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todo tiene solución verdad?

Kipo estaba exhausta, su cuerpo temblando de dolor tras cada golpe que recibía de la criatura frente a ella. Los impactos la hacían retroceder, su traje de heroína no era suficiente para protegerla por completo de la fuerza arrolladora de Lincoln. Cada vez que intentaba defenderse, él la atacaba con más ferocidad, y aunque sus habilidades sobrehumanas la ayudaban a esquivar algunos golpes, la mayoría la alcanzaban con fuerza. Sus brazos, su torso, su rostro, todos los puntos de contacto ardían con el impacto, y el cansancio comenzaba a hacer mella en ella.

Lo peor era que Kipo no podía permitirse luchar con toda su fuerza. Algo en su interior la frenaba. La imagen de Lincoln, su amigo, el chico que había llegado a significar tanto para ella, se cruzaba constantemente en su mente. ¿Cómo podía golpearlo? ¿Cómo podía hacerle daño, incluso si era una amenaza para todos?

Cada vez que sus puños se acercaban a él, Kipo sentía una resistencia interna, un miedo profundo de que, si realmente lo lastimaba, tal vez no quedaría nada de él. Si Lincoln realmente estuviera allí, si aún quedara una parte de él, ¿cómo podría vivir con la culpa de destruirlo?

Ella sabía que debía detenerlo, pero el miedo de lastimarlo la frenaba más y más. Cada golpe que él daba era más doloroso, pero Kipo se mantenía firme, tratando de esquivar, tratando de sobrevivir. Su mente luchaba contra su corazón, el cual le decía que debía salvarlo, que debía encontrar una manera de devolverle su humanidad, de evitar que esa criatura siguiera haciendo más daño.

"Tengo que detenerlo..." Pensaba, mientras el sudor le caía por la frente. "Pero no quiero hacerle daño. No quiero... no quiero perderlo."

A cada momento que pasaba, el conflicto dentro de ella crecía. ¿Qué hacer? ¿Cómo podía salvarlo sin destruirlo?

Sus movimientos comenzaban a volverse más erráticos. Estaba demasiado agotada para continuar, y aunque su traje aguantaba los golpes, Kipo sentía que su cuerpo no lo hacía. "No puedo... no sé si puedo seguir," pensaba, mientras Lincoln seguía atacando sin piedad.

Con cada golpe, sentía que su voluntad se desmoronaba, pero al mismo tiempo, la preocupación por Lincoln se intensificaba. "Debo salvarlo, pero no puedo..."

Lincoln, en su forma monstruosa, lanzó a Kipo contra el suelo con una fuerza aterradora, como si no quedara rastro de la humanidad que alguna vez tuvo. Ella sintió el peso de la golpeada contra el concreto, el dolor recorriéndola por completo, pero su mente seguía firme. "Lincoln, por favor..." susurró entre jadeos, sus manos temblando mientras intentaba levantarse. "Recuerda quién eres. Recuerda lo que eres..."

La criatura no la dejaba levantarse, su imponente figura desbordaba fuerza, y la presión sobre ella la dejaba sin aliento. Pero Kipo no se rindió. Con una determinación feroz, levantó la cabeza, sus ojos fijos en los de Lincoln, aún buscando en esa mirada alguna chispa del chico amable que ella había conocido. "Lincoln loud..." repitió, su voz llena de desesperación pero también de cariño. "Tú no eres esto. Recuerda, por favor. Recuerda a la persona que era tan buena, tan generosa. Tú eres un chico gentil, un chico que siempre pensaba en los demás antes que en él mismo... Tú me ayudaste a ver el mundo de otra manera."

Kipo respiró hondo, su cuerpo dolido pero su corazón más decidido que nunca. "Recuerda, el chico que me hizo reír cuando más lo necesitaba. El chico que me dio esperanza cuando el mundo se veía oscuro. El chico que... que me enamoré."

Con estas palabras, Kipo se quitó lentamente su máscara, mostrando su rostro, completamente expuesto. No había nada que perder, solo el deseo de que Lincoln, de alguna manera, reconociera lo que ellos habían compartido. El rostro de Kipo era vulnerable, pero sus palabras iban más allá de la superficie; hablaban desde lo más profundo de su ser. "No quiero que te pierdas, Lincoln," dijo, su voz temblando. "Yo te necesito. El chico que me enamoré... el que compartió tantas cosas conmigo... Yo quiero que regreses."

Lincoln parecía titubear por un segundo, su mirada ya no tan vacía como antes. Los ojos de Kipo brillaban con la esperanza de que la chispa de humanidad en él aún existiera, esperando con todas sus fuerzas que esas palabras pudieran llegar a él.

Pero antes de que pudiera ocurrir algo más, un rugido ensordecedor llenó el aire, y con una fuerza imparable, Lincoln, en su forma monstruosa, arremetió nuevamente contra Kipo. Ella voló por los aires, el golpe inesperado la lanzó hacia el suelo con brutalidad. El dolor era insoportable, pero lo peor era saber que Lincoln aún parecía perdido en esa monstruosa forma.

De repente, una figura apareció en el horizonte. Sticker Voss, el héroe reconocido de la ciudad, había llegado. Sin saber la identidad de la criatura o su relación con Kipo, la vista de él fue como un rayo de esperanza. "¡Muévete de ahí, chica!" gritó mientras saltaba hacia el monstruo, aprovechando la oportunidad para lanzar un golpe directo que fue suficiente para desviar a Lincoln de su trayectoria.

Kipo, aún atónita por lo que había ocurrido, miraba a Lincoln con tristeza y desesperación. "No quiero pelear contigo, Lincoln. Solo quiero que regreses." Pero sabía que el verdadero desafío estaba por venir. No solo tenía que salvar a Lincoln de su forma monstruosa, sino también detener a un héroe que no entendía la gravedad de la situación.

Sticker Voss, al ver a Kipo herida, se giró hacia ella. "¡¿Estás bien?! ¡¿Qué estás haciendo con esa cosa?!" El héroe, ajeno a la conexión entre Kipo y Lincoln, preparó su siguiente movimiento, sin comprender la lucha interna que se estaba librando dentro de la criatura frente a ellos.

Kipo miró a Lincoln una vez más, sus ojos llenos de lágrimas. "Te voy a salvar, Lincoln. No importa lo que cueste."

Kipo, a pesar de estar herida y agotada, intentaba con todas sus fuerzas levantarse. Su cuerpo le pedía descanso, pero su corazón le decía que no podía rendirse. Cada músculo dolía, pero el pensamiento de Lincoln, el chico con quien había compartido tantos momentos y con quien había formado un vínculo especial, la mantenía en pie. "Tengo que hacerlo... No puedo dejarlo," se decía a sí misma, mirando cómo la criatura que antes era Lincoln destruía todo a su paso.

A lo lejos, Lincoln, en su forma monstruosa, seguía siendo atacado por Sticker Voss. El héroe parecía concentrarse en derribar a la criatura con una serie de golpes rápidos y certeros, pero algo extraño ocurría. Lincoln, o lo que quedaba de él, no se defendía. Cada golpe de Sticker Voss lo hacía caer al suelo, pero no hubo ningún intento de retaliación. La criatura simplemente absorbía los golpes, sin reacción alguna, sin mostrar el más mínimo signo de lucha. Parecía que algo dentro de él se había perdido, como si la forma monstruosa que llevaba encima lo hubiese consumido por completo.

"¡Levántate!" gritaba Sticker Voss, furioso. "¿Qué te pasa? ¿Ni siquiera puedes defenderte?!" Los golpes que lanzaba eran cada vez más fuertes, pero Lincoln permanecía inmóvil, con una expresión vacía en su rostro.

Kipo, luchando contra el dolor de su propio cuerpo, observaba la escena. Sabía que no podía dejar que las cosas siguieran así, pero también sentía miedo. "Lincoln, por favor..." susurró, tratando de levantarse de nuevo, con el corazón palpitando con fuerza. "¡Recuerda quién eres!" intentó gritar con toda la fuerza que le quedaba.

Pero Lincoln, o la criatura en la que se había convertido, no la escuchaba. En sus ojos brillaba algo distante, como si fuera incapaz de reconocerla. Y el dolor de Kipo aumentaba al ver cómo la criatura simplemente absorbía todo lo que le lanzaban, sin intentar defenderse.

"No... Lincoln, no eres esto..." murmuró Kipo, acercándose lentamente. Sus pasos eran vacilantes, pero su determinación seguía intacta. "Eres el chico amable y gentil con el que me enamoré. No eres un monstruo..." Cada palabra que decía era como un suspiro, una súplica silenciosa para que Lincoln volviera a ser quien era.

De repente, la criatura pareció vacilar, como si algo estuviera surgiendo de las profundidades de su mente. Kipo sintió una chispa de esperanza. "Lincoln, por favor... no dejes que esto te consuma. Recuerda los momentos que compartimos, recuerda cómo nos cuidamos el uno al otro..." dijo, acercándose aún más.

Sin embargo, en ese momento, Sticker Voss, sin entender lo que estaba sucediendo, lanzó un golpe directo hacia Lincoln, derribándolo una vez más. "¡Tienes que levantarte!" gritó, sin saber que su ataque podría ser lo que más lo estaba alejando de la persona que alguna vez fue.

Kipo, angustiada, se desplomó de rodillas, incapaz de ver cómo Lincoln era golpeado una y otra vez. "No... por favor..." murmuró entre lágrimas. "No me dejes..."

Sticker Voss, al ver que Lincoln permanecía inmóvil, retrocedió, confundido. "¿Qué... qué pasa con él? ¡No entiendo nada de esto!"

Kipo, temblando de desesperación, se levantó con dificultad, mirando a Lincoln en el suelo. "Te voy a sacar de ahí... No te voy a dejar..." dijo, más para sí misma que para el héroe que la observaba desde lejos. "Recuerda... quién eres..."

En ese momento, Lincoln parecía estar reaccionando, pero antes de que pudiera hacer cualquier cosa, Sticker Voss, sin saber lo que hacía, volvió a atacar. Kipo, aterrada, observó cómo la criatura volvía a caer, pero algo dentro de ella le decía que Lincoln aún podía ser salvado. "No me rendiré," susurró, con lágrimas en los ojos, sabiendo que aún había esperanza.

Enigma observaba desde lo alto de un edificio, sus ojos fijos en la criatura que había creado, ahora fuera de control. La criatura, que una vez había sido Lincoln, parecía estar arrasando la ciudad sin dirección, sin propósito. La rabia y frustración de Enigma crecían a cada segundo que pasaba, viendo cómo su creación se desmoronaba ante sus ojos.(Más encima como ese héroe le estaba dando una "paliza" a su creación)

"Esto... esto es ridículo," murmuró Enigma para sí mismo, apretando los dientes con furia. Desde su posición elevada, la figura de Lincoln, o lo que quedaba de él, luchaba y destruía todo a su paso, pero no era el espectáculo de perfección que Enigma había imaginado. En lugar de ser una máquina de destrucción imparable, era simplemente una criatura perdida, incapaz de seguir los planes que su creador había diseñado. No podía soportarlo.

"¡¿Cómo pude ser tan estúpido?!" gritó en voz baja, apretando las manos sobre el borde del edificio. "¡¿Para qué confiarle esta tarea a esa cosa inútil?!"

Enigma se giró, su rostro distorsionado por el enojo y la desesperación. Sabía que había algo que tenía que hacer, algo que lo había dejado claro desde el principio: si alguien iba a terminar con todo, tendría que ser él. La creación que había traído al mundo, su "obra maestra", ahora era una burla, una sombra de lo que él había planeado. No estaba dispuesto a permitir que algo tan... imperfecto, interfiriera en su ambición.

"Si quieres algo bien hecho, hazlo tú mismo," murmuró para sí mismo, casi como una amenaza. Enigma se apartó de la barandilla y dio un paso hacia un lado del edificio. Activó una serie de comandos en su traje, el cual empezó a chisporrotear con una energía eléctrica, resplandeciendo con una intensidad aterradora. El traje de Enigma, uno de los más avanzados de su creación, se ajustó a su cuerpo como una segunda piel. La capa negra de su uniforme ondeó con el viento mientras sus guantes se iluminaban con destellos de energía pura.

"Es hora de que termine con esto de una vez por todas," dijo, más para sí mismo que para cualquiera que pudiera escucharlo. "Voy a destruir a esa... cosa. No soy tan débil como para depender de un fracaso como tú."

Mientras ajustaba su traje, una especie de armamento sofisticado comenzó a manifestarse: pulsos de energía, cañones de energía en sus muñecas y unos propulsores en su espalda que le permitirían volar a gran velocidad. Cada dispositivo estaba listo, y con un par de movimientos, el traje parecía una armadura imparable de energía y acero.

"¿Quién necesita una creación defectuosa cuando puedes ser el propio portador de la destrucción?" dijo Enigma, sus ojos brillando con furia. Se acercó al borde del edificio, observando la escena caótica a su alrededor. La criatura que había creado seguía descontrolada, haciendo lo que quería sin razón alguna.

"¡Voy a mostrarle al mundo lo que realmente soy capaz de hacer!" gritó, con la voz llena de furia. Saltó del borde del edificio, el sonido del viento cortando el aire mientras descendía rápidamente hacia el suelo. Con un impulso de energía en sus propulsores, Enigma comenzó a volar, acelerando a una velocidad vertiginosa.

Mientras se dirigía hacia la criatura, Enigma se preparaba para lo que estaba por venir. Sabía que no sería fácil, pero también estaba convencido de que podría controlar la situación de inmediato. "Si alguien va a detener esto, ese alguien soy yo," pensó, enfocándose en su objetivo. "Ni siquiera tú, Lincoln, vas a poder detenerme ahora."

Enigma se acercó rápidamente a la criatura, que seguía sin reconocerlo, perdida en su propio caos. Con una sonrisa torcida, Enigma cargó su traje con energía concentrada, listo para enfrentarse a la creación que había fallado. Para él, esta era solo otra prueba de que él, y solo él, estaba destinado a ser el verdadero poder detrás de todo.

"Así que ahora, criatura inútil, prepárate para ver lo que significa realmente el poder," murmuró, dispuesto a usar todo su arsenal contra lo que había creado.

El héroe, Sticker Voss, continuaba atacando a la criatura, que seguía sin defenderse. Cada golpe que le daba parecía atravesarla sin encontrar resistencia, sin ningún signo de que la criatura tuviera intención de luchar de vuelta. Al principio, eso sorprendió al héroe, quien, acostumbrado a enfrentar villanos y monstruos que luchaban con fiereza, no podía entender por qué esta criatura no respondía a la violencia. La bestia, con su cuerpo deforme y su apariencia monstruosa, simplemente permanecía inmóvil después de cada impacto, su respiración entrecortada y su mirada vacía.

"¿Qué demonios...?" murmuró Sticker Voss, deteniéndose por un momento mientras observaba la criatura. No comprendía cómo algo tan imponente podía estar tan pasivo. Algo no encajaba.

Fue entonces cuando una figura emergió de entre las sombras. Desde la distancia, una figura envuelta en una armadura negra y brillante se acercaba rápidamente. Enigma, el creador de la criatura, había llegado al lugar. El traje de Enigma brillaba con una luz intensa, su energía resplandeciendo a través de las grietas de su armadura como un faro de poder. Su rostro, cubierto por una máscara que reflejaba la furia y el desdén, estaba teñido de enojo y frustración. A lo lejos, podía verse la furia que emanaba de él, como si todo lo que había estado trabajando se estuviera derrumbando.

"¿Qué está pasando aquí? ¡¿Por qué esta cosa no está funcionando?! ¡¿Por qué no está luchando?!"** gruñó Enigma, mientras observaba cómo la criatura seguía sin reaccionar a los ataques de Sticker Voss. Un brillo de rabia cruzó sus ojos mientras el héroe se apartaba por un instante.

Antes de que alguien pudiera decir algo más, Kipo, que aún estaba luchando con sus propias heridas, vio a Enigma llegar y, al instante, se llenó de furia. Estaba cansada, herida y casi derrotada, pero la aparición de Enigma la hizo entrar en un estado de furia ciega. "¡Esto es todo por tu culpa!" gritó, lanzándose hacia él con una fuerza inesperada. "¡Te voy a detener, maldito!"

Kipo se abalanzó sobre Enigma con toda la velocidad que le quedaba, su cuerpo cargado de energía. Sus puños estaban envueltos en una mezcla de rabia y dolor, y sus movimientos eran rápidos y precisos. Pero Enigma, que observaba a la heroína venir, no parecía preocupado. Con un simple movimiento, levantó un brazo y la detuvo en seco.

La fuerza con la que Kipo había atacado fue suficiente para hacerla avanzar unos pocos metros, pero Enigma simplemente levantó su brazo, como si la fuerza de la heroína no fuera nada para él. Con un movimiento preciso, la atrapó por la muñeca, y en un giro rápido, la lanzó al suelo con una facilidad asombrosa.

"¿Es todo lo que tienes?" Enigma dijo con desdén, mirando a Kipo como si fuera un insecto que acababa de aplastar. "Te crees fuerte, pero no eres más que una molestia."

Kipo intentó levantarse, pero su cuerpo, ya agotado y dolorido, no le respondió con la rapidez que deseaba. El golpe de Enigma había sido devastador, y la furia que antes la había impulsado ahora era solo una chispa frente a la tormenta de dolor que sentía. "No... ¡No me voy a rendir!" gritó, mientras intentaba incorporarse, pero antes de que pudiera siquiera moverse, Enigma se acercó a ella, poniéndose de pie con facilidad, su armadura brillando como una especie de monstruo mecánico.

"Tu valentía es admirable, pero inútil," dijo Enigma mientras observaba cómo Kipo, aún herida, luchaba por levantarse. "Eres solo un peón en mi juego, y no hay forma de que puedas ganar."

Kipo, con el rostro ensangrentado y los ojos llenos de furia, levantó la cabeza, mirando a Enigma. "Tal vez no puedo ganar... pero no voy a dejar que te salgas con la tuya. No lo haré."

Pero en ese momento, Enigma la miró de manera despectiva, y con un movimiento rápido y calculado, levantó el pie y lo colocó sobre su pecho, empujándola aún más al suelo. "Te dije que no eres nada," dijo con frialdad. "Ahora... observa cómo tu inútil resistencia no servirá de nada."

Enigma estaba decidido a acabar con Kipo, pero algo en su interior parecía no estar satisfecho con el caos que había causado. Su mirada hacia la criatura que había creado, Lincoln, ahora parecía llena de frustración. "Esto... esto no es lo que esperaba. Mi creación debería ser la respuesta, la perfección. ¿Por qué no está funcionando? ¿Por qué sigue siendo tan débil?"

El héroe, Sticker Voss, observó la escena con horror. La heroína que había estado luchando con todas sus fuerzas ahora estaba derrotada, y Enigma, como siempre, parecía estar disfrutando de la tortura que causaba. Pero algo en su interior despertó, un impulso de no rendirse. Si quería salvar a Kipo y detener a Enigma, tendría que dejar de ser el espectador y convertirse en el héroe que alguna vez fue.

Sticker Voss observaba la escena con creciente desesperación. Kipo estaba en el suelo, luchando por levantarse pero siendo incapaz de hacerlo. Enigma la había reducido a nada, y ahora, con el control absoluto sobre la situación, parecía que todo estaba perdido. Pero algo despertó dentro de él, algo más allá del miedo o la desesperación. Recordó lo que había sido, lo que significaba ser un héroe, lo que había hecho por la gente, sin importar la fama, sin esperar recompensa alguna.

"¡Basta!" gritó Sticker Voss, haciendo un salto hacia adelante con todo el peso de su cuerpo, apuntando directo hacia Enigma. Con una rapidez inesperada, sus puños se dirigieron al rostro de Enigma, quien, al principio, no se lo esperaba.

Pero Enigma no era alguien fácil de sorprender. Con una frialdad que solo él poseía, desvió el golpe con una de sus manos, esquivando la ofensiva de Sticker Voss con un movimiento preciso y fluido. La pelea había comenzado.

"¿Realmente crees que puedes detenerme?" Enigma soltó una risa burlona mientras, con un rápido giro, lanzó un contraataque, golpeando el costado de Sticker Voss con una patada que casi lo derriba. El héroe intentó mantenerse en pie, pero la fuerza de Enigma era abrumadora. "Tienes suerte de ser tan resistente, pero en el fondo sabes que esto está perdido para ti."

Sticker Voss, sin embargo, no se rindió. Se levantó, con los músculos tensos y su respiración pesada, pero sin perder la determinación. "No... no me rendiré. No te dejaré destruir todo por lo que he luchado." Y, con esa misma fuerza, se lanzó nuevamente contra Enigma, atacando con un barrido de patadas y puños, cada uno con más fuerza que el anterior.

La batalla se volvía cada vez más feroz, pero, como siempre, Enigma se mantenía en control. Moviéndose con una agilidad sobrenatural, esquivaba o desviaba cada golpe de Sticker Voss. Sin embargo, la batalla no era tan desigual como parecía. Cada vez que Sticker Voss lanzaba un golpe, parecía que Enigma respondía con algo más sucio, algo que el héroe no esperaba. No era solo su fuerza lo que hacía a Enigma tan peligroso, sino su brutalidad, su capacidad para jugar sucio. Cada vez que Sticker Voss pensaba que estaba tomando ventaja, Enigma encontraba una manera de arruinarlo, un golpe bajo, una trampa de energía oscura que desestabilizaba al héroe.

"Estás peleando como un amateur." Enigma sonrió con desdén mientras una ráfaga de energía oscura envolvía su brazo, arrojando una energía devastadora contra Sticker Voss, quien apenas tuvo tiempo de esquivar el ataque. "No tienes idea de lo que estás enfrentando, héroe. Todo esto, tus esfuerzos, tus ideales, todo... es inútil."

Sticker Voss, agachado, respirando pesadamente, intentó mantenerse firme, pero sentía el agotamiento y el dolor de los ataques que había recibido. Miró a Kipo, aún tirada en el suelo, arrastrándose débilmente en su intento por alejarse de la batalla. Cada movimiento de la heroína estaba lleno de desesperación, y eso solo alimentaba aún más la furia dentro de él. No podía dejar que todo terminara así.

"¡No es inútil!" gritó Sticker Voss, cargando de nuevo hacia Enigma. Esta vez, se concentró en su ataque, evitando que el caos de la batalla lo distrajera. Con un grito, lanzó una serie de puñetazos, más rápidos y controlados que nunca antes. Sin embargo, Enigma, con una agilidad casi inhumana, esquivó todos los golpes con una facilidad que frustraba al héroe.

"¿Vas a seguir intentándolo?" Enigma dijo con una sonrisa fría. Con un solo movimiento, bloqueó uno de los puños de Sticker Voss y lo empujó hacia atrás, tomando ventaja de su posición. En un abrir y cerrar de ojos, Enigma lo golpeó con un combo rápido, lanzándolo hacia el suelo con un grito ahogado. "Todo lo que haces es en vano. Lo único que haces es prolongar lo inevitable."

Kipo, desde el suelo, miraba impotente. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras observaba cómo Sticker Voss luchaba, pero no podía alcanzar la victoria. "No... no puedo hacer nada... ¿Por qué no puedo detener esto?" susurró entre dientes, mientras sus fuerzas iban desapareciendo.

El héroe intentó levantarse nuevamente, pero su cuerpo no le respondía. Las heridas que había recibido comenzaban a tomar su precio, y sentía que la batalla estaba lejos de ser ganada. Sin embargo, algo en su interior seguía ardiendo. No podía rendirse. No podía dejar que Enigma ganara.

"¿Sabes por qué nunca me rendí?" Sticker Voss dijo mientras se levantaba lentamente, su rostro lleno de determinación. "Porque la gente necesita esperanza. La gente necesita saber que alguien estará allí para ellos, incluso cuando todo parece perdido. Tú... tú lo que haces es destruir esa esperanza."

Enigma lo observó fijamente, viendo la pasión en los ojos de Sticker Voss. Su rostro, normalmente tan calmado y lleno de arrogancia, ahora mostraba un atisbo de duda. Sin embargo, no tardó en desechar esa duda y, con un gruñido, disparó un rayo de energía pura hacia Sticker Voss, que lo esquivó por poco.

La batalla continuaba, cada segundo más desesperada, pero la determinación de Sticker Voss crecía más y más. Sabía que tenía que detener a Enigma, no solo por él mismo, sino por todos los que aún creían en los héroes.

Mientras tanto, Kipo, con la poca energía que le quedaba, miraba la pelea con una mezcla de dolor y esperanza. Sabía que no podía hacer mucho más, pero confiaba en que el héroe no se rendiría.

La batalla entre Sticker Voss y Enigma alcanzaba un nivel de violencia indescriptible. Los golpes y ataques cruzaban el aire, cada uno con una fuerza brutal que resonaba en el corazón de la ciudad. A pesar de la destreza y la determinación de Sticker Voss, Enigma siempre encontraba una manera de contrarrestar, siempre un paso adelante, siempre más fuerte y más despiadado.

De repente, Enigma vio la oportunidad. Con un rápido movimiento, aprovechó un descuido de Sticker Voss, quien intentaba tomar aire, agotado por la pelea constante. Enigma ejecutó un giro de 180 grados en el aire, su pierna girando con una velocidad impresionante. El golpe fue certero, directo a la cabeza de Sticker Voss, lanzándolo al suelo con tal fuerza que el impacto resonó por todo el vecindario. La tierra bajo sus pies tembló, y el héroe fue estampado contra el asfalto con un sonido sordo, dejando una grieta en el suelo.

"¡Es inútil!" Enigma gritó con satisfacción, observando cómo Sticker Voss caía derrotado. "Todo lo que haces... es solo un juego para mí. Una farsa."

Pero el verdadero horror estaba por venir. Mientras Sticker Voss se tambaleaba, tratando de levantarse, Kipo, que aún luchaba por mantenerse en pie, fue inesperadamente arrastrada hacia el epicentro de la batalla. Enigma, con su increíble velocidad, se había desplazado hacia ella sin que nadie lo viera, hasta que fue demasiado tarde.

Antes de que Kipo pudiera reaccionar, el cuerpo de Sticker Voss, que aún caía hacia el suelo, fue empujado con tal fuerza por el golpe giratorio de Enigma que terminó cayendo sobre ella. El peso de su cuerpo estampándose contra Kipo fue devastador. Un fuerte crujido resonó en el aire cuando las costillas de Kipo se rompieron bajo el impacto. El dolor fue instantáneo, punzante, como si todo su cuerpo hubiera sido destrozado de golpe. Kipo soltó un grito desgarrador, un grito lleno de dolor y desesperación.

"¡No...!" Kipo gritó, su respiración entrecortada mientras el dolor se apoderaba de su cuerpo. La presión sobre su pecho le hacía difícil respirar. "¡No... puedo..." Las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas mientras luchaba por levantarse, pero el dolor era insoportable. Sus costillas rotas la limitaban, y la sensación de impotencia la abrumaba. Cada vez que intentaba mover su torso, el dolor la desbordaba, provocando nuevos sollozos.

El grito de Kipo resonó en el aire, lleno de angustia, y aunque Sticker Voss, de alguna manera, intentó levantarse para ayudarla, su cuerpo estaba demasiado destrozado para moverse con rapidez. La situación era crítica. Kipo estaba atrapada, bajo el peso del héroe caído, incapaz de moverse. A medida que sus sollozos llenaban el espacio, la oscuridad de la batalla la rodeaba por completo, y ella sintió como si todo se desmoronara.

"Chica..." murmuró Sticker Voss con dificultad, pero su voz estaba débil. La rabia y el miedo se mezclaban en su pecho, al ver a la heroína herida de esa manera. El dolor de verla lastimada lo atravesaba con fuerza, pero sabía que no podía rendirse. No podía permitir que Enigma ganara. A pesar de sus propios límites, debía seguir luchando. "Te lo prometo... no dejaré que termine así."

Sin embargo, Enigma no iba a darles descanso. Aprovechando el momento, levantó su mano y comenzó a canalizar una ráfaga de energía oscura hacia el suelo donde Kipo y Sticker Voss estaban caídos. La energía oscilaba como una tormenta, oscura y volátil, a punto de estallar con todo su poder.

"¡Basta!" Kipo gritó, aunque su voz estaba rasgada por el dolor. Aunque sus costillas rotas le dificultaban hablar, intentó reunirse a sí misma, al menos lo suficiente como para impedir que la destrucción llegara. Sabía que algo debía hacer, algo para impedir que todo se desmoronara.

Sin embargo, la furia de Enigma parecía inalcanzable. Mientras Kipo luchaba por mantenerse consciente, el héroe, casi incapaz de levantarse, observaba con impotencia, su mente llena de angustia.

"Te... no... te dejaré... gan...!" Sticker Voss murmuró, mientras su cuerpo comenzaba a ceder bajo el peso de sus heridas, pero la mirada en sus ojos nunca vaciló. "No... importa lo que cueste... no dejaré que destruyas todo lo que he protegido."

El silencio se apoderó del campo de batalla por un momento. La energía de Enigma zumbaba en el aire mientras la ciudad parecía contener el aliento. Todo dependía de lo que sucediera a continuación. Sin embargo, los gritos y sollozos de Kipo seguían siendo el recordatorio más doloroso de la gravedad de la situación.

El campo de batalla estaba marcado por caos y desesperación. La ciudad, que había sido testigo de la destrucción y el sufrimiento, se llenaba de una tensión palpable. Kipo, aún tirada en el suelo, luchaba por respirar, sus costillas rotas provocando un dolor insoportable, mientras que Sticker Voss, aunque gravemente herido, seguía buscando la manera de levantarse. El peso de la situación parecía colapsar sobre ellos, mientras Enigma, que estaba a punto de acabar con todo, levantaba su energía oscura, lista para hacer estallar todo lo que quedaba.

Pero de repente, algo cambió. Un rugido de furia rompió el aire, seguido por una explosión de energía. Lincoln, en su forma monstruosa, irrumpió en el campo de batalla con una fuerza salvaje. Con un grito que resonó a través de la ciudad, se lanzó directamente sobre Enigma, atacándolo con la furia acumulada en su interior. El impacto fue tan fuerte que Enigma fue literalmente derrapado por el suelo, deslizándose por unos metros antes de finalmente detenerse.

"¿Qué… qué es esto?" Enigma gritó, levantándose rápidamente mientras intentaba recobrar su compostura. Se giró hacia la criatura que lo había atacado, pero al instante reconoció al joven, o mejor dicho, lo que quedaba de él. "Lincoln..." murmuró, aunque su voz estaba llena de desprecio.

"¡Qué haces, maldita criatura!" Enigma comenzó, su tono severo y frío. "¡Detente ya! ¡No sigas mis órdenes, no eres más que una herramienta!" Tratando de recuperar el control, Enigma levantó una mano hacia Lincoln, como si estuviera ordenándole que se quedara quieto, como un perro que obedeciera sin cuestionar. "¡Estate quieto, o te destruiré!"

Pero Lincoln, poseído por su furia y su dolor, no escuchó ni una palabra. Enigma se dio cuenta rápidamente de que la criatura ante él no obedecía a sus órdenes. No había ni una pizca de la sumisión que Enigma había esperado de su creación. En lugar de quedarse quieto, Lincoln lo atacó de nuevo con una brutalidad imparable. Su brazo se levantó con una fuerza sobrehumana, y con un golpe masivo, impactó directamente en el torso de Enigma, mandándolo volando por los aires.

"¡Imposible!" Enigma gritó, cayendo al suelo con fuerza. El impacto lo dejó tambaleante, y por un momento, parecía que nunca podría recuperarse. Los daños a su traje de armadura fueron evidentes; el impacto de Lincoln había sido demasiado fuerte. Se levantó rápidamente, furioso y agotado, pero algo en su rostro reflejaba una mezcla de sorpresa y frustración.

"¡Esto... esto no puede estar pasando!" rugió, su voz llena de rabia. "¡Tu propósito es ser mi herramienta, mi creación! ¡No eres nada más que un experimento, y ni siquiera sigues mis órdenes!"

Lincoln, aún en su forma monstruosa, no mostró ni la más mínima señal de preocupación. Su mirada estaba vacía, pero llena de una furia incontrolable. El golpe que había dado había sido el resultado de una liberación emocional, un destello de su propia humanidad intentando escapar del control de Enigma. Su cuerpo, aunque deformado y controlado por la furia, parecía estar luchando por recuperar algo de sí mismo.

"No... soy tu... creación..." Lincoln murmuró en un tono bajo, pero firme. La voz parecía resonar como si estuviera surgiendo de lo más profundo de su ser. "Soy... Lincoln Loud..." Cada palabra que pronunciaba era como una grieta en la armadura de Enigma. La furia de Lincoln no era solo un ataque físico, sino un grito de identidad, un recordatorio de que no era un simple experimento.

Enigma observaba, impotente, mientras el joven frente a él parecía estar reaccionando de una manera que nunca había previsto. El control que pensaba tener sobre Lincoln estaba desmoronándose ante sus ojos. En lugar de un monstruo dispuesto a destruir, Lincoln estaba mostrando signos de luchar contra su propia transformación.

"¡No puedes... no puedes dejar que te controle!" Enigma gritó, pero Lincoln ya no lo escuchaba. Alzó su brazo nuevamente, esta vez con una precisión calculada, y con un movimiento rápido y despiadado, lanzó otro golpe directo hacia Enigma.

"¡Te destruiré, no eres más que una sombra de lo que alguna vez fuiste!" Enigma intentó esquivar el golpe, pero no pudo evitar recibir el impacto. Fue lanzado una vez más hacia atrás, el golpe lo dejó sin aliento, mientras su armadura comenzaba a desmoronarse bajo la furia de Lincoln.

"¡No... puedes... ganar!" Enigma gimió, pero la realidad era que algo dentro de él había comenzado a fallar. En ese momento, Lincoln estaba mucho más que una simple creación. Era alguien que había superado el control, alguien que estaba recobrando su humanidad.

Pero Lincoln no se detuvo ahí. Alzó su brazo y, con un rugido que resonó a través del caos, se lanzó hacia Enigma una vez más. Cada paso, cada movimiento, mostraba que el chico que Enigma había creado y manipulado ya no estaba bajo su control. Lincoln había tomado el control de su destino, y esta vez, nadie lo detendría.

"Soy Lincoln Loud..." murmuró, mientras la furia en su interior se desbordaba, listo para acabar con su opresor.

El ambiente estaba cargado de una tensión insoportable, con los restos de la batalla esparcidos por toda la ciudad. Enigma, el villano que había creado a Lincoln, ya no era más el ser que dominaba la situación. Su propia creación, en su forma monstruosa, estaba sometiéndolo sin piedad.

Lincoln, impulsado por una furia desenfrenada, lo levantó con una fuerza devastadora. Enigma intentó defenderse, pero su armadura, que antes había sido su mayor ventaja, ahora se rompía bajo la violencia de los golpes. Cada impacto resonaba por toda la ciudad como un trueno, y el sonido de la armadura crujiente mezclado con los gritos de Enigma era aterrador.

"¡No... no puedes hacer esto!" Enigma gritaba mientras su cuerpo era golpeado sin descanso. Los golpes de Lincoln eran tan poderosos que la armadura comenzaba a quebrarse, y los huesos de Enigma crujían bajo el poder de cada golpe. Su respiración se volvía cada vez más dificultosa, y su cuerpo temblaba con cada nuevo impacto.

"¡Suficiente! ¡Basta!" Enigma gritó, su tono lleno de desesperación y dolor. Pero Lincoln, en su estado de furia, no lo escuchaba. El chico que había sido manipulado y controlado por él durante tanto tiempo ahora era un volcán de emociones, liberando todo el sufrimiento que había acumulado durante años.

Lincoln, en su forma monstruosa, no mostró ni la más mínima señal de piedad. Lo levantó una vez más y lo estrelló contra el suelo con una fuerza inhumana, causando que Enigma se desplomara. El sonido del impacto fue ensordecedor, y Enigma sintió como si su cuerpo fuera un saco de huesos rotos. Cada respiración era un esfuerzo monumental.

"¡No!" Enigma gritó, su voz quebrada de dolor. "¡No me mates! ¡Te creé! ¡Te di vida!" Pero, en lugar de escuchar sus súplicas, Lincoln levantó su puño una vez más, listo para golpearlo de nuevo. Sin embargo, en un momento de lucidez que sorprendió incluso a Lincoln, se detuvo.

"¡No..." Lincoln murmuró, su voz temblorosa mientras sus puños permanecían suspendidos en el aire. Algo dentro de él, una chispa de humanidad, lo hizo frenar en seco. Sus ojos, llenos de furia, comenzaron a suavizarse. El monstruo que había sido liberado por Enigma, la furia y el dolor que lo habían invadido, empezaba a disiparse.

Enigma, con su cuerpo en el suelo y su armadura rota, estaba casi inmóvil. Apenas podía respirar, su pecho subía y bajaba con esfuerzo. Los huesos de su cuerpo estaban destrozados, y su mente comenzaba a nublarse por el dolor. Pero cuando vio la mirada de Lincoln, algo en su interior se rompió. Había reconocido una chispa de duda, de humanidad, en los ojos de su creación. Lincoln, al parecer, ya no era el chico que había creado para ser su marioneta.

"¡Ayúdame!" Enigma gritó con desesperación. "¡Lincoln, eres mi creación! ¡Te di vida! ¡Te controlé!" Su voz sonaba suplicante, como un hombre que veía cómo su imperio se desmoronaba frente a él.

Pero Lincoln, que se había detenido en su ataque, ya no lo escuchaba. Algo había cambiado dentro de él. Aunque su furia aún ardía, estaba logrando encontrar una pequeña parte de sí mismo que le decía que Enigma no merecía más que desprecio. "Tú... no eres mi creador..." Lincoln murmuró, su voz áspera y cargada de una energía oscura. "Soy Lincoln Loud. No soy tu experimento... no soy tu juguete."

Enigma, que apenas podía moverse, vio cómo Lincoln se apartaba, dejando su cuerpo en el suelo. Los gritos de ayuda que lanzaba al aire no eran más que una burla de lo que había sido. Sus propios gritos ahora parecían no ser más que un eco de su fracaso. La criatura que había creado para destruir, para servirle, lo había dejado para morirse lentamente en el suelo.

"¡No me dejes así!" Enigma suplicó, su voz temblando de miedo y dolor. "¡Te creé! ¡Te lo di todo! ¡¡Soy tu creador!!"

Pero Lincoln, sin mirar atrás, comenzó a alejarse. Su corazón estaba dividido, pero algo dentro de él le decía que no debía ser el instrumento de destrucción de Enigma. Alzó la cabeza, los ojos reflejando el dolor de una lucha interna, pero su voluntad estaba formada: ya no sería parte de los planes de Enigma. "No... tú no me controlas más." Su voz, aunque fuerte, tenía un tono de resolución.

Enigma, tendido en el suelo, comprendió que había perdido. No podía moverse, ni siquiera defenderse. La creación que había creído dominarlo todo ahora lo miraba desde lejos, una sombra de lo que había sido. Enigma quedó allí, derrotado, con el eco de su fracaso resonando en su mente, mientras Lincoln, aunque no completamente libre, comenzaba a tomar su propio camino.

Lincoln, aunque todavía con algo de tensión en su mirada, se acercó a Kipo, quien estaba tirada en el suelo, luchando por mantenerse consciente. La joven heroína había soportado mucho, su cuerpo herido, su respiración entrecortada y el dolor reflejado en su rostro. Pero cuando Lincoln se acercó, el monstruo dentro de él parecía calmarse, como si su propósito de destrucción ya hubiera encontrado un final.

Con un gesto inesperado, Lincoln la levantó con cuidado, envolviendo sus brazos alrededor de su cuerpo y alzándola como si fuera una princesa, sin mostrar más agresión, sino solo una preocupación genuina. Sus ojos se suavizaron mientras la miraba, notando lo frágil que parecía en ese momento, algo completamente diferente al poder que mostraba cuando estaba luchando.

"Ya estás a salvo," dijo Lincoln, su voz mucho más tranquila que antes, casi un susurro mientras la cargaba. "Te prometo que no dejaré que te pase nada más." Aunque su tono era suave, sus palabras estaban llenas de una determinación que Kipo, aún aturdida, podía percibir. Era el chico que había conocido, el amable y protector Lincoln, no la monstruosa criatura que había luchado con ella hace solo unos momentos.

Kipo, que apenas podía mantener los ojos abiertos, miró a Lincoln con una mezcla de sorpresa y gratitud. Había visto cómo se había descontrolado, pero ahora, lo único que veía era a alguien dispuesto a protegerla, aunque no estuviera completamente consciente de cómo estaba manejando esa situación.

Mientras tanto, Sticker Voss, desde lejos, observaba la escena en silencio, su mente girando rápidamente al procesar lo que había sucedido. "Vaya... qué relación tan extraña," pensó para sí mismo, aún recuperándose de su propia batalla con Enigma. La forma en que Lincoln había cambiado, de ser una furia imparable a este gesto protector con Kipo, lo confundía.

No era la primera vez que veía a héroes actuar de maneras inesperadas, pero esto era diferente. Aquí había algo más personal, algo que no podía definir con claridad. Lo que más le sorprendía era que, a pesar de la furia que Lincoln había mostrado antes, ahora parecía un chico completamente distinto, alguien capaz de cuidar de los demás, de preocuparse por su bienestar a pesar de lo que había pasado.

"¿Es esto lo que los héroes realmente hacen?" Pensó Sticker Voss, mientras observaba cómo Lincoln cuidaba de Kipo. Aunque no sabía qué le depararía el futuro a Lincoln, al menos por ahora, había tomado una decisión que lo hacía parecer más humano que nunca.

Mientras tanto, Lincoln continuaba cargando a Kipo, asegurándose de que estuviera segura en sus brazos. A pesar de las cicatrices del enfrentamiento, algo había cambiado dentro de él. Ya no era el chico que había sido manipulado, ni el monstruo creado por Enigma. Era simplemente Lincoln Loud, alguien que había decidido luchar por lo correcto, aunque la batalla estuviera lejos de terminar.

Y solo quedaba una pregunta si aire ese suero que creo el padre de kipo sería suficiente para volver a la normalidad a Lincoln?

Fin del capítulo

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