Mamá y Papá 

ADVERTENCIA: Capitulo largo 

En el momento en que Sesshomaru observo a la azabache darle la espalda y alejarse de él, sintió un extraño deja vu, volvió unos cuantos años atrás en su mente y se vio a sí mismo preguntando en todos los lugares posibles el paradero de aquella mujer que no dejó su mente en todos esos años que llevaban lejos, y algo tenia seguro, no iba a estar en ese lugar de nuevo, no ahora que la tenía a unos cuantos metros de él, no cuando existía una mínima posibilidad de que aquella niña que tenía Aome podría ser su hija.

En cuanto ella tomó aquel taxi, fue cuestión de segundos para que él subiera a su auto y la siguiera a una distancia considerable, alejado para que no se percatara de que la estaba siguiendo pero no tan lejos como para perderla entre el tráfico.

20 minutos fue lo que tardó el trayecto entre aquel parque y el lugar en donde aparco el auto en el que iba la mujer, estacionó el auto a unos cuentos metros, viendo como la zabache bajaba después de unos minutos para entrar en esa casa, casa que reconocía poco después de verla detenidamente, era la casa de los padres de Miroku, el mejor amigo de su torpe hermano menor, recordaba el lugar a detalle, pues años atrás; cuando su hermano solo sabía utilizar su cabeza para travesuras terminaba en aquel lugar y él tenía que ir por él muchas veces por orden de sus padres.

—Claro, te estás escondiendo aquí...

Soltó el comentario al aire mientras analizaba toda la situación, luego, a lo lejos vio a la madre de cierta castalla, lo sabía por el parecido de las dos, la madre de Sango estaba en el jardín delantero hablando con el que suponía era uno de los empleados de la casa para luego entrar, ideó un muy improvisado plan, sabia que existian mas maneras de hablar con la azabache, pero aun recordaba a Aome como la recordaba sabía que no se la iba a dejar fácil el hablar, asi que tendria que irse por otros métodos.

Bajo del auto, dejándolo ahora un poco más cerca de la casa, cuando llegó a la gran reja uno de los hombres de seguridad lo reconoció.

—Joven Sesshomaru, cuánto tiempo sin verlo— el tono de amabilidad le trajo alguno que otro recuerdo, pues en muchas ocasiones era el mismo hombre quien le daba paso para poder ir por el idipta de su hermano, y si sabía jugar bien sus cartas, también le podría dar paso esta vez pero para ir por la Higurashi.

—Veo que usted no ha cambiado mucho desde la última vez que lo vi, hace unos 12 años, sino me equivoco, crei que ya se había jubilado— bromeó un poco con el sujeto, el cual soltó una risa por lo dicho.

—¿Qué dice? Si estoy en la mejor parte de mi vida, apenas si tengo 38 años— el moreno sonrió, para luego cruzarse de brazos sin dejar de mostrar su dentadura— ¿Le puedo ayudar?

—Si, Sango me pidio que viniera, es algo relacionado con mi incompetente hermano.

—Creo ese muchacho jamás cambiará,

El hombre abrió la reja, dejando pasar al ojidorado en la propiedad el cual agradeció de manera rápida y caminó hasta la casa, en donde una empleada de servicio le abrió.

—Buenas tardes señor, ¿A quien necesita?

—Dígale a la señorita Sango que Sesshomaru Taisho necesita hablar con ella.

—Por supuesto, espere aquí por favor.

La mujer desapareció en uno de los pasillos mientras él se quedó esperando en el vestíbulo, sin imaginar todas la emociones negativas que provocó en cierta azabache de ojos cafés, mientras tanto ella estaba por tener una crisis nerviosa.

—Dios mío... él está aquí— Aome tocó su cabeza con frustración, uniendo hilos en su cabeza y dándose cuenta de que el Taisho la había seguido hasta ese lugar y ella no se dio cuenta.

—Tranquila, en este mismo momento lo sacaré de aquí— Sango se puso de pie, pero su esposo la detuvo en el acto, lo que ocasionó que la castaña lo mirara de mala gana.

—Calmate, no queremos un escándalo, recuerda a los niños— Miroku la soltó mientras se ponía de pie al igual que ella.

—Si él está en el vestíbulo... y Sayumi en la sala con los demás niños, significa que ese hombre está a unos cuantos pasos de mi hija, debemos sacarlo de aquí ahora.

—Miroku, tu y Sango vayan con los niños, Aome y yo iremos a recibir a nuestro querido invitado sorpresa— Inuyasha miro a la azabache la cual tenía su rostro en todo un poema, los dos nombrados asintieron con la cabeza para luego entrar todos a la casa, Sango y Miroku se dirigieron a la sala, mientras que Inuyasha y Aome caminaron hacia el vestíbulo en donde Sesshomaru ya los estaba esperando.

—Que inesperada sorpresa, también estas aqui, Inuyasha— El mayor habló con desdén mientras miraba a su hermano menor, el cual se bufo por el comentario.

—¿Qué haces aquí imbécil?

—No es algo que sea de tu incumbencia, pequeño bastardo.

—Di a qué vienes Sesshomaru—Aome paró la absurda discusión que estaba por comenzar entre esos dos, haciendo que se callaran y el mayor dirigiera su vista hacia ella.

—Aún tenemos mucho de qué hablar, Aome.

Lo miro con enojo, sabía que no se iria asi ella le rogase que lo hiciera, así que tomo la mano del sujeto y se lo llevó a una de las habitaciones del segundo piso, entrando en lo que parecía ser la pequeña biblioteca de la casa

—¿De qué demonios quieres hablar? No tenemos nada más que discutir Taisho.

—Lamento recordarte que si, si tenemos algo muy serio de qué hablar, y no me iré hasta que encuentre respuesta a mis dudas.

—Solo haces que pierda mi tiempo, vete Sesshomaru, no sigamos con este encuentro tan deplorable.

—No lo haré, querida, así que te daré dos opciones, o me dices lo que quiero saber, o llamas a la policía para que me saquen de este lugar.

—Eres un jodido dolor de cabeza, que es eso tan importante que quieres saber ¿eh?

—Quiero saber si Sayumi es mi hija.

El color en el rostro de Aome pasó de un tono rojo a uno más pálido, sus labios hicieron una línea recta mientras su cuerpo se tensaba, eso solo le daba más motivos al peli plateado para creer que esa niña en verdad era su hija.

—¿Eres consciente de las tonterías que estás diciendo? ¿Que mi hija es tuya? Estas demente.

—Si esa entrevista que diste cuando te dieron ese premio es cierta, tu hija tiene 12 años, hace doce años tú y yo terminamos, qué extraña coincidencia, ¿No crees?

—Ese ''terminamos'' te salió demás, déjame refrescarte la memoria, fuiste tú el imbécil que se fue y me terminó por un mensaje de texto, ¿Lo recuerdas? como mandaste a la que ahora es tu esposa a que dejara las llaves de tu departamento mientras tu terminabas nuestra relacion por un mensaje de texto porque no tuviste la suficiente valentía de terminar en persona.

—No estamos hablando de-

—No, vienes a la casa de mis amigos, me haces preguntas estúpidas y esperas a que te reciba con los brazos abiertos, después de todo el daño que me hiciste, tu si que eres descarado— la azabache lo miro con enojo, mientras el sujeto le sostenía la mirada sin vergüenza alguna.

—Actúas como una adolecenste.

—Tu actuas como un completo desgraciado y no veo que alguien te diga algo, porque estás acostumbrado a que todos besen tus pies y te traten como el amo y señor de todo, pero déjame decirte algo, no lo eres, el que seas rico y vengas de una familia asquerosamente poderosa no te da el derecho de pensar que eres dueño de todo, ya no soy esa niña ingenua que conociste hace tantos años, asi que te recomiendo que regreses por el camino en el que llegaste y vuelvas a desaparecer de mi vida como lo que eres, un jodido cobarde.

Ante las palabras dichas por la contraria, Sesshomaru solo pudo escuchar sus reclamos, pues estaba en todo el derecho de reclamarle, pero jamás pensó que esa Aome de la cual se había enamorado hace tantos años hubiera madurado de tal manera.

Y la razón pensaba en cada una de las palabras de la azabache, y no lo iba a negar, sus acciones de joven simplemente lo avergonzaban, pero no se trataba de eso, era consciente de ello, pero no era eso lo que quería que le dijera la mujer, solo quería saber si esa niña en verdad era su hija.

—¿Terminaste?

Aome guardó silencio, dándole la palabra al mayor.

—¿Sabes por qué me pregunto si esa niña es mi hija? Porque tiene justo la edad que llevamos separados, porque tiene el nombre que alguna vez te dije que le pondría a nuestra hija, y porque algo me dice que esa pequeña en verdad es mi hija.

—Mira, ya me tienes harta, solo vete de-

—¿Mamá?— una dulce voz interrumpió a la azabache, haciendo que ambos adultos miraran en dirección a la puerta, viendo a una niña de hermoso y largo cabello plateado, que los miraba con mucha confusión.

—Sayumi...

—Ella es...— El oji dorado quedó con una sensación rara en su estómago.

Miró detenidamente a la niña que lo miraba con curiosidad, tenía su cabello suelto, con una linda diadema color rojo, un vestido blanco con un patrón de flores rojas y unas lindas calcetas amarillas, sus largas pestañas y unos ojos dorados curiosos, y la prueba que le faltaba, miro el brazo de la pequeña, y ahí estaba, un lunar en forma de luna menguante.

—Quién es... ¿usted señor? me es muy familiar...

El oji dorado miró a la mujer a su lado, la cual se veía derrotada, y lo comprendió, Aome ya no podía ocultarlo por más tiempo.

Sayumi Higurashi era su hija.

Y, por primera vez en mucho tiempo, sintió un extraño nudo en la garganta, volvió mirar a la que era la madre de su hija, preguntando con la mirada si tenía su permiso para acercarse a la pequeña, y la mujer comprendió, después de largos segundos, ella simplemente asintió con la cabeza, dando su permiso.

El mayor miró de nuevo a la pequeña, y se acercó a ella para luego arrodillarse a su altura, extendió sus manos hacia ella, tomando sus pequeñas manos, Sayumi no dejaba de observarlo, con curiosidad.

—Hola Sayumi, me llamo Sesshomaru, yo...— Se quedó en silencio por unos segundos, presentarse como su padre no era fácil, no sabia que decir.

—Sayumi...— Aome se arrodilló a su lado, para estar a la altura de la niña, tomó la mano derecha de la pequeña, mientras que Sesshomaru aun sostenía la mano izquierda de la infante— Lo que... debo decirte no es fácil de decir, pero se que eres una niña muy inteligente y sé que podrás sobrellevar esta noticia...— La azabache tomó aire,pues estaba por acabar con la tranquilidad de su vida, pero no podía seguir negando el derecho a su hija de tener un padre— Sesshomaru, es tu padre... cariño el es tu papá.

—¿Papá?...Él es mi padre... ¿Tú eres mi padre? ¿En verdad?— Sayumi miraba al hombre con asombro, debido a la reciente noticia que le su progenitora le acaba de revelar.

—Si, si cariño, yo soy tu papá— El nudo de su garganta pronto pasó a reflejarse en sus ojos, cuando pequeñas gotas comenzaron a acomularse en sus ojos, y el sentimiento se hizo más fuerte cuando la pequeña, al igual que el, estaba apunto de llorar, el mayor soltó su pequeña mano y acarició con dulzura su mejilla.

—¿Mamá y papá?— preguntó mirando a los adultos, lo que hizo que Aome sintiera sus ojos humedecerse, la azabache asintió al mismo tiempo que el peli plateado.

—Papá...— La pequeña se lanzó a los brazos del mayor, rompiendo en llanto y aferrándose a él mientras que era correspondida por los brazos de su padre, que, al igual que ella, también estaba llorando, pues tenía en sus brazos al fruto del amor que alguna vez hubo entre él y la Higurashi.

—Mi linda hija, lo siento, te hice esperar mucho tiempo.

—¿Dónde estabas, porque nos dejaste... a mí y a mamá solas? ¿porque tardaste tanto?— las palabras de la pequeña apenas eran entendibles, eran pequeños balbuceos entre lágrimas, Sesshomaru la abrazó con un poco más de fuerza.

—Papá fue un tonto... no las volveré a dejar nunca.

Aome solo podía observar entre llantos aquella escena, que hizo que se hiciera la pregunta que se hizo el día en que Sayumi nació y que la atormentó por 12 años, ¿Tomo la decisión correcta?

Sesshomaru la tomó por la cadera, uniéndola al abrazo. su hija rodeo su cuello con uno de sus brazos haciendo de ese, su primer abrazo en familia.

Un abrazo que terminó con los tres llorando, ya sea por emoción, felicidad, sorpresa... o dolor.

Esto solo sería el principio.

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Llore con este capítulo,espero les haya gustado ♥