Pov Mei

Regresamos al palacio no sin antes pasar por el rio a limpiarnos un poco la sangré, si lo matamos y lo dejamos en la cocina por la puerta de atrás para que lo prepararan para mi cumpleaños, nos fuimos casi toda la tarde ya se empieza a ver el anochecer, nos dirigimos a la entrada principal entre risa y suaves empujones, entramos y encontramos a todos y cuando digo todos son todos.

- ¿Qué no se supone que llegarían hasta mañana? –le pregunto en un susurro.

- ¡Que se yo! seguro están emocionados por el suceso y quieren compartir contigo. -me responde miramos y su están los cinco Reyes con sus familias preparándose para la cena, mi madre nos ve y nos regaña con la mirada.

Ya valió

- ¿Dónde estaban? –Miro a papá y solo la mira a ella, reprimo una sonrisa por lo bobo que se ve.

- Estábamos compartiendo tiempo juntos. -hablo yo ante su silencio eterno, ella entre cierra sus ojos y se nos acerca, yo empujo a papá para que reaccione- Siéntate. –él parpadea y antes de que mamá llegue la esquiva y se sienta, Volko está reprimiendo una risa le pego en el hombro para que se tranquilice y me siento enfrente de Darick, que por cierto se ve como esta mañana: preocupado.

- ¿Eso es sangré? –le pregunta mi madre a papá llamando la atención de todos, pues le ha visto el pantalón a mi padre y si en la parte de abajo estaba manchada, yo le dije y al parecer se le olvido limpiarla.

- ¡No! ¡no, cómo crees, ha de ser otra cosa! -le responde mi papá nervioso, ella solo lo mira de reojo sin creerle nada.

- Son vallas, estábamos por... -intervengo sonando mis dedos para que se me ocurra algo, pero por primera vez no tengo palabras para mentir.

Es que ella da miedo.

- En el jardín. -termina mi padre por mí, en eso llega una chica de la cocina, hace una reverencia y pregunta.

- Disculpen, ¿Majestad el venado lo va a querer todo asado o prefiere una preparación variada? –yo solo cerré los ojos y escucho cómo mi padre escupe el vino que tomaba, los abro y mi madre torna su mirada entre ambos, vemos como se levanta molesta.

- Una, una sola regla de mi parte y nunca la cumplen. -nos mira muy molesta y su mirada brilla, corre su silla para atrás y justo esa es la señal que mi padre y yo necesitamos para salir corriendo escaleras arriba, escuchamos como se ríen de nosotros, pero antes de poder salir libres ella aparece a mitad de escaleras asustándonos.

- ¡Bajen a cenar! –nos mira de manera tan fría que mi cuerpo se mueve solo, ella agarra mi padre de la oreja y vienen detrás de mí.

- Cielo, me lastimas, cielo suéltame, amor, solo compartíamos tiempo juntos. -ella lo suelta al pie de la escalera y me mira molesta, yo siento que me hago pequeña- Es solo un venado amor, hace mucho que no traía ninguno.

Asiento dándole la razón a mi padre, ella parece procesarlo, pero igual luce molesta, respira agitada, no nos habla solo nos señala el comedor y nos regresamos en silencio, tomamos asiento y le hago señas a las trillizas para que la molesten ellas, pero solo niegan asustadas al igual que los gemelos. Nos sirven la comida y no pruebo bocado la verdad estoy llena, padre y yo comimos un poco antes de venir.

- Mei ¿Por qué no comes? -trago saliva nerviosa, aquí hace calor ¿verdad?

- Es que me pones nerviosa y eso me quita el hambre mami. -me escudo en esa mentira barata, si le digo que no tengo hambre sabrá que no solo fue un venado el que matamos, de hecho, fue una manada y si, solo trajimos uno, los otros los dejamos bien escondidos en el bosque para otros animales con hambre.

- Supongo que tú también estás nervioso ¿no? -mira a mi padre, este solo abre los ojos.

- ¡Contigo como esposa! ¿Quién no? –me carcajeo y mis hermanos también, todos reprimen sus risas por respeto, pero andan igual.

- ¡Uy a papi le da miedo mami! -Se burla Varuly, provocando más risas nos seguimos riendo un rato más de las caras de ellos dos, hasta que todos termina de cenar y cada quien busca algo diferente que hacer, por mi parte agarro a Darick de la mano y me lo llevo a la biblioteca.

- Estás muy callado. -le robo en beso y él sonríe de medio lado tomándome de la cintura.

- Así que fuiste de cacería con tú padre. -asiento sonriendo, la luz de la luna llena nos baña entre los grandes ventanales de la biblioteca- Te amo Mei. -observa mi rostro como queriendo grabar cada parte de él.

- Llévame a casa, a nuestra casa, tengamos la cita que me dijiste allí. –le propongo y asiente- Vamos a nuestras habitaciones y a las 10:00pm vas a la mía y nos vamos, eso sí tenemos que regresar antes de las 3 de la mañana. -le propongo a lo que asiente, agarro su mano y veo la hora son las 9:30pm justo el tiempo que necesitamos para cambiarnos.

Subo a mi habitación despidiendo me de todos, entro a mi baño me ducho y arreglo para irme con él, mis mareos son más fuertes, ese eclipsé si me está afectando, menos mal pasa mañana el medio día ¿lo malo? No es hasta pasado mañana que termina sus efectos.

Espero paciente y veo como sale por el pasaje secreto le sonrió apenas me ve, va vestido de forma casual al igual que yo, el lleva un jeans y camisa negra y por mi parte llevo un vestido semi suelto rosa pálido sin mangas, agarro su mano y nos vamos por la parte de atrás en su auto hasta la casa.

Llegamos y me ayuda a bajar, estamos solos sin guardias, veo el lugar y todas las cosas que compramos están en su lugar, sonrió al ver todo cómo quería, entramos y me siento en el sofá con él a mi lado, nos quedamos en silencio un buen rato hasta que él lo rompe.

- Te amo y eso jamás cambiara Mei. -me toma de las manos y lo miro con mi entrecejo arrugado.

- Lo sé, yo también te amo. Sé cómo soy, sé que soy difícil, pero...-me calla con un beso tierno que le sigo gustosamente, poco a poco va subiendo de nivel y me sienta sobre su regazo.

Él se abraza fuertemente contra su cuerpo mientras yo juego con su cabello de la parte de atrás de su cuello, me carga hasta llevarme a nuestra habitación dónde me deja sobre la suave cama besando mi cuello lentamente dando pequeños mordiscos, retiro su camisa acariciando su torso frio y desnudo, el me voltea y baja mi cierre besando mi espalda dando pequeños mordiscos erizando mi piel provocándome sueves gemidos.

Él retira todo mi vestido dejado me solo en pantis, con ese vestido no necesitaba brasier, al girarme el me observa fascinado como cada vez que me tiene así, yo solo puedo ver sus pupilas dilatadas y llevo mis manos al borde de su pantalón para tratar de quitárselo, a estas alturas ya no me da pena que me vea desnuda, en cambio estoy acostumbrada y me gusta que lo haga, me hace sentir segura.

Ninguno de los dos dice nada es como, si nuestras miradas hablaran por si sola, se levanta dejando caer lo que le restaba de ropa sobre el suelo subiendo sobre mi para retirarme mi panti, abriéndose espacio entre mis piernas entrando suavemente, y hay a la luz de la luna en una habitación a casi oscuras bajo la presencia de las estrellas me hace el amor como tantas veces lo ha hecho, solo que siento que esta vez es diferente, siento que se esfuerza por hacerme sentir cada te amo, cada te quiero, cómo si dentro de él tuviera miedo a perderme y por mi parte solo entrego toda mi alma y mi corazón en este lugar, donde nuevamente somos unos solo, amándonos y dejándonos llevar.

Poco a poco sus movimientos aceleran llevándonos al clímax, agarra mi mano besándome y justo en ese momento la habitación se ilumina con el mismo brillo azul de la primera vez que nos agarramos las manos, jadeantes y sorprendidos nos separamos.

- Al parecer la luna es nuestra confidente. -me dice dejando besos en toda mi cara totalmente sonriente.

- Y nuestra aliada, ¿sabes? Busque sobre ese brillo y resulta que significa amor verdadero, solo pasa bajo la luna llena cuando los amantes de agarran de las manos. -le sonrió sobre su pecho, pues ya se había acostado en la cama, nos cubre con la sabana y nos quedamos en silencio un buen rato, siento como nuestras pulsaciones se tranquilizan y todo es calma y paz entre ambos.

- Amor. -me llama entretanto silencio

- Mmm. -levanto mi cabeza de su pecho mirándolo atentamente.

- ¡Feliz cumpleaños mi reina! –me besa tiernamente y sonrió por lo feliz que me hace estar con él.

- Te amo darick. -le respondo sobre sus labios.

- Yo también te amo Mei.

Como acordamos regresamos antes del amanecer, tomando los pasajes secretos para llegar a nuestras habitaciones, me recuesto sobre mi cama contemplando el techo sin poder borrar esa sonrisa boba, no sé en qué momento me quede dormida, solo sé que siento muchas personas saltando en mi cama, al abrir los ojos noto a mis cinco hermanos menores saltando alegres, cantando feliz cumpleaños me incorporo feliz y se me lanzan encima logrando que caiga nuevamente en la cama.

En eso llegan mis padres que también me felicitan, me besan y abrazan, dejo que sean ellos mismos me hacen feliz y yo a ellos.

- Los quiero mucho a todos, son mi hermosa familia. -les digo y en eso llega Volkodlak con la pequeña Accalia en brazos y detrás de él Merialeth quienes me ven y me felicitan alegremente.

- Madre sé que es un día importante, pero de verdad estaría tranquila si se van a rusia. -le digo tratando de convencerla.

- No, no pienso irme Mei, si ha de pasar algo que sea con todos acá contigo, no sola, creo fervientemente que entre todos podemos hacer algo. -me dice y respiro resignada.

- Nosotros igual, hermana. -Responden los seis al mismo tiempo.

- Yo pienso estar contigo hasta el final Mei, pase lo que pase, sé que todos tenemos miedo, pero juntos es mejor, no estás sola y nuca lo estarás. –habla Mery llenándome de orgullo.

- Bien no tocare más el tema, pero no bajen la guardia, justo hoy es un buen día para atacar, todos estamos acá y el eclipsé pasara estaremos desprotegidos, necesitamos un plan, así que hoy vamos usar todo a nuestro favor. -les digo a todos.

- ¿Y cuál es? -pregunta mi madre.

- Acá casi no hay guardias, están en el pueblo protegiéndolos, les he pedido ayuda a Darick y han llegado hace varios días nuevos guardias, se hacen pasar por ayudantes de cocina, jardineros y demás sirvientes, hoy no quiero que se midan, no usen sus poderes usen la cabeza, chicas -les digo a las trillizas- sé que guardan el libro de travesuras que usaba con Lupu usen su ingenio para poner trampas en lugares estratégicos.

- Varkolak, Varuly usen su ingenio para usar los pasajes del palacio, en caso de que pase algo usen esas vías para moverse, esas solo las conoce la familia real. -asienten acatando mi orden.

- Volkodlak tú te quedaras a mi lado y protegerás a nuestros padres, Merialeth quiero que te vayas al bunker de seguridad y te quedes haya con Accalia, dejes a la niña con su niñera y regreses, eres una elfa que maneja a la perfección el arco esa es tu misión ataca a todos los enemigos que puedas en sigilo, Volko te ayudara en lo que pueda. -ambos asienten.

- Madre, tú hablas con los animales úsalos a nuestro favor, padre tú estarás a mi lado hombro a hombro si nos separamos o todo sale mal, busquen las salidas de emergencia y traten de usar su magia para abrir un portal entre todos para irse a Rusia, ¿está bien? -todos asienten conformes.

- ¿Y el resto de los invitados? – pregunta Mery- Se lo que te preocupa, pero si todo sale mal y nuestro plan no funciona a la perfección y yo me quedo evacuando a los que pueda, tranquila.

- Bueno ya todos saben que hacer, no le digan nada a nadie, nadie debe saber de esto. -habla mi madre y todos asienten- Bueno dicho eso dejemos a Mei para que se aliste.

Se van y me levanto con un peso sobre mis hombros, un miedo latente y una angustia perturbadora, me meto a la tina y me quedo media hora allí, salgo y me coloco mis cremas con cuidado. Mientras pasan los minutos siento como se acerca el eclipsé desestabilizando mi poder, me visto con mi uniforme para el desfile de gala representativo que es solo para que el pueblo me felicite, solo que esta vez es blanco por ser mi cumpleaños; consta de una camisa manga larga blanca con chaleco negro y una especia de gabardina y pantalón del mismo color, con detalles dorados y mi espada junto con unas botas altas negras trenzada.

Bajo y todos esperan por mí esperando para comenzar con el desfile, miro a todos decidida, partimos tranquilamente y salimos rumbo al pueblo donde nos esperan alegremente y lanzan rosas en mi dirección, escucho como todos me felicitan y dan sus buenos deseos sonrió conforme por su recibimiento, los saludos y a la mitad del camino cambio la logística bajando del carruaje caminando hacia ellos.

- ¿Qué haces Mei? Eso no está en la logística. -me habla Luke, si vamos en el mismo carruaje ya que somos familia y con nosotros va Darick por ser mi prometido.

- Solo bajare un momento, ellos también tienen derecho a verme cara a cara, sin un cristal de por medio. -la tradición dictamina que en un carruaje de cristal viaje la cumpleañera a su mayoría de edad y la novia. Ellos bajan conmigo acompañándome, el pueblo guarda silencio cuando me ve bajando, todos quedan desconcertados ningún Rey o Heredero va directamente al pueblo, nosotros las pocas veces que venimos solo lo hacemos desde lejos, nunca nos acercamos.

Mi padre junto y Volkodlak se nos acerca rápidamente, los miro negando, me acerco a un grupo de niños que sé que son huérfanos, puede que no nos veamos cara a cara, pero sé muy bien sobre mi pueblo, después de todo un Rey puede tener coronas, riquezas y poder mágico en nuestro caso ¿pero que lo hace Rey realmente? ¿acaso no es su pueblo? Yo pienso que si un pueblo está conforme con su líder ambos serán prósperos, ninguno es sin el otro, ya que un pueblo siempre necesita un líder y un líder a quien dirigir.

- Hola. -los saludos dulcemente, veo a una niña como de seis años que se chupa el dedo- ¿cómo te llamas? –ella se me queda viendo y se casa el dedo, reprimo una carcajada realmente me causa gracia ya que cuando lo hizo se escuchó un ruido rarito.

- María. -dice en un susurro, me agacho a su altura y le sonrió.

- ¿Quieres caminar conmigo María? -le tiendo mi mano, ella asiente feliz y salimos juntas delante de todos bajo su atenta mirada, le hago señas al líder del desfile para que siga adelante con la ceremonia, caminamos hasta llegar a los límites del pueblo donde la encargada del orfanato se la lleva de regreso, me subo de nuevo al carruaje y llegamos al palacio Lasare.

- Eso fue muy arriesgado, pero muy apropiado, el pueblo está más que conforme con tus actos hija. -habla mi padre apenas llegamos al comedor, que ya está debidamente decorado.

- Lo sé, pero no dejo de estar intranquila. Todo esto está muy tranquilo y no me gusta, solo falta una hora y empezara el eclipse como tal.

- Quizás te equivoques y no pase nada, hija tranquilízate disfruta de hoy. –me abraza y besa mi mejilla, asiento no muy conforme.

En eso nos sentamos todos y almorzamos alegremente, trato de dejar de lado mis miedos y mis pensamientos, pero solo lo logro de a momentos. Cuando es medio día salimos con lentes especiales y vemos el eclipse solar.

- ¡Realmente es hermoso! -menciono.

- Si lo es. –Darick toma mi mano y la besa- Pero aún más hermosa eres tú. -sonrió por su comentario.

- Bobo.

- Mimada.

- Pero así me quieres. –me besa la mejilla en respuesta.

Pasamos la tarde entre bailes y un banquete ya cuando cae la noche llamo a Ehlrion aparte para pedirle los talismanes que creo serán necesarios.

- Tu dirás princesa para que me necesitas. -me dice una vez solos en mi despacho.

- Quiero saber dónde están los talismanes, creo que deberíamos tenerlos con nosotros ya. -le ordeno, sé que me paso pues él es un Rey y yo solo una princesa, pero espero que me escuche y comprenda.

- No creo que sea conveniente, no es hasta mañana que nuestros poderes dejaran de ser una amenaza. Mei, te noto inquieta desde hace días ¿algo que deba saber? -me le quedo viendo sin saber muy bien si confiar en él o no, al final opto por lo más sensato.

- Creo que pueden atacar el palacio hoy, ninguno me escucha o bueno no del todo, solo quiero prevenir una masacre. -me sincero, él se lo piensa y me los ofrece- Espere ¿todo este tiempo los mantuvo con usted? – él sonríe abiertamente.

- ¡Por supuesto! No hay nada más seguro que yo, nadie se atrevería a siquiera tocarme, cuídelos princesa, si lo que dice realmente pasa eso podría salvarnos. –hace una pequeña reverencia ante mi sorprendiéndome, un Rey no hace reverencias a nadie, mucho menos a una princesa- Si pasa algo tenga la seguridad que mi Imperio la ayudara, le aseguro que siempre podrá contar con nosotros para lo que sea.

- Esas palabras me reconfortan en muchas maneras Majestad.

Ambos salimos del despacho y a lo lejos veo a Sergrey haciendo su ronda, me le acerco a hablarle.

- Sergrey. -lo llamo

- Alteza, ¿Qué ordena? -alzo la ceja y él sonríe de medio lado.

- Quiero que por favor estes muy al pendiente de todo, no quiero que nada traspase estos muros ¿está bien? –asiente, me retiro para retirarme a mi habitación ya es hora de que me cambie después de todo esto es una fiesta de disfraces, al entrar a mi habitación veo a Darick ya vestido esperándome.

- Cielo ¿Qué haces acá? -le pregunta extrañada.

- Vine a darte tú regalo, pero primero cámbiate. -asiento y me meto a mi baño a bañarme nuevamente, una vez lista salgo con una bata puesta mirándolo, lo dejo con la palabra en la boca y me dirijo a mi armario colocándome mi vestido, es un poco sencillo, pero representa lo que soy, una mestiza o una hibrida como eh escuchado muchas veces. Es de hombros descubiertos con un pequeño escote en V, la parte de arriba es negra con detalles en oro y con una rosa azul, la parte de abajo juega entre azul y negro mezclándose como mi naturaleza, la base es de color negra brillante y llamativa, mi mascara es dorada con detalles en azul, la mitad es un ala de mariposa y el otro lado "normal". Salgo encontrándolo mirando por la ventana admirando la noche, carraspeo llamando su atención

- Te vez hermosa, realmente te vez como toda una Reina, cualquiera que te mire te envidiaría, tengo suerte de tenerte a mi lado. -besa mi mano.

- Tú también eres muy guapo. -le reconozco- Yo también tengo suerte al tenerte. -niega extrañándome.

- Este es tú regalo, espero te guste lo mande hacer especialmente para ti. -me entrega una cajita supongo que es alguna otra joya, contenta lo abro y si justo es otra joya, pero es diferente, es una cadena de oro delgada con un dije.

- Es una luna llena y a la vez un sol, pero dentro tiene una estrella, para que siempre recuerdes que tú eres mi luna que me guía en las noches, el sol que me alimenta y las estrellas que me guían. -sonrió besándolo.

- Realmente es muy hermoso, pónmelo quiero llevarlo conmigo. -él hace lo que le pido y me la coloca, bajamos de la mano por las escaleras hacia él gran salón, ya varios están allí esperándonos, al verme muchos quedan conformes y como dijo Darick, otros solo me miran con anhelo.

A lo lejos veo a Mara con mi querida suegra, por otro lado veo a Filarion con Mery y su sobrina respiro profundo, ojalá me equivoque y nada pase; pasan unas horas y ya casi llegando media noche se ofrece el baile principal entre mi padre y yo, nos posicionamos y empezamos bailamos según la melodía de "La valse de L'Amour" damos vueltas y bailando según la tradición.

- Te vez muy hermosa hija. -sonrió conforme y feliz por sus palabras.

- Apuesto que no tan hermosa cómo mi madre.

- Te equivocas, hoy te vez más hermosa que nunca incluso que tú madre, incluso más hermosa que cualquier estrella del cielo. -me dice hinchando mi corazón de alegría- Pero no le digas a tú madre, déjale que crea que solo tengo ojos para ella, pero tú y yo sabemos la verdad. -dice besando mi frente una vez el baile ha terminado, hacemos una reverencia y nos sentamos en nuestros puestos dejando que el resto baile.

En eso veo a Darick hablar con Mara a lo lejos, no puedo evitar sentirme molesta, pero me controlo después de todo sé que me ama, debo confiar en él, en eso se me acerca D'arcy y me invita a bailar, bailo con él alegremente luego con Oss, Luke, Ciro, Darick y por último con Filarion.

- Hace mucho que no bailamos. -le hable yo, cortando el silencio incomodo entre ambos.

- Si desde nuestro compromiso. -me mira y noto su molestia.

- Nunca tuve la intención de molestarte, ni lastimarte con eso, realmente intente quererte, pero no puedes obligar al corazón a amar Filarion, te quiero de verdad lo hago y sé que tú también a mí, no llenes tú corazón de odio por mi culpa, no lo merezco. -le hablo sinceramente y veo en su mirada que tiene una lucha interna.

- Yo no te odio. -dice al final- Solo que estoy molesto, eras mía Mei, mía y lo dejaste todo, lo tiraste a la borda sin importarte nada. -nos detenemos cuando la música termina, pero nos quedamos en medio de la pista hablando delante de todos.

- ¿Qué hiciste? –le pregunto con la mirada brillosa.

- Lo necesario. -me suelta, me le quedo viendo atónita en el fondo quería negarme a la realidad y pensar que no sería capaz.

- Aquí está tú familia, no lo hagas. –le pido negando, de reojo veo como mi padre se nos acerca.

- Ya es tarde, ya empezó. -niego.

- Nunca es tarde para hacer lo correcto, aun puedes arrepentirte y...-me interrumpe.

- ¿Para qué te quedes con él? –niega se da media vuelta y se va dejándome bajo la mirada de todos, por un momento siento cómo mi sangre empieza a bombear fuerte y mi cuerpo tiembla por todo el poder que poco a poco siento emerger dentro de mí, le hago señas a mis hermanos y extiendo mi mano contra Filarion antes de que logre salir del salón cerrando las puertas de golpe, en eso varias explosiones se escuchan a lo lejos alertando a todos.

- ¡¡Si eso es lo que quieres, no me dejas más opción que acusarte de traición!!  

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Por acá les dejo el magnifico vestido y antifaz