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Capítulo 53***


Pov Mei

Ha pasado una semana y ni yo he ido a buscarlo, ni el a mí ¿Por qué? sencillo realmente me molesta que no entienda que debo proteger a mi familia y más que me allá dejado plantada con los preparativos de la boda, resulta que hace cuatro días teníamos que ver en el lugar de la boda, la iglesia y el de la recepción simplemente nos dejó esperando, reagende para tres días después y tampoco fue realmente me tienen molesta ¿puede empeorar? Si, si puede lo he llamado y no me contesta ¿la razón? No sé.

Estoy en la sala de la oficina leyendo un libro son las dos de la tarde y hoy me toco guardia con Filarion, a ese lo tengo muy vigilado desde lejos, pero al final vigilado.

- ¿Estas ocupada? –me pregunta entrando en la sala, creo estaba en su habitación, desde la última vez que hablamos ha mantenido su distancia como se lo pedí.

- No dime. -cierro el libro que leía y lo pongo a un lado prestándole total atención.

- ¿Sabes porque no ha venido Darick? Es que necesito que me firme un documento. –lo miro raro ¿documento? Y si, tampoco ha venido y no sé por qué.

- Él está muy ocupado, si quieres me los das y se los hago llegar. –le digo con calma, si esa es mi excusa para ir del resto no tenía pensado ir, ni loca voy y lo busco después de lo que me ha hecho.

- Si, gracias son importantes es un informe, él estaba ayudándome con unas cosas. –me entrega un sobre, me levanto dispuesta a irme– No te preocupes tomate tú tiempo, yo te cubro. –Sus palabras en vez de gustarme me desagradan, con él ya no se sabe.

- Solo las llevo y ya, no me demoro igualmente gracias. -le digo totalmente indiferente, encaminándome hacia la salida.

- ¿Entonces los rumores son ciertos? –me detengo mirándolo.

- ¿Qué rumores? -le pregunto totalmente extrañada, no sé de qué habla.

- De que no andan muy bien y por eso no ha venido ¿es cierto? –me le quedo callada un momento.

- Yo me voy, sino se me hace tarde. –me volteo y me voy, salgo y está Sergrey esperando dentro del auto apenas me ve sale abrirme la puerta.

- Al palacio Vutteterra. -le ordeno sube en silencio viéndome de vez en cuando por el retrovisor, ese es otro que me mira con intriga.

- Ya dilo. –le digo cansada de su mirada dudosa.

- ¿Ahora si lo vas a buscar? Digo toda la semana has evitado el tema y todos saben que te afecta... -lo interrumpo.

- No quiero hablar de eso. –miro por la ventana viendo que casi llegamos, mi corazón empieza martillar fuertemente y empiezo a temblar por los nervios.

- Bueno no digo nada. -se queda callado terminando el recorrido, apenas llegamos me abre la puerta.

- Espera aquí no me demoro. –le digo marchando hacia la entrada, los guardias hacen una reverencia abriendo las puertas logrando que me coloque más nerviosa, no sé qué me pasa, pero todo mi cuerpo tiembla y sudo frio, mi corazón palpita tan rápido que sé que todos en el palacio seguramente ya saben que estoy aquí, trato de controlarme, pero no puedo es algo más fuerte que yo.

Adelanto él paso encontrando al mayordomo de la familia.

- Buenos tardes alteza. -se inclina en señal de respeto.

- Buenas tardes, ¿está Darick? Necesito verlo. –le pregunto amablemente mostrando una postura totalmente tranquila, relajada y neutral.

- Si está en su despacho, si gusta le acompaño. –me propone y niego.

- Gracias, pero me sé el camino. -me dirijo hasta dónde es su despacho, entro sin tocar digamos que no me apetece, levanta su mirada, claramente molesto, pero cuando me ve cambia su expresión a nervioso.

- ¿¡Qué haces aquí!? –y justo de allí diento la sensación más horrible que he tenido, tengo una semana sin saber de él de ninguna manera y lo primero que me dice es ¿qué hago aquí? No hay un mi amor déjame explicarte o que se yo, pero eso, claramente no me lo esperaba, es más siento como si todo este tiempo estuve en el aire y me acaban de bajar de golpe a miles y miles de km/h al lugar más oscuro y retorcido del mar, uno donde no puedo salir porque además me han puesto cosas encima.

Camino hasta dónde está y le lanzo el sobre, lo atrapa con facilidad abriéndolo mientras no aparta su mirada de mí, me siento frente a él mirándolo más que molesta, solo por un momento baja la mirada para los documentos los saca, lee rápidamente y firma, espero a que me los de, pero no lo hace.

- Lo siento. -pronuncia apenas audible sin mirarme.

- ¿lo sientes? -asiente- ¿Qué se supone que sientes?... la parte donde me dañaste mis cosas o dónde te molestaste porque me tenía que ir -enfatizo las últimas palabras- Ah no ya se, por ¡¡DEJARME PLANTADA NO UNA SI DOS VECES!! –le grito fuera de sí- O mejor hablamos de tú desaparición toda la semana.

Veo como se queda callado ni siquiera me mira, yo por mi parte estoy a anda de matarlo, en eso entra alguien, no se quien ya que estoy dándole la espalda a la puerta.

- ¡Aquí esta lo que me pediste! –reconozco esa voz, veo como el agranda su mirada y si definitivamente fue el límite, siento como mis lagrimas quieren abandonar mis ojos, me levanto rápidamente para salir de allí ya no tengo nada que hacer aquí.

- No espera -me sujeta del brazo antes que avance más, mientras yo quiero quitarle los ojos a esa... esa tipa- Mara vete, necesito hablar con mi prometida. –ella asiente dejando unas cosas en la mesa más cercana retirándose.

Apenas se va me volteo y lo cacheteo fuertemente, no se lo esperaba así que logre que retrocediera varios pasos soltándome.

- Entiendo que estes molesta y necesitas muchas explicaciones, siéntate y hablamos. -me propone mientras se soba la mejilla.

- No, dame los documentes yo me largo. -tomar los papeles para irme, pero me agarra por la cintura deteniéndome, me voltea ganándose golpes de mi parte.

- ¡Suéltame no me toques! –como veo que los golpes no funcionan así que lo lanzo con mis poderes unos metros lejos sentándolo de golpe, aprovecho para agarrar los papeles que se me habían caído.

- Mei sé que estás molesta y lo entiendo, pero escúchame. –me detengo antes de salir.

- ¿Escucharte? Vengo yo, yo hasta acá y me dices ¿Qué haces aquí? Luego esa tipa entra ¿ella si puede estar aquí? y yo, tú prometida ¿no? me dejaste plantada dos veces para una cita de nuestra boda, espera ¿si vamos a tener una boda? O solo me enterare que está aplazada cuándo llegue el día y no llegues.

- Lo lamento. – se disculpa haciendo que me enojé aún más.

- Si deberías hacerlo. –salgo a pesar de que me llama, a unos metros me encuentro a Mara la miro y sonríe.

- No te dijo ¿verdad? –la miro queriendo quitarle la cabeza, definitivamente hoy muere alguien, trato de ignorarla, pero me grita.

- ¿Sabes que nos besamos? Yo creo que ni siquiera se acordó de ti, además a mi es a quien ha mantenido estos días a su lado, mientras a ti... bueno a ti solo te ignora. -listo se murió.

Me volteo y alzo mi mano en su dirección estrellándola contra la pared, por sus gritos los guardias vienen junto con Darick y su padre.

- ¿Mei? ¿¡Que haces!? – me pregunta D'arcy.

- No ni se meta esto es entre está y yo. -la bajo y me le acerco, veo como le da órdenes a sus guardias que se queden quietos, nadie hace nada solo miran, hasta Darick está muy sorprendido, por lo general no soy así de agresiva, pero ella saca lo peor de mí.

La tomo del cabello y la arrastro fuera del palacio ella no deja de gritarme y querer arañarme lo logra, pero solo en mis manos, de igual manera no la suelto, la lanzo contra el piso y me le voy encima, mis guardias junto con Sergrey se asustan, pero los miro deteniéndolo con una mirada de advertencia.

- Mira mujer de poca neurona será mejor que no vuelvas a meterte en mi camino, ni mucho menos en mi relación me tienes harta, está es sola una pequeña advertencia a lo que te hare de verdad si vuelves a meterte dónde no te llaman, aléjate del palacio, de mi novio y de mi querido suegro, es más múdate, así no tengo que ver tu patética y asquerosa cara de arrastrada, la suelto de golpe no sin antes darle unas buenas bofetadas, me levanto satisfecha y limpio mi rodillas pues llevo vestido.

Me dirijo de nuevo adentro todos bajan la mirada cuando paso, mi suegro tiene una sonrisa en su rostro y Darick...

- Si vuelves a mirarla te juro que te saco los ojos, no entiendo tú manía de compadecerte de ella cuando claramente solo te usa. -lo miro mal.

- Disculpe mi comportamiento majestad, si cree que es necesario un castigo lo entenderé después de todo estoy en su palacio son sus tierras. –le digo a D'arcy, pero el solo niega.

- El único que me debe explicaciones es otro. –mira a su hijo con reproche.

- Bien me retiro, con permiso. –me giro, pero me agarran del brazo, no hay que ser adivinos para saber quién es– No quiero hablar con alguien que solo me ignora y luego me pregunta ¿Qué hago aquí? Como si yo soy la que está de más.

- Por favor escúchame, y si después te quieres ir está bien. -lo pienso un poco, bien quiere jugar, juguemos.

- Bien, pero tú padre estará presente, evitará que te mate. -asiente en nuestra dirección, nos vamos al despacho dónde los tres tomamos asiento.

- Hagan de cuenta que no estoy. -nos dice restándole importancia con sus manos.

- Si me levanto, sujéteme lo más probable es que le saque los ojos. –asiente sonriente.

- Si es cierto me desaparecí -lo miro incrédula.

- Si no me dices no me entero.

- Tuve unos problemas cielo, mi padre puede asegurarte eso. -lo miramos y el asiente- ¿vez no miento?

- Dígame -miro a mi suegro- ¿no había manera de que él se comunicara? –asiente otra vez.

- ¿Vez? ¡¡Me déjate plantada dos veces, dos!! ¿si te importa la boda acaso? –pregunto intrigada, su padre nos mira igual.

- Si me importa, claro que mi importa. -se levanta con intención de acercarse, pero su padre lo detiene.

- No parece y sinceramente verla a ella aquí solo dice que no te importa en lo más mínimo. -me levanto yo- Me voy tengo cosas que haces, con permiso.

- Mei por favor. – me suplica

- ¿Por favor qué?... Darick por lo menos piensa es tú respuesta mediocre y luego me hablas. –me voy dejándolos solos, salgo todos me miran con miedo me da igual, al final me regreso a la oficina nuevamente, le entrego los papeles a Fil y hago mis cosas.

Pov Darick

- Ella tiene razón, tú repuesta es mediocre y el ser un padre flexible me ayuda a decirte lo siguiente... Mara hace mucho no debería estar aquí, si lo permití es porque según venia por tu madre, pero ahora tú también la vez y la recibes ¿te importa o que pasa? Cuando dijiste que te diera el caso que yo iba hacer para que tú estuvieras libre para los preparativos de la boda, pensé que estabas libre no que la dejarías plantada y sin avisarle ¿te has vuelto loco? –me reclama mi padre apenas Mei se fue.

- No quiero verla padre, esa es la verdadera razón. –le digo mirándolo apenado.

- ¿No quieres ver a la chica que dices amar y con la que vas a casar?

- Bese a Mara ¿sí? ¿Cómo la miro a la cara?, si le digo la verdad seguro cancela todo y si no le digo me siento culpable. -me mira sin expresión alguna- Di algo.

- Debí dejar que te sacara los ojos. -me mira molesto.

- Padre...

- ¿Es enserio? ¿Estás a tres meses y medio de casarte y besas a Mara? ¿Esa chica y tú que piensan? –me mira totalmente decepcionado, yo también lo estoy.

- Ayúdame, no quiero perderla. -le pido.

- No le digas la verdad y aléjate de esa chica definitivamente, si le dices la verdad te mata, luego cancela la boda y nadie dice nada, ah y no olvidemos que quien sabe qué hará con Mara. -me mira rudamente- No hago esto por ti, sino por ella merece ser feliz y en el fondo creo que tú puedes hacerlo.

- ¿Cómo se supone que haga como si nada paso? -niega.

- No sé, busca la manera. –me dice levantándose y dejándome solo.

¿Qué hago?

Llamare a Oss, le marco y contesta rápidamente.

- Aparece el desaparecido. –se burla- Se de alguien que te colgara de los huevos hermano. -se burla abiertamente.

- ¿Justo por eso necesito tú ayuda, ¿Cómo la contento? Y antes que preguntes de verdad estaba muy ocupado por eso me desaparecí.

- Eso no es justificación, a ella le importa la boda has algo con eso, hasta donde sabemos todos esta con los preparativos pausados por tú culpa.

- Gracias vales oro. -le cuelgo rápidamente saliendo de mi despacho, agarro mi vehículo y me dirijo a dónde está la programadora de nuestra boda.

- Buenas tarde alteza, que bueno que lo veo justo iba a llamar a su prometida para preguntarle ¿cuándo retomar los preparativos?

- No hace falta, los retomamos ya y conmigo.

Pasamos hasta tarde aclarando unas cosas cómo el lugar, ella me dijo los cuales les gusto a Mei y según eso yo decidí, además mañana haremos las pruebas de comida y postres, elegí varios diseños de tarjeta que llevo aquí conmigo para enseñárselos y también mañana tengo mi prueba de vestuario.

Me dirijo a la oficina seguro debe estar allí sino iré a su palacio, solo espero que su padre no me mate, me bajo abriendo la puerta encontrando todo tranquilo, subo las escaleras y los encuentros a ella y Filarion sentados en las computadoras.

- Buenas noches ¿Mei podemos hablar? Por favor. –ambos se me quedan viendo, resopla, se levanta y sale detrás de mí.

- ¿Qué quieres? –le sonrío, está molesta muy molesta y me gusta me gustas cuando se molesta, sus mejillas se sonrojan, sus ojos brillan dándole un aire de seducción increíble y su nariz, la arruga solo un poco casi ni se nota. Saco de mi bolsillo secreto las ideas de las invitaciones.

- Mira estás me gustaron, puedes elegir para dárselas mañana a Carla, también mañana me voy a probar lo del traje y es la selección de comida y postres. Cielo sé que la regué, pero de verdad estaba muy ocupado, lo siento. –me mira inexpresiva.

- Sigo molesta y eso no cambia nada ¿Quién me dice que no lo vas a volver hacer? ¿es que ni siquiera me explico porque no me avisaste nada? ¿Qué rayos te pasa? –la tomo de la cintura no aguantando más tenerla tan lejos.

- ¡Suéltame! –intenta alejarme, pero soy más rápido y el sujeto fuerte.

- ¡Perdóname cielo! De verdad lamento lo que paso, créeme. -me mira dudosa girando su cara hacia la cuidad, estamos en la azotea, yo aprovecho para meter mi cara en su cuello ella gime alterándose.

- ¿Qué haces? suéltame.

- Nada solo te doy unos pequeños besos. -digo en su cuello, ella intenta alejarme, pero no la dejo, la beso logrando que se estremezca en mis brazos cómo tanto me gusta- Los besos que tanto te gustan.

- No, ya no los quiero. -me dice logrando que ría por su comentario, la arrincono en una pared mordiendo su cuello apretándola más contra mí para que no pueda escapar.

- Apuesto que si te toco estás mojada.

- Estas loco, primero no te atrevas a tocarme y segundo en cualquier momento puede subir Fi... -la beso reclamando sus labios esos que necesito, pero se resiste- Eres tan terca, eso me encanta.

Sonríe por mi comentario lo cual me gusta, está dejando de estar molesta.

- Te prometo que no lo vuelvo hacer. –menciono besándola, pero voltea su rostro otra vez.

- Ella dijo que estuvo contigo todos estos días ¿es cierto? –niego ocupado besando su cuello haciéndole cosquillas- Deja te estoy preguntando algo.

- No es cierto ella solo fue hoy a visitar a mi madre y paso por mi oficina, se ofreció a traerme unos bocadillos y en eso tú llegaste- le explico y no miento, bueno no del todo, por claras razones no le digo que hablamos y menso de que hablamos, lo bueno es que ambos acordamos de no mencionar nada y dejar ese beso cómo algo que no debió pasar jamás.

- ¿Cómo sé que no mientes? –rayos.

- Mei te amo, yo no te quiero perder por nada en este mundo, es cierto ella nada más fue hoy. -le digo la verdad, bueno a medias logrando que suspire no muy convencida, cómo la veo dudosa la beso, logrando que me corresponda.

- Yo también te amo. -Me dice bajando la guardia suspiro aliviado. No miento cuando digo que la amo, que es lo que más quiero y que no la quiero perder, si cometí un error, bueno muchos errores, pero eso no cambia lo que siento por ella.

- ¿Entonces cuál te gusta? –le pregunto mostrando las tarjetas ellas las mira y señala la que es negra con detalles dorados, la noto feliz y eso me reconforta, nos sentamos en el sofá que hay aquí apreciando la vista y el aire fresco.

- ¿Entonces ya estoy perdonado en su totalidad? –pregunto jugando con su cabello uno que está rosado con toques azules, cosa que me deja claro que sigue triste.

- Estas a prueba así que esmérate. -se levanta guiñándome el ojo- Debo volver, nos vemos después de ahora en adelante tienes restricciones. -me mira sobre su hombro.

- ¿Restricciones? ¿de qué hablas? –me levanto sin entender a qué se refiere.

- De que no vas a besarme, tocarme, ni abrazarme a menos que yo lo quiera y no lo quiero. –se ve seria.

- ¿Es un juego verdad? –niega alzando sus dos cejas, torciendo sus labios.

- No, no es broma y tampoco nada de intimidad. –sentí cómo todo iba en cámara lenta y es decir mucho soy super rápido.

- No puedes hacer eso cielo. –sonrió nervioso.

- Si puedo, así como tú te perdiste una semana y la única forma de saber que no lo harás más nunca es castigándote donde más te duele y creo por tú expresión que si di justo en el clavo. –sonríe con malicia dejándome solo, me siento sorprendido por sus palabras.

¿Pero qué ha pasado?

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