Aquel lugar era... ¿La playa? Sí, era una playa de arena oscura, mar azul profundo y una humedad enorme. No me gustaba; me hacía sentir agobiada.

–¿Y ahora? –preguntó Joe extrañado.

–¿El Mar Oscuro? –añadió Ken, que parecía asustado. ¿El Mar Oscuro? ¿Qué era eso?

–No –¡Kari había hablado!–. No es el Mar Oscuro. Es un mar normal y corriente –descartó la hipótesis de Ken.

Ken se tranquilizó un poco y Yolei lo abrazó en silencio. Nos quedamos callados observando aquel mar, que rompía sus olas contra la orilla. Miré a mi alrededor, pero no vi ninguna otra puerta.

–Puede que esté enterrada –opinó Davis.

–O puede que esté bajo el mar –dijo Sora.

–En ese caso, Armadillomon y yo nos tendríamos que encargar de mirar –pensó Cody.

–No –añadió Tai–. No sabemos si hay una puerta, y si no la hay perderemos otro amigo en vano.

–Pues caminemos –dijo Izzy–. No podemos estar aquí parados sin hacer nada.

–Tienes razón. Vamos.

Y empezamos a caminar por la suave arena, sin rumbo, esperando que un milagro o una puerta aparecieran delante de nosotros. No articulábamos palabra, y eso daba más nerviosismo y tensión al ambiente. De repente, una voz cortó el silencio.

–Niños elegidos.

–¿E.D.? –preguntaron. Yo dudé: ¿Era E.D.?

–Tengan cuidado, y no descarten posibilidades así como así. Piénsenlo.

–¿E.D.? –preguntó Tai– ¿Sigues ahí?

Nadie contestó.

–¿Que no descartemos posibilidades? –dudaba Yolei.

–Creo que se refiere a lo que dijeron Sora y Davis. Puede que esté enterrada o bajo el mar –contestó Izzy metido en sus pensamientos.

–Entonces busquemos, ¿no? –pregunté, aunque no me fiaba de E.D.

–Sí –confirmó Tai, y empezamos a cavar en la arena.

La segunda opción sería buscar bajo el mar, aunque no estaba muy segura de cómo lo íbamos a hacer.

–Creo que será mejor buscar en el mar –opinó Ken.

–Sí. No creo que encontremos nada aquí –añadió Yolei.

–Pues vamos, ¿no, Armadillomon? –preguntó Cody sonriendo.

–Sí –contestó igual.

–Espera –dijo Tai– Cody, ¿estás seguro de que quieres hacerlo?

Cody asintió con la cabeza.

–Bien, Armadillomon, ¿listo? –preguntó.

–¡Listo!

–¡Digihuevo, evolución!

Y Armadillomon armodigievolucionó en Submarimon. Yo creía que solo se podía digievolucionar, pero me equivocaba. ¿Cuántas cosas se podrían aprender de los digimon?

Cody se metió en el cuerpo de Submarimon y juntos se sumergieron en las profundas aguas oscuras. Todo se volvió silencio mientras esperábamos que Cody y Submarimon volvieran sanos y salvos.

Unos diez minutos después, Submarimon salió a la superficie con Cody en su interior.

–Chicos –comenzó este–, ahí abajo hay una puerta, pero también hay varios digimon protegiéndola.

–Pues en ese caso nosotros ayudaremos –dijo Joe.

–Pero, Joe –dijo Sora–, si tú ayudas no podrás seguir avanzando, y ya hemos perdido a Cody.

–Ya lo sé, Sora –contestó Joe–, pero si no lo hago yo no lo podrá hacer nadie. Armadillomon y Gomamon son los únicos que tienen poderes marinos. Además, tengo un plan.

–¿Qué plan? –preguntó Izzy.

–Pues, verán: tenemos que abrir este mar, como lo hizo Moisés con el mar Rojo. Así que Zudomon utilizará su martillo, después volverá a ser Ikkakkumon y, junto con Submarimon, entretendremos a los digimon marinos para que ustedes puedan pasar. Pero tienen que darse mucha prisa, así que sus digimon tendrían que digievolucionar antes de que todo esto termine. ¿Qué les parece?

Nos quedamos mirándolo sorprendidos. Si todo funcionaba, era la mejor idea que había tenido Joe desde que lo conocía.

–Joe –sonrió Tai–, eres increíble.

–Pero si sus digimon digievolucionan –alegó Cody-, ¿podrán seguir avanzando?

–Adelante, niños elegidos –habló E.D. de repente.

–Perfecto –dijo Davis. Solo ese comentario le bastó para estar seguro de lo que íbamos a hacer.

Y nos pusimos en marcha.

Todos los digimon digievolucionaron a su nivel Mega Campeón; MetalGreymon, Garudamon, MegaKabuterimon, Zudomon y Angewomon. Luego estaban Raidramon, Aquilamon, Submarimon y Stingmon. Yo me subí con Izzy en MegaKabuterimon.

–¿Listo, Joe? –le preguntó Tai a su amigo.

–Listo –afirmó–. ¿Y tú, Zudomon?

–Yo estoy listo cuando tú estás listo, Joe –contestó Zudomon.

–Bien –dijo Tai–. ¿Preparados, Cody, Submarimon?

–¡Preparados! –contestaron al unísono.

–Bien –dijo Tai–. Empecemos.

Submarimon se sumergió en las oscuras aguas con Cody en su interior para entretener un poco a los digimon marinos. Entonces Zudomon indicó el comienzo del plan, golpeando su martillo contra la orilla y haciendo que el mar se partiera en dos. Era impresionante. Nunca imaginé que algo así pudiera pasar.

–¡Ahora! –gritó Tai mientras MetalGreymon avanzaba a una velocidad increíble.

–¡Agárrate! –me gritó Izzy justo antes de que MegaKabuterimon saliera volando a la misma velocidad que MetalGreymon. Mi cabeza se hizo hacia detrás por la presión del viento y tuve que agarrarme con más fuerza.

Zudomon se transformó rápidamente en Ikkakkumon y se sumergió bajo las aguas a ayudar a Submarimon y Cody, mientras que Joe esperaba fuera, nervioso pero confiado.

Entonces, varios digimon salieron del mar y atacaron a Garudamon, haciendo que Sora cayera.

–¡Sora! –gritó su digimon.

Pero antes de que esta cayera, MetalGreymon se puso entre ella y el suelo marino.

–¿Estás bien? –le preguntó Tai ayudándola a incorporarse.

–Sí. Gracias, MetalGreymon –contestó la pelirroja– ¡Garudamon! –le gritó preocupada.

Miré hacia Garudamon. Este estaba siendo atacado por los digimon que hicieron que Sora cayera.

–¡Sora, no te preocupes! ¡Ikkakkumon le ayudará! –le gritó Joe desde la arena.

–¡No! –gritó la pelirroja.

–¡Sora, tranquila! –le dijo Tai– Garudamon estará bien. Joe y Cody se encargarán.

–Pero...

–Nada de peros. Confía en ellos.

–De acuerdo...

Y nos adentramos en la puerta. Joe, Ikkakkumon, Cody, Submarimon y Garudamon se quedaron atrás peleando. Antes de que la puerta se cerrara vimos cómo el mar volvía a unirse.

Sombra&Luz

Hoy dudo que me dé tiempo de publicar el capítulo de Whisimbell, pero ya les diré por Instagram. Si no, espero poder publicarlo mañana sin falta.

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