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Capítulo 6


Desagrado.

Los nudillos del menor dolieron por los golpes que le estaba propinando a su propio hermano, pero poco le importó, pues el sujeto merecía eso y más.

Sesshomaru, en un leve descuido de su hermano tomó la muñeca del contrario y giró en el suelo quedando posicionado sobre el menor, su puño llegó a la boca de Inuyasha quien sintió el sabor metálico cuando sangre salió de su labio inferior.

El bastardo había tomado ventaja, pero la ira que estaba sintiendo el menor era tanta, sacó fuerzas quien sabe de dónde y empujo a su hermano, haciendo que este chocara contra una pequeña mesa de madera que había cerca de la entrada, provocando que el lindo jarrón que decoraba el mueble cayera al suelo haciéndose pedazos; el golpe dejó al mayor aturdido un par de segundos, los cuales bastaron para que Inuyasha lo tomara de cuello con fuerza y con su mano libre darse el lujo de golpearlo una vez más.

—¡Te dije que te alejaras de Aome! ¡Te lo advertí pero de igual manera te metiste con ella!— Gritó con cólera al hombre frente a él.

Esas palabras bastaron para que Sesshomaru entendiera porque se encontraban en esa situación, y la respuesta fue tan clara como el agua; Aome

Sonrió un poco, mostrando su perfecta dentadura manchada con sangre.

Inuyasha quiso ir por un cuchillo y cortarle la yugular.

Cuando estaba por darle otro golpe al rostro ensangrentado del mayor, unos brazos lo detuvieron; alejandolo del bastardo que tenía como hermano, supo de inmediato que se trataba de su padre cuando vio a su madre y otra mujer acercándose a su hermano.

—¿¡Qué demonios te está pasando, Inuyasha; porque atacas de esa forma tan salvaje a tu propio hermano!?— grito el líder de la familia a su hijo menor, quien había bajado junto a su esposa y nuera al escuchar el sonido de cosas rompiéndose y el grito de una de las empleadas de la casa al ver tal escena.

—¡Este infeliz no es mi hermano, me niego a decir que un mujeriego y aprovechado bastardo como el es mi puto hermano!— respondió el menor forcejeando con su padre por liberarse del agarre, cuando lo logró miro a los presentes con odio.

—¡¿Qué estás diciendo!? ¡Mira como has dejado a mi pobre muchacho, porque hiciste esto!?— le gritó su madre, con el rostro rojo del enojo.

—¡No me jodas, mamá! ¿¡Tu pobre muchacho!?— Inuyasha la miró con incredulidad e irá mezclados— ¡Tu pobre muchacho es un puto mujeriego, adicto a las fiestas y sin mencionar que es un arrogante de aqui a la muralla china; no es un bebé. Ya tiene 21!— 

—¿¡Porque le hiciste esto!?— Akane preguntó, sosteniendo con delicadeza la mejilla de su prometido.

—¡Tú cierra la boca!— grito el menor— ¡Esto es entre mi familia y yo, y tu no eres parte de esta familia, solo eres la zorra en turno de mi hermano así que no te metas!— el oji dorado respondió con molestia, no tenía que hacer preguntas para saber que la rubia era la dichosa otra mujer por la que su hermano dejó a Aome, Akane cerró la boca al escucharlo tan molesto.

—Con ella no te metas, ¿en serio te molesta tanto lo de Aome? —preguntó el mayor de los hermanos con una sonrisa irónica— deberías estar feliz, la deje justo como me lo pediste—

—Eres un maldito imbécil, ¿te llena de orgullo decir que te acostaste con una chica que apenas tenía 14 años? Eso es tan desagradable— Inuyasha sonrió con burla, viendo que el rostro de su hermano se deformaba en una mueca.

Sabía que Sesshomaru y Aome se acostaron por primera vez cuando ella cumplió los 15, aun así, iba a joderlo hasta más no poder.

—Sabes mejor que nadie que eso no es cierto— contestó el mayor.

—Solo se que tu, eres un puto prostituto; un maldito, un infeliz, un imbecil, un hijo de puta— su madre jadeo ofendida, el la ignoro— y un bastardo que tarde o temprano deseara no haberle echo eso a alguien como Aome, en especial a Aome, sabes que ella te amaba. Esa niña ingenua te amaba de forma inimaginable aun sabiendo la clase de porquería que eres— Inuyasha hizo una pausa, mirando a la mujer rubia.

—Basta, Inuyasha— su padre habló con molestia, al hijo menor no le importó menos.

—Y tu, querida, en cuanto Sesshomaru se aburra de ti buscara a una chica mas fresca para que le abra las piernas, te crees especial, pero solo eres una estúpida con la tonta idea de que alguien como él te ama, él no puede amar a nada ni nadie, ni siquiera a él— el peli plateado vio a la chica apretar la mandíbula enojada.

—Estás tan equivocado, cuñado, tu hermano y yo nos vamos a casar muy pronto— habló con superioridad.

—¿Eso es cierto?—preguntó el menor con burla.

—Si— contestó la ojiazul.

—Mis más grandes condolencias, pobre de ti— respondió con diversión.

—¿Hiciste todo eso por esa chiquilla sin valor alguno?— Su madre estaba indignada.

—Una de ella, valen 10 de cada de ustedes, solo venia a romperte la cara, ya lo hice— dijo mirando a su hermano— ya no tengo nada más que hacer aquí, me marcho— se dio la vuelta y comenzó a caminar de nuevo hacia la puerta.

—Inuyasha— su padre lo llamó, con solo mencionar su nombre pudo leer una orden con ello "no saldrás de aquí hasta que hablemos de esto" pero él ya no tenía 15 años, tenía 19.

—Padre, me ya me voy, y si me vas a amenazar con sacarme de la compañía o algo parecido, te recuerdo que por derecho a la herencia de mi abuelo las propiedades y la compañía que hay en España y Suiza me corresponden por ser esa la última voluntad del antiguo patriarca de la familia Taisho— lo miro de reojo— tienes a tu otro hijo, a el señor perfecto y tu favorito, asi que te lo diré de forma directa. No me molestes— eso fue todo.

Inuyasha no dijo nada más y salió de ahí hacia el auto que había rentado apenas llegó a la ciudad.

Su padre quedó sorprendido por las palabras de su hijo, y le asombraba lo mucho que había madurado, pues jugó bien sus cartas; miró a su otro hijo, quien se encontraba en completo silencio.

El y su esposa ayudaron al mayor de sus hijos a ponerse de pie y ayudarle para que se sentara en el sofá, Akane fue por un botiquín.

Su boca y nariz estaban literalmente partidos, pues la sangre que salía era más que obvia, una herida cerca de su ceja derecha y otra en la frente del lado izquierdo, sin mencionar los moretones que empezaban a formarse en ambas mejillas.

Era impresionante lo mucho que había cambiado Inuyasha.

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Aome despertó, cuando el olor a huevos revueltos y chocolate llegó hasta su habitación, salió con una gran sonrisa, caminando hasta la cocina viendo a la abuela Kaede preparar el desayuno.

—¡Buenos días abuela Kaede!— saludo de forma animada la azabache, viendo a la mujer de espaldas.

—Oh, buenos días linda, pensé que dormirías un poco más— dijo con una sonrisa la anciana que no apartaba los ojos de la estufa.

—Es que me llegó el olor de algo delicioso— sonrió aún más cuando después de unos minutos, un desayuno delicioso fue servido frente a ella, huevos revueltos con una taza humeante de chocolate, pan tostado con Nutella y un pequeño cuenco con fruta picada.

—Felicidades por pasar tu exámen de matemáticas con una nota tan buena— dijo la mujer con una sonrisa.

Desde que comenzó a vivir con la anciana Kaede, cada pequeño logro que alcanzaba era un logro que la mujer adulta celebraba, se sentía cómoda en ese lugar, tenía ese ambiente familiar que solo recordaba haber vivido con su abuelo.

Cuando estuvo apunto de morder el pan tostado, tocaron el timbre, ella se ofreció para ir a ver quien era, por lo cual se puso de pie de la silla del comedor y caminó hasta la puerta.

Al abrirla sintió su cara pálida.

—Estamos buscando a alguien llamada Aome Higurashi, ¿la conoces?— Miroku la miró con una sonrisa, Sango estaba en silencio.

—Ay no...—

—Ay si—

Estaba en problemas…

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Espero les guste, hasta la próxima💞




















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