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Capítulo 21

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(¡Espero no haber olvidado a nadie! Dejen un comentario por estos lados si es que quieren que lxs etiquete)

Este es mi momento

Ambas corrimos los sillones dejando espacio suficiente para mi colchón, el cual había sido removido hasta el salón de estar. Acomodamos todo, nos arropamos y vimos el comienzo de alguna película. Sara no tardó mucho en dormirse; me impresionaba como apretaba al pobre unicornio contra su pecho, vaya a saber uno desde cuando lo tenía.

Al marcarse las cuatro en punto me levante con sigilo, había escuchado cierto ruido en mi habitación y no era que tuviese miedo sino y a diferencia estaba enojada, quería explicaciones del susodicho anteriormente mencionado. Bueno, en mi mente.

No camine mucho, ya que en el trayecto de la pequeña sala a mi habitación me lo topé. Lo tome de la chaqueta y lo arrastre al baño.

—Me gusta cuando te pones ruda, es excitante.

—Y a mí me gustaría que me explicases lo que ocurrió en la habitación de Sara.

Trago duro. Lo había pillado.

—Y más te vale que no salgas con alguna mentira. —Sentencie.

—Todo lo hice por ti, que ingrata eres. —se defendió. — No me mires así— se cruzó de brazos— Esta bien... — resoplo derrotado— Si, entre al departamento de Sara para asustarla— bajó su cabeza como un perro recién regañado— Lo hice para que tuvieras una nueva amiga.

— ¿Y qué más?

—No hay más.

— ¿No estas olvidando algo? — Se llevó la mano a la barbilla pensativo.

El negó con la cabeza.

Al notar que no recordaba la barbarie que había hecho señale mi pecho. El miro mi busto, luego subió a mi cara y volvió a bajar la vista.

— ¿Quieres que nos desnudemos?— Amagó a quitarse la remera.

— ¡No, Bobo! ¡Te llevaste un conjunto de la ropa interior de Sara!

—Aaaah, era eso. Si, lo traje para ti. —Sonrió orgulloso.

— ¿Para mí? Tengo ropa interior, Mitch.

—Sí, pero— Contesto alargando la letra e— Ese no es un conjunto cualquiera, es un candente conjunto.

Sacó de su bolsillo una parte de la prenda robada, a la cual parecía que le habían robado más tela de la correspondiente.

— ¿Que rayos es eso?— Lo tome entre mis manos.

Pero si esto no cubre ni una uña.

—Algo que tú no sueles utilizar y quisiera que lo modelaras para mí. —gruñó.

— ¿Qué? Claro que no.

—Deberías comprarte más prendas así. — me arrebató la diminuta prenda interior de las manos— Quien diría que una chiquilla tan aniñada tiene fetiches con lencería.

—En verdad ya no quiero hablar más del tema, es... extraño y perturbador.

—Nunca aceptas mis regalos.

—Los aceptaría si no los robaras.

—No puedo comprártelos, soy un fantasma.

—Entonces no me compres nada, hazme un dibujo o el desayuno.

—Te he dejado dibujos por todos lados y mis desayunos no son de tu argado.

—Eso es mentira.

— ¿Ahora quien está mintiendo?

Suspiré.

—Mitch, sé que quieres regalarme cosas y hacerme sentir cómoda y amada, pero tan solo con el hecho de despertarme a tu lado soy feliz.

Lleve mi mano hasta su mejilla, sus ojos se cerraron disfrutando la sensación de mi tacto.

Aun sin abrir los ojos contesto;

—Necesito decirte algo— Abrió sus ojos de una forma somnolienta— Los regalos son una excusa, es para que entiendas que estoy completa e irrefutablemente enamorado de ti, Enola Anderson y nada en este mundo lleno de ancianas locas, fantasmas, robos de ropa interior y personas traicioneras cambiara eso.

Mi boca se secó, no salía ninguna palabra de ella, parecía como si todo en ese momento se hubiese detenido.

El prosiguió con su declaración—Soy consciente de que este amor, hasta donde se es unilateral; aunque guardas un poco de amor por mí detrás de esa barrera fría que tiene tu corazón —Señaló mi pecho, justo el lado izquierdo— No me molestaría expresarte mis sentimientos hasta que desaparezca y me vuelva uno con el universo— soltó una risa amarga—Así que prepárate para escucharlo cada mañana que nos reste, cada tarde que nos arrope y cada puesta de sol, amada mía.

Di un paso, el dio dos. Estábamos tan cerca que su delicioso perfume a primavera se impregnaba también en mí. No espero mucho para rodearme con sus brazos estrechándome tiernamente. Empezó a mecerse de un lado a otro como si en si en su cabeza se reprodujese una canción lenta de los años ochenta.

—Este es el momento en donde dices que no puedes creer estar bailando con el chico más lindo de toda la preparatoria— Susurró en mi oído.

A lo que yo conteste con una risa picara.

—Si fuese un baile de graduación este sería el momento exacto para mi mis labios vírgenes probaran los tuyos.

—Me gusta cuando sigues mi juego— Me dio una vuelta y me pegó más a el— Me gusta todo de ti— Ronroneo— Creo que tu idea no es tan mala.

Nuestros ojos se conectaron de una forma inmediata, ¿era posible desear tanto un beso de alguien? En estos momentos estaba comprobando que sí.

Cinco centímetros

Mi altura me impedía alcanzarlo totalmente así que gasparin fue el que se agacho. Su mirada me trasmitía que estaba gozando el momento, esos destellos en sus ojos advertían que después de esto no habría más nada...

Tres centímetros.

Su mano que residía en mi cintura hizo un camino desde su posición, pasando por mi brazo lentamente dejándome una sensación placentera. Lugo cambio el rumbo hacia mi cuello donde después de pasar su mano depositó un beso, el cual me hizo que lo doblara por la sensación y al final su mano subió hasta mi mejilla.

Un centímetro.

Nuestros labios estaban rosándose, estaba segura que le gustaba hacerme sufrir.

— ¿Enola? ¿Estas por aquí?

Sara Martin veinte años, duerme con un unicornio y arruinó un momento casi perfecto.

Mitch se rio de forma silenciosa dejando caer su cabeza en el hueco de mi cuello y mi hombro.

—Creo que fue mala idea asustar a Sara.

— ¿Enserio, genio?

—Si. Sara, estoy aquí. — musité.

—Oh, está bien, es que me preocupé.

—En un momento salgo.

— ¿Debería espantarla en este momento para que vuelva a su departamento?

—Has hecho suficiente por hoy, Mitch.

Me gire deteniendo mi vista en el reflejo de ambos, me arregle un poco el cabello intentando simular que no había pasado nada. Bueno, en realidad no había pasado nada, pero sentí que era el momento indicado para simular ser la protagonista de una película romántica.

—Bueno, nos veremos ahora— me gire buscando la puerta, pero esta estaba del otro lado, volví a girar intentando no haber parecido tan estúpida, de paso me percate del error de oratoria que había tenido hace unos momentos—Digo, en un rato.

Me regaló una sonrisa socarrona mientras su mano colocaba un mechón cabello rebelde detrás de mí oreja.

—Bien.

—Bien.

Di un paso hacia el costado y luego dos hacia delante ya que él no tenía intenciones de dejar de aprisionarme contra el lavado. Tomé la perilla esperando a que Sara estuviese acostada nuevamente. Gire el picaporte abriendo la puerta lentamente. Pero antes de salir me gire para recordarle a Mitch que no hiciese el desayuno en la mañana; sería extraño.

—Mitch, no...—

Y ocurrió.

Sus labios se unieron con los míos.

El momento duró mucho, solo lo justo y necesario como para hacerme desear besarlo cada día de mi vida.

—Sabía que volverías— Comentó con aires de grandeza.

— ¿Ahora eres adivino? —bromee intentando sofocar los fuertes latidos de mi desembocado corazón.

—Solo diré que estamos enamorados. —Argumentó.

—No digas boberías.

—Solo los que estan profundamente enamorados niegan sus sentimientos. — levantó su dedo agitándolo levemente mientras sus iris se dirigían hacia el techo, como si recitase una oración de algún libro.

— ¿De dónde sacas esas ideas? — de mi rostro salió un mohín.

—Si te lo digo tendrías que besarme.

— ¿Eso es una propuesta o una amenaza?

—Amenaza, es cautivante. —Abrió sus ojos con interés.

— ¡Enola!— gritó Sara desde el otro lado de la habitación— Necesito ir al baño.

Ambos resoplamos.

—Recuérdame no asustarla nuevamente, es como una plaga.

—Cosecharas lo que siembras.

— ¿Egocentrismo, vanidad, belleza, perversión y malas intenciones?

—No podría definirlo mejor.

Luego de concluir la conversación, esta vez sí salí del tocador.

—Disculpa la tardanza.

—No hay que disculpar, a veces también me gusta hablar sola.

Si, Sara... Hablar sola.

—Claro— le sonreí. Luego de que entrase cambie mi expresión a una boba y común, como las que tenían mis alumnos luego de hablar con su amor entre comillas imposible.

¿Acaso estaba sintiendo mariposas en el estómago? ¿Tenía 15 años nuevamente o qué? Claro que no, había tenido varios novios a lo largo de mi vida el primero fue Luck, el típico chico nerd que nadie quería pero conquistaba con sus chistes matemáticos y químicos. Luego vino Jonathan el casanova de preparatoria el cual sino mal recuerdo fue mi novio durante dos meses y luego acabo, y para finalizar Dan, el idiota endulzador de oídos crónico.

Pero, nunca antes lo había sentido así, tan anhelado, tan placentero.

Me abrí camino entre los sillones que habíamos corrido y me recosté. Aun intentaba descifrar ese sentimiento que estaba creciendo en mí, ¿amor? Anteriormente lo había sentido, o pensé que lo era, supongo que de mis tres relaciones anteriores Dan fue el que más me hizo sentir algo parecido, como una patada en mi busto, aunque y a diferencia, lo de ahora era inexplicable.

Sara no tardó mucho en salir, todo su asunto había sido rápido. Volvió a acostarse y ambas caímos profundamente dormidas.

***

Ese olor, huele a magdalenas recién orneadas...

Me sentía como en un limbo, no sabía si estaba soñando con ese delicioso olor o literalmente alguien estaba preparando el desayuno. Abrí un ojo con pereza y luego el otro, me estiré un poco destapándome por completo, al parecer había sufrido un poco de calor.

—Despertaste bella durmiente.

Mitch estaba mirándome desde arriba, al principio pensé que flotaba, pero con la claridad de la habitación note que los sillones habían sido nuevamente modificados dejando uno a tan solo dos pasos de mí. Donde actualmente Mitch estaba sentado de una forma peculiar con su rostro quedando de forma antiparalela al mío.

—Huele a algo no quemado.

—Sara está preparando el desayuno.

—Mmm— me saboree— Será un buen desayuno.

—No mejores que los míos.

Una risa sarcástica salió de mi garganta.

— ¡Vaya despertaste! Dormilona— saludó una enérgica Sara.

Envidiaba su positividad a tan altas horas de la mañana.

—Buenos días. — Conteste— Huele delicioso.

—Es la receta de mamá, todo lo que hacen las madres tiene ese perfume.

—Ni que lo digas.

Mientras Sara terminaba de colocar los últimos parquecillos en el horno aproveche para lavarme la cara, arreglar tan solo un poco mi cabello y hacer mis necesidades. Escuche a lo lejos como la puerta se abría y luego se cerraba, no le di mucha importancia, lo primero que se me ocurrió fue que Tomy había pedido salir para dar su caminata mañanera por el edificio.

Terminados todos mis quehaceres matutinos salí tras el desayuno, pero para mi sorpresa Sara no estaba sola, sino que Luna también estaba ahí con una bolsa de nuestra panadería favorita.

— ¡Hola!

—Hola, Nolys— Luna utilizó el actual apodo que me había colocado Sara— Deje a los niños a cargo de su padre— comento— Sara me dijo que era un desayuno de chicas, así que hice panques.

— ¿Dejaste a tus hijos a cargo de tu esposo?—Pregunto la ojiverde.

—Claro, ¿crees que dejaría a mi esposo cuidando a mis hijos? Eso sería un desastre— Reímos tras lo dicho.

—Bien, ¡basta de charlas! Es hora de desayunar y luego al trabajo.

¿?

—Y bien, Enola. Cuéntanos de ese humorista con el que sales.

Mastique por más tiempo lo que tenía en la boca para no contestar. Mientras tanto Mitch abría sus brazos llevándolos detrás de su cabeza con aires de grandeza.

—Bueno... Él es lindo, suele hacerme regalos...

Incomodo silencio

— ¿Solo eso?— Inquirió Luna.

—Podría jurar que por la chispa que cruzó por tus ojos hay algo más.

—Si... Bueno... es que— tartamudee— Él es sensacional, es como un libro de historia con absolutamente todos los sucesos y contenidos escandalosos.

Ambas me miraron divertidas.

—Supondré que eso es un cumplido— musitó Mitch.

—Vaya, eso es sensacional— asintió mi compañera de piel morena— Entiendo la analogía de los libros; Stefan es como un interesante libro de Histología.

Luna solía hacer varías bromas con su esposo, pero si había algo que no faltaba en su relación era amor.

— ¿Y tú, Sara? —Pregunte incluyéndola a la conversación— ¿Hay algún caballero interesado en ayudarte a acomodar el papeleo del director?

—No por ahora, pero quien dice si en un futuro mi príncipe azul viene por mí.

—Lamento arruinar tu ilusión pero los príncipes azules no existen— Argumento Luna.

—No le hagas caso, siempre puede aparecer algún príncipe rojo, amarillo, naranjo o hasta verde...

El desayuno fue ameno... Creo que pecaría a falta de palabras, a decir verdad ¡fue sensacional! Había olvidado lo divertido que era dialogar de diversas cosas con más de una persona... o un gato. Mitch nunca dejó la habitación, es más en varias ocasiones hizo comentarios los cuales solo yo podía oír pero eran realmente válidos. Y podía jurar que los colores subieron a su rostro después de escuchar las variadas hazañas sexuales de Sara.

Me sentía bien, era extraño decir eso, pero, era lo que sentía, todo estaba saliendo bien para mí, este... este era mi momento.

***

Sara y Luna se habían adelantado para ir al trabajo. En lo personal necesitaba más de veinte minutos para estar presentable. Me di una ducha rápida, me cambie y me dispuse a alcanzar a mis amigas.

— ¿¡Fresita!? — Exclamo Mitch desde la cocina.

—Gasparin.

—Necesito que respondas algo.

—Dispara— Conteste.

— ¿Tu pediste comida china?

Mientras secaba mi cabello camine hasta su encuentro.

— ¿Por qué pediría comida china a esta hora? —murmure.

—Si no lo hiciste... ¿Quién es el chico que está en nuestra cocina?

***

¡HOLA! CHAN CHAN CHAAAAAAAAAAAAAAN  ¿murieron conmigo al leerlo? dshfjdf  A decir verdad me tarde en subirlo porque no estaba conforme con el resultado, aun sigo estando dudando de su contenido, pero no podía seguir editándolo, las hice esperar demasiado. Pero en fin, espero que les guste. 

¿Un beso inesperado, verdad? 

¿Se sintieron tan felices como yo al ver que Enola esta socializando? 

¿Quién será el intruso que apareció en la cocina?  

¡Bueno, basta de preguntas! Supongo que aun quedan dudas por resolver... 

Besitos, Besitos, Lxs amo 

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