Capítulo 36***
Pov Darick
Veo cómo se va y la impotencia corre por cada uno de nosotros, su padre es el primero en hablar.
— Preparen a los hombres rápidamente que lleguen lo antes posible, si es esta noche mejor. —todos lo miramos.
— Cálmate Wolfgang, te necesitamos sereno, eres un excelente estratega, ayuda a tu hijo a preparar el plan, Darick y D'arcy váyanse adelante con Wolfgang preparen todo el terreno posible, usen sus mejores armas de ahora en adelante estamos en alerta máxima. —Nos habla Oceánico como buen líder.
— ¿Y el resto? —pregunta Luke.
— Oceanidouss y Ehlrion empiecen con la búsqueda de Dhalleeah, Galater ayúdalos. —Galater es el padre de Filarion y como están las cosas es mejor tenerlo lejos de Volkodlak las pocas veces que he visto a Merialeth se nota triste y apagada, nada que ver con lo que era antes, de hecho, ya todos saben que está así, es por culpa de Volkodlak, claro ninguno no da razón oficial y cada vez que tocan el tema lo esquivan o eso me ha contado Mei de su hermano y bueno de ella he tratado de estar pendiente todo lo posible y conmigo si habla, la verdad poco a poco está mejor.
— El resto se queda y prepara a los hombres, a trabajar. —Así hacemos cada quien toma su lugar y manos a la obra, al llegar a México Volkodlak trata de mantener la calma, pero se nota lo molesto que está.
— Bien, ¿Qué tenemos? —pregunto apenas entró.
— Tenemos que todo fue su maldito plan desde el principio, está transmitiendo en vivo desde que la hizo entrar en ese maldito cuarto. —gira la computadora y vemos que está vestida con una lencería que si no fuera por la situación ya mismo la estaría siendo mía, se ve muy, muy sexy.
Vemos como la provoca una y otra vez, insinúa que se acuesta conmigo, que me engaña con Sergrey y con Filarion, además de que maltrate a Mara.
— Esto es una mierda. —mencionó irritado.
— Sí, pero tú debes muchas explicaciones. —me dice su padre— te lo pregunté y lo negaste, ahora dime la verdad, ¿sí o no te acuestas con mi hija? —todos nos miran intrigados.
— ¿Por qué no hablamos eso cuando la tengamos de vuelta y no estemos alterados? Necesitamos estar unidos, no peleando por tonterías. —habla Volkodlak cubriéndonos, él sabe la verdad.
— Me calmo cuando digas la verdad. —me agarra de la camisa, pero me suelta al notar que Mei grita, nos alertamos al darnos cuenta de que está debajo de él y no solo eso le pega, siento como mi sangre hierve, notamos cómo se va dejándola alterada mientras quiere entrar en pánico.
No nena cálmate tú puedes
Notamos como poco a poco se calma, pasan las horas y él regresa otra vez a molestarla, en eso llama Luke diciendo que ellos también están viendo el mismo video donde están los dos.
— Vaya, al parecer tu mente no es tan fuerte como aparentas. —se le acerca acariciarle la cara, logrando que ella le pegué en la mano.
— Púdrete. —le contesta sin mirarlo, su nariz y ojos están rojos por llorar,
— Deberías controlar tus emociones sobre todo tu mente. —Noto como entran con comida y le propone que se sienten a comer.
— Te prometí una cena y aquí está, yo siempre cumplo con lo que prometo. —a pesar de negarse al principio comen tranquilos sin hablar, él solo la mira a pesar de tener una máscara, se puede ver cómo la mira.
— ¿Cuál es tu verdadero objetivo? ¿Qué ganas con todo esto? —le pregunta Mei dejando sus cubiertos de lado.
— Tenerte solo para mí, después que termine con todo estarás tan —la señala toda— dañada que tú misma me buscaras y aquí estaré con los brazos abiertos esperando por ti, el plan es simple, tan simple, como lo de mostrarte el secuestro aquí en México para que vinieras les ordené a mis hombres que aumentaran el secuestro para llamar tu atención, cuando llegaste te fui dejado migajas de pan para que dieran con esos tres clubes después de todo no gano tanto hay como en los otros.
— Así que son tuyos, ¿y cuántos son en total?
— Veinte, dan muy buena ganancia junto con el tráfico de órganos, pero eso ya lo sabías, yo quise que lo supieras. —se levanta y se coloca detrás de ella para apartar el cabello hacia un lado y susurrarle al oído— Puede ser nuestro, solo dime que sí y acabo con esto, nadie sufriría. —Ella se levanta de golpe y se voltea empujándolo.
— Jamás, yo misma me encargaré de destruirte, ¿sabes por qué? Porque no eres nadie, ni hoy, ni mañana, ni nunca, solo te escondes detrás de un teléfono y una ridícula máscara, me vistes así para fantasear con algo que nunca tendrás, me quieres destruir mentalmente solo para sentir que eres mejor, porque si no haces daño no estás feliz, solo dañando eres feliz del resto solo así eres feliz, poco hombre.
— Tenemos todo listo para atacar, esperamos órdenes. —se comunican por radio con uno de los soldados que trajimos.
— Mientras monitoreaban lo que le pasa a mi hermana, yo termine lo que empezamos, ya han llegado hombres y están afuera del lugar esperando órdenes, vámonos y lleva la computadora, así sabremos qué pasa con ella. —asiento agarrando las cosas y preparándome.
— Cállate, tú no sabes nada, solo te has encargado de hacerme a un lado una y otra vez —Lanza la mesa a un lado, ella se hace a un lado tratando de no cortarse con los vidrios.
— Yo no he hecho eso. —vemos como se le va encima y la empuja hacia la cama donde la acorrala nuevamente.
— Apúrate. —le digo a Volkodlak estamos en auto por las armas que llevamos, él hace lo que le pido.
— Tú solo eres una princesita más que se cree mucho.
— Y tú no eres nadie y nunca lo serás. —lo golpea en medio de las piernas, toma su pulsera, la convierte en una daga, se sube arriba de él y lo apuñala varias veces, logrando que su sangre le salpique, le quita la máscara y es el mismo tipo que le dio la ropa, solo que en la máscara hay un micrófono que es donde salía la voz nunca estuvo ahí todo era un montaje, toma su gabardina y el arma, sale empezando a disparar a diestra y siniestra.
— Mi hermana no sabe esperar. —Volko termina de llegar y ya los hombres han entrado, a proteger a su princesa.
Trato de encontrarla apenas entró al lugar, pero hay muchos hombres disparando y mujeres gritando dificultando poder verla, me abro paso entre todos poco a poco, reviso cada habitación y nada, la mayoría de hombres aquí están muertos, algunos heridos de nuestra parte nada grave, nuestros soldados están preparados para lo peor.
Me adentro y noto cuando sale de una habitación con unos papeles en mano, apenas me ve, corre hacia mí, la recibo gustoso y feliz de que esté bien.
— ¿Qué tienes amor? —la verifico y solo está manchada de sangre.
— Estoy bien, estoy bien, estas son las direcciones de los otros clubs, debemos ir antes de que saquen a las chicas.
— Mei, la misión era rescatarte, ya nos vamos. —ella niega como siempre.
— No pienso irme a ningún lado dejando aquí esos clubs abiertos, somos suficientes, dividámonos en grupos de tres o cuatro y ya está abarcamos todos al mismo tiempo. —me desespera su terquedad, pero terminó cediendo porque la conozco y sé que es mejor así.
Salimos y ya están haciendo un conteo, su padre y hermano corren a verla comprobando que esté bien, luego de cerciorarse que está todo bien con ella le explican la situación.
— Vinieron treinta hombres, de los cuales cinco están heridos.
— ¿Es de gravedad?, ¿pueden seguir? —se les acerca y los mira personalmente.
— Todavía podemos Alteza. —le habla uno de los hombres.
— Bien, ¿vino Sergrey? —pregunta incomodándome, ¿será cierto lo que él dijo?
— Aquí estoy. —aparece detrás de los que colocaban a las chicas aparte— ¿Qué necesitas? —la mira toda y me molesta, además la tutea.
— ¡Qué bueno que estás aquí!, necesito que los ubiques rápidamente en pequeños grupos de dos. —se voltea y los mira a todos— hay nuevo plan, nos quedan diecinueve clubes por atacar, en grupo de dos abordarán quince, papá te vas con Darick, Volko ve con D'arcy, serían diecisiete, quedan dos —saca el mapa y lo coloca en la mesa nos acercamos a ver.
— Estos dos están cerca, si atacamos uno mandarán refuerzos logrando que el otro quede casi nulo de seguridad, si atacamos al mismo tiempo para entonces será fácil el último, la operación es fácil, llegar, matar al que quiera matarte y sacar a las chicas, no olviden traten de dejar algunos vivos chicos necesitamos información.
— Como ordene Alteza. —repiten los soldados.
— ¿Qué hacemos con ellas? —pregunta Sergrey.
— Por los momentos llevalas al camión, ya cuando estén todas juntas, será más fácil distribuirlas. —se gira a ellas y les habla.
— ¿Todas hablan español? —asienten— bueno, no se preocupen, hoy es su último día en este lugar, las que tengan familia y quieran volver con ellas anoten su información aquí. —les muestra una libreta que sacó de no sé dónde.
— ¿Y las que no? —pregunta una chica, Mei se le acerca y la toma de los hombros.
— Gracias... y pues nada si quieren pueden venir conmigo, les dará un trabajo digno y podrán estudiar lo que quieran.
— ¿Y cómo sabemos que no nos mienten? —pregunta la misma chica.
— Porque mi palabra es la ley y lo que yo digo se hace, si les digo que van con sus familiares es porque eso harán y si les digo que las llevaré conmigo para una mejor vida eso haré, así que ahora tomen una manta y suban al camión que tenemos que buscar a más chicas. —le hacen caso y empiezan agarrar las mantas y anotan sus datos mientras otras se quedan esperando y suben al camión.
Poco a poco nos dividimos y partimos, no sin antes ver como Sergrey se le acerca y le dice cosas muy pegadas molestándome sobre manera.
Cuando noto que se va me le voy a acercar, pero mi suegro me agarra del brazo.
— Sé que estás molesto, pero después tendrás tiempo de hablar con ella, no ahora solo harás que ella se moleste y si es cierto lo del beso seguro tendrá una muy buena explicación, por el momento vámonos. —sin más demora nos subimos al auto y nos vamos a la dirección del club que nos tocó con el mismo resultado que el anterior, logramos sacar a las chicas que se unen al resto en el camión.
Poco a poco recibimos respuestas favorables de cada equipo igual el de Mei, como prometió las chicas se devolvieron a sus familiares, no sin antes darles dinero para una mejor vida, el resto que son unas cincuenta se vienen de regreso con nosotros.
Apenas llegamos unos doctores y enfermeras las reciben llevándolas a diversos hospitales, ella es recibido por su madre, supongo que los más pequeños los escondieron para que no la vieran llegar llena de sangre, poco a poco nos dispersamos y regreso a mi palacio con mi padre, él también está callado desde que salimos no ha dicho nada.
— ¿Estás molesto por qué? —me pregunta mi padre una vez solos en su despacho.
— Creo que sí se besaron. —le digo agarrando unas de sus botellas y sirviéndome un trago— Ella mira de cierta forma que me enferma y ¿sabes que es lo peor? Que es su jefe de seguridad, ¿Cómo le digo algo? Y en tal caso, ¿Qué le digo? ¿Que estoy celoso?, ¿que no lo quiero cerca de ella? No puedo imponerle nada se molestaría y no quiero que se moleste. —le explico cómo me siento.
— Dile que quieres hablar y le preguntas si es cierto, escucha su versión y luego, pues no se ve la manera de buscar una solución, ambos. —me mira tomando de su trago— ¿Es cierto que están juntos íntimamente? Porque eso sí tendrán que defenderlo ante el consejo, aunque con las nuevas leyes ya no es tan primordial, de todas maneras deben estar preparados por si los llama Oceánico. —nos quedamos mirando por un largo tiempo logrando que él ría.
— Sí, es cierto. —le confieso.
— Eso es bueno, quiero nietos, te imaginas un bebé tuyo y de Mei, serían muy hermosos. —lo siento emocionado y feliz, transmitiéndome esa felicidad a mí.
— Pues tendrás que esperar, ella y yo nos cuidamos, queremos ir despacio.
— Ir despacio no significa que no se comprometan o se casen, te estás demorando Darick ya ves que no eres el único interesado en ella, qué mejor manera de alejarla de todos con un anillo en mano. —me insinúa.
— Si lo sé, por eso la invité a Europa, a ella y a su hermano junto con Merialeth, pero ahora él me arruinó los planes terminando con ella.
— Llévalas solo a los dos y ya. —me propone.
— Sería raro.
— ¿Por qué?
— Porque se supone que es un plan romántico, no quiero que se sienta mal Merialeth.
— ¿Sabes? Hay veces que pienso que llegaste tarde a la repartición de cerebros. —lo miro mal— a ver Darick tú te llevas a las chicas y, por otro lado, le dices a Volkodlak que vaya y soluciones las cosas con su chica, es imposible que en un continente tan romántico no se reconcilien y en tal caso de que no lo hagan por lo menos los ayudaste y quedas bien con Mei, ¿así o te lo dibujo? —me quedo impactado por sus palabras.
— Tienes razón y ¿en serio? ¿Repartición de cerebros? —cuando iba a responder mi teléfono suena al ver noto que es Mei— debo contestar es Mei.
— Claro, te dejo solo. —sale y contestó.
— Supongo que tienes preguntas. —me dice apenas contestó.
— Supones bien, pero hablemos mañana hoy debes estar ocupada, ¿te parece mañana en la noche con nuestra guardia? —le propongo.
— Si está bien, pero ¿todo bien entre nosotros? —la noto preocupada.
— Si amor, todo bien de verdad no te preocupes, ya bastante tienes con lo que ese imbécil te hizo pasar para que también te mates la cabeza con eso ¿ok?
— Bueno, te amo, nos vemos mañana. —me dice toda tierna.
— Yo también te amo amor, descansa. —colgamos.
Pasan las horas y nos reunimos en la mesa del comedor a "cenar" nuestra porción de sangre, mi madre sigue renuente a mi relación y se nota cada vez que me ve.
— Ahora no solo tú, sino tu padre, se une a salvar a esa desvergonzada. —Si me quedo callado es porque es mi madre, pero si vuelve a insultarla no me callaré.
— Deja el tema por la paz mujer. —le habla mi padre— ellos están bien y están felices juntos.
— Ellos no deberían estar juntos, tu lugar es con Mara.
— ¡¡Ya basta!! —me levanto de golpe— yo la amo y ni tú ni nadie va a cambiar eso, jamás madre, el que quieras que esté con Mara solo demuestra lo poco que me conoces, ella es superficial y manipuladora, en cambio, Mei es...
— ¡¡Una arribista mosca muerta!! —me interrumpe gritándome.
— ¡No vuelvas a insultarla en mi presencia madre, ella es la mujer que amo y ella me ama a mí, te guste a no me casaré con ella y no podrás hacer nada! —le advierto levantándome molesto.
— Eso está por verse. —me amenaza señalándome con su dedo, levantándose por igual.
— Ya basta los dos, somos una familia, tu mujer déjalo en paz. —interviene mi padre como siempre en nuestras peleas.
— Me voy, no tengo nada que hacer aquí. —me voy a donde siempre, estos últimos días es insoportable estar en el palacio con mi madre por todos lados, molestado con sus comentarios solo porque no le cae bien la mamá de Mei, no entiendo por qué si mi padre asegura nunca haberla engañado, además no es por ponerme de su lado, pero la Reina Parisa no es de esas mujeres, se ve a kilómetros que ella y su esposo se aman con toda sinceridad.
Eso es lo que quiero con Mei estar juntos por siempre y para siempre, ella se ha convertido en mi motor y mi razón de ser, sin ella ya no quiero nada, simplemente no podría, por eso me matan los celos de solo pensar que ese imbécil la beso o cualquier otro quiera o pueda tenerla como yo la he tenido, ella es solo mía, mi mujer.
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