esto que siento es amor?
Regresando a la actualidad...
Kipo se encontraba en la habitación de Lincoln, iluminada por la luz suave que entraba por la ventana. En su mano, llevaba una pequeña bolsa con varios artículos. La puerta estaba entreabierta, y ella se asomó antes de entrar, asegurándose de que nadie más estuviera allí. Sabía que era importante para Lincoln recibir apoyo durante su recuperación, y estaba decidida a alegrarle el día.
Al entrar, Kipo se sorprendió al ver una mesa llena de regalos y cosas que sus amigos habían traído para Lincoln. Había una mezcla de cartas, juguetes y algunos dulces. Sonrió al ver la dedicación de todos, aunque su corazón se apretó al recordar lo que había pasado y cómo se sentía responsable por ello.
“Hola, Lincoln,” dijo Kipo suavemente, dejando caer la bolsa en la mesa. “Te traje algo.”
Lincoln, que estaba sentado en la cama con una sonrisa cansada, levantó la vista al escuchar su voz. “¿Qué tienes ahí?” preguntó, su voz aún sonando débil pero llena de curiosidad.
Kipo se acercó, sacando cuidadosamente una pequeña caja de la bolsa. “Son algunos de tus snacks favoritos. Pensé que te gustaría un poco de energía mientras te recuperas.”
Al abrir la caja, Lincoln rió suavemente al ver sus galletas favoritas. “Eres la mejor, Kipo. Esto me alegra el día.”
Mientras Lincoln disfrutaba de los bocados, Kipo notó que había otros objetos sobre la mesa. “Parece que no soy la única que vino a visitarte,” comentó, mirando las cartas que sus amigos habían escrito.
“Sí, todos han estado aquí. Clyde trajo un juego de mesa y Rusty dejó un dibujo que hizo para mí,” respondió Lincoln, señalando la colorida ilustración. “A veces creo que este lugar es más una fiesta que un hospital.”
Kipo sonrió, sintiendo un alivio momentáneo al ver a Lincoln más animado. “Me alegra saber que todos están apoyándote. Te lo mereces después de todo lo que has pasado.”
Lincoln tomó un respiro profundo, su expresión tornándose un poco más seria. “No quiero que sientas que es tu culpa. Lo que pasó no fue por ti, Kipo. Fue un accidente... y estoy aquí gracias a todos ustedes.”
Kipo sintió una mezcla de emociones al escuchar eso. “Gracias, Lincoln. Pero no puedo evitar sentirme responsable. Si no hubiera estado involucrada, tal vez no te hubiera pasado nada.”
“Lo importante es que estás aquí ahora,” respondió Lincoln, extendiendo su mano hacia Kipo. “Y yo quiero que estemos juntos en esto. ¿Me acompañarías a ver una película después de que me den el alta? Será nuestra manera de celebrarlo.”
Kipo sonrió al escuchar su propuesta. “¡Eso suena genial! Solo asegúrate de salir de aquí pronto, porque estoy lista para mostrarte algunos lugares increíbles.”
“Prometido,” dijo Lincoln, sintiéndose más motivado que nunca.
A pesar de las circunstancias difíciles, la conexión entre ellos se fortalecía, llenando la habitación con un aire de esperanza.
Mientras Kipo seguía conversando con Lincoln, él la miraba con admiración. Sin pensarlo y creyendo que sus pensamientos eran solo para él, dejó escapar una frase que no esperaba que se pronunciara en voz alta.
“Cuando sonríes, te ves muy hermosa,” dijo Lincoln, su voz sincera y sin filtros.
Kipo se detuvo en seco, sorprendida por las palabras de Lincoln. Sus mejillas se tiñeron de rojo, y rápidamente desvió la mirada hacia el suelo, sintiéndose un poco abrumada. “Oh... eh, gracias,” balbuceó, sintiéndose incómoda pero también encantada.
Lincoln se dio cuenta de lo que había dicho y, al ver su reacción, una sonrisa se dibujó en su rostro. “Lo siento, no quería incomodarte. Simplemente... no puedo evitarlo,” añadió, un poco sonrojado él mismo.
“No, está bien. Solo... no esperaba que lo dijeras,” respondió Kipo, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza. “Eso es muy dulce de tu parte.”
El ambiente en la habitación se volvió más ligero, y ambos compartieron una sonrisa tímida. Aunque la situación en el hospital era difícil, esos pequeños momentos de conexión hacían que todo pareciera un poco más llevadero. Kipo se sintió un poco más en confianza, y Lincoln, por su parte, se alegraba de poder expresarle lo que realmente pensaba.
“Solo quiero que sepas que estás haciendo que mi recuperación sea mucho más fácil,” dijo Lincoln, buscando su mirada. “Tu apoyo significa mucho para mí.”
Kipo sonrió, recuperando la compostura. “Y siempre estaré aquí para ti, Lincoln. Prometido.”
A pesar de los retos que enfrentaban, el vínculo que estaban forjando se fortalecía con cada palabra y cada sonrisa compartida.
Mientras la conversación fluía entre ellos, Lincoln tomó un respiro profundo, sintiéndose cada vez más cómodo con Kipo a su lado. Después de un momento de reflexión, decidió compartir otro pensamiento que había estado en su mente. “Kipo, tengo que admitir que... eres una persona peculiar.”
Kipo lo miró con curiosidad, frunciendo el ceño. “¿Peculiar? ¿Eso es malo?”
Lincoln sacudió la cabeza rápidamente. “¡No! De hecho, es todo lo contrario. Quiero decir, tú eres especial. Tu forma de ver las cosas, tu forma de ser… siempre logras hacerme sonreír, incluso en los momentos difíciles.”
Kipo sonrió, sintiéndose aliviada y halagada. “Eso es bueno escuchar. A veces me pregunto si ser diferente es algo malo.”
“Para nada,” respondió Lincoln, inclinándose hacia ella. “Ser diferente es lo que te hace única. Y a mí me gusta esa parte de ti. Siempre encuentras formas de ver el mundo que son... sorprendentes.”
Ella se sonrojó un poco, sintiendo que sus inseguridades se desvanecían ante la sinceridad de Lincoln. “Gracias, Lincoln. Eso significa mucho para mí. A veces me siento sola en mi peculiaridad.”
“¿Sola? ¡Nunca! Siempre estaré aquí para ti. Y si alguna vez te sientes fuera de lugar, recuerda que yo también me siento así a veces,” dijo Lincoln, su mirada transmitiendo un sentido de comprensión mutua.
Kipo asintió, sintiendo que ese pequeño intercambio había fortalecido su conexión. “Eso suena bien. Creo que juntos podemos ser un par de peculiares.”
Ambos rieron, compartiendo una momentánea alegría en medio de la adversidad, reforzando su vínculo y recordando que ser diferentes no solo era aceptable, sino que también era algo hermoso.
La conversación entre Lincoln y Kipo había tomado un giro más íntimo. Ambos, sin darse cuenta, se acercaron lentamente el uno al otro, sus miradas fijas y sus corazones latiendo con fuerza. Era un momento cargado de emoción, donde el mundo exterior parecía desvanecerse y solo existían ellos dos.
Justo cuando estaban a punto de cruzar esa línea y darse un beso, la puerta de la habitación se abrió de golpe. Una enfermera entró, empujando un carrito con suministros médicos, rompiendo el hechizo del momento.
“Oh, lo siento,” dijo la enfermera, sonriendo mientras se percataba de la atmósfera. “No quise interrumpir.”
Kipo se apartó rápidamente, sonrojándose mientras miraba hacia otro lado, sintiéndose un poco avergonzada. Lincoln también retrocedió, sintiendo que su corazón se aceleraba más por la sorpresa que por la cercanía de Kipo.
“No hay problema,” murmuró Lincoln, tratando de recuperar la compostura. “Solo estábamos hablando.”
“Es bueno ver que ambos están en buena compañía,” comentó la enfermera, organizando los materiales en el carrito. “Asegúrense de que Lincoln se mantenga cómodo. Estará aquí por un tiempo, así que cualquier cosa que necesite, háganmelo saber.”
Kipo sonrió tímidamente, aún sintiendo la electricidad del momento anterior. “Claro, gracias.”
Mientras la enfermera se ocupaba de los quehaceres rutinarios, Kipo y Lincoln intercambiaron miradas rápidas, conscientes de lo que había casi sucedido. A pesar de la interrupción, ambos sabían que ese instante había significado algo especial. Y aunque la enfermera estaba presente, la conexión entre ellos había crecido, dejando una chispa de esperanza y emoción en el aire.
La enfermera continuó con sus tareas, pero Kipo no podía dejar de pensar en el momento que casi compartió con Lincoln. Su corazón latía con fuerza, y aunque la presencia de la enfermera había interrumpido su conexión, algo dentro de ella sentía que ese momento era solo el comienzo.
Mientras la enfermera terminaba de organizar las cosas, Kipo se acercó a Lincoln, sintiendo que era el momento de despedirse. Con una mezcla de nerviosismo y determinación, tomó una respiración profunda.
“Bueno, creo que debo irme,” dijo Kipo, con una voz suave. “No quiero interrumpir más.”
Lincoln asintió, sintiendo un pequeño vacío al saber que Kipo se iba. “Está bien. Gracias por venir. Realmente significa mucho para mí.”
Sin pensarlo dos veces, Kipo se inclinó hacia él y le dio un rápido beso en la mejilla, una acción impulsiva pero llena de cariño. “Cuídate, Lincoln,” murmuró, sonrojándose al darse cuenta de lo que había hecho.
Antes de que él pudiera responder, Kipo se dio la vuelta y salió de la habitación, su rostro aún enrojecido por la vergüenza y la emoción. A medida que se alejaba, una sonrisa de felicidad se dibujó en sus labios. Había dejado a Lincoln con una sensación de calidez y esperanza, y aunque su corazón latía desbocado, sabía que ese momento había sido especial para ambos.
Lincoln, por su parte, se quedó mirando la puerta por donde Kipo había salido, tocándose la mejilla donde ella lo había besado. Una sonrisa se dibujó en su rostro, sintiendo que el vínculo entre ellos se había fortalecido aún más.
Fuera del hospital...
Kipo caminaba por la acera, con la cabeza baja y completamente sonrojada. El beso en la mejilla que le había dado a Lincoln le seguía dando vueltas en la cabeza. "¿Por qué hice eso?" se preguntaba, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. El momento había sido tan inesperado, pero había sentido una conexión que no podía ignorar.
Mientras caminaba, su mente estaba llena de pensamientos sobre Lincoln. "Es tan lindo y tiene tantas cosas que me encantan," reflexionó. Recordaba su risa, su manera de ser amable con todos y cómo siempre parecía saber qué decir para hacerla sentir mejor. Pero, a pesar de esos pensamientos felices, también sentía un peso en el pecho.
El miedo la invadía. "¿Qué pasaría si se entera de quién soy realmente?" se cuestionaba. Sabía que Lincoln veía a la Heroína Jaguar como una figura de admiración, pero no estaba segura de cómo reaccionaría si descubriera que esa misma chica era ella. La dualidad de su vida la atormentaba. Una parte de ella quería ser honesta y mostrarle su verdadero yo, pero la otra parte temía que eso pudiera arruinar lo que habían comenzado a construir.
Kipo se detuvo en medio de la acera, respirando profundamente. Tenía que ser valiente. "Tal vez, cuando salga del hospital, pueda explicarle todo," pensó, tratando de convencerse de que tenía que enfrentar sus miedos. Sin embargo, una parte de ella dudaba, preguntándose si Lincoln podría aceptarla no solo como la chica que le gusta, sino también como la heroína que había estado luchando por la ciudad.
Con el corazón palpitante, Kipo se dirigió a casa, esperando que el tiempo le diera las respuestas que necesitaba y, tal vez, una oportunidad para ser completamente sincera con Lincoln.
En una oscura y solitaria fábrica...
Enigma estaba sentado en el suelo frío de su taller, jadeando pesadamente. Su cuerpo estaba marcado por las recientes confrontaciones, con cortes y moretones que evidenciaban el daño que había sufrido durante su encuentro con Kipo, la Heroína Jaguar. La pelea había sido más intensa de lo que había anticipado. Había subestimado la determinación de Kipo, y ahora se encontraba no solo lastimado, sino también frustrado por el estado de su armadura.
Miró a su alrededor, rodeado de herramientas desparramadas y piezas de metal descompuestas. Su armadura, que había sido diseñada para ser una máquina de captura eficiente, estaba dañada y necesitaba reparaciones urgentes. La lucha había dejado marcas significativas en la tecnología que había creado, y se preguntaba si podría hacer los ajustes necesarios para que la armadura pudiera enfrentar a Kipo en una futura confrontación.
"¿Por qué tuve que subestimar a esa chica?" se reprochó a sí mismo, mientras tocaba suavemente una herida en su costado. “Nunca más cometeré el mismo error.” La imagen de Kipo, poderosa y decidida, seguía atormentando su mente. Había algo en ella que lo había sorprendido, y eso lo llenaba de una mezcla de rabia y admiración.
Se levantó con dificultad, su cuerpo protestando por el movimiento, y se dirigió a su mesa de trabajo. La armadura yacía allí, su superficie oscura ahora marcada y desgastada. Tenía que repararla, no solo para poder capturar a Kipo, sino para reafirmar su propia imagen como el cazador que solía ser.
Con manos temblorosas pero decididas, comenzó a trabajar. Sabía que debía reforzar las áreas débiles, mejorar la agilidad y, sobre todo, asegurarse de que no se repitieran los errores del pasado. Cada golpe de herramienta sobre la metalera resonaba en la habitación, y con cada ajuste, se sentía más en control.
Mientras soldaba una pieza, su mente divagó a su relación con Lio Oak, el padre de Kipo. No podía dejar de pensar en cómo se había encontrado investigando a su hija sin saber que era su hija. Esa conexión lo inquietaba. “Si tan solo supiera...,” pensó, dejando escapar un suspiro. “Pero no puedo dejar que eso me detenga. Kipo es solo un obstáculo en mi camino.”
A medida que avanzaba con las reparaciones, el rencor y la determinación se acumulaban dentro de él. Tenía que prepararse para el siguiente encuentro, para demostrar que no era solo un cazador, sino un depredador astuto y eficiente. Con un último golpe de soldadura, se apartó para observar su obra. La armadura aún no era perfecta, pero se sentía un paso más cerca de lograr lo que había planeado.
"Esta vez, no me detendré," murmuró para sí mismo, apretando los puños con determinación. La próxima vez que se enfrentara a Kipo, estaría listo para capturar a la Heroína Jaguar y reclamar su lugar como el verdadero cazador de la ciudad.
Fin del capítulo
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