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18. LARGA DISTANCIA

Adaptaciones autorizada 💙

Taemin se encontraba recostado en su cama, su mirada se perdía en el techo. Un sábado más había llegado. No hablar con Minho había sido muy difícil, tanto que había dejado el loft y se había llevado a kkong a su propia casa. El gato había mirado la sala y contoneándose como un divo había pasado de ella, encontrando sumamente cómoda la habitación de Ten. El felino parecía sentir aprecio por el infante y Taemin jamás discutiría eso.
Los exámenes finales en la Universidad habían atrapado a Taemin, y puesto trabajaba a tiempo parcial en la empresa de Minho, Charlotte solía permitirle desligarse de la empresa por unos días.
Taemin sentía confusión. No por sus sentimientos hacia Minho, esos se mantenían frescos en su corazón. El mayor conflicto de Taemin había sido el suceso con Nam-joon, que ahora los había alejado terriblemente. Al día siguiente de la fiesta había sentido el cuello dolorido, muy lastimado, pero puesto que ni Jinki ni Nam-joon le hubiesen hecho daño, tomo aquel detalle con desinterés.
Los días después de aquel incomodo momento habían fluctuado entre la evasión de Nam-joon y el completo silencio de Jinki. El joven de cabello negro recordaba vagamente abrazar y besar a Minho, pero no era Minho aquel hombre, era Nam-joon. También recordaba vagamente sentir curvas nada masculinas contra su cuerpo, pero también desestimó esos recuerdos.
La puerta se abrió con un golpe y Taemin se incorporó frunciendo el ceño. Normalmente nadie entraba en su habitación, no era común. Pero al ver a Sulli allí, algo tuvo un poco de luz.

Sulli se hallaba vestida con ropa ligeramente holgada, lo que denotaba que había estado en su clase de boxeo. Sujetaba del brazo a Jinki, lo que implicaba que llevaba a su mejor amigo para convencerlo de algo, y parecía sumamente enojada, lo que podía atribuirse a casi cualquier cosa.
- Tenemos que hablar.- dijo Sulli con autoridad mientras se dejaba caer en la cama, justo a la derecha de Taemin. Jinki miro hacia la puerta, la cerró y se sentó justo a la izquierda de su mejor amigo.
- ¿Sobre la fiesta de Taeyon a la cual asistí en una noche de completa locura?.- cuestionó Taemin.
- ¡¿Qué hiciste qué?!.- Sulli gritó dándole un ligero golpe en el brazo a su hermano mayor.- Eso no… era de mi conocimiento.- añadió dirigiéndole una cruenta mirada hacia Jinki, este se encogió de hombros.- No. No quería hablar de ello.- agregó con un resoplido.- Necesito tu ayuda.
- ¿Qué quieres que haga?.- Taemin se mostró rígido, como si a cualquier orden de su pequeña hermana, este saltase.- ¿Es sobre la banda de Ren?.
- Algo así.- murmuró Jinki antes de desviar la mirada hacia la muy interesante repisa de la esquina.
- El dueño de un salón de eventos, de una cadena hotelera temática, hará una reinauguración.- por la suave voz de Sulli, parecía que intentaba decir cada palabra muy cuidadosamente.
- ¿Y han invitado a “Millenium Lillium” como espectáculo de reinauguración?.- cuestionó Taemin.
- No exactamente.- volvió a susurrar Jinki, ahora sumamente intrigado por la pintura de las paredes.
- Necesitan algo intenso y explosivo para la reinauguración de los Salones principales de sus hoteles, veinte en dieciocho estados.- Sulli se detuvo, giró los ojos y después continuó.- Jonghyun y yo queremos esa inauguración, así que nos colamos para intentar agradar al dueño, y sucedió que el dueño nos conocía muy bien.- añadió lentamente. Resaltaba las palabras finales inclinando un poco la cabeza, como si aquello fuese una clave.- Sucede que Kim Heechul, el dueño de los hoteles, conoció a nuestro padre… y nos conocía  a nosotros.- Sulli se detuvo y suspiro profundamente.

Sulli había querido a Son Man, nunca había sido una relación tan tensa como la que tenía con Taemin, y ella parecía reacia a expresar que a pesar de todo, a pesar de lo que Son Man hizo en un momento de locura, ella repelía recordar buenos momentos en los que Son Man no era despreciable para ella.
Taemin también tenía problemas para unificar al padre cariñoso que lo llevaba a las playas de California para aprender a nadar, y el hombre que lo ataco violentamente, el hombre que casi lo asesinó. En algún punto de la vida Lee Son Man se convirtió en alguien irreconocible.

- Heechul quiere pasar tiempo con ustedes.- murmuró Jinki.- Pasar tiempo contigo.

Taemin no podía estar más incómodo, asombrado, confundido y horrorizado – todo a la vez – que en aquel momento. Taemin recapituló la conversación buscando más hasta que comprendió que aquello era imposible

- ¿Qué?.- gritó Taemin.- ¿Conmigo?, ¿cómo en plan, hijo de mi amigo o en plan, acompañante masculino?; ¿Quieres prostituirme?.
- No es lo que piensas.- se defendió Sulli.
- Primero. Si esa fuese la idea, estoy seguro que me ofrecería a mí.- dijo Jinki, mostrándose como el “ligeramente-ególatra-hombre” que todos decían que era.- Yo soy mucho más rentable que tú.
- Esa no es la idea.- puntualizo Sulli con una fría mirada.- Heechul solo quiere pasar tiempo contigo porque eres… gay. Ya sabes, quería conocer al hijo gay de Son Man.- añadió mostrándose confusa con su propia explicación.
- Y es que Kim Heechul es gay.- dijo Jinki.- Quizás es eso de, no me funcionó con el padre, quizás el hijo sea mejor. O algo así.- defendió Jinki con una sonrisa torcida, pareciendo mucho menos incómodo con el asunto.
- No.- espetó Taemin, poniéndose en pie.- Yo también tengo problemas.- añadió entrando en pánico.- Quiero confesar todo lo que sucedió a Minho, desde la fiesta, lo de Nam-joon. Esto es horrible, no quiero herirlo pero prefiero eso a mentirle y que se entere de ello por otros. No necesito agregar a ello que salí con un amigo de mi padre.- agregó antes de hiperventilar.

Jinki pareció muy seguro al ponerse en pie y mirar a Sulli. Los tres jóvenes habían crecido juntos, mejores amigos desde que recordaban, una triada inesperada que parecía conversar con una mirada.

- Hablaré con él.- dijo Jace señalándole la puerta a Sulli.- Es una cosa de hombres, no lo comprenderás.- añadió cuando ella pareció resistirse.

Sulli miro a su hermano una última vez antes de dejar a ambos a solas. Jinki cerró la puerta, puso el seguro, se giró y cruzando los brazos dijo, en un tono terriblemente sereno:

- No digas nada.- cuando Taemin pareció haberse perdido en sus propios pensamientos, Jace sonrió.- No le digas nada a Minho. Nada sobre Nam-joon y lo que pasó.
- Es lo correcto.- murmuró Taemin.
-  Cuando yo comencé a salir con Luna había terminado con una nudista pelirroja, ¿lo recuerdas?.- Jinki se mostraba firme, decidido y Taemin recordó por un momento que el joven alguna vez le había parecido guapísimo. Ahora no parecía ser tan impresionante como Choi Minho, pero veía con orgullo que su amigo era muy atractivo.
- Lo recuerdo.- concedió Taemin.
- Yo salía con la nudista porque… siendo sincero, era sexy, bailaba en un tubo, y tenía las piernas más largas que había visto.- Jinki sonrió como un seductor diablillo.- Pero principalmente salía con ella porque era fácil.- Taemin le dio una mirada entre molesta y conocedora, como si el joven rubio siempre hiciese algo así.- Y porque me recordaba a Luna. No comprendía que me había enamorado de ella sin saberlo. Y cuando ella, Kelly, Kristine, Keysi….- Jinki pareció intentar recordar el nombre de la nudista hasta que se rindió.- El punto es que ella me recordaba a Luna y cuando quiso formalizar una relación me di cuenta de que era Luna la que me gustaba. Ella era la importante en mi vida. Así que corte con ella y le confesé lo que sentía a Luna.
- No tengo ni idea de hacia dónde va esto.- Taemin se había perdido en la conversación.
- Jamás le hable a Luna de la nudista, ni de lo que hacía con ella.- Jinki se mostró casi tan seguro como siempre.- No le diré jamás, no porque no la ame, sino porque temo perderla. Yo te aseguro que Minho te guarda secretos así; un hombre atractivo que se ligó días antes de conocerte, sexo casual que ocurrió un mes antes de que comenzaran a salir de verdad. Esas cosas suceden.
- En verdad, Jinki, no te entiendo.- Taemin frunció el ceño, mirando a su mejor amigo como un perro confuso, incluso inclinó la cabeza ligeramente. 
- Minho no te cuenta todo sobre lo que ha vivido.- dijo Jinki, y aquello fue ligeramente doloroso para Taemin, pues era verdad.- Y no lo hace porque no quiere herirte. Si tú le dices a Minho sobre la terrible estupidez de besar e ir un poquito más lejos con Nam-joon, te va a dejar.- añadió siendo directo y cruel a partes iguales.
- Quizás no lo haga, quizás escuche y me comprenda.- murmuró Taemin, sintiendo las piernas y las manos heladas.

Taemin no recordaba plenamente aquella noche. Recordaba estar encendido, necesitado, buscar el placer. Recordaba haber besado a Nam-joon, recordaba haber querido más del cuerpo de Nam-joon y también recordaba fantasear con Minho. Siempre fantaseaba con Minho. Desde que el hombre carismático tomó su virginidad, el mundo no era el mismo para Taemin, nada era igual.

- Saliste con Nam-joon a pesar de que notaste su interés.- Jinki no dejaba de dar justo en el clavo mientras parecía puntualizar los errores de Taemin.- Lo hiciste incluso cuando llegaste a la fiesta de Taeyon, a quien odias y que es uno de los ex de Minho. Viste las señales y no te detuviste.
- Es verdad.- Taemin se puso en pie y comenzó a caminar de un lado a otro.- Soy terrible, yo ilusione a Nam-joon y no me importó. Soy despreciable.
- No tanto.- Jinki arqueo sus rubias cejas y se acomodó en la cama.- Eres humano y te equivocaste. Así que solo déjalo pasar. Nam-joon probablemente no hablará y tú no lo harás. Taeyon y sus invitados no tienen más relación con Minho.- explicó Jinki y aplaudió con aquella misma sonrisa victoriosa.- Será nuestro secreto. Nadie sabrá de ello.
- Yo lo sabré.- pensó Taemin antes de detenerse ante su amigo.- Aun así no me venderé a Kim Heechul.
- No.- Jinki sacudió la cabeza y sonrió.- Heechul tiene un esposo, un hombre bastante divertido, y tienen un hijo.- comentó Jinki. Taemin se mostró confuso y señaló hacia la puerta.- Sulli no comprende bien la petición de Kim. Heechul solo quiere conocer al hijo mayor de Son Man. Pero Sulli pensó que al escuchar el nombre de Son Man, solo te negarías. Parece que Son Man y Heechul no se separaron en buenos términos.
- ¿Cómo sabes todo eso?.- preguntó Taemin, un tanto asombrado por los detalles que conocía su mejor amigo.
- Simplemente le pregunté a la abuela Imogen.- Jinki se encogió de hombros.- Ya sabes que mis padres casi nunca me prestan atención, así que fui a visitarla y … me hablo de la Universidad de Idris, según sé está ubicada en Europa o algo así. Allí estudiaron nuestros padres, allí se conocieron tus padres, Chanyeol y  mis padres, creo que los de Luna también.
- Hay amistades que son eternas.- dijo Taemin, convencido en parte por las palabras de Jinki.
- Y amores que también lo son.- respondió Jinki. asintiendo con la cabeza.
- Dile a Sulli que me reuniré con el señor Kim.- Taemin miró hacia la mesa de noche, donde una fotografía de Minho junto a él se encontraba.- Pero se lo contaré a Minho. Hablaré con él en la noche.
- ¿Un poco de sexo virtual?.- cuestionó Jinki con burla.
- Eres un pervertido.- respondió Taemin con una sonrisa en los labios, a pesar de tener un tono de malestar.
- No, solo soy joven.- Jinki le tiró un ligero codazo a su amigo y ambos rompieron a reír.

Taemin consideraba seriamente hablar con Minho sobre Kim Heechul, pero el tema de Nam-joon aún lo molestaba.

* * *

Taeyon observó por la ventana de su avión, sus perfectas cejas se encontraban fruncidas por la terrible expresión de ira que su hermoso rostro reflejaba. Siempre había tenido la última palabra, pero Taemin parecía enfrentarla directamente. Sus labios, hermosos y voluptuosos, se contrajeron en una mueca de desprecio. La vez en que Taemin estuvo completamente a su merced, también la había dejado con las palabras en la boca. Recordaba plenamente como había esperado estar a solas con Taemin.

El joven lucía decadente, sensual y perdido. Taeyon una vez se vio así, pero de eso hacía mucho. En ella la belleza pronto le dio todo, pero su inteligencia le permitió cambiar la inocencia por manipulación. Y Taemin no era así. Minho veía eso en el joven de ojos azules, veía la pura inocencia de una criatura imposible de corromper.
Taeyon elevo la pantalla de su celular y presionó el botón para grabar. Se inclinó suavemente sobre Taemin y presionó sus labios contra los suyos. El joven parecía perdido en la fiebre del deseo y con violencia la sujetó de las caderas. Taeyon creyó que aquello podría destrozar a Choi Minho. Un video de su preciado joven siendo corrompido por ella. 
Entonces Taemin, no muy elegantemente, la empujó fuera de la cama. El joven de cabello negro, con la mirada desenfocada, la miraba con desprecio. Taemin comenzó a tallarse los labios con tal fuerza que parecía querer quemarlos.
- Me desagrada.- espetó Taemin.
- Minho me conoce completamente, y yo le conozco.- dijo Taeyon en un tono de superioridad.- Estas manos lo han desnudado miles de veces.- ella sonrió mientras deslizaba sus pálidos dedos sobre sus propias curvas.- Estos labios lo han recorrido con precisión.- sus delgados dedos rozaron los rojizos labios con la suavidad del deseo.- Este cuerpo y el suyo se han pertenecido siempre.
- Muchos han tomado tus besos, tus caricias y tu cuerpo.- espetó Taemin, tambaleándose ligeramente.- Y muchos más tendrán ese honor.- Taemin frunció el ceño como si responder le costase mucho.- Tú eres parte de su pasado y lo has conocido mucho antes que yo.- añadió. Taeyon sonrió regocijándose por lo que creía una derrota de Taemin.- Pero eso no es lo importante.
- Estás diciendo tonterías.- espetó ella, la belleza perdida en aquella mueca de desprecio.
- No es importante lo que hayas vivido con Minho. Claro que es parte de su pasado y parte de lo que lo convirtió en el hombre que conozco.- Taemin hablaba moviendo la mano, desestimando a Taeyon.- Lo importante es apoyarlo siempre que necesite consuelo, es ser quien le da calma y paz cuando el mundo lo tortura. En eso, tú fallas y yo gano.- Taemin se dejó caer en la cama suspirando profundamente.- Yo soy lo que ahora puede hacerlo feliz. Minho ya no depende de ti. Tu presencia en su vida es meramente un recuerdo. Yo soy su realidad.

Taeyon jamás había sentido la necesidad de tomar la vida de alguien, pero en ese momento lo deseo. Sin darse cuenta se encontraba sobre Taemin, sus delicadas manos femeninas envueltas alrededor de la garganta del joven, asfixiándolo con fuerza. Taemin solo sonreía mientras intentaba empujar a Taeyon lejos de él.
La voz de Nam-joon, cada vez más cerca, la hizo apartarse de Taemin. En un humano símbolo de debilidad e ira, Taeyon arrojó el celular contra el suelo. La humillación de la que fue “víctima” no podía simplemente limpiarse.

Taeyon regresó la mirada a su reflejo en la ventanilla del avión. La obstinación de Taemin debía ser sometida por un hombre mucho más despreciable que ella.

* * *

Lee Jong Suk miraba el informe en su escritorio. Inclinó la cabeza y sintió las delicadas manos de su novia Sodam. La joven lo abrazo y recargó su oscura melena en el hombro de su querido y joven detective.
- Mi padre debe ser castigado por muchos cargos.- murmuró Jong Suk.- Lo que hizo en la casa de Son Man solo fue la punta del iceberg. Tiene bastantes caros en varios estados. Algunos incluso fuera del país.
- Si es tan… peligroso, ¿porque no ha sido aprendido ya?.- cuestionó Sodam mirando el computador y las hojas del informe.
- Alguien con cierto “acceso” lo ha estado ayudando.- murmuró Jong Suk en respuesta.
- O lo ha estado utilizando.- Sodam se encogió de hombros y tomó el informe de delitos extranjeros.- Por ejemplo, esta muerte traería muchos beneficios a esta organización.- añadió señalando sobre el papel un nombre.- Y traería muchas retribuciones a tráfico sexual.
- Así que hace el trabajo sucio por sexo fácil.- espetó Jong Suk antes de fruncir el ceño.- Eso suena como a mi padre. Después de todo Gideon dijo que nuestra madre murió por la enfermedad de transmisión sexual, culpa de nuestro “amado” padre.- agregó inclinándose para poder notar ciertos detalles en el informe.- Lavado de dinero, tráfico de ilegales, tráfico sexual. Todo oculto por empresas ficticias. Alguien simplemente parece usar la doble moralidad de mi padre.
- Aún no saben dónde está Hyun, ¿cierto?.- preguntó Sodam, mientras observaba la pequeña oficina que compartía el Detective Lee Jong Suk.

Todo el ambiente era tan duro, pesado, sin embargo en aquella oficina había algo que no parecía tan sumamente deprimente. Una fotografía enmarcada de Sodam sobre el escritorio de Jong Suk, era la señal de que existía algo sumamente importante para Jong Suk, y era ella.
- Si Hyun entra en el país, lo sabré.- dijo Jong Suk, recuperando la atención de Sodam.- Tengo informante por todo el país.- añadió arqueando una ceja. Sus verdes ojos destellaban profundamente y Sodam no pudo evitar besarlo.

Amaba demasiado a su torpe detective.

* * *

Minho se sentó frente al ordenador y llamo directamente a su querido nephilim. Una semana sin él comenzaba a tornarse una locura, pero medio mes, que era lo que llevaban incomunicados, estaba tornándose infernal. Su trabajo se concentró en la gira de la mitad de los cantantes y grupos que habían firmado con su disquera. Sería una gira bastante problemática pero adecuada para la empresa.
Su tiempo en Londres comenzó a ir muy mal al encontrarse allí a su padre. Choi Woo-shik.
Woo-shik estaba instalado en el mismo hotel que Minho, y aun cuando el joven empresario quería y podía abandonar aquel hotel y evadir a su padre, su orgullo lo detuvo. No se verían mucho, no se encontrarían en los salones.

El hombre mantenía rasgos similares a los suyos, rasgos que Choi despreció por un tiempo, pero que al final eran tan parte de él como lo era la sangre de Woo-shik que circulaba por su cuerpo.
Aquella primera vez que se encontraron en el hotel “Infernum”, Woo-shik se encontraba rodeado de algunas muy hermosas mujeres, pero por el aspecto de su pétreo rostro, Minho sabía que le molestaba encontrárselo allí. El padre de Minho se apartó de aquellas mujeres, prostitutas o simples mujeres fascinadas por el dinero que su padre poseía.

- Querido hijo mío.- dijo Woo-shik con una tonalidad grave, de manera que Minho se sintió como el infante que fue, cuando lo conoció.- Escuché que Taeyon tiene un interés cruel por tu nuevo juguete, el joven de cabello negro.- el alto hombre se detuvo ante las escaleras y se giró hacia Minho. Desde donde se encontraba Minho podía ver el Lobby, pero no podía escapar de su padre.
- Escuchas muchas cosas de ella.- espetó Minho.
- No sabes cuántas.- dijo Woo-shik con burla y desprecio.- Ella sabe cantar cuando eleva los pechos contra el tuyo y sus hermosos labios saben enredarse alrededor de tu sexo.- respondió con cierta frialdad.- Es vacía, como todas tus conquistas. Pero esta vez tienes a uno nuevo. Es bastante… distinto.- añadió con una mirada frívola.

Minho quería limitar a su padre, obligarlo a apartarse de Taemin, pero Woo-shik siempre parecía ser más grande de lo que era. Minho jamás pudo ver a su padre como un hombre común. Para Minho, Woo-shik era un ente sin virtudes, un despreciable violador que al verse rechazado sometió a una mujer con crueldad. Un hombre que aconsejo al oído al esposo de la mujer, para que asesinase en ser que su deseo lujurioso había provocado. Woo-shik fue quien persiguió a una joven hasta asfixiar sus pensamientos con sus susurros suicidas.
Para Minho, Woo-shik era más un ente demoniaco de lo que era hombre.

- ¿Sabías que la familia Lee tiende a la infidelidad?.- cuestionó Woo-shik con clara superioridad.- Todos engañan a sus parejas. Es un rasgo de familia, como los ojos verdes.
- Taemin tiene unos preciosos ojos azules.- espetó Minho antes de alejarse de su padre, caminando de regreso hacia los ascensores.

Minho nunca había sido tan celoso. Bueno, Minho había sido celoso con Taeyon, pero ella le había despedazado el corazón. Taemin no era como los demás miembros de esa familia, eso Minho lo sabía, pero también sabía que ante la distancia los brazos de un comprensivo hombre podían tentar.
El celular de Minho vibró y un mensaje se mostró en la pantalla:

Taemin.- ¿Tienes tiempo?, ¿nos conectamos por Skype?. A las tres de la tarde en Londres y media noche en Nueva York. ¿Puedes?.

El mensaje no tenía tono, pero Minho pudo notar en aquellas palabras la simpleza, la dulzura y la sinceridad de Taemin. Taemin no podía engañarlo, no era como sus primos y familiares. Ciertamente había investigado a la familia a fondo, en el momento en que Taemin estuvo en el hospital. Y terriblemente si poseían una larga racha de divorcios e infidelidades, pero no recientemente. Taemin no era así, Minho intentaba convencerse a sí mismo.
Así que siendo las tres de la tarde con dos minutos, se conectó con Taemin.
La imagen se mostró ligeramente congelada antes de surgir en la pantalla un húmedo y semidesnudo ángel. Taemin tenía el cabello húmedo con una toalla sobre los hombros, su firme y pálido pecho se encontraba desnudo y las ligeras gotas de agua se deslizaban por los matizados músculos. El marfil de su piel parecía brillar suavemente. Los pantalones holgados resbalaban por sus estrechas caderas dejando ver aquel rastro de vello que Minho solía recorrer con la lengua.
La mirada azul de Taemin resplandeció al verlo, se acomodó en la silla frente a su escritorio. Cada aspecto del joven de cabello negro lo hacía a cada momento más y más angelical, como la forma en que quitaba su largo flequillo de sus azules ojos, la manera en que empujo las rodillas contras su estómago y miró fascinado a Minho. Taemin lo observaba de una manera que jamás nadie más lo miraría.
Minho sabía cuándo lo miraban con deseo, con necesidad, con interés y con adoración. Pero Taemin lo miraba con tal embeleso que podía dar un salto de fe por el joven.
- Te extraño mucho.- dijo Taemin sin disimular nada.- Sueño mucho contigo, muchas veces cosas malas.- añadió con una sensualidad natural que casi asfixia a Minho.
- Cuatro meses pasaran volando.- respondió Minho. Taemin inclinó la cabeza y se mordió frunció el ceño, como si librase una batalla propia.
- ¿Conoces a Kim Heechul?.- preguntó Taemin con un poco de nerviosismo.

Minho había conocido a Heechul varios años atrás, cuando él había sido joven, mucho más joven. Mantuvo una corta amistad con el rubio, recordaba que Heechul tenía debilidad por los hombres de cabello negro y ojos azules, como él. De pronto la curiosidad de Taemin le parecía terrible.

- Si, lo conozco.- respondió Minho con ligereza, como si no le importara.-  Es un magnate hotelero.
- Está casado con un publicista.- comentó Taemin encogiéndose de hombros.- Tiene un hijo de la edad de Jinki. Fue de los primeros que fueron a California para casarse cuando se legalizo el matrimonio entre los del mismo sexo.- añadió.
Heechul pensaba tener una familia, quería ser padre y marido, llegó a mencionárselo superficialmente alguna vez, y Minho pensó que aquello era muy simple para alguien como Choi Minho. Ahora, la idea de tener una familia y cuidar de un hijo en compañía de Taemin no le resultaba desagradable ni simple.

- ¿Qué sucede?.- preguntó Minho. Taemin se froto el brazo y sus anchos hombros relucieron con la cristalina agua contra su pálida piel. El deseo quería despertar, pero Minho debía someterlo.
- Era amigo de mi padre y ha solicitado conocerme, quiere hablar conmigo antes de aceptar un negocio con Jonghyun y Sulli.- comentó Taemin luciendo inseguro. Minho se recargó contra la silla y lo miró en silencio.- Creo que quiere saber más sobre cómo terminó mi padre, pero yo no sé mucho. Yo…- las palabras de Taemin se atragantaron mientras inclinaba la cara, de manera que la vulnerabilidad se deslizaba por sus facciones como un manto, que pronto fue levantado retornando a la masculina expresión resuelta de Taemin.
- Creo que si deseas hablar con Heechul, debes hacerlo.- respondió Minho. Taemin sonrió ligeramente, no muy convencido de sus palabras quizás.
- Te amo, Minho.- dijo Taemin, cambiando completamente el tema de la conversación.- Yo te amo tanto que a veces simplemente no quiero demostrar lo imperfecto que soy.- añadió en un susurro dejando ver más que simple tristeza o confusión en aquel rostro tan expresivo.- Yo… hice algo muy malo.- agregó.

Minho escucho las palabras de su padre repetirse en su cabeza, pero Taemin no podía traicionarlo de ninguna manera. Al menos Minho esperaba que así fuera.

- Yo… fui a la fiesta de Nam-joon y no sucedió realmente nada.- comenzó Taemin. Se sentía cerca de caer sobre sus rodillas, el estómago le dolía profundamente, pero había pensado las opciones y enfrentaría el castigo de su transgresión.- Pero después me invito a una fiesta, en honor a Taeyon, o algo así. Comí y bebí de lo que me ofrecieron, incluso los “Brawnis espaciales”.- la voz de Taemin se diluyo ante su vergüenza por lo cual se detuvo, aspiro profundamente y continuó.- Estaba completamente confundido, así que comencé a besar a Nam-joon. Yo… traicioné todo lo que me has brindado, y sé que soy miserable y que soy la peor persona del Universo al decirte esto, pero… necesitaba confesarte lo que hice.- dicho esto hubo un silencio abrazador, la hermosa expresión de Minho se oscureció por la ira y el enfado.- Para mi Nam-joon no es más que un amigo, para mí no significo más que un tremendo error. Yo lo lamento.

Minho negó con la cabeza con ligera violencia antes de apagar la conexión y arrojar la computadora portátil al suelo. El mundo de Minho iba en tantas fluctuaciones que no se dio cuenta de nada hasta que se hallaba sentado en el parque Hyde, en una banca oscura de un tipo de piedra pintoresco, con el cabello húmedo por la lluvia.
Dolía mucho. Su corazón se estremecía con la idea de que aquel hombre al que tanto amaba pudiese haberle hecho daño.

- No quiso hacerlo.- murmuró una voz en la mente de Minho. Era la misma voz que siempre le había convencido de darle otra oportunidad a Taeyon, la misma que le decía que nunca se rindiera porque podría encontrar al hombre perfecto.- Lo has encontrado.- insistió la voz con el mismo matiz que la suya.

Minho se recargó contra la banca y observo el oscuro cielo, las gotas cubrían sus lágrimas, cubrían su tristeza, su dolor asfixiante de manera que quizás nadie notaría su agonizante dolor. Necesitaba pensar profundamente, no era solo perdonar un beso, que de alguna manera era algo simple y sin problema, sino que era detener el dolor que perforaba su corazón. El hombre que amaba había besado a otra persona, sin importar las circunstancias, todo estaba perdiéndose.

* * *

Kim Heechul era un hombre cercano a los cincuenta años. La juventud de sus alocadas noches no parecía pasarle factura aún, tenía el cabello dorado ondulado, hasta los hombros, atado en una media coleta. Vestía un traje azul con una corbata negra, la blanca camisa se mantenía prístina mientras los negros zapatos relucían. Estaba ligeramente nervioso. Había reconocido a Lee Sulli a penas la vio atravesar las puertas de su despacho.

La joven poseía la belleza profunda y dominante de Amber, la dureza en la mirada de Son Man, la fiereza de ambos. Y entonces la duda comenzó, ¿cómo se vería el hijo de Son Man?. Los años habían separado a los que alguna vez fueron los mejores amigos, pero más que eso, la distancia emocional nació el día en el cual Heechul le confeso sus profundos sentimientos a Son.
Son Man había sido su más grande amor, el amor de juventud, la primera ilusión, la que se recuerda con agónico aprecio. Años más tarde Heechul conoció al único y verdadero amor, era un hombre de una belleza similar a la de Son Man, con delicados rasgos, con actitudes masculinas y honorables. Aquel hombre le había robado el corazón y a su lado había criado a su único hijo.

Por noticias había visto el declive de su mejor amigo, influenciado por Hyun, quien alguna vez fue honorable, se tornó un ser terriblemente despreciable. Las noticias podían mentir, los medios siempre manipulaban, por lo cual se negaba a creer que su mejor amigo hubiese actuado contra su propio hijo. 
Heechul inclinó la cabeza mientras tomaba un cigarrillo extra largo, sin filtro, para después encenderlo, y entonces el cigarrillo dejo sus labios y cayó al suelo. Un hombre esbelto, mucho menos marcado de lo que fue su amigo, con ojos mucho más luminosos que los que tuvo Son Man, se detuvo ante él. Había tantas similitudes con Son Man, pero a la vez era completamente distinto. Podía verlo, la juventud en sus rasgos, la vida por vivir en su andar. Aquel era Son Man pero a la vez no lo era.
El legado que los padres dejan no siempre es lo que hacen en la vida, a veces, es el simple hecho de ser padres. Toda una nueva generación con los rasgos de aquel que ya no existe.
El joven de ojos azules vestía mucho más casual que Heechul, pero igualmente lucía tan hermoso como Son Man alguna vez se vio.

- ¡Son Man!.- gritó Heechul, por puro instinto. El joven se giró y lo observó con el ceño fruncido.
- Mi nombre es Taemin.- respondió el joven.- Son Man es mi padre.
- Lo sé, solo que… eres tan similar a su familia, a sus padres, pero creo que los ojos azules son herencia de algún pariente lejano.- comenzó a hablar Heechul con cierto nerviosismo.- Los ojos de la familia son verdes, pero Son Man fue el primero con ojos azules. Y ahora estás tú.
- ¿Por qué querías conocerme?.- preguntó Taemin, de una manera tan cortante que Heechul sonrió al recordad que Son Man poseía esa manera cortante de hablar.
- Quería que conocieras mejor a tu padre, que supieras que una vez Son Man fue un hombre de honor y dedicación, que Son Man quiso tener una gran familia, como yo, y que él no es simplemente la bestia que todos señalan.- Heechul hablaba tan rápido que necesito detenerse para respirar, pero por la expresión del joven, de Taemin, aquello era inconcebible.- Son Man se perdió en el camino, a veces sucede. Actuamos de una manera adecuada y entonces alguna circunstancia fuer de nuestro poder hace que desviemos un poco el camino y entonces… caemos y no podemos levantarnos.- añadió sintiendo como perdía el interés del joven. Taemin era tan expresivo que discrepaba con Amber y Son Man, su rostro dejaba ver claramente que no creía sus palabras.- Son Man… es más que los últimos momentos de su vida.- finalizó.

Taemin lo miraba con desprecio sin embargo lentamente aquella expresión se tornó herida. Taemin señaló hacia una cafetería cercana al punto donde se reunirían, según Heechul le había especificado a Sulli.  Heechul caminó detrás de Taemin y se sentó justo al fondo, en una cabina pequeña. Heechul lo observó y esperó hasta que la mesara se marchó.

- Mi padre era distinto, los primeros años, al menos.- murmuró Taemin antes de cruzar los brazos sobre el pecho y mirar directamente a Heechul.- ¿Cómo era mi padre?.

Heechul sonrió y pasó las siguientes horas conversando con Taemin sobre Son Man, sobre el Son Man que él recordaba. El hombre con cierta necesidad por dejarse llevar, por simplemente hacer aquello que le ordenaban y no debatir o considerar plenamente algunas elecciones. Taemin demostraba lentamente ser mejor de lo que Heechul esperaba del hijo de Amber, a quien detestaba demasiado. El joven parecía verdaderamente interesado en conocer a detalle la juventud de su padre, curioso por encontrar el instante exacto en que la vida de Son Man cambió por completo.

- Temías perderlo, y al final eso fue lo que sucedió.- dijo Taemin con cierta dureza en la voz.
- El amor siempre es el tesoro más valioso.- afirmó Heechul.- Siempre temes perderlo y por mantenerlo haces cualquier cosa, entonces se vuelve egoísta. Y el amor nunca debe ser egoísta.- puntualizo agudizando ligeramente la voz.- Son Man quiso proteger a su familia, darle una vida adecuada, y se perdió en la ambición y el poder. Pasa siempre. Al crecer tus debilidades juveniles dictan tu destino, eres un buen o mal reflejo de tus fortalezas y debilidades juveniles.- añadió mientras tomaba la última taza.

Habían pasado una tarde agradable, y Heechul se sintió ligeramente protector con el hijo de su mejor amigo, pensó que tal vez debía zanjar aquella rivalidad con Amber. Intentar ser más cercano a esos jóvenes, el único recuerdo de la existencia de Son Man.

* * *

Taeyon observo desde el balcón de su hermoso departamento la torre, que elevada y posesiva señalaba su residencia en la ciudad Luz. Se desato el largo cabello rubio y colocándose la lencería francesa más deliciosa, caminó hacia su invitado. Woo-shik lucía demasiado aburrido, como si el hecho de mirar a Taeyon no le causase nada. Ese pequeño aspecto era lo más atrayente del hombre. Mientras Minho se desvivía por mostrar su adoración y amor, Woo-shik se mostraba aburrido, desinteresado. Y a veces, incluso Taeyon tenía problemas por convencer al hombre.
Taeyon le ofreció su mejor vino, añejado por 20 años, y se sentó junto a Woo-shik.

- Tu apellido es Morte, según recuerdo.- comentó Taeyon cruzando las piernas de una manera provocativa.- Pero decidiste cambiar tu apellido para molestar a Minho.
- Todo lo que Minho es, lo logró gracias a que cortó lazos conmigo y cambio su nombre.- respondió Woo-shik con diversión. El hombre, con el amplio pecho, se quitó aquel saco gris y se acomodó en el sofá.- Cree que su nombre es un escudo contra mí, sin saber que la razón por la que ha logrado todo eso es porque es mi hijo. A pesar de que odie admitirlo… es sangre de mi sangre.- añadió inclinando la cabeza.- Así que para molestarlo un poco más, me cambie el nombre de manera que todos sepan que él es parte de mi dinastía.
- Éramos muy cercanos, Woo-shik.- se burló Taeyon.- Tanto como lo era con Minho.
- ¿Qué deseas ?, ¿solo un espectáculo para la vista o quieres algo de mí?.- se burló Woo-shik.- La última vez fui muy claro contigo.
- Comprendí que buscabas algo de mí.- Taeyon sabía obtener lo que deseaba de los hombres, en especial de hombres como Woo-shik.- Querías un ángel y un demonio.- añadió sonriendo suavemente. Sus labios, delicados y húmedos incitaban al deseo mientras bebía de la copa de esbelto cuello.
Woo-shik rompió en carcajadas mientras apartaba la copa y la observaba. El hombre pareció pensativo por unos minutos antes de sonreír nuevamente. El hombre negó con la cabeza ligeramente y aplaudió fascinado por aquella mujer. Ella se había granjeado su propio destino, manipulando, mintiendo. Ella era la clase de mujer que él podía respetar.

Las emociones, para aquellos como Woo-shik y Taeyon solo eran palabras.

- ¿El ángel está en camino del cielo?.- preguntó Woo-shik calmando su diversión.
- ¿Enviarás al demonio?.- cuestionó ella.
- De hecho, conozco a un hombre que puede hacer el trabajo.- Woo-shik dijo con satisfacción.- No es un demonio, pero gusta de confraternizar con ellos.- añadió antes sacar de su bolsillo su teléfono celular.- Ponte cómoda pues has cerrado un trato con el demonio.

Girándose disfruto del breve brillo de terror en los ojos de Taeyon. Ella quería venganza, quería demostrarle a Minho que el amor no era más que una palabra. Los seres como ellos, los que no necesitan contar cuanto poseen con los dedos de la mano, pretendían existir sin la menor alteración. La debilidad y desgracia de los hombres parecía nutrir las pasiones de Woo-shik.

El teléfono en sus manos conecto la llamada y con una sonrisa respondió.
- ¿Puedes volver a Londres?.- preguntó dejándose caer junto a la joven.
- Si tú puedes hacer que entre, lo puedo hacer.- respondió la grave y tormentosa voz de Lee Hyun. 

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