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Capitulo 3

Recuerdos amargos.

Al llegar la tarde, la dueña de los cabellos negros azabaches se despidio de las mujeres con las cuales habia platicado durante toda la tarde, llegaron al acuerdo de que Aome se iria a vivir con Kaede de forma definitiva.

Aunque la adolescente se negó en varias ocasiones, la anciana le dio la orden de obedecer; sabía que ella no tendría el valor de decirle a sus padres la verdad. Y de hacerlo, no sabia de que eran capaces tales personas como lo eran ellos.

Al dejar eso, y otros asuntos aclarados, la Higurashi regresó a su solitario hogar en donde lo único que la esperaba era un dolor gigantesco. Y no, no era un sufrimiento causado por sus progenitores. Era por él, el hombre responsable de todos sus sueños rotos y su corazón hecho pedazos.

La calle estaba escasa de gente, pocas personas transitaban por el vecindario el cual era pintado por un hermoso naranja rojizo. El cielo estaba despejado con pequeñas nubes a la vista. La brisa cálida del verano que estaba por llegar acarició su rostro con ligereza provocando que sus cabellos rebeldes bailaran. Cerró los ojos respirando profundamente, disfrutando de aquella dulce caricia del viento.

En ese instante, ella deseaba detener el tiempo, y seguir sintiéndose así de bien por un largo rato; por seguir en ese momento en el que no pensaba en nadie. Ni en sus padres, ni en los problemas. Nada...

Pero al llegar a su miserable destino, suspiro regresando a su agonizante realidad, era una sensación horrible.

Al ingresar a su hogar, un absoluto silencio la recibió, era algo a lo que estaba acostumbrada. Era lo de siempre pero por alguna razón que desconocía la tristeza la abrumó con fuerza.

Su corazón dolió, y el nombre que tanto la estaba volviendo loca regresó a su mente. Torturandola, como si de un cuchillo apuñalando su cráneo en repetidas ocasiones se tratase.

- Sesshomaru... - dijo con agonía- ¿Por qué me hiciste esto? Maldito infeliz... - sus ojos se humedecieron en una pequeña fracción de segundos. Camino hasta su habitación, el único lugar de la casa en el cual se sentía segura.

Y una vez, dentro de su habitación, tomó el picaporte de la puerta de madera, la cerró, y rompió en llanto cayendo de rodillas al suelo lamentando su miserable existencia. Lamentando el no haber sido capaz de suicidarse, las veces que tanto lo intento.

Gateo hasta llegar a su cama. Con las pocas fuerzas que le quedaban, se puso de pie solo para poder acostarse en su cómodo colchón. Cuando miro el techo de color blanco, horribles fantasmas del pasado volvieron a ella haciendo que su llanto aumentara.

Odiaba su vida...

No era por el bebe, aunque fue una gran e inesperada sorpresa, se sentía feliz, una pequeña vida crecía en ella. Pero; aunque aquel suceso la alegraba también la hacía sentir una profunda tristeza.

¿Que podría ella ofrecerle a ese bebe?

¿Como una persona que es tan miserable e infeliz puede darle un cariño apropiado a su hijo?

No conocía el amor de una madre o el apoyo de un padre, la única figura paterna en su vida fue su amado abuelo. Pero él había fallecido años atrás...

- Rayos...- dijo para sí misma.

Si, definitivamente odiaba su vida, tanto que en varias ocasiones intentó acabar su dolor, aun recordaba la primera vez que lo intento, como si hubiera sido un evento reciente, tenía 10 años...

En más de una ocasión le rogó al cielo para que acabara con su vida. Cansada de que sus súplicas no fueran escuchadas, tomó las medicinas de su madre para el dolor de cabeza, y tomó todas las que estaban en el frasco. Se sintió mal, pero lo que la salvo aquella vez fue que su abuelo se encontraba de visita en casa y la encontró, en el suelo pálida y sudorosa.

La salvaron.

En una ocasión cuando tenía 13 años intentó tirarse de la azotea de la escuela, pero lo que la detuvo, no era ninguna persona, fue su propio miedo, el miedo de no saber lo que la esperaba del otro lado.

No tuvo el valor de saltar...

Fueron muchas veces las que atentó contra su propia vida, tantas que ni siquiera ella sabía el número exacto, la última vez que lo intento. Fue en el departamento de Sesshomaru.

Lo había descubierto entrando en un hotel junto con una chica, en ese fatídico día. Su padre la había golpeado a tal punto que no sentía su brazo derecho, su nariz sangraba y tenía varias marcas en su cuerpo, cuando fue en busca de consuelo y protección de su novio, lo atrapó en plena infidelidad.

Ya se había hartado, fue al hogar de su pareja, y una vez ahí le mando un simple mensaje diciendo que se encontraba en su casa, y que sabía sobre su reciente aventura.

Eso fue todo, lo siguiente que pasó fue a un Sesshomaru muy alterado encontrando a su "novia" desangrándose. Se había cortado las venas.

Al despertar en el hospital, Sesshomaru estaba histérico, no sabía si eran nervios, enojo o preocupación, pero la reprendido por su "mutilación".

Si, esa fue la palabra que usó, cuando salió del hospital, él estaba muy atento con ella, y se disculpó por su "desliz".

Esa vez, fue horrible.

Y recordarlo la hizo llorar de nuevo, se aferró a su almohada y gritó con fuerza. Llorando por su maldita vida.

No tenía el cariño de sus padres, su novio y padre de su hijo la dejó por otra mujer, y el único familiar que le dio amor puro, amor sincero... había fallecido. Como extrañaba a su abuelito.

Lloró tanto que sintió un dolor de cabeza horrible.

Y solo pensó en una cosa.

- Fin de semana... hoy es sabado- hablo ella con cansancio, estaba tan agotada, que únicamente se despojó de sus zapatos, con lentitud se cubrió el con su manta y en pocos minutos se quedó dormida.

Fueron suficientes emociones por un día.

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Residencia Taisho.

En el aire se sentía aún el delicioso aroma de la elegante comida que se habría preparado para esa noche

La manecilla del reloj marcó las 9:30 pm, Izayoi. Con una gran sonrisa, levantó la copa con el tan delicioso líquido de color ruby, un exquisito vino de merlot fue abierto para tal celebración.

- Hagamos un brindis. - hablo con una grata felicidad - Porque nuestro hijo, se va a casar con tan maravillosa mujer - las palabras de la mujer hacia su futura nuera no se hicieron esperar, los cuatro integrantes en la mesa chocaron con delicadeza y elegancia sus copas entres ellos y al probar el delicioso vino aromático y carnoso, sellaron el brindis muy satisfechos.

Izayoi preparó la cena para celebrar el compromiso de su hijo, Y no solo para disfrutar de la noticia de la unión de su hijo en matrimonio, también para festejar. Que por fin su hijo mayor dejo aquel tonto capricho por aquella chiquilla.

Ella y su esposo, Toga, jamás entendieron el capricho de su hijo por la amiga de su hermano, cuando Inuyasha la llevo a la casa junto con otro grupo de amigos, le causó molestia.

No sabia, pero algo tenía esa niña que la hacía sentirse tan intranquila, aunque ahora se sentía más aliviada, porque su hijo estaba con una mujer digna de él, una mujer de su misma posición social.

- Bien hecho muchacho.- el padre y lider de la familia, felicito al mayor de sus hijos- y por cierto. Bienvenida a la familia cariño - miro a la despampanante mujer rubia y de ojos azules que estaba sentada al lado de Sesshomaru.

La mujer, muy orgullosa, formo una sonrisa mostrando su perfecta dentadura.

- Muchas gracias, suegros. Es todo un honor para mí ser la esposa de este hombre- agradeció con un toque de arrogancia en su voz, tomó la mano de su prometido quien estaba algo distante en la cena.

Desde la mañana se sentía inquieto, tenía una sensación pesada en el pecho, eso lo molestaba.

- por cierto, ¿cuando llega mi cuñado? - preguntó con curiosidad la ojiazul- hay que darle la buena noticia -

- Llega en un par de días, tiene que venir para renovar su visa, para el jueves ya debe estar acá- El Taisho mayor contestó a la pregunta de la joven mientras tomaba la mano de su esposa, la cual sonreía feliz.

- Inuyasha...- Sesshomaru pensó con molestia, sabia que el muy maldito le haría un espectáculo cuando se enterara de que había dejado a la azabache, recargo su cuerpo contra el espaldar de la silla y cerró los ojos por un leve momento- Como si me afectará lo que él piense sobre esta situación, el no tiene nada que ver acá- Pensó con desdén para luego mirar a su hermosa prometida.

Iban a la misma universidad, se conocían desde hacía ya un largo tiempo, además de hermosa, era una diosa en la cama, experta en la materia. Eso le fascinaba.

Aunque ella sabía sobre la relación que llevaba con Higurashi, poco y nada le importó ese detalle para meterse en la cama del peliplateado, ella fue su amante, y causante de varias decepciones para la azabache.

Sabía que Sesshomaru solo quería saciar ese deseo pasajero con aquella chiquilla, por eso, permitió que se divirtiera todo lo que quisiera, al final, ella ganó el premio mayor.

Sesshomaru era suyo. O al menos, eso pensaba ella.

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Biblioteca de Kaede.

La pelirroja quedó tan molesta, sentía en su pecho, un gran rencor y molestia hacia ese maldito hombre.

¿¡Cómo se atrevía a jugar de esa manera con alguien que ha vivido un maldito infierno?!

No sabía que era peor, si los juegos absurdos de Sesshomaru, o sobre el embarazo del cual jamás se le iba a decir nada.

Esto no se iba a quedar así, Ayame meterá sus narices en el asunto.

Sacó su teléfono celular de su bolsillo, y buscó el número que necesitaba con urgencia. Al encontrarlo marco.

El pitido del tono de marcado era constante, hasta que por fin, la voz femenina respondió.

- ¡Ayame, cuanto tiempo! - la voz contraria habló con alegría.

- Hola, Sango. Lo se, ha pasado mucho tiempo; pero necesito contarte algo.- hizo una pausa- Es sobre Aome-

- ¿Que?-

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Chicas, me tarde y pido disculpas porque las clases son más largas de lo que creí pero acá está lo prometido.

Muchas gracias por todo!! Sigan apoyando la historia. Espero les haya gustado hasta la próxima ❤









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