Capítulo 37***
Al llegar noto que mi madre estaba muy preocupada, me informa que mis hermanos están jugando para que no nos vieran llegar en este estado, mi padre me dice que necesita hablar conmigo, mi hermano y yo subimos a nuestros cuartos en silencio hasta que como siempre decido romperla.
— ¿La vas a llamar? Seguro debe estar preocupada. —hago referencia a Merialeth
— No creo que sea prudente, ella no quiere saber de mí, además su padre quiere matarme, ¿no lo viste? —lo noto afligido.
— ¿Cómo lo sabes? Y si lo note, puedo llamarla y quedar con ella sacarle cosas y pues quien sabe quizás yo me tenga que ir y tú te quedas. —le propongo como quien no quiere la cosa.
— Gracias, pero mejor no. —sonríe un poco afligido.
— Anda no seas así, ella te quiere y tú también. —me cuelgo de su brazo deteniéndonos en su puerta, me quita el cabello de la cara y se queda viendo mi labio seguro debe de tener sangre o algo— ¿qué?
— Te pego. —aprieta los dientes
— Lo mate.
— Es lo mejor, pero no era él —me abraza— no sabes lo mal que me sentí al verte partir, no pare en toda la noche hasta tener todo listo, Darick, papá y el Rey D'arcy me ayudaron, todos estábamos preocupados por ti Mei te queremos y queremos que estés bien. —me suelta y deja un beso en mi frente— Anda ve a bañarte apestas a sangre... está bien llámala.
Sonrió porque me salí con la mía, él se mete a su habitación y yo a la mía me quito la gabardina y la ropa íntima dejándola en una bolsa para botarla, me meto en la bañera donde me demoro todo lo necesario para desestresarme tengo muchas cosas, el reporte, mi padre y Darick de seguro debe de tener preguntar y las respuestas me dan miedo, poco a poco salgo del cuarto de baño para untar de cremas mi cuerpo, colocarme una lencería azul rey combinándola con un vestido del mismo color de mangas largas aterciopelado con un pequeño escote en la espalda, la falda es plisada y me llega hasta las rodillas, los tacones son del mismo color, pero con pedrería en la punta, mi maquillaje es sutil, pero mis labios van de rojo me encanta ese color.
Agarró el teléfono y le dejó un mensaje a Merialeth diciéndole si puede venir a verme o si prefiere que vaya, como ella es tan comprensiva dice que viene en una hora, le mando otro mensaje a Darick que no demora en responder quedando de vernos mañana en la guardia la cual empieza a las dos de la tarde y termina a la misma hora del día siguiente.
Sí, nos toca duro, pero gracias a eso podemos tener todo bajo control, al salir me encuentro con Sergrey quien estaba por tocar mi puerta al verlo sonrió.
— Hola. —salgo cerrando detrás de mí— ¿pasa algo?
— Solo para informarle que su padre la está buscando Alteza. —me detengo a verlo extrañada— su padre me pidió que no la llamara por su nombre.
— Entiendo, pero bueno, aquí no está él. —lo miro, pero evita mi mirada.
— A su novio tampoco le gusta mi cercanía. —mira hacia los lados para al final mirarme.
— ¿Te dijo algo? —pregunto un poco sorprendida.
— No fue necesario y usted sabe que me gusta, es mejor guardar nuestras posturas, yo solo soy su jefe de seguridad y usted es una princesa que será reina y además tiene novio, no es propio de mi parte tratarla de tú sin contar que la bese.
— Ya lo sabe... y no, yo no se lo dije, fue ese tipo, dijo muchas cosas de mí a todos, de hecho, si no me equivoco, estoy en problemas y mi padre seguro me llama por eso. —me toco la frente preocupada, él me abraza para reconfortarme, le correspondo.
— Esté tranquila, su padre la ama, sea lo que sea, él lo entenderá. —me habla cerca del oído aliviándome un poco.
— Eso espero, si no realmente... —nos separamos y acomoda un mechón de mi cabello detrás de mi oreja— es grave, muy malo.
— ¿Qué tan grave es? Bueno, sí se puede saber. —niego.
— No, es mejor que no sepas, si no serás mi cómplice y te meteré en problemas.
— ¿Tiene que ver con que sé allá quedado con su novio la otra vez? —lo miro dudosa— Entiendo y si me preguntan...—lo interrumpo.
— Si preguntan tú me dejaste con las chicas en el lugar acordado y te quedaste toda la noche afuera vigilando, ¿ok?
— Sí, tranquila y valla antes de que suba su padre.
— Vale y gracias. —le beso la mejilla y me retiro hasta el despacho de mi padre, apenas entró se nota que está molesto.
— Siéntate y cierra con seguro. —hago lo que me pide— ¿Quién crees que soy Mei? Porque yo te he perdonado muchas cosas, muchas travesuras y desobediencias de tu parte antes de que te fueras nunca hacías caso, al parecer eso sigue igual.
— Padre... —me interrumpe gritándome
— ¡¡Dime la verdad!! Quiero la verdad Mei y la quiero ahora. —me dice apretando los dientes, sé que se está conteniendo.
— Eres el Rey, lo sé, pero también eres mi papá, y como tu hija te pido que por favor me escuches.
— Adelante te escucho. —dice un poco más calmado.
— Pues lo del Filarion es cierto. —se molesta— pero él me besó papá y si fueron varias veces y todo fue iniciado por él, estábamos solos, él me ayudaba, yo estaba triste por una pelea entre Darick y yo, él simplemente se acercó y me beso papá y lo hizo dos veces más y si la última vez si le devolví el beso, pero yo hablé con él y aclaré las cosas entre los dos.
— No trates de desviar mi atención con tus miradas de niña mimada Mei, seguramente van a querer hacer un consejo disciplinario para saber si esto es cierto sin contar que ya me llamaron y pasado mañana hay que ir a una reunión extraordinaria para tratar estos temas.
— Entiendo.
Eso es grave, muy grave, si hacen pruebas se darán cuenta.
— ¿Y las otras dos acusaciones? —pregunta igual de serio.
— Si Sergrey me beso y Darick no sabía yo no le dije nada, pero también hable con él, me dijo que le gustaba, pero que sabe mantener su distancia y yo confió en él, siempre guarda su compostura y es muy bueno en lo que hace, por favor no lo quites de mi lado de verdad si hace algo yo soy la primera en decirte.
— Ya hizo algo Mei el hecho de besarte ya en sí es grave, tú eres una princesa, él solo es un guardia de seguridad y además tú tienes novio, el mismo Darick está en su derecho de pedir que se destituya.
— No es justo papá, por favor haz algo, él es muy bueno y confió en él, a pesar de eso en estos momentos necesito a personas de confianza a mi lado y él es una de esas personas. —me sincero esperando que me ayude.
— Haré todo lo posible, pero no prometo nada.
— Gracias papi. —le sonrió feliz por su ayuda.
— ¿Y de Darick qué?
— Eso no es cierto, él me respeta. —trato de sonar cien por ciento sincera.
— Si eso es cierto cuando la junta pida una prueba de virginidad, no te negarás, ¿verdad?
— ¿Prueba de virginidad? —lo miro extrañada— ¿eso existe?
— Si existe y seguramente la pedirán, ¿te negarás? —me tenso, si hacen eso, estoy muerta, pero si me niego es peor.
— No, no me negaré, pero ¿Qué van a hacerme? —niega.
— No sé, pero sí sé que existen y se han hecho antes, ¿sabes qué ha pasado con las chicas que mintieron? —quiere asustarme y lo está logrando.
— No. —susurro apenas audible.
— En el mejor caso era repudiada por todos, como sabrás la virtud de una mujer es importante y en tu caso mucho más, tú no eres cualquier mujer, tú eres la heredera al trono y tu boda es la más esperada. —se levanta mirándome seriamente— espero que nunca se te olvide eso Mei, porque por mucho el que diga amarte y tú lo ames, deben esperar a que estén casados, es una norma muy simple, tu madre y yo lo cumplimos y esperamos lo mismo de ti, no nos falles Mei o atente a las consecuencias ahora vete. —asiento, me levanto y me voy salgo y me encuentro a Merialeth llegando al verme me sonríe y corre abrazarme y la recibo llevándola a mi habitación.
Al llegar mi hermano está esperándome, pero al ver a Merialeth se levanta rápidamente y se quedan viendo un largo rato hasta que habló como siempre.
— Chicos, yo me voy y ustedes hablan. —cuando me doy la vuelta Mery me detiene.
— No hace falta, él y yo no tenemos nada de qué hablar. —lo mira molesta.
— ¿No tenemos nada de qué hablar? ¿Quién lo decidió? —le pregunta el molesto.
— Yo lo decidí, desde que te fuiste y ni te acordaste de mí, si no fuera, porque hoy vengo ni sabrías que existo.
— Eso no es cierto, no hay día que no piense en ti, solo que... —hasta yo quiero ahorcarlo por idiota, no habla bien.
— Mientes, tú siempre mientes, tú no me quieres ni te importo.
Sí está muy dolida.
— ¡No digas eso! —intenta acercarse, pero se aleja usándome como escudo— ¡tú sabes que no es cierto!
Esto parece telenovela mexicana.
— Si es cierto, ya lo demostraste. —se da la vuelta para irse y yo miro a mi hermano para que haga algo, pero nos deja heladas a las dos con lo que grita.
— ¡¡Yo te amo!! Te amo Merialeth me enamoré de ti y si soy un idiota, pero es la verdad. —ella se queda petrificada con la mano en la puerta y yo no dejo de mirar de un lado a otro a ver cómo reacciona cada uno, pero parecen estatuas y como buena hermana menor intercedo lo llevó hasta donde está dándole la vuelta a ella.
— Aquí es donde tú dices que también lo amas y después se besan. —les digo, pero, en cambio, ella lo cachetea y empieza a llorar, yo la intento abrazar, pero mi hermano me gana y ella lo recibe gustosa.
— Te odio, te odio tanto. —le dice en su pecho mientras llora él la consuela.
Me hacen faltas unas palomitas de maíz, joder.
— Yo también me odio por hacerte daño, perdóname amor, por favor. —ella se aleja y niega.
— Eso dices hoy, pero ¿mañana qué? ¿Cómo sé que no vas a cambiar de opinión en dos minutos? —se nota que de verdad la lastimo.
— Sé que soy un idiota y que te puedo volver a lastimar, pero también sé que te amo y no quiero estar sin ti, es una agonía estar sin ti. —Se sincera y hasta yo quiero besarlo por lo tierno que es.
— Yo tampoco quiero estar sin ti. —Se sonríen y él le limpia las lágrimas para al final besarse mientras yo aplaudo y doy saltitos de felicidad por los dos, ellos se ríen por mis ocurrencias.
— Bueno que conste que yo te invite para que habláramos, pero salió mejor apuesto que si lo planeo no me sale tan bien. —les digo para hacernos reír otro poco.
— Tengo que decirte algo que es importante. —le dice de repente Merialeth a mi hermano.
— Yo me voy, eh por mí no se preocupen. —Le digo para darles privacidad.
— No quédate, quiero que sepas. —Dice mirándome, asiento y nos mira ambos.
— ¡Estoy embarazada! —Yo me quedo helada sin saber qué decir y mi hermano ni se diga se desmayó, las dos intentamos socorrerlo, rápidamente voy a mi baño y busco alcohol.
— ¿Es normal esta reacción?, ¿llamamos a alguien? —está preocupada y yo también él jamás se desmaya.
— No lo sé, supongo, es la impresión, digo que ninguno esperaba esta noticia, pero ¿cómo pasó? Digo si sé cómo paso, pero ¿no se supone que te tomaste la pastilla? —le pregunto mientras le paso alcohol por su nariz y empieza a reaccionar.
— Pues no sé muy bien, pero si me la tome hasta delante de ti. —me recuerda, mientras mi hermano se reincorpora luciendo algo mareado.
— Me soñé algo increíble Mei —me mira mientras se levanta del suelo y busca una silla donde se sienta— Merialeth me decía que estaba embarazada. —se ríe nervioso— ¿te imaginas yo con un bebé? ¿Qué se supone que haga?
Miro a Merialeth y luce triste, ni hablar de él está preocupado.
— Yo tampoco sé qué hacer y cuando mis padres se enteren va a ser peor. —Ella se pone a llorar nuevamente entre los dos, la abrazamos.
— Creo que ahora si me voy para que hablen tranquilamente y Mery realmente me da gusto saber que voy a ser tía, por nuestros padres no te preocupes, verás que buscaremos una solución. —le beso la mejilla.
— No te vayas, necesito apoyo... todavía estoy en shock. —dice mi hermano mientras me mira suplicante, miro a Merialeth que está igual.
— Está bien, me quedo. —aceptó sin más.
— Yo tomé la pastilla que me diste, pero no sé igual, yo vomite después de que te fuiste, ¿quizás eso fue?
— ¿Vomitaste? ¿Por qué vomitaste? —le pregunto preocupada.
— Porque me sentía mal, supongo que por llorar tanto la verdad no sé.
— Entiendo y eso es mi culpa. —habla mi hermano— ¿estás segura de que si estás embarazada? —ella asiente, busca algo en su bolso y no pasa, es una prueba de embarazo.
— Cuando empecé a sentirme mal tenía mis dudas hasta que me hice una prueba de sangre y salió positiva. —señala la hoja.
— ¡¡Mierda, voy a ser papá!! —nos mira y vuelve su mirada a la hoja sonriendo— ¿pero no es muy pronto para saber de un positivo? Digo hace un mes me fui. —los dos la miramos intrigados después de todo soy chismosita.
— Pues ese examen es de unos días, sinceramente por eso vine solo que esperaba que tú se lo dijeras, no quería verte, me dolió y me sigue doliendo que después de lo que pasó entre nosotros no me buscaras. —se excusa ella.
— Yo no te busqué porque te quería dar tu espacio, no quería que te sintieras presionada por mí, eso me lo recomendó Darick.
— ¿Y le haces caso? Si es peor de idiota que tú, hay dioses, dos idiotas en acción. —exclamó al techo como esperando respuesta, que obviamente no obtengo.
— Bueno, yo pensé que era lo mejor, tú no querías saber nada de mí, pensaba buscarte después de decirle a Mei que hablara contigo para saber si podía hablarte. —se excusa.
— Eso es lo más tonto que he escuchado. —se levanta molesta y agarra una de mis almohadas para empezar a pegarle— Eres un idiota, ¿sabes lo mucho que te extrañe?, ¿lo mal que me sentía?, ¿todo lo que supuse? —No deja de pegarle cada que habla él solo se cubre con los brazos, mientras a escondidas los grabo esto vale oro.
— Ya mujer, déjame, Mei ayúdame. —se mueve de un lugar a otro, yo solo reí y grabó— Deja ese perol y ayúdame.
— ¿Estás loco? No, yo no me meto, es problema de parejas, hay nadie debe meterse. —le digo escudándome hasta que logra quitarle la almohada y la agarra para besarla haciendo que se calme y se separen con la respiración muy agitada, terminó de grabar.
— Bueno, ya están reconciliados, ahora a reflexionar como le decimos a nuestros padres, sin contar que seguro van a querer matarte. —le digo recordando la forma en que mi padre me miraba.
— Oh, podríamos casarnos. —propone Volko.
— De igual manera van a querer que sea especial y el tiempo no está de nuestro lado. —responde Merialeth.
— A menos que sea una boda exprés. —les digo y miran intrigados— Apenas tienes un mes o menos y eso sí está a nuestro favor —me levanto y camino de un lado a otro— Darick quiere un viaje entre los cuatro a Europa, podríamos aprovechar eso para que se casen allá y lleguen como señor y señora Woodenclaw, nadie diría nada y allá sería su "luna de miel" donde obviamente sales embarazada. —la señalo.
— Es buena idea y cuando nazca decimos que es prematuro y ya, nadie va a decir nada, todos quedarán contentos, claro, si tú lo quieres. —mi hermano mira a Merialeth buscando su aprobación.
— Mis padres van a querer matarnos cuando se enteren de que nos casamos así, sin contar que todos van a sospechar, es mejor decir la verdad. —está asustada, se le nota— sé que quieren lo mejor y ayudar, pero no creo que funcione.
— Entonces diremos la verdad y afrontaremos todo lo que venga juntos. —la abraza dándole apoyo.
— Cuente conmigo haré todo lo posible para ayudarlos y protegerlos de cualquier cosa, sobre todo a ese bebé. —les digo sincera.
— ¿Al bebé? ¿Por qué al bebé? —me pregunta muy preocupada, mirando a mi hermano y a mí, empezando a desesperarse por nuestro silencio.
— Nuestros padres son estrictos con las normas y más tu familia Merialeth, mírame a mí, tu madre me odia por romper el compromiso entre Filarion y yo. —me siento sin mirarla, porque hasta yo corro peligro— podrían matarnos a ti y a mí si me descubren o bien podrían ordenar que te hagan perder al bebé según lo que tus padres pidan. —se pone a llorar y niega.
— ¡Yo no quiero eso! —nos mira pidiendo ayuda— Casémonos a escondidas como dijiste, es la mejor opción.
— ¡Sí, lo es! Prepararé todo... mañana nos vamos. —nos mira y asentimos.
— Llamaré a Darick para que nos ayude igual, mañana tenemos guardia a las dos podríamos hacerlo antes, ¿les parece?
— Sí, mañana vengo temprano.
— No, yo te busco, les vamos a decir que vamos de compras a Nueva York, que allá todo es muy bonito y demás, cuando regresemos les decimos que se encontraron, se reconciliaron y decidieron casarse porque se aman, esperemos que funcione. —les hablo y asienten— Ahora actúen normal y bajemos a cenar.
Así hacemos, bajamos y cenamos entre todos, nuestros padres se sorprenden, pero también se alegran de que ya estén bien, no sabían mucho, solo que tenían problemas, al terminal él se ofrece a llevarla y yo me voy a mi cuarto a llamar a Darick que como siempre responde al tercer tono.
— Hola amor, ¿Cómo estás? —se nota agobiado por algo.
— ¿Está todo bien? Te escuchas raro. —le pregunto preocupada.
— Si no es nada, dime. —me evade, lo dejo pasar porque creo que es mejor hablar en persona.
— Tengo problemas graves Darick, mi padre sospecha de nosotros, según va a ver un juicio disciplinario, me van a hacer una prueba.
— ¡Ellos no pueden hacer eso! —Escucho como aprieta los dientes.
— Si pueden, según mi padre, la verdad, supongo que él mismo la pidió, no sé, se van a dar cuenta ¿Qué se supone que haré? —le digo totalmente desesperada dando vueltas en mi habitación.
— Haremos, no estás sola, veré como hago, no te preocupes, actúa natural y relajada.
— Hay más. —le hago saber— Merialeth está embarazada, planeamos que ella y mi hermano se casen en secreto mañana, pero necesitamos tu ayuda.
— Cuenten conmigo ¿Qué hago?
— Fácil, solo tienes que esperar que mi hermano te busque, él te dirá el resto, nos encontraremos después yo voy por ella.
— Bien, mañana nos vemos amor, te amo, descansa. —Cuelga sin esperar que le responda cosa que me extraña, pero bueno, de igual manera mañana podremos hablar.
Me cambio y me acuesto sin poder dormir, si ellos se dan cuenta de nuestro engaño son capaces de todo, estúpidas reglas que solo nos dañan sin darse cuenta ¿Cómo es posible que mi propio padre piense más en el qué dirán a lo que yo siento? ¿Cómo es que yo le tengo tanto miedo a decirle la verdad? Ellos deberían apoyarnos, no aterrorizarnos, lo cierto es que es así, por años ha sido así, no se puede hacer nada, solo tratar de encubrir y por mi hermano y ese bebé haré cualquier cosa, lo que sea así tenga que mentir otra vez, porque aparentemente es la única forma de salir vivo en este mundo loco de poder.
Todos están sedientos de poder, esperando al mejor momento para atacar, vigilando desde las sombras, dejándonos sin opciones, sin salidas, acorralándonos, ¿lo peor? La mayoría de las veces son nuestros padres que nos señalan, nos que nos ven como abominación y es lo que duele más, si mi padre se entera de mis secretos seguramente me golpearía hasta cansarse, sería su vergüenza, hasta estoy segura de que me negaría como su hija ¿Quién sabe qué más haría?
A la pobre de Merialeth lo mínimo sería hacerle perder al bebé, esa es la verdad, nosotras no tenemos mucho que decir o hacer, solo debemos obedecer nada más, como objetos a los cuales mirar con admiración, pero callar por precaución, lo quiero cambiar lucho por eso, pero es difícil cuando son tantos años y tantas costumbres.
Poco a poco he cambiado cosas, pero no todas igual, el juicio sirva de algo y ayude a cambiar la perspectiva de ellos y mejorar todo para nosotras, ella y yo corremos peligro, lo mejor es callar y fingir que está todo bien y en orden ¿lo más loco? Es que sabiendo eso todavía rompemos las reglas, aunque nuestra excusa puede o no ser válida, pero es la verdad: Amor.
Por amor hacemos locuras como esta, por amor se va a la guerra o se muere en ella, es embriagante, es alucinante, es fascinante, pero sobre todo abrumadora que cuando te entregas es lo mejor, solo que como cada acción tiene su reacción nos toca esperar que ese amor sea recíproco y suficiente ¿y si no? Bueno, sabré que di lo mejor de mí, sabré que amó hasta los huesos, que haría y haré cualquier cosa por los que amo y eso nunca cambiará.
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Pelor: objeto, eso quiere decir... "deja ese objeto"
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