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Capitulo 16


En la mente de Aome pasaban miles de ideas, ideas en donde saldria corriendo y jamas regresaria con su hija a ese país, o de como matar a Sesshomaru Taisho, pues la forma en que acorraló a su persona con esa pregunta la descolocó por completo.

Su cuerpo estaba paraliuzado, congelado en el mismo lugar sin poder dar respuesta a esa pregunta, un recorrido recorrió su espalda y pensó...

¿Cómo sabía sobre Sayumi?

Sabía que Inuyasha jamas le diria a su hermano sobre la existencia de de su hija, y los chicos tampoco eran una posibilidad de que el hombre a sus espaldas supiera sobre la existencia de la pequeña, los posibles adultos que sabían de Sayumi eran los padres de Miroku y los padres de Sango pero tampoco eran una posibilidad, pues ninguno de ellos hablaba con los Taisho, luego su madre llegó a su cabeza.

Esa maldita mujer que momentos atrás le mencionó la existencia de su preciosa hija, quizás ella le había contado al Taisho de su hija y que la probabilidad de que también fuera hija de el era alta, pero eso tampoco tenía sentido pues su madre y el hombre jamás llevaron un buena relación, las únicas dos veces que la viuda Higurashi vio a Sesshomaru fue en ocasiones en las que el Taisho había ido a la casa Higurashi fue para defenderla de los abusos de su difunto padre, la segunda y última vez el peli plateado casi llega a golpes con el sujeto pero no se dio porque ella intervino a tiempo.

La azabache estaba aterrada, pero también estaba furiosa.

—¿Qué acabas de decir?— El tono de voz que usó la azabache para hablar era desconocido para Sesshomaru, él jamás había escuchado a Aome hablar de esa manera, ese tono que indicaba la calma antes de la tormenta.

—Solo tengo curiosidad, han pasado más de 10 años y ya tienes una hija.

—La curiosidad mató al gato— La azabache se dio la vuelta, viendo fijamente al hombre frente a ella.

—Pero el gato murió sabiendo.

—¿Qué esperabas acaso, Sesshomaru? No iba a esperar toda mi vida a que volvieras, continúe con mi vida así como tú continuaste con la tuya, fin de la historia.

—Mh, no dije nada con respecto a eso pero ahora que lo mencionas, te felicito por continuar con tu vida y lograr tantos triunfos.

La azabache lo miro por unos segundos, analizando su semblante algo tenso pero la tranquilidad en su voz, analizando sus palabras.

—Falto el insulto en ese insulto.

—No lo dije con la intención de ofenderte, lo digo en serio.

Aome miro sus ojos, los ojos dorados que un día la volvieron loca y los mismos ojos dorados que tenía la luz de su vida y su motivo para continuar día tras día, pero también eran los ojos que le causaban tanto malestar, la azabache acomodo la coleta de su cabello en uno de sus hombros, suspirando molesta por toda la situación.

—El Sesshomaru que conocí no era tan hablador— miró al sujeto, antes de soltar un suspiro de frustración y darse la vuelta para continuar con su camino, sin mirar hacia atrás.

—¿Eso es todo?

—Agradece que te dirigí la palabra, Taisho.

Antes del que padre de su hija pudiera responder a ello, caminó tan rápido como sus zapatos le permitan, una vez salió del parque tomó el primer taxi que pasó a su lado y durante el trayecto entre aquel lugar y la casa en donde se estaban hospedando, en una súplica al universo y a los dioses pidió que el oji dorado no sospechara que la pequeña era su hija.

Porque no quería eso, en algún momento pensó en decirle a su hija quien era su padre, si, pero no ahora, lo haría cuando su hija fuera lo suficiente mayor como para entender toda la situación, cosa que poco a poco Sayumi estaba haciendo, maduraba a una velocidad increíble y notaba como la niña se daba la cuenta de la situación.

No del todo, solo sabía que a diferencia de sus primos y de los niños de la escuela ella no tenía una figura paterna, pero solo eso, no quería que ni Sesshomaru ni Sayumi supieran la verdad, en especial Sesshomaru, si sabía que Sayumi era hija suya lo mas probable seria que el tomara medidas legales contra ella por haberlo separado de su hija, ocultando su existencia y el haberle negado el ser una padre y pasar tiempo con su hija.

Todo era un caos, y no sabía cómo iba a solucionar todo eso, la única idea coherente era que tanto ella como su hija se fueran del país lo antes posible, regresar a su vida en Suiza y jamás volver a japón, era la única idea poco clara que tenía en ese momento, porque, para ser honestos, estaba aterrada.

Al llegar a la residencia lo primero que hizo al cruzar esas puertas fue buscar a su hija, la cual estaba en la sala común mirando una película con los padres de Miroku caminó hasta ella en silencio y le dio un tierno abrazo acompañado de un beso, sorprendiendo a la peli plateada.

—¡Hola, mami!— la pequeña correspondió al gesto en brazos de su madre con entusiasmo, con una gran sonrisa que, sin ella saberlo, le dio una recarga de energía a su madre la cual necesitaba.

—Mi niña linda, ¿Te portaste bien cariño?

—Si mami, hicimos un pequeño maratón de películas, ¿Te quedas a ver las otras películas conmigo?— Sayumi miró con alegría a su madre, ese pequeño brillo en sus ojos dorados trajeron de nuevo a su mente los recuerdos del reciente reencuentro con el Taisho.

—Si mi amor, solo dejame hablar con tu tío Inuyasha un momento y soy toda tuya, ¿Quieres que te prepare más palomitas?

—Sii, muchas gracias mami.

Con una pequeña caricia, dejó que su hija siguiera viendo aquella película, busco al moreno con la mirada, viendo que se encontraba en el jardín con los demás, cuando se acercó a la mesa, lo primero que hizo fue sentarse, tratando de relajar su mente por unos cuantos segunda de toda la situación que acaba de vivir, de asimilar que su más grande pesadilla se estaba volviendo realidad.

—¿Así de mal te fue?— Inuyasha la miró con un poco de diversión.

—¿Tú qué crees?

—Oh, vamos— Sango le sirvió un poco de jugo, el cual la azabache recibió— ¿Qué fue lo que pasó?

—Pues ver a mi madre fue lo peor hasta que vi al padre de mi hija— hablo ella, con fastidio, la idea de verlo no fue lo que la molesto, lo que la molestó fue el hecho de que sabía sobre Sayumi.

—¿Qué cosa?

—Vi a Sesshomaru, y eso no fue lo que me molesto, lo que me molesto y me dejó muy preocupada fue que me pregunto por Sayumi.

—¿Cómo fue que ese imbécil sabe de Sayumi?—

—No lo sé, Inuyasha... lo vi en el parque Haru y me salio con esa pregunta, les juro que quería salir corriendo, tomar a mi hija, y volver a Suiza— la azabache tomo del jugo que le habían ofrecido, tenía la garganta seca, odiaba la sensación que le dio el ver a ese sujeto, odio la sensación que sintió cuando lo escucho preguntar por su hija.

—¿Y qué harás?— la pregunta hizo que sus neuronas volvieran a funcionar, la respuesta a esa pregunta era más que obvia.

—En cuanto acabe la semana tomare el primer vuelo de vuelta a Suiza, no voy a correr el riesgo de que ese idiota se etere sobre la existencia de MI hija.

—Sigo sin entender cómo sabe sobre ella, a menos de que tenga superpoderes.

—No, pero tiene dinero y muchos contactos, alguno de ellos pudo investigar sobre la vida que tiene Aome actualmente— el comentario de Sango hizo que un 'Click' sonara en su cabeza.

—Claro... ¿Recuerdan la entrevista que me hicieron cuando gané por segunda vez el premio por innovación quirúrgica? le dije a la reportera que tenía una hija... maldición.

—Pues eso explica el porqué sabe sobre ella, tenemos de ventaja que la prensa solo subió el nombre mas no su foto, si fuera asi, estariamos jodidos— Inuyasha sacó su teléfono, escribiendo unas cosas en el mismo distanciadose de los demás.

—Guardemos la calma, esto fue una advertencia, debemos tener cuidado cuando salgamos con los niños, Sesshomaru puede estar en cualquier lugar— el ojiazul tenía razón, debía calmarse.

Pero había en ella un sentimiento de alerta que no la dejaba en paz por más que lo intentara, algo dentro de ella le gritaba que todo lo que había construido por años iba a cambiar de la noche a la mañana en un abrir y cerrar de ojos, y Sesshomaru iba a ser la principal razón de eso.

El sonido del timbre sonó, el anuncio de que alguien estaba afuera esperando, escucho como fue abierta a lo lejos, eso por alguna razón que desconocía la hizo asustarse más.

Unos segundos después una de las empleadas de la casa fue hasta el jardín donde todos ellos estaban.

—Disculpe señorita Sango, hay un hombre en el vestíbulo que dice conocerla.

—Que raro... no esperaba visitas, ¿Como se llama?

—Sesshomaru Taisho.

Un vaso rompiéndose en pedazos hizo eco en el lugar, pues una Aome muy asustada y preocupada fue la responsable de tal acción, luego recordó...

Sesshomaru estaba a unos cuantos metros de distancia de su hija... y podría verla en cualquier momento si no actuaban rápido.

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Eso fue todo por hoy, mañana tambien subire otro capitulo, muchas gracias por su paciencia ♥

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