Capitulo 4
Familia.
Dos meses después.
El olor a tierra mojada aviso de la repentina llovizna que estaba por llegar, respiro llenando sus fosas nasales de aquel aire frío que había el aire.
Debía darse prisa, no quería que a su lento caminar la lluvia la alcanzará provocando que pudiera obtener un resfriado, en su estado no era nada favorable; sus delgadas piernas aumentaron el paso de su andar y en minutos llegó a su destino.
—¡Abuela Kaede, ya llegué! — Aviso de su llegada en un tono de voz el cual que pudiera escuchar, dejo las bolsas que traía en sus manos en el suelo y quito sus zapatos dejándolos a un lado de la puerta.
—Bienvenida, lavante la manos querida, la cena ya está lista— la anciana habló desde el marco de la puerta, recibiendo a la chica.
La azabache sintio un cálido sentimiento llenar su pecho, ese sentimiento de cariño que solamente su abuelo le daba; volvia a sentir eso nuevamente.
Haciendo caso a la mujer de avanzada edad, la adolescente lavo sus manos para luego bajar a la cocina nuevamente, el olor a estofado de carne y verduras la hizo saborear su boca.
Ese era uno de sus platillos favoritos.
Al sentarse al lado de su cuidadora, disfruto de la cena y de una amena charla con Kaede en donde hablaron de temas triviales.
Se sentia tan comoda en ese lugar, todo marchaba relativamente bien; y pensar que hace dos meses tantas cosas cambiaron, una de ellas gracias a un regalo de parte de su difunto y amado abuelito.
Dos meses atrás
No tenía tiempo que perder, sus padres llegarían en poco menos de tres días, y ella, por obvios motivos; tenía que salir de esa casa antes de que pudieran hacerle algo a ella o a su criatura.
Al momento que regresó a la residencia Higurashi, una gran angustia invadió su cuerpo, algo no estaba bien, se sentía intranquila en ese lugar.
Quizás esa era una señal más, una señal más que le incentivaba de mayor manera a dejar ese lugar, tendría que apresurarse.
Sus piernas reaccionaron solas, y en cuestión de segundos ya se encontraba en el interior de su habitación, prendió la luz para dispersar la oscuridad del lugar y así poder empezar a empacar sus cosas.
Empezó por su ropa, no era mucha pero sí la suficiente, sacó las dos valijas que guardaba debajo de su cama y lleno ambas maletas con su ropa y algunos otros objetos personales.
— Necesitó más maletas… quizás las cajas vacías del ático… — dijo en un murmuró.
Subió de manera acelerada al sitio, prendió la pequeña luz que servía para iluminar los objetos hay, al mirar encontró lo que buscaba, las tomó con afán y regresó a su habitación en donde siguió empacando sus objetos más valiosos.
Unas horas después, ya faltaba solo lo más importante en ese momento, el dinero y las joyas.
Subió una última vez al ático, en donde encontró una valija bastante grande, la reconoció de inmediato, estaba en el montón de cosas acaparadas en un ricon, eran de su abuelo…
La valija se encontraba debajo de algunas cajas, logró quitar algunas pero la última era demasiado pesada, apenas si logró moverla unos cuantos centímetros pero no los suficientes para poder tomar lo que ella quería.
Comenzó a desesperarse, y estaba cansada, pero no podía parar ahora. No cuando solo le faltaba ese vital detalle, si terminaba en ese momento mañana le podría pedir a Koga y Ayame que le ayudarán a ir a casa de la señora Kaede lo antes posible.
Con un poco de frustración empujó la caja una vez más provocando que esta cayera esparciendo todo su contenido al suelo, algunos libros y papeles salieron no muy lejos de la caja.
Ella suspiro enojada.
Cuando ponía de nuevo todos los objetos de su fallecido abuelo en la caja, un viejo libro llamó su atención.
Sonrió con nostalgia, era el libro de cuentos que su abuelito le leía en las noches.
Tomó el desgastado cuento y al abrirlo encontró un sobre.
"Pequeña estrella"
Ese era el apodo que su abuelo solía decirle, el paquete estaba sellado.
— "¡Abrelo!" — le gritó una voz en su cabeza, tenía que hacerlo.
Con las manos temblorosas, abrió el sobre, en el había algunos papeles.
—¿Qué es esto?—
Testamento.
Ciudad de Tokio.
12 de febrero de 2009.
Hallándose en pleno uso de sus facultades mentales, Higurashi Kenji firma y concede de forma voluntaria este testamento.
Un pequeño escalofrio recorrio su cuerpo, de manera lenta se sento en el suelo con aquel papel en sus manos ¿Testamento? ¿Como era posible que algo como esto estuviera en el ático?
Leyo en silencio el contenido del documento, pero su cuerpo se helo al leer la ultima parte de este.
De tal manera, que la persona Kenji Higurashi deja como heredera de sus bienes a su nieta, Aome Higurashi; al cumplir la mayoria de edad, la estimida podra recibir la herencia de 3 millones de dólares, junto a las dos propiedades pertenecientes al señor Kenji Higurashi, un templo al norte de la cuidad de Tokio perteneciente a la familia Higurashi, y una pequeña casa en Seúl, corea del sur.
De tal manera, tambien se establece que Aome Higurashi es la unica y autorizada persona en recibir la herencia, siendo esta la voluntad del señor Kenji Higurashi.
La terminar de leer esto, la azabache no pudo contener las lagrimas, su abuelo habia dejado todo lo que alguna vez fue de el, a su disposición; incluso después de haber partido hacia ya algunos años, seguia ayudandole de formas asombrosas.
Al revisar los demas papeles, se dio cuenta que eran los papeles de propiedad del templo y el apartamento en Seúl.
Su abuelo habia vivido en Seúl desde que su abuela habia muerto mucho antes de que ella naciera, Aome nunca la conocio, pero en palabras del difunto señor, Aome era la viva imagen de su abuela.
Eso provoco una pequeña sonrisa involuntaria, aun asi; tenia demasiadas dudas ¿tres millones de dólares? Sabia que en su juventud su abuelito trabajo para una importante compañia americana que le pago muy bien sus servicios como abogado, pero no imaginaba que el dinero fuera tanto.
Se quedo pensativa en el suelo por unos segundos, su mente aun trataba de procesar todo lo leido, luego se dio cuenta de que debia hablar con alguien que supiera del tema, ella habia encontrado el testamento ¿pero que debia hacer después de eso? Sin pensarlo mucho, tomo el libro de cuentos y volvio a guardar todos los documentos en el sobre, tomo la valija que busco inicialmente y regreso a su habitación para terminar la tarea.
Debia apurarse, no queria seguir en ese lugar, movio con un poco de dificultad el escritorio y una vez el mueble no estorbo, quito el trozo de pared falsa dejando ver todo su dinero junto a las pequeñas cajas en donde guardaba las joyas.
Rapidamente y algo apresurada guardo todos sus ahorros en la enorme valija, junto a las joyas, despues de un rato, se impresiono un poco al ver la vajila llena.
—Claro... —hablo con una pequeña sonrisa— Ya perdi la cuenta de cuanto tiempo llevo ahorrando todo esto... ¿Porque deberia extrañarme ver tanto dinero?—
Y esa era la verdad, desde pequeña empezo a guardar cada centavo que se le daba, de cada cumpleaños, navidades, años nuevos, el dinero que su abuelo le daba cuando iba a visitarla a la cuidad y el dinero que sus padres le daban para sus deberes de la escuela.
Antes de cerrar la valija, guardo el sobre donde estaba el testamento en esta, la valija tenia una función muy especial, y esa era que tenia una cerradura de seguridad parecida a un candado, la llave estaba en el cuarto de sus padres, pero ella sabia donde la escondian, asi que no fue problema alguno sacarla de esa habitación.
Al cerrar la maleta y poner el candado, guardo la llave en su pequeña cartera.
Miro su habitación. Todo estaba listo, habia empacado todas sus cosas; y eso la hizo feliz de una manera bastante ridicula pero enorme.
Se sentó en su cama y tomo su teléfono para avisarle a Ayame que todo estaba listo, a los pocos minutos esta le respondio que ella y su esposo irian temprano en la mañana para ayudarla.
Dejo su teléfono a un lado, suspirando por el cansancio.
Se puso una comoda pijama de su muñequito favorito, un pequeño koala azul de nombre Koya que le encantaba, se acomodo en su cama para dormir y en cuestion de minutos lo logro.
Logro dormir profundamente, solo que esta vez, se sentia segura, pues pronto saldria de ese infierno.
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A la mañana siguiente se levanto muy temprano para alistarse, Koga y Ayame no tardarian en llegar para ayudarle a sacar sus cosas de la propiedad Higurashi.
Estaba ansiosa, feliz y un poco asustada.
Por primera vez en muchisimo tiempo se sentia bien, habian sido semanas dificiles pero con lo que estaba por hacer; daria comienzo a una nueva vida, una vida en donde ella y su bebe estarian a salvo de personas como sus padres o como Sesshomaru.
A las 7:15 en punto, Koga y Ayame llegaron en una gran camioneta, al bajarse la pareja de esposos la saludaron, dondole un abrazo, un abrazo donde se sintio segura. Koga, quien apenas la conocia,entendia la situación de la chica, su esposa le habia contado la tragica historia de Aome.
Asi que el tanto como su hermosa y muy malhumorada esposa prometieron ayudar a la azabache en lo que pudieran, Ayame y Aome se encargaron de subir a la camioneta las maletas en donde estaba la ropa y cosas personales de la joven, Koga; por otro lado, se encargo de subir lo mas pesado, que era la valija y otras dos cajas, al terminar de subir todo entre los 3, no tardaron en subir al vehiculo y marcharse.
Aome miro por ultima vez la casa en donde vivio los peores momentos de su vida.
Sonrio al ver que, después de mucho tiempo, podría irse muy lejos, y sus padres no podrian hacerle mas daño, ni a ella, ni a su bebé.
Una vez la camioneta se puso en marcha, ella trago saliva.
—Disculpen... ¿Les puedo hacer una pregunta?— hablo sutilmente la oji-chocolate en el asiento de atras.
—Claro, dinos ¿que sucede?— Ayame la miro con una pequeña sonrisa.
—Si yo tuviera un documento... Uno importante ¿a donde deberia llevarlo?—
—¿Que tipo de documento?— pregunto Koga.
—... El testamento de mi abuelo— respondio ella.
La pareja se miro por un momento un poco sorprendidos.
¿Un testamento?
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HOLA!
Por favor, no me odien :'(
Les pido una disculpa de todo corazón, pero estaba demasiado ocupada, sin mencionar el bloqueo que tenia...
Les pido perdón, pero ya volvi, espero les guste el capitulo chicas y gracias una vez mas por todo el apoyo que me han dado.
Pero muchas, muchas gracias por su paciencia.
Las amo!! ❤❤❤
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