Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

dónde estoy

Lincoln abrió los ojos lentamente, con la vista borrosa y la cabeza aún doliéndole. La última imagen en su mente era el rostro del hombre que le había disparado. El pánico intentaba hacerse paso en su mente mientras miraba a su alrededor, solo para descubrir que estaba dentro de lo que parecía ser una ambulancia en movimiento.

Intentó mover sus brazos, pero pronto notó que estaba sujeto con correas a la camilla. Su cuerpo aún se sentía débil, y al intentar hablar, apenas pudo susurrar:

— ¿Dónde… dónde estoy?

Uno de los hombres que iba sentado a su lado notó que Lincoln había despertado y, sin mostrar ninguna empatía, solo se limitó a decir con una sonrisa fría:

— Buenas noches, chico. Qué bueno que ya estés despierto.

Lincoln intentó procesar lo que oía, pero estaba aturdido y confundido. Lo único que recordaba con claridad era aquel hombre que le disparó, y ahora estaba ahí, en una ambulancia con extraños que claramente no eran paramédicos.

— ¿Qué… qué están haciendo? —preguntó con voz temblorosa, su garganta seca por la confusión y el miedo.

La mujer que conducía giró un momento la cabeza para observarlo por el retrovisor. Su mirada era afilada y llena de una frialdad que hizo que Lincoln sintiera un escalofrío en la espalda.

— No te preocupes, niño. Solo vamos a llevarte a un lugar especial. Alguien importante quiere verte.

— ¿Alguien… importante? —repitió Lincoln, sintiendo que el miedo se convertía en una mezcla de rabia y desesperación—. ¿Qué quieren de mí?

El otro hombre, que hasta entonces había permanecido en silencio, se inclinó hacia él y le susurró en tono burlón:

— Digamos que tienes algo que nuestro jefe desea mucho. Así que cálmate y disfruta del viaje.

Lincoln empezó a retorcerse, intentando librarse de las correas, pero su cuerpo aún estaba débil, y sus esfuerzos apenas causaron ruido.

Dentro de su mente, solo pensaba en Kipo, en su familia, en que ellos seguramente ya debían haberse dado cuenta de su ausencia. Solo esperaba que, de algún modo, alguien lo encontrara antes de que estos desconocidos lograran hacerle lo que sea que tuvieran planeado

Lincoln seguía luchando, moviéndose desesperadamente en la camilla, intentando liberar sus muñecas de las correas, pero su cuerpo aún estaba débil. La incertidumbre y el miedo lo empujaban a hacer cualquier cosa para escapar, aunque sus fuerzas flaquearan. La situación no parecía tener salida.

La mujer que conducía miró nuevamente a través del retrovisor, visiblemente irritada por sus intentos de resistencia. Chasqueó la lengua y, con voz fría, dijo:

— Ya es suficiente. Sedénlo de una vez.

Uno de los hombres junto a Lincoln asintió y sacó una jeringa con un líquido transparente. Al verla, el pánico de Lincoln se intensificó; trató de forcejear con todas sus fuerzas, moviendo los brazos y piernas como podía, aunque las correas lo mantuvieran firme.

— ¡No! ¡Déjenme! —gritó, su voz desgarrada por la desesperación.

— Será más fácil para todos si cooperas, chico —murmuró el hombre, sosteniendo la jeringa en alto mientras se acercaba a Lincoln con calma, como si estuviera acostumbrado a lidiar con prisioneros aterrorizados.

Lincoln sintió la aguja acercarse y, con el último esfuerzo que le quedaba, gritó con toda la fuerza de su voz, esperando que, de alguna forma, alguien pudiera oírlo:

— ¡Ayuda! ¡Por favor, alguien…!

Pero antes de que pudiera terminar su súplica, sintió el pinchazo de la aguja en su brazo. El sedante comenzó a recorrer sus venas, y una pesadez indescriptible invadió su cuerpo. Su visión se volvió borrosa nuevamente, y sus párpados empezaron a cerrarse.

Lo último que vio antes de sucumbir por completo fue la mirada fría y despiadada de los hombres a su alrededor.

La mujer miró a los hombres con una expresión de disgusto y dejó escapar un suspiro de exasperación mientras volvía su atención a la carretera. La tensión en el ambiente se sentía densa, y al parecer, la paciencia de ella ya estaba al límite.

— Escúchenme bien —dijo, su tono seco y cortante, sin apartar la vista del camino—. La próxima vez que alguno de ustedes la cague, como es costumbre, no tendré problemas en cortarles la lengua personalmente.

Los dos hombres se miraron, visiblemente tensos, y asintieron sin decir una palabra. Ninguno se atrevía a cuestionarla. Sabían que no era una amenaza vacía. Trabajar para Enigma no era algo que permitiera margen de error, y las consecuencias de fallar o de mostrar debilidad eran severas.

— Solo asegúrense de que el chico llegue sin ningún otro inconveniente. —El tono de ella era gélido, cargado de impaciencia—. Y si vuelve a despertar, sedénlo de inmediato. No quiero que haya más problemas.

Los hombres intercambiaron miradas, asintiendo obedientemente. La mujer tenía la reputación de ser implacable y de cumplir cada palabra que decía.

Lincoln abrió lentamente los ojos, sintiendo su cuerpo pesado y adolorido. Su visión era borrosa al principio, pero poco a poco comenzó a enfocarse. Miró a su alrededor, con el corazón palpitando con fuerza mientras intentaba comprender dónde estaba. Esto definitivamente no era el hospital; el lugar en el que se encontraba tenía una atmósfera fría y sombría, como si fuera un laboratorio o una instalación clandestina. Las paredes eran de metal, con luces tenues que lanzaban sombras amenazantes por todas partes.

Mientras observaba con cuidado, su atención fue capturada por un sonido aterrador: gritos lejanos de lo que parecían ser animales... y, de vez en cuando, voces humanas en estado de agonía. El eco de esos gritos le heló la sangre y le hizo sentir una profunda inquietud. Parecía que venían de más allá de las paredes, resonando a través de los pasillos.

Se levantó lentamente, tambaleándose un poco mientras intentaba mantener el equilibrio. "¿Dónde... dónde estoy?", murmuró para sí mismo, su voz temblorosa. En ese momento, comenzó a recordar fragmentos de lo que había sucedido antes: el hombre que le había disparado, la operación en el hospital... y luego, todo se volvía borroso.

Los gritos se hicieron más fuertes, mezclándose con el sonido de cadenas y golpes. Era evidente que el lugar estaba lleno de algo más que máquinas y herramientas; había otros seres, personas y animales, sufriendo. Lincoln sentía un nudo en el estómago, y su respiración se aceleró mientras pensaba en lo peor. ¿Qué clase de lugar era este, y quién lo había llevado hasta allí?

Lincoln bajó la mirada y se dio cuenta de que tenía una gruesa cadena de metal alrededor de sus tobillos, conectada firmemente a la pared detrás de él. Tiró con todas sus fuerzas, sintiendo cómo la cadena cortaba en su piel, pero era inútil; la cadena estaba demasiado apretada y bien asegurada. A pesar de sus intentos, el metal no cedía, y cuanto más luchaba, más le dolían los pies.

La frustración comenzó a invadirlo mientras intentaba una y otra vez liberarse. Sus manos temblaban de la impotencia, y empezó a respirar más rápido, con el sonido de los gritos de fondo aumentando su ansiedad. "No… no puede ser… ¡no me voy a quedar aquí!", pensó, negándose a aceptar que estaba atrapado. Intentó calmarse, evaluando la situación. Observó a su alrededor, buscando algo que pudiera usar para romper la cadena o aflojarla, pero no veía nada útil en la pequeña y sombría celda.

De repente, un sonido de pasos resonó en el pasillo, cada vez más cerca. Lincoln contuvo la respiración, el miedo mezclándose con la determinación. Sabía que quienquiera que se acercara podría ser la clave para entender dónde estaba… o para salir de allí.

Los pasos se detuvieron frente a la puerta de su celda, y un instante después, esta se abrió con un chirrido. Lincoln miró hacia la entrada, su cuerpo tenso y en alerta, cuando un hombre alto y de aspecto imponente entró en la habitación. Vestía un traje oscuro impecable y una expresión fría y calculadora en su rostro, con una ligera sonrisa que no prometía nada bueno. A Lincoln no le resultaba familiar, pero la sensación de peligro que emanaba aquel hombre era inconfundible.

"Bueno, bueno, parece que el pequeño héroe ha despertado", dijo el hombre en un tono suave pero gélido. Lincoln lo miró sin responder, intentando comprender quién era y qué quería de él.

"¿Quién eres tú? ¿Qué es este lugar? ¿Por qué estoy aquí?", preguntó Lincoln, tratando de mantener su voz firme a pesar del miedo que sentía.

El hombre sonrió con desprecio. "Me puedes llamar Enigma, y este… bueno, este es mi pequeño laboratorio. Aquí realizo experimentos, pruebas… Digamos que me gusta explorar los límites de lo que es posible". Hizo una pausa, observando a Lincoln con una mezcla de curiosidad y algo que parecía diversión. "Y tú, jovencito, pareces un espécimen interesante".

"¿Qué… qué quieres de mí?" Lincoln retrocedió instintivamente, aunque la cadena en su pie lo mantenía en su lugar. "No te conozco ni tengo nada que ver contigo".

"Eso es lo que tú crees", replicó Enigma, con tono burlón. "Verás, Lincoln, conoces a alguien que ha estado interfiriendo en mis asuntos… tú y esa amiga tuya, la llamada Heroína Jaguar, han hecho bastante ruido en la ciudad últimamente, ¿no es así? Y luego está tu abuelo, Leonardo. Me costó mucho tiempo y esfuerzo evitar sus planes, y ahora he decidido cambiar de estrategia".

Lincoln parpadeó, confundido. ¿Leonardo? ¿Qué tenía que ver su abuelo en todo esto? "¿Mi abuelo? ¿Qué tienes contra él?".

"Digamos que viejas rencillas", respondió Enigma, con un tono más sombrío. "Pero no te preocupes. Muy pronto, entenderás tu papel en todo esto… y cuando lo hagas, tal vez ya no te importe tanto volver a ver a tu abuelo o a tus amigos. Tengo grandes planes para ti, Lincoln. Vas a ser… especial".

Lincoln sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo al ver la expresión de Enigma. No entendía completamente lo que aquel hombre estaba diciendo, pero su instinto le decía que estaba en peligro, y necesitaba encontrar una forma de salir de allí, antes de que los "planes" de Enigma se hicieran realidad.

Enigma miró a Lincoln una última vez antes de girarse hacia la puerta, y justo antes de salir, lanzó una frase que resonó en el silencio de la celda.

"Recuerda esto, Lincoln: el destino de todos tus seres queridos depende de lo que decidas hacer aquí. Quizá no lo entiendas ahora, pero pronto sabrás que no hay escapatoria. Eres la pieza clave de mi plan".

Con una sonrisa que destilaba malicia y frialdad, Enigma salió, cerrando la puerta tras de sí con un eco que retumbó en la cabeza de Lincoln. La frase "eres la pieza clave de mi plan" se repetía en su mente, como un mantra que no podía apartar.

Lincoln respiró hondo, tratando de calmarse mientras analizaba la situación. Estaba encadenado, en un lugar desconocido, sin una sola pista sobre la ubicación de este “laboratorio” ni sobre los planes de Enigma. Pero una cosa era segura: no podía quedarse allí y dejar que alguien como él controlara su destino… y menos si su familia y sus amigos estaban en peligro.

Lincoln se concentró, evaluando la cadena en su pie y la pared que lo retenía. Aunque no era fuerte como Kipo o su abuelo, sabía que su inteligencia y determinación eran sus mayores herramientas. Necesitaba un plan. "Soy la pieza clave", pensó, dándose ánimos. "Y también soy el hombre del plan. Tengo que salir de aquí".

Con cada segundo que pasaba, Lincoln buscaba posibles puntos débiles en la cadena, en el anclaje o cualquier detalle en su entorno que pudiera darle una ventaja. Enigma podía tener un plan para él, pero Lincoln estaba decidido a encontrar la manera de convertir ese plan en su oportunidad para escapar.

Lincoln volteó, y su respiración se detuvo al ver la escena perturbadora. A través de una pequeña abertura en la puerta de su celda, observó a una persona con un traje de protección arrastrando a otra figura inerte por el pasillo. El cuerpo que era arrastrado no daba señales de vida, sus extremidades flácidas se golpeaban contra el suelo sin reacción alguna. Pero lo que realmente le heló la sangre fue el líquido negro que brotaba del cuerpo, formando un rastro viscoso a medida que avanzaban.

Era evidente que lo que le había sucedido a esa persona no era natural, y el líquido negro parecía una señal de que algo mucho más oscuro y peligroso estaba ocurriendo en ese lugar. Lincoln tragó saliva, sintiendo cómo una mezcla de miedo y desesperación se apoderaba de él.

Los ecos de las pisadas del sujeto con el traje de protección resonaban en el pasillo, y Lincoln se obligó a apartar la vista, temiendo que lo descubrieran. Sin embargo, su mente no dejaba de imaginar qué clase de experimentos enfermizos se estaban realizando allí y qué papel quería Enigma que él cumpliera en todo esto.

“Tengo que salir de aquí… y rápido”, pensó Lincoln con determinación renovada. Sabía que no podía permitirse terminar como aquella persona inerte.

Lincoln inspeccionó cada rincón de su celda, buscando algún punto débil en las paredes, el suelo o el techo. Sin embargo, mientras más miraba, más claro se hacía que quien había diseñado ese lugar había pensado en todo. Las paredes eran gruesas y reforzadas, sin fisuras aparentes; el suelo estaba hecho de un material frío y resistente, y la cadena en su tobillo estaba bien anclada a la pared, sin señales de desgaste.

Empezó a darse cuenta de que este no era un simple lugar de encierro. La celda estaba diseñada específicamente para contenerlo, para asegurarse de que no pudiera escapar. Lincoln sintió un escalofrío al comprender la precisión con la que todo había sido preparado. No estaba ahí por accidente; Enigma había planeado cada detalle, había anticipado cada posible movimiento de Lincoln. Este no era el primer plan de Enigma, sino uno cuidadosamente elaborado, hecho para evitar cualquier intento de fuga.

"Este tipo lo pensó todo… como si supiera cómo reaccionaría", se dijo Lincoln en voz baja, sintiéndose cada vez más atrapado. Pero sabía que rendirse no era una opción. La idea de permanecer allí, sujeto a los experimentos y a las maquinaciones de alguien como Enigma, era impensable. Tenía que encontrar una forma, algún punto que su captor no hubiera previsto.

Lincoln cerró los ojos un momento, respirando hondo y calmando su mente. Si Enigma había anticipado su fuerza, tal vez no había considerado algo más: su ingenio, su capacidad de pensar fuera de lo convencional.

En la sala de control, Enigma observaba a través de una pantalla, con una sonrisa burlona en su rostro mientras veía a Lincoln moverse inquieto en su celda. La imagen mostraba cada uno de los intentos frustrados de Lincoln por liberarse, y eso le producía una satisfacción maliciosa.

"Mira cómo luchas, Lincoln," murmuró Enigma para sí mismo, su voz impregnada de desprecio. "Cada intento que haces es solo un recordatorio de lo desesperado que estás. Crees que puedes superar esta situación, que encontrarás un modo de salir. Pero, ¿qué puedes hacer contra lo inevitable?"

Mientras hablaba, Enigma presionó algunos botones en el panel de control. Las luces de la celda de Lincoln comenzaron a parpadear, iluminando el espacio en un brillo intermitente, como si respondieran a sus palabras. Enigma disfrutaba el juego psicológico, sabiendo que Lincoln no podía oírlo, pero sintiendo que cada palabra resonaba en la mente del chico.

"He estado esperando este momento," continuó, su tono volviéndose más amenazador. "El plan es perfecto. No hay escapatoria. Todo lo que te queda es la desesperación y la certeza de que no tienes a dónde ir. Y eso, querido Lincoln, me llena de alegría."

A través de la pantalla, Enigma vio a Lincoln detenerse por un momento, como si sintiera la presión de la situación. La risa de Enigma resonó en la sala, un eco de locura y satisfacción que llenaba el espacio.

"Ya no eres un niño ingenuo que se enfrenta al mundo. Eres el hombre del plan, pero ahora eres solo una pieza en mi tablero. Te observo, te evalúo, y pronto, serás mío."

Con un último vistazo a la pantalla y una sonrisa maliciosa, Enigma se retiró de la sala, dejando a Lincoln atrapado en su celda, completamente inconsciente de lo que su captor había planeado para él.

Kipo llegó a casa, su corazón palpitando con la angustia que había sentido desde que se enteró de la desaparición de Lincoln. La tarde se desvanecía lentamente, y la luz del sol se filtraba por las ventanas, pero el brillo del día no podía iluminar el pesado nudo de preocupación que tenía en el estómago.

Al entrar, se encontró con su madre, Song Oak, en la sala. Su rostro mostraba una mezcla de preocupación y agotamiento. Kipo sintió una punzada de dolor al ver a su madre así, deseando poder aliviar su angustia.

“Mamá,” dijo Kipo, acercándose rápidamente. “¿Han encontrado algo? ¿Tienes noticias de Lincoln?”

Song se volvió hacia ella, los ojos llenos de inquietud. “No, Kipo. No hay rastro de él. La policía sigue buscando, pero no han encontrado nada que nos dé pistas.” Su voz temblaba un poco, reflejando la desesperación que ambas sentían.

Kipo se sentó a su lado en el sofá, sintiendo cómo la tristeza se acumulaba en su pecho. “No puedo creer que esto esté pasando. Lincoln estaba aquí, y de repente… desapareció.” La ansiedad de Kipo se transformó en lágrimas que amenazaban con caer.

“Lo sé, cariño,” dijo Song, tomando la mano de su hija entre las suyas. “Siento que mi corazón se hunde cada vez que pienso en él. Esta situación es devastadora.”

Kipo tragó saliva, tratando de mantener la calma. “No entiendo cómo pudo pasar. ¿Por qué no se puede encontrar? Debería estar aquí con nosotros.”

“A veces, las cosas no tienen sentido. Lo importante es que sigamos buscando y mantengamos la esperanza,” respondió su madre, intentando ser la voz de la razón. “Las cosas a menudo se vuelven oscuras antes de que puedan aclararse. Debemos ser fuertes, juntas.”

Kipo asintió, aunque la desesperación aún pesaba en su corazón. “Quiero hacer algo, mamá. No puedo quedarme de brazos cruzados mientras Lincoln está perdido.”

“Entiendo tu frustración, pero debemos actuar con cautela. La policía tiene su propia forma de hacer las cosas, y tú no debes ponerte en peligro,” advirtió Song, mirando a Kipo con preocupación.

“Prometo que seré cuidadosa,” Kipo aseguró, su voz firme. “Pero tengo que encontrarlo. No puedo dejar que pase más tiempo.”

“Está bien, cariño, pero debes prometer que me mantendrás al tanto de lo que hagas. Quiero que estés a salvo,” dijo su madre, apretando la mano de Kipo con fuerza.

“Lo haré, mamá. Haremos esto juntas. Lincoln necesita que lo encontremos.” Kipo se sintió un poco más fuerte al saber que su madre estaba a su lado, y juntas planearían la mejor manera de buscar a Lincoln y traerlo de vuelta a casa.

Kipo se sentó en su viejo laboratorio, ahora lleno de recuerdos y herramientas de ciencia que había utilizado su madre, Song Oak, antes de renunciar a su carrera. Las paredes estaban adornadas con gráficos, diagramas y notas de experimentos pasados, un testimonio del intelecto y la pasión que su madre había puesto en su trabajo. A pesar de la tristeza que pesaba en su corazón, una chispa de determinación encendió en su interior. Sabía que debía hacer algo para encontrar a Lincoln.

“Mamá, creo que necesito mejorar mi traje,” dijo Kipo, observando las piezas del traje que había estado usando como heroína jaguar. “No puedo salir a buscar a Lincoln así. Necesito más protección y herramientas.”

Song se acercó, sus ojos brillando con una mezcla de nostalgia y orgullo. “Claro, cariño. Siempre supe que un día usarías mis conocimientos para ayudar a los demás. Estoy aquí para ayudarte.”

Juntas, comenzaron a trabajar. Song sacó varias piezas de tecnología que había acumulado a lo largo de los años, algunas de las cuales había diseñado ella misma. “Voy a mostrarte cómo hacer algunas mejoras. Tu traje necesita ser ligero pero resistente, y además, debe permitirte moverte con agilidad.”

Mientras Kipo observaba, su madre comenzó a explicar el proceso. “Primero, necesitamos reforzar la tela. Voy a añadir una capa de un material sintético que absorbe impactos. Así podrás resistir mejor los golpes.”

“Eso suena genial, mamá,” dijo Kipo, emocionada. “¿Y qué más podemos hacer?”

“También podríamos incorporar sensores. Si hay peligro, el traje podrá alertarte antes de que sea demasiado tarde. Y quizás añadir un sistema de comunicación para que puedas mantenerte en contacto conmigo mientras estás en la calle,” sugirió Song.

Kipo sonrió, imaginando cómo sería tener esas mejoras. “Sí, eso sería increíble. ¡Quiero que me avises si algo está mal mientras busco a Lincoln!”

“Exactamente. Pero primero, necesitamos asegurarnos de que todo esté bien ajustado. Vamos a probar diferentes diseños y configuraciones,” respondió Song, metiéndose en la tarea con entusiasmo.

Pasaron horas trabajando juntas, cada momento un recordatorio del vínculo especial que compartían. Song guió a Kipo, mostrándole cómo ajustar los componentes y optimizar el diseño del traje. Kipo se sentía más fuerte con cada mejora, uniendo su conocimiento de la biología de los animales con la ciencia que había aprendido de su madre.

Finalmente, después de varias horas de trabajo, Kipo se miró en el espejo. Su traje había sido transformado: más resistente, con colores vibrantes y detalles que reflejaban su personalidad. “¡Mira, mamá! Esto se ve increíble.”

Song sonrió, satisfecha con su trabajo. “Estoy orgullosa de ti, Kipo. Recuerda, no solo llevas este traje, llevas la esperanza de todos los que se preocupan por Lincoln.”

Kipo sintió una oleada de confianza. “Voy a encontrarlo, mamá. No importa lo que cueste.”

“Y yo estaré aquí, apoyándote en cada paso del camino,” respondió Song, abrazando a su hija. “Ahora, ¿estás lista para salir y buscar a Lincoln?”

“Sí, estoy lista. ¡Vamos a hacer esto!” exclamó Kipo, con determinación. Sabía que la búsqueda no sería fácil, pero con su madre a su lado y su nuevo traje, sentía que podía enfrentarse a cualquier desafío que se le presentara.

Kipo estaba inmersa en la tarea de mejorar su traje con la ayuda de su madre, Song Oak, cuando un destello de luz en la pantalla de la vieja computadora de su padre capturó su atención. La máquina, cubierta de polvo y recuerdos de días pasados, parecía tener secretos que necesitaban ser desenterrados.

“Mamá, ¿puedo ver esos archivos?” preguntó Kipo, su curiosidad creciendo. Sabía que la computadora había sido parte del laboratorio de su padre, y tenía la esperanza de que pudiera contener información sobre el suero que había estado investigando.

Song miró la pantalla y frunció el ceño, dudando un momento. “No estoy segura, Kipo. Esos archivos pueden contener información sensible sobre mis experimentos y los de tu padre.”

Kipo, sintiendo que estaba a punto de descubrir algo crucial, presionó un poco más. “Pero, mamá, necesito saber cómo fue que mi padre llegó a desarrollar ese suero. Quizás pueda ayudar a Lincoln. Necesito saber lo que pasó.”

La mención de Lincoln hizo que la expresión de Song se suavizara. “Lo entiendo, pero esas investigaciones son peligrosas. El suero es inestable, y el mínimo error podría ser fatal. No quiero que te expongas a ese tipo de riesgos.”

Kipo, con una chispa de determinación en los ojos, respondió: “Sé que es peligroso, pero tengo que hacer algo para ayudar a Lincoln. No puedo quedarme de brazos cruzados mientras él está en peligro.”

Song observó a su hija, sintiéndose dividida entre la preocupación y la admiración por la valentía de Kipo. “Kipo, lo que estás proponiendo podría llevarte a situaciones muy peligrosas. No solo estás hablando de un suero; podrías enfrentarte a personas que están dispuestas a hacer cualquier cosa por el poder que eso les otorga.”

Kipo se sintió impulsada a actuar. “Pero si puedo entender cómo funciona, tal vez encuentre una manera de usarlo para salvarlo, para detener a Enigma. No puedo dejar que lo atrapen. Lincoln es mi amigo y no puedo permitir que le pase algo malo.”

Finalmente, después de un breve silencio, Song asintió, aunque con cierta reticencia. “Está bien. Pero prométeme que serás cuidadosa y que no tomarás riesgos innecesarios. Revisaremos los archivos juntas, y si hay algo que pueda ayudarte, lo exploraremos.”

Kipo sonrió, sintiéndose aliviada. “Gracias, mamá. Te prometo que seré cautelosa.” Se acercó a la computadora y comenzó a navegar por los archivos, su corazón latiendo con fuerza mientras buscaba cualquier indicio que pudiera ayudar a Lincoln.

“Recuerda,” le advirtió Song, “la curiosidad puede ser peligrosa. Debemos tener cuidado de no caer en la trampa de esos experimentos.”

Kipo asintió, comprendiendo que cada paso debía ser medido. Mientras escaneaba la pantalla, se sintió impulsada por la necesidad de rescatar a Lincoln y la urgencia de desentrañar los secretos que rodeaban el suero de su padre. Ella sabía que cada descubrimiento podría ser la clave para salvar a su amigo.

Kipo miró la pantalla con atención mientras su madre, Song, comenzaba a explicarle el contenido del archivo.

“Este documento detalla cómo logramos crear el suero. Tu padre trabajó en ello durante años, buscando la forma de extraer y combinar las características más destacadas de varios animales. Todo comenzó con un estudio sobre los jaguares, debido a su agilidad y fuerza.”

Con un clic, Song pasó a la siguiente página, que mostraba diagramas de ADN y notas sobre experimentos previos. “Al principio, fue un desafío. Muchos de los primeros intentos fracasaron, y algunos sujetos no sobrevivieron. Pero tu padre nunca se rindió. Él creía firmemente que podía hacerlo funcionar.”

Kipo escuchó con atención, su corazón latiendo con fuerza mientras su madre continuaba. “Cuando estaba embarazada de ti, tu padre se sintió más confiado en su investigación. Decidió probar el suero en mí, convencido de que tenía una alta probabilidad de éxito. Sabía que, si funcionaba, podría transferir esos poderes a nuestro hijo.”

Kipo miró a su madre con los ojos abiertos de par en par. “¿Te lo dio a ti mientras estaba embarazada de mí? Eso suena muy arriesgado.”

Song sonrió con nostalgia. “Lo era, pero él tenía mucha fe en su trabajo. Cuando me administró el suero, el objetivo era que me ayudara a estar más fuerte y saludable durante el embarazo. Y, como puedes ver, funcionó. Naciste con la capacidad de transformarte y utilizar las habilidades del jaguar.”

“Entonces, ¿mis poderes son porque me diste el suero antes de que naciera?” preguntó Kipo, sintiendo un nuevo sentido de conexión con su madre y su historia familiar.

“Exactamente. Eres el resultado de su dedicación y su deseo de crear algo bueno a partir de lo que había aprendido. Sin embargo, eso también significa que el suero es extremadamente potente y peligroso. Cada dosis que se usa sin cuidado puede tener consecuencias graves,” advirtió Song, su tono volviéndose serio.

Kipo asintió, entendiendo la gravedad de la situación. “Si el suero fue lo que me dio mis poderes, tal vez también pueda ayudar a Lincoln,” dijo, sintiendo una chispa de determinación en su pecho.

“Es un riesgo enorme,” respondió Song. “Debemos ser cautelosos. No sabemos cómo podría reaccionar alguien diferente a mí o a ti. Los efectos pueden ser incontrolables.”

“Pero debemos intentarlo,” insistió Kipo, su voz llena de resolución. “Lincoln necesita nuestra ayuda, y yo quiero hacer todo lo posible para salvarlo.”

Song la miró, su expresión una mezcla de orgullo y preocupación. “Entiendo tu deseo de ayudar a tu amigo, pero también debemos asegurarnos de que tú estés a salvo. Vamos a revisar el archivo juntos y ver si podemos encontrar una forma de hacerlo sin poner en riesgo a Lincoln.”

Con una nueva energía, Kipo se acercó más a la computadora. Estaba decidida a desentrañar los secretos que el suero ofrecía, tanto para entender su propia identidad como para salvar a su querido amigo. Mientras revisaban los documentos, el vínculo entre madre e hija se fortalecía, uniendo sus fuerzas para enfrentar el desafío que se avecinaba.

Mientras Kipo seguía estudiando los archivos en la computadora, su madre, Song, no pudo evitar notar la intensidad con la que se enfocaba en encontrar una solución.

“Kipo,” comenzó Song con un tono ligero, “parece que realmente te importa Lincoln.”

Kipo giró la cabeza, sorprendida por la observación de su madre. “Por supuesto que me importa. Es mi amigo y ha estado ahí para mí en momentos difíciles.”

Song sonrió suavemente, su mirada cálida. “No me malinterpretes, pero hay algo más profundo en cómo hablas de él. Estás dispuesta a arriesgarte, a investigar un suero potencialmente peligroso solo por él. Eso suena un poco más que solo amistad.”

Kipo se sonrojó, sintiendo un torbellino de emociones en su interior. “Bueno, sí, me importa mucho, pero no sé si… si eso significa que estoy enamorada.”

“A veces, los sentimientos pueden ser confusos, especialmente en situaciones como esta. El hecho de que estés dispuesta a hacer cualquier cosa para salvarlo demuestra lo que sientes,” dijo Song, con un tono comprensivo. “Cuando alguien significa tanto para nosotros, nuestra mente busca maneras de protegerlos, incluso si eso implica entrar en situaciones arriesgadas.”

Kipo pensó en las veces que había compartido risas y aventuras con Lincoln, en cómo siempre había estado a su lado, apoyándola en su viaje. “No puedo evitarlo. Lincoln ha estado ahí para mí cuando más lo necesitaba. No solo es mi amigo, es una parte importante de mi vida. Quiero hacer todo lo posible por ayudarlo.”

“Y eso es admirable, Kipo. Pero recuerda que el amor también conlleva responsabilidad. No querrás poner en peligro tu propia vida o la de él sin pensar en las consecuencias.”

Kipo asintió, comprendiendo la advertencia de su madre. “Lo sé, pero no puedo quedarme de brazos cruzados mientras él sufre. Haría cualquier cosa por salvarlo, incluso si eso significa enfrentar a Enigma.”

Song sonrió, sintiendo orgullo por la determinación de su hija. “Esa es la esencia del amor, Kipo: estar dispuesta a luchar por aquellos a quienes quieres. Solo asegúrate de que, mientras luchas por él, también cuides de ti misma. Necesitamos que regreses sana y salva.”

“Lo prometo, mamá,” dijo Kipo, sintiendo una renovada fuerza en su corazón. “No dejaré que nada me detenga. Haré todo lo que esté a mi alcance para salvar a Lincoln y asegurarme de que regrese a casa.”

Con esas palabras resonando entre ellas, madre e hija continuaron revisando los archivos, cada vez más determinadas a encontrar una manera de salvar a Lincoln, sintiendo que sus lazos se fortalecían mientras enfrentaban la incertidumbre juntas.

Fin del capítulo

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro