Capitulo 5
Hermanos y amigos.
Inuyasha conoció a Sango cuando ambos estaban en cuarto grado, sus padres eran muy cercanos, también, socios en varios negocios relacionados con las compañías de ambas familias, Miroku llegó un año después, cuando ingresó a la misma escuela después de mudarse a la ciudad junto con su familia por negocios de su padre.
Siempre fueron muy unidos, después de terminar la primaria no se separaron en ningún momento, luego llegó Aome Higurashi, en su último año conocieron a esa pobre e ingenua chica, a la que siempre le hacían bullying y la humillaban en todas las formas posibles; al principio no hicieron mucho, decían que no era su problema, pero lo que colmó la paciencia de los chicos, en especial la de Inuyasha, fue cuando uno de sus compañeros de clase empujo a la azabache de forma brusca haciendo que cayera en el suelo, solo porque la novia del sujeto se lo pidió, Inuyasha no era alguien paciente, por eso cuando estuvieron apunto de derramar leche sobre la Higurashi el peli plateado se metió y desdé ese momento dejaron de molestar a la pequeña frente a él.
Sus otros dos amigos la cuidaron mucho desde entonces, Sango en especial no dejó de sobreproteger a la chica, los tres se encariñaron mucho con la muchacha que aunque era dos años menor que ellos, era muy dulce, tenía esa habilidad de caerle bien a cualquier persona tan solo con tener una pequeña conversación; pero claro, también era a su vez muy timida.
Los padres de Sango adoraron a Aome en cuanto la conocieron, al igual que los padres de Miroku, el único maldito problema era su familia, esa familia mezquina y desagradable que vivían en la misma casa con él, empezando por su estúpido hermano mayor; el y Sesshomaru direfenciaban en muchas cosas, entre esas la forma en la que su hermano trataba a las mujeres con las que se metia, lo peor de todo es que alardeaba de ellos como si coger con alguien diferente cada dos dias fuera el logro del año; y sus padres, Toga Taisho era alguien mas interesado en la compañia que en su familia, Izayoi Taisho era alguien que vivia, aparentemente de lo que pensaran las personas del club campestre y la prensa, en ultimo lugar quedaban sus hijos, las apariencias era la prioridad de sus padres.
A simple vista del público, eran una familia feliz, con un poderoso imperio y un apellido de renombre que se remontaba a unas cuantas generaciones atrás, pero a puertas cerradas no eran más que problemas y estupideces, era tan molesto para él, pero poco podía hacer, nada cambiaría en esa casa.
Eso le quedó claro cuando presentó a su nueva amiga en su casa, y después de que sus padres supieran que la oji-chocolate no venía de una familia acomodada la despreciaron como si fuese un pedazo de basura, todos menos su irritante hermano, su hermano que "defendió" a la Higurashi de sus padres y entabló una supuesta amistad con ella.
¿Por qué tardó tanto en darse cuenta?
Sabía que era sospechoso que Sesshomaru actuará de esa manera, pero no podía creer lo que su amiga le estaba diciendo en ese momento, con la mirada oscurecida por la ira.
—¿Es enserio lo que acabas de decir, Sango?—preguntó Inuyasha con incredulidad.
—Te lo repetiré de forma lenta y clara, Aome esta embarazada—hizo una pausa, apretando sus puños por la ira—Y tu puto hermano es el padre, pero eso no es todo, Sesshomaru dejo a Aome por otra mujer y ni siquiera sabe en que estado la dejo—
Taisho apretó la mandíbula, con el enojo creciendo desde el centro de su estómago.
—¿Cómo te enteraste de esto?— desde el sofá, preguntó Miroku, con una expresión de molestia.
—Hace dos meses Ayame me llamó, para contarme de esta situación— respondió con la vista fija en el suelo.
—¿Por qué demonios no me dijiste esto antes?—Inuyasha la miró con enojo.
—Porqué primero quería esperar a que saliera de esa maldita casa, Ayame me dijo que Aome vive ahora con la anciana Kaede. Quería esperar a que mi pequeña hermana estuviera en un lugar seguro antes de decirles esto—hablo con poca paciencia la castalla.
—Eso explica porque nos estuvo evitando durante meses...—habló Miroku, poniéndose de pie para caminar hasta donde estaba su ahora novia.
—¿Qué vamos a hacer?—preguntó la mujer.
—Regresar a Japón—Habló el oji dorado, tomando su móvil—eso es lo que haremos, tengo asuntos pendientes con el imbécil de Sesshomaru—sentenció con enojo, mientras escribía algo en su teléfono.
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Cuando los chicos se graduaron, tomaron caminos diferentes, pues sus padres querían que su educación fuera más extensiva para que al momento de tomar su lugar en las compañías estuvieran preparados.
Inuyasha fue mandado a España, en donde empezó sus estudios universitarios y comenzó a manejar los negocios que su familia tenía en ese lugar, en una especie de práctica en donde ejercía muy bien su trabajo, pues sabía manejar las cuentas y las tiendas de muy buena manera.
Sango y Miroku fueron enviados juntos a Suiza, ya que las familias de ambos chicos acordaron enviarlos a la mejor universidad de dicho país, y al igual que Inuyasha ellos manejaban distintos asuntos de sus respectivas empresas.
Cuando se fueron, Inuyasha sabía de la nueva relación entre su hermano y su mejor amiga; le advirtió a Aome sobre el tipo de persona que era su hermano, sobre el mujeriego y arrogante sujeto que era. Ella no lo escucho.
A su hermano le advirtió que dejara a la muchacha, tenía tan solo 14 años y ella no merecía ese tipo de daño, pues él sabía de las consecuencias de tener una relación con Sesshomaru gracias a todas las mujeres con las que había estado su hermano. El tampoco lo escucho.
Y ahora, estando en el avión con destino a Japón, estaba pensando en una forma de matar a ese imbécil podría llegar con un cuchillo y cortarle la yugular, rápido, sencillo, lo malo es que habría demasiada sangre.
Sus pensamientos de planear el asesinato de Sesshomaru se vieron interrumpido por la voz de Miroku.
—Inuyasha ¿En que piensas?— preguntó el oji azul.
El nombrado lo miró, con una vista cansada y suspiro.
—Sabía que Sesshomaru jugaría con Aome, pero no pensé que sería capaz de esto. Le dije que la dejará en paz pero me ignoró, le dije a Aome que esto pasaría y ella tampoco me escuchó...—y era la verdad, Inuyasha le dijo que Sesshomaru se cansaría de ella en algún punto, y por más cruel que sonara sabía que cuando se aburriera buscaría a otra chica, alguien nueva que le abriera las piernas. Pero ella defendió al mayor, diciendo que eso no era cierto, pues Aome afirmaba que Sesshomaru la amaba.
—Hermano. Aome no es una niña pequeña, le dijimos que esto podría pasar pero ella no quiso seguir nuestros consejos… ahora lo único que podemos hacer es apoyarla en lo que sea posible y quede al alcancé de nuestras manos—hablo con voz tranquila el pelinegro.
—Creo que tienes razón...—
—¿Qué haremos cuando lleguemos?—preguntó Miroku, mirando de reojo a Sango quien dormía tranquilamente a su lado.
—Yo ire directo a casa y le partiré la cara a ese estúpido… pero necesito que ustedes vayan con Aome, todo esto debio afectarla demasiado— hablo con molestia.
—Inuyasha… no le dirás a tu hermano sobre el embarazo, ¿o si? —Miroku lo miró con cierta preocupación.
Ayame dijo que Aome no quería que su hermano supiera sobre el bebé, pues pensaba que no lo merecía y no solo eso, con el poder que tenían sus padres podrían haber dos opciones, dirían ante todo el mundo que la Higurashi solo era una mentirosa en busca de dinero fácil, o cuando naciera el bebé se lo quitarían a la fuerza, teniendo como ventaja el dinero. La influencia y que Aome era menor de edad, haciendo que fuera más fácil para ellos quedarse con el bebé.
—No, ellos no sabrán del embarazó… pero aun así, ese tema tengo que hablarlo con ella—
—Me parece correcto...—habló Miroku en voz baja, acomodándose en su asiento.
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Sesshomaru bajó a la cocina, somnoliento pues la noche anterior no durmió mucho, gracias a la bella mujer que lo esperaba en su cama, en un profundo sueño, sus padres debían seguir durmiendo, pues eran las 6 de la mañana, y sus padres no se levantaban hasta después de las 7 am.
Akane y él se estaban quedando unos días en casa de sus padres, en lo que terminaban de arreglar unas cuantas cosas en su nuevo departamento, tomo un vaso con agua humedeciendo su garganta seca, y masajeo su cien, pues le dolía un poco la cabeza debido a la falta de sueño.
Cuando dejó el vaso en el mesón de la cocina, el timbre de la puerta sonó, la curiosidad invadió su cabeza, pues era demasiado temprano como para recibir visitas a esa hora, vio a la empleada de la casa ir en dirección a la puerta, pero él la detuvo.
—Lili, puedes retirarte, yo abriré— hablo y la mujer solamente asintió acompañado de un "sí señor" para luego marcharse.
Al acercarse a la puerta y abrirla, la imagen de su hermano menor frente a él lo sorprendió, no esperaba que verlo, pues solo dos meses antes tuvo que regresar ya que tenía que renovar su visa, y en esos pocos días que estuvo en Japón ni siquiera se tomó la molestia de ir a casa y visitarlos.
—Oh, querido hermanito, estas vi— las palabras de Sesshomaru quedaron en el aire, cuando recibió un golpe en la nariz, que lo hizo retroceder mientras sentía la sangre salir de sus fosas nasales.
De forma inmediata, recibió otro golpe en el rostro, cerca de la ceja y luego sintió a Inuyasha empujarlo hasta que ambos cayeron al suelo, quedando el menor sobre él dándole golpes, uno tras otro.
Una guerra acababa de empezar.
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Lamento haber desparecido, pero tratare de actualizar mas seguido de ahora en adelante.
Espero les guste 💞✨💜
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