Capitulo 1
Nuevo plan.
Sentía como su cuerpo iba ganando más peso, tenía unas ganas enormes de vomitar,quería salir corriendo de todo ese problema, huir de todo.
Tenía tantas preguntas ¿Porque ese muchacho que amaba, al que le había entregado todo, le haría esto? Ni siquiera le dió tiempo de darle la noticia del embarazo, el simplemente se fue sin saber nada del bebé.
No lo pudo evitar, una pequeña risa de dolor adorno su pálido rostro.
—¡Qué ironía! — pensó para sí misma mientras acariciaba su vientre.
Ella juró ante todos que ese hombre nunca la dejaría, que siempre iba a estar hay para ella, sacrificó amistades, momentos que solo se viven una vez, dos malditos años de su vida en esa relación llena de engaños e infidelidades, para que, al final de todo, la dejara sola.
Pronto el dolor de su corazón invadió su cuerpo, su pecho dolía al respirar y sus ojos picaban.
Pronto las lágrimas inundaron sus ojos, se abrazó a sí misma con fuerza mientras caía al suelo de rodillas.
Le dolía tanto.
Sabía que tenía que marcharse de ese lugar, no quería seguir humillando a su persona de esa forma tan baja.
Se secó sus mejillas con las mangas de su uniforme, se puso de pie y tomó su mochila, para al final hacer lo que espero hacer todo el día.
Huir.
Corrió tan rápido como sus piernas le permitían, solo había un lugar seguro para ella, un lugar en donde nadie la podría lastimar o juzgar, porque sabía que al enterarse los demás de su embarazo sería juzgada y criticada.
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Una hora exacta, estaba sentada en la banqueta de madera de aquel lindo parque, ese era su lugar favorito una vez se fue del departamento de Sesshomaru, se dirigió hacia ese lugar, en ese pequeño lapso de tiempo miraba a los niños jugar, y una dulce sonrisa iluminó su pálido rostro.
Se imaginaba a su pequeño o pequeña jugar en ese lugar, no sabía si tendría su melena azabache negra o el platinado de su padre… no sabía si tendría sus ojos cafés o los ojos dorados de Sesshomaru.
Estaba aterrada, tenía tanto miedo de lo que iba a pasar desde ese preciso momento, pero no le importaba, su corazón ya comenzaba a amar al bebé que justo en ese momento crecía en su vientre.
Y aunque quería seguir pensando en cómo sería su criatura, tenía que regresar a la realidad, saber qué era lo que iba a hacer.
Decirle a sus padres no era una opción, Jamás fueron unos padres verdaderos para ella a decir verdad; durante años soportó las golpizas de su padre y los insultos tan desagradables de su madre, si les decía del embarazo probablemente la matarían.
Amigos… a decir verdad no tenía muchos, todos los chicos de esa escuela la despreciaban por no ser de su misma anarquía social, la escuela Shikon No Tama, era una de las academias más prestigiosas del país, además de costosa.
Los hijos de las familias ricas del país asistían, ella era de la clase media, pero logró entrar gracias a su mérito propio y al esfuerzo que invirtió en su educación, fue una de las mejores alumnas en su antigua escuela tal motivo le brindaron la oportunidad de estudiar en un mejor lugar.
Paga sus gastos académicos con las mejores calificaciones, pero ser la más lista implicaba a ser también, la más odiada, los primeros seis meses fueron una maldita tortura.
La molestaban todo el tiempo y le hacía bromas pesadas como mojar todos sus libros, tirar su almuerzo al suelo, mojarla con leche o jugos, lo que estuviera en el menú de la cafetería. En una ocasión la llegaron a empujar de las escaleras, gracias a Dios solo rodó unos 3 escalones y los golpes eran muy leves.
Hasta que un día, cuando estaban apunto de vaciar todo el contenido de una botella de jugo en su cabeza, un muchacho junto con su grupo de amigos los detuvieron.
Inuyasha, Sango y Miroku la defendieron de sus agresores, y desde ese día ella ya no fue molestada nunca más, ellos además de protegerla se volvieron en sus mejores amigos, cada uno le tomó gran cariño, en especial Sango, era como su hermanita menor.
Lo malo, eran mayores que ella, estaban dos cursos superiores al de ella, ese año que se conocieron era el último año de los tres, pero fue el mejor de su vida, aunque eran hijos de familias adineradas, y que tenían padres cariñosos, eran sus amigos, el único problema fue la familia de Inuyasha, siempre la menospreciaron, y ahí conoció a Sesshomaru.
Dos meses después de que el grupo de Inuyasha la defendiera este la llevó a su casa junto a Sango y Miroku para una tarde de películas y meriendas, ahí empezó todo.
Él tenía 18 y ella 13, lo sabia, que estúpida fue al enamorarse de alguien mayor a esa edad.
Esa era historia para otro día, aunque lo deseaba, no podía contar con ninguno de ellos, Inuyasha estaba en España, Sango y Miroku en Suiza.
Ninguno podía ayudarla… y tampoco les quería contar, la comunicación entre ellos desde que se marcharon era escasa. Y no quería molestarlos con la noticia de su embarazo.
Agotada mentalmente, tomó su mochila mientras se ponía de pie, dispuesta a irse hacia su "hogar".
En el camino pensó en las personas que probablemente, le podrían ayudar, había ahorrado desde los 8 años, aunque sus padres daban asco con su rol paterno, le daban cierta cantidad de dinero cada semana para cosas de la escuela y la alimentación para esta, ella supo cómo ahorrar ese dinero, comía lo más barato de la cafetería y el resto lo guardó en un lugar seguro en su habitación.
Al final de cada mes, esa cantidad aumentaba dependiendo de sus calificaciones y su comportamiento en la escuela, durante 7 años el dinero de sus ahorros aumentaba, muchas veces, Sesshomaru también le dió fuertes cantidades de dinero -veces en la que ella descubrió sus infidelidades junto a otros regalos exageradamente caros- ella podría empeñar o vender esas joyas y demás objetos que ese sujeto le había dado.
El dinero no iba a ser problema por un largo tiempo, pero eso no duraría para siempre y tenía que irse de esa maldita casa lo antes posible, no tardarían en darse cuenta de los síntomas.
Su mente siguió divagando entre dudas, ideas e inquietudes hasta que una voz llamó su nombre a pocos metros de distancia.
— ¡Aome! — la dueña de la voz al ver que llamó la atención de su amiga sacudió su mano en una señal de saludo, la azabache quedó sorprendida.
— ¡Ayame! —una gran alegría la hizo sonreír, corrió hacia ella tan rápido como pudo, y cuando por fin la alcanzó las dos se abrazaron con mucha fuerza.
Ayame Takashi era nieta de la dueña de una pequeña biblioteca que quedaba a unos cuantos kilómetros de su casa, Aome siempre se escondía en esa biblioteca después de que su padre la golpeaba, la señora Kaede la cuidaba cada vez que iba en busca de refugio, Ayame quien pasó a vivir con ella después de que sus padres fallecieron en un accidente, se hizo muy amiga de Aome una vez la conoció, no importo que le llevará unos cuantos años.
—No te veía por aquí desde hace un año, ¿Cómo estás? — la pelirroja preguntó mientras soltaba el agarre, la azabache solo bajó la cabeza con tristeza.
— La verdad, estoy muy mal, Ayame. —dijo. — No se que hacer...—
— ¿Sucedió algo malo? ¿Qué te pasa? — su voz se llenó de preocupación al ver el ánimo de su amiga.
— Es una larga historia, y ya no tengo tiempo tengo que ir a casa, ya conoces a mis padres— respondió con pesadez.
— Si gustas, podemos reunirnos mañana, podemos aprovechar que es fin de semana, así tendrás todo el tiempo del mundo para contarme que te pasa — propuso, la contraria sonrió.
— Es una maravillosa idea ¿en la biblioteca a las 10 de la mañana? —
— Hecho, te esperaré, cuídate por favor — pidió y la azabache asintió.
Se despidieron y cada una tomó un camino diferente.
Al llegar a la casa no había nadie, no le pareció raro, fue a la cocina para tomar un vaso con agua antes de ir a la habitación, cuando abrió la gaveta de la alacena para tomar un vaso, vio una nota en la superficie de la nevera.
Nos fuimos de viaje a Kanazawa, volveremos el martes, te dejamos dinero en un sobre que está sobre tu cama y hay comida para que te prepares.
Mamá.
Al terminar de leer la nota, la tomó y la convirtió en una bolita de papel que arrojó a la basura, terminó por tomar una botella de jugo de manzana de la nevera y subió a su habitación.
Dejó la mochila en la silla de su escritorio y se sentó sobre la cama tomando el dichoso sobre con el dinero, lo sacó de aquel papel, una vez lo contó se puso de pie.
Movió el escritorio de su lugar, se arrodilló y removió un trozo de pared falsa dejando ver un gran hoyo lleno de todo el dinero que había estado guardado por todos estos años, cuando empezó a ahorrar empezó a buscar lugares en donde guardar su dinero, un día que estuvo organizando su habitación encontré ese escondite, empezó a esconder su efectivo en ese secreto lugar.
Dejó el escritorio en su lugar, un mareo la hizo tambalearse.
Se apoyó en la silla que tenía a su lado, en cuestión de segundos las náuseas le ganaron y corrió al baño en donde vacío todo el contenido de su estómago en el w.c.
Una vez vomitó todo lo que tenía, bajo la cadena del baño, se puso de pie con cuidado de no lastimarse, abrió la llave del lavamanos y juago su boca con agua para quitarse el sabor amargo.
Salió del baño y lentamente se acostó en la cómoda superficie de su colchón, fue un día muy largo y horrible para ella.
Sus ojos picaron y se inundaron en lágrimas, se sentía tan sola, aún no tenía claro qué hacer, y no solo eso, se preguntaba porque Sesshomaru, le había hecho eso… ella lo amaba, lo amaba tanto que le perdono todo, no le importaba su estúpido dinero o su nivel social, solo quería estar con el y amarlo.
Se sentía tan mal, y no solo por eso, no podía contarle a sus amigos, decirle a Sango, Miroku e Inuyasha era decirle a Sesshomaru, y no quería que él lo supiera.
Lo amaba, si, pero no le contaría a ninguno de ellos sobre su condición, muchas veces Sesshomaru hablo sobre cómo deseaba tener una familia, le entusiasmaba la idea de tener hijos, y la ilusionaba a ella con ese sueño, en cuanto Aome terminara sus estudios se casarían y tendrían una familia, ese era el engaño.
Verdad o no, el ser padre se iba a cumplir en unos 8 meses, porque haciendo cuentas, la última vez que estuvieron juntos había sido hace un mes, de seguro la pastilla anticonceptiva no funcionó. Eso explicaba los indicios de los primeros síntomas.
Ella suspiró profundamente, la decisión ya estaba tomada.
Sesshomaru Taisho, no sabría jamás de su hijo, ella sola se haría cargo de su bebé.
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Se miró al espejo una última vez verificando que la ropa que llevaba puesta no tuviera algún imperfecto, faltaba unos 20 minutos para su encuentro con Ayame. Tenía el tiempo justo para llegar.
Tomó su bolsa con sus cosas y salió de casa. Después de unos 15 minutos llegó a su refugio, no había visitado la biblioteca, la última vez que entró al negocio fue hace poco más de dos meses…
— Hola Aome. — saludo Ayame cuando la vio entrar, la azabache noto que cargaba a un pequeño bebé.
— ¿Tuviste un hijo? — pregunto acercándose a su amiga, la cuestionada sonrió y afirmó esto.
— Si, nació hace un mes, su nombre es Shippo, mi esposo y yo venimos para que mi abuela pasará más tiempo con él. — dijo con una gran sonrisa.
— ¿Te casaste? La universidad si que te dió muchas oportunidades…— Aome bromeó.
— Si, todo pasó muy rápido, pero nos ha ido muy bien, Koga acompañó a mi abuela a comprar unas cosas, cuando regrese te lo presentare, pero anda. Sigue mirando a mi hijo ¿No crees que es el niño más hermoso? — la ojiverde bromeó, La Higurashi sonrió mirando al pequeño bebé.
Por lo que veía, el niño heredó el cabello rojizo de su madre, eran un niño muy lindo.
— Me preguntó… si mi bebé se verá así de tierno...—
La contraria se quedó helada al escuchar eso.
— Aome… ¿Que acabas de…? —
—… Tengo un mes… Ayame, estoy embarazada…—
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Muchas gracias por leer, espero les haya gustado, voten y por favor compartanla en algún grupo para tener más apoyo a la historia.
Hasta la próxima. ❤️❤️
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