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Capítulo 22

—Emilio esto no puede ser así yo te quiero no nos podemos dejar, esto que hacen nuestros padres es algo tan injusto, ¿nosotros que culpa tenemos de sus problemas de antaño? —no es posible que esto este pasando no es justo para nosotros, en estos momento me siento impotente, decepcionada de mis progenitores.

—Mi amor no te preocupes ya nos la arreglaremos solo es cuestión de tiempo para que ellos recapaciten y nos dejen continuar con nuestro amor. Además a mi madre le has caído bien después de todo fue la más consiente de la situación. —

—Esperemos y así sea mi amor. —Emilio me abraza y besa mis labios, me pierdo en su sabor terminamos el beso y hundo mi cabeza entre su cuello y hombro respirando su dulce aroma. Él me toma por la cintura y me pega más a él.

—Vayámonos esta noche a cualquier lugar Renata, lejos de nuestra miserable realidad. —

—¿Pero como le haremos? mi padre está furioso y no me dejará salir. —

—Hermana no le pedirás permiso ve con mi cuñado y yo te cubro. —sugiere Karen que hasta ya había olvidado que estaba aún aquí.

—Que te parece si vuelvo por ti a media noche, quiero llevarte a cenar y hacer las cosas bien, aunque ellos no nos quieran juntos te aseguro que lucharemos por nuestro amor. —asiento con la cabeza me separo un poco de él y beso sus labios, el me corresponde el beso y así pasamos un momento que quisiera fuera eterno.

—Te necesito mi amor. —susurro en su oído y él sonríe.

—Yo también no te imaginas cuanto mi amor, en tres horas vuelvo por ti espérame junto al portón de la salida de la hacienda. —

—Perfecto en tres horas nos veremos. —me despido de él y sube a su coche para marcharse, me siento demasiado triste esto no pudo salir más mal,  yo que imaginaba que las cosas serían diferentes. Quien se imaginaria que los padres de mi novio son los mismo con los que tienen problemas viejos en Morelos, ahora todo encaja perfectamente, pero Emilio y yo estamos tan enamorados que no reparamos en esos pequeños pero grandes detalles.

—Entremos Renata deja de comerte la cabeza con ideas absurdas, perfectamente sabemos que papá tiende a ser muy terco y orgulloso y para que cambie de opinión va a pasar un laaargooo tiempooo. —habla mi hermana Karen con tristeza.

—Lo sé Karen pero ya miraremos como resolveremos este asunto yo quiero a Emilio y no pienso dejarlo por nada ni nadie y mucho menos por un capricho de nuestro padre. —sentencio tomando del brazo a mi hermana para juntas ingresar a casa. Mi padre me espera en la sala de estar al igual que mi madre que me observa con odio.

—¡¿SE PUEDE SABER QUE CARAJOS PENSABAS?! —gritarme es lo primero que hace al mirarme entrar a la casa, mi padre esta fuera de sus cabales y sinceramente me asusta él jamás me había levantado la voz por nada del mundo y esta noche ha sido la segunda vez que lo hace aunando que me llamó idiota.

—Renata no puedes estar con ese chico yo pienso que todo esto es obra de su madre y padre para seguirse burlando de nosotros. —sugiere mamá aún recargada en el mini bar cruzada de brazos.

—Yo pienso que están exagerando las cosas, Emilio me ama al igual que yo a él y no pienso dejarlo. —hablo serena mi padre se pone de pie y viene hasta mi me toma de los hombros y me sacude fuertemente creo que para que entre en razón.

—¡DEJARÁS A ESE BASTARDO QUIERAS O NO, ME ENTENDISTE! —estoy mas que asombrada por el arranque de furia que tiene mi padre en estos momentos.

—Lo siento papá pero no lo haré hagan lo que hagan, digan lo que digan. —lo reto a lo que mi padre sonríe con burla y me da una fuerte bofetada que hace que caiga de bruces al suelo, estoy atarantada del impacto. Sostengo mi mejilla y las lágrimas amenazan con salir pero no le daré la satisfacción de que mi padre me mire llorar.

—Pero que te pasa papá estas vuelto loco te desconozco. —le grita Karen y mi madre solo me observa, sin ninguna expresión en su rostro a pesar de lo que acaba da pasar.

—¿Pero que mierdas de clase de padres son?. —les digo a lo que papá se muestra arrepentido por lo que ha hecho, me pongo de pie inmediatamente y subo a mi recámara, estrello la puerta y la cierro con seguro quiero estar sola. Papá jamás me había golpeado el llanto viene con fuerza y me encierro en mi baño para que nadie me escuche llorar. Así paso las siguientes dos horas perdida en los recuerdos de cuando de pequeña papá siempre me decía que nunca permitiera que un hombre me levantara la mano, él prometió siempre protegerme y él fue el primero que me falló. Mi héroe de toda la vida me ha golpeado y eso me tiene estupefacta, pero luego recuerdo que mi novio esperará por mi en una hora y rápidamente me pongo de pie me miro en el enorme espejo que tengo en mi baño, mi asombro es grande cuando miro que en mi mejilla se ha comenzado a formar un enorme moretón tomo maquillaje y trato de taparlo logrando disimular a los minutos está perfecto. 

Salgo de mi habitación y voy hasta la de Karen, está cerrado con seguro así que toco despacio para que mis padres no se enteren que he salido de mi habitación. A los segundo abre mi hermana, me adentro a su habitación.

—Renata mi padre es muy cruel, ¿Cómo se supone que le cuente de mi embarazo si va a reaccionar de la misma manera que contigo? tengo miedo hermana ahora se de lo que es capaz nuestro padre.

—No te preocupes por eso recuerdas que tenemos un futuro asegurado verdad, soy dueña de la hacienda del abuelo y nos ha dejado mucho dinero así que si las cosas salen mal podrás ir a Morelos a iniciar una nueva vida. —trato de tranquilizarla.

—Gracias hermana no se que sería mi vida sin ti, pero no te dejaría. —me abraza y yo correspondo el gesto, adoro a mi hermana pequeña que haría cualquier cosa por ella. Se llega la hora en la cual mi novio ya me debe de estar esperando fuera, no me cambie de ropa me he dejado el vestido solo que me he colocado un abrigo de color negro.

—Karen cualquier cosa llámame al móvil de Emilio ahorita te mandaré el número solo no se lo des a nuestros padres. —mi hermana asiente y salgo de casa a paso cauteloso para no ser escuchada por mis padres, emprendo el camino hasta la salida de la finca y abro la puerta adicional a los portones para salir, mi novio espera por mi recargado sobre el capó de su auto al mirarme sonríe y viene hasta mi, me roba un beso que me sabe a gloria en esta situación.

—¿Nos vamos mi amor?. —pregunta y viene conmigo hasta la puerta del copiloto y la abre para mi.

—Gracias caballero. —el sonríe y va del otro lado y sube, el frío es intenso a estas horas de la noche casi dan las once y media.

—¿Todo bien con tus padres? mi amor me quede preocupado. —me pregunta pone en marcha el coche y un nudo se forma en mi garganta.

No quiero llorar, no quiero llorar. 

Me repito mentalmente una y otra vez me muerdo el labio inferior, tomo aire y lo suelto lentamente.

—Mi padre sigue empeñado en que ya no te debo mirar quiere que acabemos con esto. —

—Mi padre igual Renata, fui a casa y ellos ya estaban esperando por mi en el estacionamiento. —dice frustrado ya que se pasa la mano por su cabello varias veces y ese gesto lo tiene cuando esta molesto o preocupado por algo, da dos golpes al volante del coche y aprieta la mandíbula.

—¿Y que te ha dicho?. —se queda unos minutos en silencio para después sonreírme con esos labios que tanto amo.

—No tiene importancia lo que él diga mi amor, mejor disfrutemos de esta noche tu y yo. —una hora después ya estamos aparcando el coche en el estacionamiento subterráneo del edificio, bajamos del coche y vamos directo hasta el elevador. 

—Luces preciosa mi amor por nada del mundo te dejaré ir de mi vida, si apenas nos vamos encontrando no se como podría vivir sin ti. —susurra en mi oído hundiendo su cabeza entre mi cuello siento como aspira mi aroma.

—Pienso y siento lo mismo Emilio no se que vamos hacer con esta situación. —

—Ya lo arreglaremos. —las puertas del elevador se abren e ingresamos a su piso, todo está obscuro excepto por las luces de la ciudad que entran por la ventana, una camino de pétalos de rosas marcan el camino, mi novio me lleva tomada de la mano y me dirige hasta la sala de su apartamento, donde hay una mesa decorada con velas de color rojo y un par de copas de vino. 

—¿Esto lo has hecho tú?. —le pregunto con emoción a lo que el asiente.

—¡Es magnifico mi amor gracias... mil gracias!. —me siento muy emocionada a pesar de los problemas, pero siento un pinchazo de decepción de solo pensar que nos separen.

—Te mereces el cielo, esto y mucho más Renata... mi Renata. —la cena pasa divertida entre charlas amenas olvidando el tema que nos ha mantenido turbados esta noche, solo somos él y yo no importa nada más, cuando acabamos llevamos todo hasta la cocina y lavamos los platos y cubiertos, Emilio los va secando y acomodando en su lugar.

—Ya dime la verdad ¿Quién te ayudo con todo esto en tan poco tiempo?. —mi novio sonríe y me toma de la cintura para colocarme sobre la encimera de la cocina.

—Los chicos y Helena  confieso que hicieron un muy buen trabajo deberían de dedicarse a esto de las cenas. —mi novio se ríe divertido y yo no puedo pararlo de mirar a los labios, muerdo mi labio inferior y él se queda estático ante mi gesto, lo atraigo hasta mi y lo beso con pasión y deseo. Emilio me corresponde de inmediato el beso y poco a poco comienza a subir de nivel.

Mi novio se separa de mi y comienza a bajar sus manos por mis piernas hasta llegar a mis tenis, con delicadeza me los quita, sube nuevamente hasta mi y yo lentamente sin dejar de mirarlo a los ojos le comienzo a desabrochar botón a botón de la camisola que lleva puesta a los segundo se la quito y aprecio sus brazos musculosos, su torso bien marcado y sensual. Lo atraigo nuevamente a mi y el comienza a bajar el cierre de mi vestido que cae hasta mi cintura dejando expuestos mis pechos que solo los cubre la pequeña tela del sujetador de encaje negro. Sus ojos se oscurecen como cual depredador acecha a su presa. 

—Eres tan malditamente sexy, cada vez me vuelves más loco. —habla y desciende sus labios de mi cuello hasta el centro de mis pechos, siento escalofríos combinado con un calor ardiente que va subiendo de apoco por entre mis piernas.

—Quiero ser tuya Emilio, no mañana ,no después.. esta noche. —me sincero con él, me mira a los ojos y una sonrisa se dibuja en sus labios.

—Yo también te deseo, no solo ahorita, ni mañana, ni solo por una noche... Te deseo a cada minuto, cada maldito día de mi vida, te deseo para siempre mi amor para toda la eternidad. —se sincera.

—Te amo Emilio Montenegro. —las lágrimas han comenzado a caer por mis mejillas. —No quiero que nuestros padres nos separen, por su estúpido rencor. —admito mi miedo.

—Lucharemos por que eso no pase mi amor, yo también tengo miedo de que me dejes. —se sincera

—Eso no va a pasar quiero estar contigo, jamás me había enamorado de alguien como lo estoy de ti, eres mi primera vez de todo Emilio. Eres el chico que me ha robado el aliento y el corazón. 

—Lo nuestro es muy fuerte Renata ya que me siento de la misma manera que tu. —lo beso a los labios, bajo mis manos por su torso desnudo, las luces de la noche son testigos de nuestro encuentro tan íntimo. Emilio recorre con sus grandes manos mis espalda hasta llegar a mis glúteos los aprieta fuerte y me pega más a él, besa mis senos por encima de la tela y no puedo evitar sentirme plena, mujer y sobre todo feliz.

Lentamente bajo mis manos hasta llegar a su pantalón de vestir desabrocho el cinturón y el botón del pantalón resbalando por sus piernas quedando solo en bóxer puedo apreciar su enorme bulto de excitación y de seguro me he puesto mas que sonrojada y es muy evidente mi vergüenza. Emilio me toma entre sus brazos como si de unos recién casados se tratase y nos dirigimos hasta su habitación. 

Me deposita sobre la cama con sumo cuidado y se sube sobre mi metiéndose entre mis piernas, no paramos de besarnos los labios de saborearnos el uno al otro, me saca el vestido que hasta estos momentos estaba en mi cintura y lo tira al suelo, desabrocha mi sujetador y retira mi braga, me besa a los labios y me siento plena estoy decidida a hacer esto con él.

Retira su bóxer y ahora si estamos completamente desnudos, Emilio besa cada parte de mi cuerpo no deja ningún rincón sin explorar y yo me encuentro ardiendo de pasión por él.

—Si te hago daño o te sientes incomoda solo dímelo lo podemos dejar para otro día, contigo no llevo prisa. —mariposas parlotean en mi vientre con su confesión.

—Quiero ser tuya ahora mismo mi amor. —confieso y lo atraigo hasta mi, me pierdo entre su cuerpo y sus maravilloso besos, Emilio se sitúa sobre mi y acomoda su longitud lista para invadir mi interior.

 —Te va a doler pero lo haré muy lento hasta que tu te sientas cómoda. ¿De acuerdo?. —asiento con la cabeza y él besa mis labios puedo sentir como su miembro se sitúa entre mis piernas, lentamente comienza a invadir mi interior puedo sentir dolor y escozor él no para acariciar mi cuello con su mano y besar mis labios, de pronto siento como algo se desgarra dentro de mi y Emilio suelta un gruñido y yo gimo de dolor, se queda unos momentos quieto para que regule yo mi respiración y el dolor pase.

—¿Estás bien? —pregunta y puedo mirar la preocupación en sus ojos que tanto amo.

—Estoy bien no me has hecho daño, aunque confieso que duele —deposita un tierno beso en mis labios. 

—Gracias por darme lo más valioso para ti... tu pureza, ahora solo eres mía Renata. —confiesa y una sonrisa se dibuja en mis labios.

—Y tu mío mi amor. —confieso perdida en el deseo de sentirlo dentro de mi, a los segundos se comienza a mover lentamente haciendo que una oleada de adrenalina recorra mi cuerpo, gimo por lo bajito y Emilio entra y sale causando que sienta mucho placer, araño su espalda y él aprieta mis glúteos y se hunde cada vez más en mi. Nuestros cuerpos están sudorosos entre las sabanas de seda negra, Emilio se mueve con decadencia y siento como se comienza a formar una ola de placer en mi vientre.

—Mi amor. —susurro en su oído con la voz entrecortada.

—Córrete para mi, déjate llevar Renata y cómo si de una orden se trata dejo que esa oleada de placer me invada, Emilio se mueve más fuerte muerde mi cuello y siento como algo caliente invade mi interior, Emilio gruñe y me mira a los ojos. —Te amo mi amor eres perfecta. —

—Te amo más Emilio. — susurro y siento como sale de mi dejando un vacío en mi interior, nos tapa a ambos con las sábanas y me abraza de la cintura sin dejar de mirar mis ojos.

—Quiero más de ti. —me sincero avergonzada. 

—Solo dame tres minutos. —

Toda la noche la pasamos disfrutándonos, hicimos el amor más de cuatro veces hasta el amanecer. Nos quedamos dormidos saciados el uno del otro, no quisiera que esto que tenemos tenga un punto final estoy locamente enamorada de Emilio y él de mi.

***

Abro los ojos las cortinas de la habitación están cerradas ya que anoche mi novio las cerro para que la luz no perturbara nuestro sueño, así que lentamente me pongo de pie y me dirijo a abrirlas, Emilio duerme plácidamente el día está nublado parece que volverá a llover. Voy hasta el baño y cepillo mis dientes y hago mis necesidades, rápidamente me meto en la ducha, diez minutos después salgo y me envuelvo en una toalla salgo hasta la recámara y tomo mi ropa interior que se encuentra en el piso, al igual que mi sujetador me los coloco y salgo hasta la sala mientras mi novio continúa plácidamente dormido. Tomo mi móvil de mi abrigo y lo enciendo miro la pantalla, tengo veinte llamadas perdidas de Karen y treinta de papá. ¡Dios mío! se han dado cuenta de que no estoy en casa, miro la hora en el móvil y ya son más de las tres de la tarde, preparo café y me siento en el taburete de la encimera a beber este exquisito café y mirar la pantalla de mi móvil.

—¿Todo bien mi amor? .—me sobresalto cuando mi novio habla detrás de mi,  giro y lo miro con la toalla sobre sus hombros ha tomado una ducha, luce malditamente atractivo.  —Tengo mas de cincuenta llamadas perdidas de un número desconocido. —

—Es Karen se han dado cuenta de que no estoy en casa, tengo demasiadas llamadas perdidas de mi padre ahora si estoy en problemas cariño. —me siento asustada de lo que pueda pasar Emilio me mira extrañado y miro como aprieta la mandíbula.

—Llámale a Karen y pregunta que está pasando en tu casa, tal vez podremos decir que estás en casa de Helena, después de eso quiero hablar contigo. —asiento y creo que es muy buena idea, marco el número de Karen y al primer tono responde.

—Renata donde carajos estás quedaste de llegar temprano a casa, mis padres están hechos una furia, no pude mentirles ya que mi padre es quien entro a tu habitación y descubrió que no estabas vino hasta mi habitación y me grito de una manera que desconocía de él. 

—No te preocupes Karen le llamaré y les diré que estoy en casa de Helena. —Emilio me observa con preocupación, camina de un lado a otro. No puedo evitar clavar la mirada en él a pesar de la situación trae el torso desnudo puedo mirar como sus músculos se encuentran tensos, me muerdo el labio inferior a Emilio se le obscurecen los ojos y viene hasta mi.

Ni se te ocurra Renata mi madre ha llamado a la señora Ontiveros y le ha dicho que Helena está en casa y que a ti ni te ha mirado. 

—Mierda estoy jodida ahora si que estoy en problemas Karen, en una hora llego a casa. 

Corto la llamada y miro a mi novio que esta molesto y no sé la razón. 

¿Quién mierdas te golpeo Renata?...

Me paralizo, Mierda no me acordaba del cardenal que traigo en mi ojo por el golpe que me ha dado mi padre.






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