Epílogo***
Estamos todos reunidos en el despacho y por todos me refiero a Oss, Dally, Ciro, Luke, mis tíos, D'arcy mis hermanos y Mery, todos me miran expectantes a lo que diré pues los llame, en realidad tengo noticias que darles, solo espero que la tomen bien.
- Bien, los mande a llamar porque quiero que sepan que pienso asistir a la boda a Darick y Mara y antes de que digan que no -suspiro- ya tomé mi decisión, además pienso viajar el reino Dreare hablar con Galater y su esposa tengo que decirles unas cosas importantes. -los miro a todos- Y finalmente me iré un tiempo, lo necesito. -miro a mis hermanos- si me quieren acompañar pueden hacerlo y por el reino no se preocupen estaré al pendiente solo que necesito... -ni siquiera sé cómo describir correctamente que necesito.
- Tiempo, tierra de por medio, soledad y compañía a la vez. -describe Ciro por mí, asiento dándole la razón.
- Otra cosa. -miro a Oss- ¿Tú tienes la cadena que sostenía en mi mano? -asiente entregándomela, la miro y la guardo.
- Yo me voy contigo. -interviene Varuly- también quiero tiempo.
- Creo que todos los necesitamos. -Habla Merialeth por todos asintiendo.
- Bien, preparen algo ligero, volveré en la noche. -asienten no muy conformes, pero a la vez nadie dice nada ni siquiera D'arcy, me encamino afuera del lugar para agarrar un auto e irme.
- Mei, espera. -Me llama D'arcy, me volteo esperando su decir.
- Dígame.
- Realmente siento todo lo que ha pasado, lamento las acciones de mi hijo Mei...-lo interrumpo alzando mi mano.
- Agradezco lo que intenta hacer, pero no, no tiene que disculparse cuando es su propio hijo el que ha hecho las cosas mal, no cuando es él el que debería disculparse, además no debe preocuparse nada de esto cambiara nuestras relaciones políticas. -le digo subiendo al auto dejándolo hay parado, realmente no quiero escuchar nada, manejo hasta el imperio Dreare rápidamente.
Al llegar noto que todo sigue igual o por lo menos por fuera, salgo del auto y me encamino, los guardias se sorprenden al verme, en parte se relajan cuando ven que vengo sola, ellos me abren la puerta y me dejan pasar, entro decidida siendo recibida por uno de los tantos sirvientes del lugar.
- Majestad, sea bienvenida. -lo miro mientras hace su reverencia.
- Gracias, pero he venido hablar con sus Majestades es importante. –le informo a lo que él se va no sin antes dejarme sentada en una pequeña sala del palacio.
Al llegar ellos me miran entre asombrados, resignados y apenados, solo me levanto y les pido que se sienten.
- Seré directa. -suspiro- Filarion sigue vivo solo le he dado lo que pienso es un castigo que lo ayudara a rectificar sus acciones, cuando sea el momento el regresara. -me arrodillo a la altura de Shalia, la madre de Filarion quien para estos momentos ya está llorando- Realmente siento que mis acciones empujaran a su hijo a tomar decisiones incorrectas, nunca quise eso, siempre traté de ser sincera con él, pero, aunque quise no pude amarlo.
Ella solo me mira hasta que asiente secándose las lágrimas.
- Yo lamento que él no supiera comprender eso y agradezco que siga vivo, es lo que más quería. -sonríe llorando, entiendo a lo que se refiere, me levanto y miro a Galater.
- Nuestros acuerdos políticos seguirán intactos, lo que paso simplemente no cambia ninguna relación entre los reinos, además no los culpo a ninguno como dije simplemente son cosas que pasan y si hay culpables creo que solo son mi abuela y Sergrey. -el solo asiente ordenándole a su esposa dejarnos solos.
- Te agradezco lo que has hecho, aunque debo de admitir que me sorprende, yo mismo muchas veces te he tratado mal, en cambio tú muestras piedad a toda mi familia, a todo mi clan. -le agarro la mano y sonrió como muestra de confort.
Me despido encaminándome hacia la iglesia, veo como poco a poco va anocheciendo, suspiro temblorosa mientras me estaciono retirada del lugar donde será la boda siento como mi pulso se acelera sin remedio, por un momento pienso en volver, pero necesito verlo con mis propios ojos así no guardare esperanzas de que vuelva, así de una vez por todas veo... veo como me defraudo, como sus palabras fueron mentiras y como todo lo que creía se desmorona sin poder hacer nada.
Haciendo uso de un poco de magia para camuflarme y entrar desapercibida, me coloco en una de las columnas dónde puedo ver perfectamente como ambos están en el altar realizando sus votos, llegue justo a tiempo, y sin poder evitarlo lloro.
- ¿Desea usted Darick Deathtoe tomar a Mara Afal cómo su esposa? –pregunta el padre.
No, di que no.
- Si, lo deseo. -responde logrando que llore más.
- ¿Desea usted Mara Afal tomar a Darick Deathtoe cómo su esposo? –ella lo mira totalmente enamorada, cierro mis ojos y por un momento quisiera ser yo la que está allí no ella.
- Si, lo deseo. -responde logrando que abra los ojos.
- Sin más nada que agregar puede besar a su esposa y que sean bendecidos por toda la eternidad. -el padre anuncia y todos aplauden, veo como D'arcy solo se levanta serio, él no está de acuerdo con este matrimonio, pero tampoco puede ni ira contra las decisiones de su hijo, veo como rápidamente cambian para empezar con la coronación, yo simplemente salgo de allí, ya vi suficiente.
Regrese bajo la luz de la luna callada y segura, ahora solo quisiera correr infinitamente, a veces como ahora solo quisiera correr, correr contra el viento y subir tan alto hasta la cima de una montaña, tener alas y volar con las aves jugando y dando vueltas con el viento, como un caballo que galopa sintiendo el verde pasto de la primavera, dejando que el viento toque mi rostro y se me olvide tú pensamiento. A veces quisiera correr contra el viento hundirme en el mar y nadar con los delfines jugando con las aguas tan azules como el firmamento y dejar que se me olvide tu pensamiento, tus besos, tus carisias, tus palabras.
Pero solo es una pequeña ilusión que me creo para evadir la verdad, ¿correr? Solo me lo permito en mis pensamientos, solo hay puedo demostrar lo que siento, como poco a poco me estoy hundiendo en mi dolor. Es tan atrapante y envolvente que me provoca hundirme en la cueva otra vez solo para evitarlo, pero sé que no puede ni ser, mi deber es proteger a mi familia y mi reino, por eso me voy.
Para muchos seguramente pensaran que huyo, pero no es así, no huyo solo me aseguro de poder tener tranquilidad y paz, la necesito, mi familia la necesita, como dije antes estamos bien por fuera, pero por dentro estamos muriendo, agonizando lo mejor para todos es un respiro, recargar baterías y volver decididos, renovados y sobre todo fuertes.
Tomo mi teléfono y le marco a la persona que creo es la indicada para ayudarme con mi respiro, contesta rápidamente.
- ¡Hola! Dijiste que cuando te necesitara te llamara y te necesito ¿crees que podamos quedarnos una temperada? - le pido llorando con el corazón destruido y el alma rota.
- ¡Solo ven! –sus palabras son medicina para mí.
Fin.
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