Positivo.

Dos líneas, dos simples líneas en aquel pequeño objeto cambiaron su vida en tan solo cinco minutos.

La tristeza se fundió con la confusión y la desesperación para azotarla con tanta fuerza que hizo que su respiración aumentará a un ritmo bastante rápido, con las lágrimas recorriendo sus mejillas llevo su mano a la cabeza; esto era demasiado para ella, solo tenía 15 años.

Con todo su cuerpo temblando, dejó la prueba de embarazo junto a las otras cuatro que se había realizado, todas daban positivo.

— Esto es una pesadilla… Necesito despertar, quiero despertar de este horrible sueño. — dijo para sí misma en un pequeño susurro. — No quiero más problemas… —

Apoyo la pesadez de su pequeño cuerpo contra la pared del cuarto de baño, lentamente se sentó en el suelo y en un acto de auto consolación se abrazó a sí misma, no sabía cuál sería el siguiente paso.

La primera cosa que llegó a su mente, fue pensar en lo que le harían sus padres; esas horribles personas que tenía por progenitores eran tan aterradores que solo pensar en que le podrían hacer algo malo hizo que un miedo enorme se apoderó de ella en cuestión de segundos.

— No… no por favor no — suplicó en un bajo tono de voz, no había nadie en la casa, sus padres y hermano habían ido a cenar dejándola a ella sola. Podía gritar, podía romper o arrojar todo lo que había en su habitación. Pero no podía hacerlo, simplemente no podía.

Tenía miedo de moverse, de hablar, de pensar, tenía temor a absolutamente todo.

Su cuerpo quedó en la misma posición, y lo único que pudo hacer fue llorar, lloraba por todo lo que estaba pasando, solo fueron unas pocas veces, ni siquiera tenía una actividad sexual tan frecuente con su novio…

Su primer y único novio hasta el momento, y ahora no solo era eso, era el padre de la criatura que llevaba en su vientre.

Cerró los ojos y dejó que el agua salada siguiera humedeciendo sus mejillas por unos cuantos minutos más. Después de un largo rato su confundida mente se sereno solo un poco.

Se puso de pie de manera lenta y tomó aquellas pruebas que reposan sobre el mármol blanco del lavamanos, respiro profundamente.

Al salir del cuarto de baño bajo a la cocina donde tomó una pequeña bolsa de basura, arroja con algo de enojo los aparatos en el interior de esta. Salió un breve momento a la calle y dejó las evidencias de su estado actual en el bote de basura.

Lo primero que debía hacer era hablar con Sesshomaru.

El más que nadie debía saber que dentro de ella, yacía el bebé que ambos concedieron. Una vez el supiera todo tendrían que pensar en el siguiente paso a seguir.

Una vez estuvo dentro del hogar nuevamente camino a su habitación, se sentía tan cansada, los mareos y vómitos eran tan desgastantes que la tenían en su punto límite, se arrojó en la cama y miró el techo de madera con desánimo.

Sacó su celular del bolsillo de su falda, buscó entre sus contactos y cuando encontró el chat de su novio un escalofrío recorrió su espalda, con el amargo presentimiento de que algo no estaba bien.

El peliplateado estaba muy raro, las últimas semanas apenas si hablaba con ella, siempre tenía algún pretexto o se encontraba demasiado ocupado, eso le dejó más angustiada.

Sacudió su cabeza, negando aquella preocupación.

Hola, sé que estás ocupado, pero debemos hablar. Sesshomaru, esto es serio…
10:17 pm.

Esperó por varios minutos, los minutos se volvieron una hora. Él jamás contestó.

La azabache suspiro con derrota, lo llamaría mañana para reunirse y contarle sobre la situación, en ese momento solo tenía cabeza para una cosa.

Dormir.

Se puso su cómoda pijama para dormir de manera más plácida, apagó las luces, cerró las persianas, por último, se adentro a su cómoda cama, con sus mantas se arropó hasta la cabeza y como si fuera una niña pequeña. Se dejó caer en los brazos de Morfeo en un profundo y cálido sueño.

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A la mañana siguiente la alarma de su despertador sonó; la mala gana, se despertó para luego ponerse de pie y disponer de la rutina diaria a la que ya estaba acostumbrada.

Bañarse, vestir su uniforme, peinar su cabello, tomar su mochila con los respectivos materiales para las materias que vería ese día y bajar para ir a la escuela.

Su familia ya estaba despierta, su madre como siempre preparando la comida para su hermano y su padre pero nada para ella.

No era nada raro, desde que nació Sota ese era el trato que le daban, cuando estuvo dispuesta a irse de aquel lugar la voz de su padre la detuvo.

— Ayer llegaron tus calificaciones de la escuela ¿Cómo es posible que hayas sacado un 8 en matemáticas? Espero que arregles esa nota, se de utilidad al menos una vez en tu vida, no seas una fracasada. — la reprimenda de su padre la hizo enfadar, si, así era como una alumna de 10 era humillada solo por una baja nota, no importaba si en todo el año solo sacaba las mejores notas. Por una "mala" calificación ya eras una fracasada.

— Así será, padre, ya debo irme, quiero llegar temprano para estudiar un poco más antes de mi examen de historia. — no espero a que dijeran una palabra más, solo huyó de hay.

El día en la escuela fue tedioso, su concentración era para el celular, en todo la jornada académica solo esperaba que Sesshomaru contestara  los tantos mensajes que le había enviado, pero nada. Ni una señal de vida por su parte.

El examen, honestamente no sabía de qué se quejaban sus compañeros de aula, fue muy sencillo desarrollarlo, un 10 sobresaltado en rojo en una esquina del papel fue su calificación.

Al terminar las clases la desesperación y el enojo le ganaron, tomó un taxi para ir al edificio donde estaba el departamento de su pareja, ya no tenía paciencia para esperar a que contestara sus mensajes, ya no tenía tiempo.

Aunque, ella sabía que algo no estaba bien; todo el día se exigió concentración aún teniendo ese pésimo presentimiento en el pecho.

Era una sensación horrible.

Al llegar a su destino pago al conductor y bajó del vehículo con su mochila amarilla colgando de su hombro, camino hacia la entrada de aquel sitio pudo notar como varios hombres de mudanza salían del elevador de carga con varios muebles y pertenencias, se le hacían muy conocidas, no le prestó mucha atención.

Cuando estaba dirigiendo sus pasos hacia el elevador, la rubia que la hacía sentir tan mal entró en su campo de visita.

Cómo siempre, esa mujer vestia con glamour, llevaba una falda roja ceñida que la hacía lucir muy bien, una camisa simple blanca junto con un abrigo negro y tacones que le hacía juego, todo era de diseñador, incluso podría jurar que el bolso que llevaba era de diseñador… Se le hacía muy familiar.

— Ja. — la ojiazul se burló de ella cuando pasó a su lado, Aome se quedó con la palabra en la boca.

¿Qué le pasaba a esa mujer?

Mordió sus labios del enojo que sentía, pero no le podía decir nada, Sesshomaru se lo había prohibido…

Se dirigió al elevador, una vez paró en el piso correspondiente salió, de su bolsillo sacó el juego de llaves que el ojidorado le había dado para sus encuentros.

Cuando giro la llave y abrió la puerta sintió como su cuerpo se congelo en segundos, las cosas que estaban sacando del edificio eran las de su novio.

Antes de que pensara en algo cuerdo, sus piernas actuaron, corrió de nueva cuenta hacia el elevador y cuando estuvo en el recibidor para tratar de detener a uno de esos hombres.

¡Necesitaba saber qué pasaba!

Pero ya era demasiado tarde, ya se habían marchado.

— Esto… esto no está pasando… — dijo entre balbuceos, con las manos heladas y temblorosas se acercó a la mujer que estaba detrás de la barra, quizás ella sabría algo. — D-disculpe… ¿Usted sabe que sucedió con el joven del departamento G5? Es mi… novio—

La mujer adulta la miró con pesar, esa mirada provocó que Aome, estuviera apuntó de vomitar.

Sabía que no podía dar información de las personas que vivían en el edificio, pero ella conocía a esa dulce niña...

— Él dejó las llaves del departamento esta mañana, los de la compañía de mudanzas vinieron para llevarse sus cosas, y aquella mujer rubia, solo vino a dejar el último pago del alquiler por él… lo lamento Aome, eso es todo lo que se — dijo con pesar.

La mochila que solo llevaba en su interior 3 libros y algunos lapiceros se volvió sumamente pesada, la soltó dejándola caer al suelo y pronto sus mejillas rosas tomaron un color pálido.

— Gracias por haberme dicho esto… — dijo con la mirada perdida, unos segundos después su celular dió la notificación de que un nuevo mensaje había llegado.

Rápidamente lo sacó del bolsillo y abrió la bandeja de mensajes ¡Era un mensaje suyo!

Esto es repentino, pero ya debes saberlo, lo nuestro acabó definitivamente, es todo lo que diré, sigue con tu vida por favor, adiós Aome.
3:45 pm.

¿Esto era una broma? ¡¿No le había bastado el haberla ignorado por semanas?! ¡Estaba esperando un hijo suyo, maldito sea!

Y lo que temía, cuando trató de contestar ese burdo mensaje, el muy cobarde ya la había bloqueado, la ansiedad hizo acto de presencia en el momento menos indicado, trato de llamarle a su celular, pero este mandaba las llamas al correo de voz.

Al revisar otras redes sociales, pasó lo mismo, la había bloqueado de todo lado.

¡La había dejado!

Esto era lo peor que le había pasado, su corta vida ya se veía muy complicada, todo se arruinó en menos de 24 horas.

— Que pesadilla… —

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Muy buenas noches chicas, bueno, hay ciertas cosas que hay que aclarar de esta nueva edición en la historia.

La historia tiene ciertas cosas erróneas y quisiera mejorar esta bella lectura para que ustedes la vuelvan a disfrutar de nuevo.

1- Los capítulos serán un poco más largos como ya se habrán dado cuenta.

2- Se van a cambiar algunas cosas, pero no sé preocupen, la historia seguirá teniendo el material que ya conocen solo se le agrega o cambiará algún evento o suceso.

3- abra uno que otro cambio en los personajes, quiero darles un poco más de desarrollo esta vez, serán cambios tanto de personalidad como físicos.

4- la historia fue anulada para que se puedan publicar los nuevos capitulos.

Eso es todo mis lindas lectoras, mil gracias por todo el apoyo que le habían dado a esta historia, ojalá la vuelvan a leer ❤️❤️

Eso es todo ¡hasta la próxima! ❤️❤️