madre después de casados.

El lugar es de ladrillo los jardines son inmensos con césped un camino empedrado guía hasta la entrada de la mansión por que es lo que es. Está muy preciosa, una enorme fuente esta al centro y una carreta vieja está como decoración. Enormes arcos en color amarillo suave decoran la estructura de dos pisos, de seguro ha de haber más habitaciones que en un hotel.  

—¡Teresa, Teresa! ¿a que no sabes quienes llegaron?. —grita Don José y del interior de la mansión sale una señora mayor alarmada.

—¿Qué son esos gritos José de mi alma? ¡harás que me de un infarto que te dejará viudo!. —todos reímos por las ocurrencias de la anciana.

—¡La niña Rivera mujer, está aquí!. —presume Don José y la señora viene hasta nosotros, se nos queda mirando con lágrimas en los ojos.

—Bienvenidas pero díganme quien es quien por que la última vez que las miré usaban pañales aún, aunque para ser sincera tu eres Renata aún te reconozco por esos ojos tan bellos mi niña, espero no equivocarme. —doy un paso al frente y la saludo, ella es de estatura baja, piel blanca, con ojos color café, su cabello llega hasta la cintura que tiene amarrado en una trenza, su cabello es blanco de seguro cubierto por las canas, es muy bonita la ancianita y se me antoja muy tierna. Ella me mira y luego a Helena.

—Cómo has crecido Karen. —le dice a mi amiga y yo niego, las lágrimas comienzan a caer.

—No soy Karen soy amiga de Renata, Karen ha fallecido ayer y hemos traído las cenizas para que descansen con el abuelo de Renata. —le explica mi amiga y toma la urna de mis brazos para mostrársela a la tierna abuelita.

—Dios mío mi niña ¿y tus padres?. —tiembla la barbilla de la abuelita y se limpia las lágrimas de los ojos.

—Larga historia Teresa. — 

—Ellos son mis amigos Helena, Rodrigo, Esteban y mi novio Emilio Montenegro. —la señora se me queda mirando al escuchar el apellido de Emilio pero lo deja pasar.

—Un enorme placer jóvenes soy Teresa pueden llamarme nana me haría muy feliz. —dice colocando ambas manos sobre su pecho.

—El placer es nuestro bella dama. —dice Emilio cortes y Teresa le sonríe fraternalmente.

—Pero pasen no se queden ahí que es su casa preparare la cena en unos minutos, José acomodará su auto en el garaje. —sentencia y se pierde en lo que supongo será la cocina, Emilio le entrega las llaves de la camioneta agradeciendo a José y el señor desaparece. 

Mientras tanto nosotros observamos la enorme mansión estamos en una enorme sala de estar con chimenea y unas enormes ventanas que dan vista al jardín exterior, los sofás son de color blanco modernos, al centro hay una alfombra de color chocolate . Las paredes están pintadas de color blanco así que el lugar luce muy lindo y alumbrado. El techo es de madera con molduras en color dorado es bellísimo.

—Este lugar me encanta podría quedarme a vivir en el. — sentencia Helena.

—Si esto solo es la sala de estar, no puedo imaginar las recámaras y lo demás. —Esteban está encantado con el lugar.

—Podemos vivir todos aquí si así lo desean, nos sentamos en los sofás dejo la urna en la mesita de centro y nos quedamos en silencio.

 —No puedo imaginarme estas vistas en un día lluvioso, leyendo un libro acompañado de una buena taza de café o chocolate. —sugiere Helena sacándonos del silencio sepulcral que nos embarga.

—Chicos gracias por todo lo que han hecho por mi, se han comportado leales conmigo y es algo que aprecio mucho, hoy es cuando mas los necesito y aquí están. —

—No tienes nada que agradecer Renata si desde que te conocimos nos robaste el corazón con tu sencillez eres parte de nosotros de nuestra familia... por que es lo que somos una Familia. —declara Esteban.

—MI amor ya sabes que puedes ir a vivir conmigo para que continúes tus estudios en Guadalajara. —

—Comprendo amor gracias, pero hablemos de esto con mas calma ya que estemos solos ¿de acuerdo?. —asiente con la cabeza mi novio toma mi mano y deposita un beso como ya viene siendo costumbre.

—La cena está lista pasen al comedor por favor, mientras iré a preparar las habitaciones para que se instalen. —dice la señora Teresa encaminándose y nosotros la seguimos, llegamos a un enorme comedor largo de doce sillas perfectamente decorado con unos modernos candelabros al centro la señora Teresa ya ha acomodado los platos y demás.

—Perdone señora Teresa por llegar sin avisar podemos encargar pizza no se moleste a demás de que regresaremos a Guadalajara solo hemos venido a dejar las cenizas de mi hermana en el mausoleo de mi abuelo. —Teresa asiente y se enjuga otra lágrima.

—En primera no pueden regresar de nuevo son muchas horas de camino y necesitan descansar, en segunda llámame nana que yo las cuide de pequeñas en Guadalajara mi niña. Después volví a Morelos a petición de tu abuelo cuando enfermo, y última pero no menos importante nada de comida chatarra niña, ¿Qué es eso de pizza, hamburguesas puro intento de comida que es muy dañino para la salud?. — se me hace muy tierna vamos llegando y ya ha comenzado a regañarnos. Además de que debemos ordenar una misa por el eterno descanso de tu hermana.

—Bien eso haremos, gracias nana Teresa. —

—Te dije amor las hamburguesas no son saludables y me has obligado a comerlas el día en que te conocí. —se burla Emilio y yo trato de asesinarlo con la mirada, la señora Teresa sonríe satisfecha y se pierde nuevamente en la cocina.

—Esa señora me da miedo me parece que será así como mi abuela de controladora. —dice Helena y todos reímos por su comentario.

—Yo pienso que es tierna Helena, me hace recordar a mi abuela. —habla Esteban con la mirada perdida en la nada.

—Yo ya la amo a nana Teresa. —Emilio.

—Llamémosla nana Teresa. —sugiero y todos asienten.