Capítulo 24 | El plan
Todos se nos quedaron mirando como si estuviesen analizando punto por punto los pros y los contras de creernos, y yo jugueteé con los dedos sobre el artefacto de Régar con nerviosismo.
–Bien, y ¿cuál es el plan? –soltó Tai mirando a Jake.
–Espera, Tai, ¿vas a confiar en él tan fácilmente?
Matt apoyó con fuerza una mano en el hombro de Davis y este hundió el hombro.
–Ha dejado que le pegaras cuando podría haberte partido el cuello –le dijo Matt–. Deberías darle las gracias por dejar que te desahogaras.
Davis se quedó mirando a Jake con la cara arrugada, supongo que dudando de si fiarse o no del chico con el que había ido a clases de Historia durante un año. Y era normal. Al final, Tai le hizo un gesto a Jake para que hablara.
–A nuestro alrededor hay una cúpula que nos cubre, pero solo Ari puede verla –explicó Jake, y todos miramos a nuestro alrededor. ¿Nadie más la veía?–, y nadie más que ella puede decidir quién entra y quién sale de aquí. Régar y sus hombres ahora mismo deben estar buscándonos y no tardarán mucho en llegar –me miró. Ah, qué serio–. Cuando lleguen, Ari les dejará entrar, pero no les dejará salir bajo ninguna circunstancia, porque puede resultar peligroso para el resto del mundo.
–¿Y por qué los hemos traído a nuestro mundo si es tan peligroso? –preguntó Yolei.
–Porque todos nosotros tenemos ventaja si estamos en nuestro mundo. En aquella dimensión, la ventaja es de ellos.
–Tú también eres uno de ellos, ¿no? –Izzy parecía que se había dado cuenta de que Jake tenía más bien poco de humano–. Pierdes ventaja en nuestro mundo.
–A medias –matizó–. Yo también soy medio humano, y me he criado aquí. Ellos están demasiado acostumbrados a moverse entre dimensiones, así que en realidad poco les importa estar aquí o allí.
Izzy se llevó una mano a la barbilla.
–¿Vienes de otra dimensión? –le preguntó TK desde el suelo.
–No exactamente. Pero no podemos hablar de eso ahora porque no tenemos tiempo.
–Jake quiere que su mundo atrape a esos hombres –les dije.
–Quiero que Ofiuco, el mundo del que vienen, los atrape y los condene como deben. Y para ello necesito que Ari los retenga aquí –añadió él–. Desde este lugar, ni siquiera ellos podrán escapar ni teletransportarse a otro mundo si Ari no quiere. Dentro de esta cúpula, ni siquiera podemos teletransportarnos de un lugar de la cúpula al otro –todos parecían prestarle mucha atención de pronto, y yo no pude culparles por ello–. Las autoridades de Ofiuco ya están avisadas de que hay sombras llevando a cabo trabajos ilegales fuera de su dimensión, y no deberían tardar demasiado en dar con nuestro paradero... si es que vienen.
–¿Si es que vienen? ¿No sabes si van a venir? –interrumpió Sora.
–No sé hasta qué punto mi aviso puede haberlos alarmado... Es una historia larga, pero tuve que avisarlos muy rápido porque tenía poco tiempo y no podía mostrarme del todo ante ellos. Pero están avisados. La cuestión es si se tomarán ese aviso del todo en serio o no. No conozco exactamente cuáles son sus métodos y cómo de seria se toman la justicia.
–Te criaste aquí, en nuestro mundo –recordé.
–Y también nací aquí. De sombra solo tengo parte de mi ADN.
–¿Y qué pasará si no vienen? –Izzy entrecerró los ojos.
Noté cómo Jake tragaba saliva y se lo pensaba antes de responder.
–Confío en que vengan –dijo–. El plan es que solamente Ari, los digimon y yo nos quedemos dentro de esta cúpula invisible, para que, cuando vengan Régar y sus hombres, los digimon no tengan que estar pendientes de proteger a sus compañeros. Así, nos quedaremos atrapados y los digimon y yo podremos luchar contra ellos sin que puedan huir. Puede ser peligroso para Ari, pero solo ella puede activar la cúpula y tiene que quedarse dentro de esta. Por eso necesitaríamos que al menos uno de los digimon la protegiera mientras estamos luchando.
–¿Por qué solo puede Ari? –buena pregunta, Cody.
–El ser enviado del que hablaba La Profecía era ella. Por su cuerpo ha pasado una cantidad inmensa de poder que no cualquiera podría soportar, y solo su cuerpo o el mío como sombra podría aguantar el poder de ese artefacto y la energía que requiere sostener una cúpula protectora. Y yo tengo que pelear –me miró–. Eso sí, necesito que estés concentrada en a quién dejas entrar y a quién dejas salir.
Tragué saliva y asentí. Era demasiada responsabilidad puesta en la concentración de alguien que se entretiene con sus propios dedos en clase de Matemáticas. ¿Qué podía salir mal?
–Cuando vengan los hombres de Ofiuco...
–Si vienen –añadió Davis.
–Si vienen los hombres de Ofiuco –rectificó Jake–, Ari les dejará entrar para que atrapen a Régar y a sus hombres.
–¿Y si no vienen? –insistió Izzy. Yo también quería saberlo, porque si no venían, todos los planes que habíamos llevado a cabo en ese tiempo no habrían servido para nada. Miré a Jake con detenimiento. Hizo una pausa antes de responder.
–Si no vienen, tendré que matar a Régar.
Todos se quedaron en silencio. Aunque a mí me había asustado y me daba miedo pensar en ello, nadie más reaccionó, como si no fuera nada del otro mundo matar a alguien. Al fin y al cabo, tenía entendido que tuvieron que matar algún digimon en alguna ocasión. Aun así, pude notar que la tensión en el ambiente había aumentado de golpe.
–¿Podrás? –le preguntó Tai, que se había puesto muy serio– ¿Podrás matar a ese tipo?
–Eso creo –asintió–. Por eso necesitaré ayuda de los digimon. Si consigo retenerlo y lo atacan todos a la vez, posiblemente lo debilitemos mucho y pueda matarlo.
–¿Y a sus hombres?
–Más de lo mismo. No son tan fuertes como Régar, pero tendría que matarlos después de hacerlo con él.
Pude notar que el tono en la voz de Jake cambiaba cada vez que hablaba de matar a alguien. Eso o una parte de mí se lo estaba imaginando para convencerme de que era buena persona.
–¿Y qué nos harán esos sombras a nosotros si vienen a atrapar a los hombres de Régar? –quiso saber Matt. Otra buena pregunta.
–Nada –respondió Jake–. No pueden hacerles nada. Lo único... tendrán que someterme a juicio cuando todo esto termine, así que seguramente en pocos días les borrarán la memoria a todos.
–¿No recordaremos nada? –Izzy frunció el ceño.
–No. Tienen muy en cuenta la confidencialidad de Ofiuco con respecto a otros mundos, así que lo más probable es que les borren la memoria a todos para que no haya nada que influya en sus vidas ni que pueda poner en peligro a Ofiuco. Seguramente sea un borrado de memoria importante y que abarque más de lo que debería; que borre recuerdos y cosas que no tienen nada que ver con todo esto. Pero no creo que se arriesguen ni siquiera a dejar pruebas de que yo existí en sus vidas.
¿Qué? ¿No recordaremos nada de nada? ¿Ni siquiera a Jake o a los digimon?
Tai se cruzó de brazos e inspiró hondo.
–Bien, ¿y qué hacemos? –le habló al grupo y todos bajaron la cabeza, pensativos. Yo apreté el artefacto contra mi cuerpo como si alguien me lo fuera a quitar y miré a Jake de reojo: miraba a los chicos, pero a veces bajaba la mirada hasta el suelo como si dudara. Contuve las ganas de darle ánimos y miré a los demás. No era posible que fuera tan débil como para fiarme de alguien que todavía no tenía del todo claro si estaba de nuestra parte o no. Vi cómo alguno de ellos asentía.
–Tenemos que acabar con esto –habló Matt–. Ya estamos metidos en este problema y no nos queda de otra que salir como sea –miró a Jake–, aunque nos la juguemos.
–Les prometo, por lo que más quiero en este mundo, que estoy siendo del todo sincero –dijo Jake, y por un momento sentí que se me partía el alma–, que yo también quiero salir de esto tanto como ustedes, que todo se termine y que las cosas vuelvan a la normalidad.
¿De qué normalidad hablaba? Su normalidad, según tenía entendido, era trabajar para Régar... a menos que hablara de su faceta como adolescente normal y corriente, claro.
Tai le puso una mano en el hombro.
–Si nos estás mintiendo, te arrancaremos la cabeza –le dijo–. Pero estoy bastante convencido de que nos estás diciendo la verdad –me miró–. ¿Tú qué piensas, Ari?
Tragué saliva. Confiaba en él, pero no me fiaba del todo porque ya había traicionado a mucha gente y hablaba mucho de matar a la gente y eso y... bah, ¿a quién pretendo engañar?
–Confío en él –miré a Tai, porque creo que si miraba a Jake ahora me pondría a balbucear–. Creo que está diciendo la verdad y que quiere ayudarnos. Además –hice una pausa e inspiré–, él es el más interesado en acabar con Régar y sus hombres.
Todos mantuvieron el silencio durante algunos segundos y me miraron. Si las miradas hablasen, estoy segura de que esas estarían pidiéndome explicaciones e intentando convencerme de que no debía ser tan ingenua como para creerle al primer chico de ojos verdes que me llamara pequeño saltamontes. Me mordí el labio.
–TK –Patamon habló desde los brazos del rubio–, fue él quien me llevó hasta ti.
–¿Cómo?
–Unos días antes de que los demás llegaran hasta ti, esos hombres me secuestraron y me atraparon en una celda. Jake apareció hace horas y me llevó hasta ti para ayudarte –Jake y Patamon se miraron–. Sin él, nunca podría haber salido de allí y no sé si me hubieras encontrado.
TK abrazó a Patamon y se levantó del suelo. Sin soltarlo de entre sus brazos, miró a Jake.
–Muchísimas gracias –le dijo. Jake bajó la mirada ante el capitán de su equipo de baloncesto. Pf, qué momento–. Está bien, Ari –me sonrió–. Si tú y Patamon confían en él, yo también.
–TK... –le devolví la sonrisa. A pesar de que había sido él el que peor lo había pasado durante ese año, cedía y confiaba en mí. En mí y en Jake.
–Lo mismo digo –añadió Matt.
Kari abrazó con fuerza a Gatomon.
–Y yo –dijo.
–¿Alguien en contra? –Tai levantó los brazos a los lados de su cuerpo.
Todos se miraron entre ellos y asintieron.
–Bien –dijo–. Vamos a por ese plan.
Sombra&Luz
Solo quedan 4 capítulos, omg. Y se suponía que iba a terminar más o menos a la vez que Whisimbell jajaja ay.
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