Capítulo 29***
Estamos todos reunidos escuchando música clásica, así mejor entre más largas, mejor ninguno de nosotros quiere decir adiós, pasan los minutos como nada, porque cuando esperas el momento se alarga, pero cuando no quieres que pase el tiempo se te vuelve nada, poco a poco van llegando el resto del consejo en total son seis presidiendo solo había cuatro ya no.
Mi padre se levanta y deja una rosa blanca sobre el féretro, seguido de él mi madre, junto a mis hermanos y todos los demás presentes, dejándome de última.
- ¿Quieres que vaya a tu lado? -me pregunta Darick al oído, niego mirándolo.
- No debo hacerlo sola. -sin más remedio me levanto, llegando hasta donde está.
Lo miro está pálido, ya no parece Lupu, ya no es mi hermano alegre y feliz, ahora solo es un cuerpo sin vida... gracias a mí, porque digan lo que digan es mi culpa, solo mía, suspiró y dejó la rosa blanca que todos habíamos tomado apenas entramos al lugar, retiro el cristal y lo beso en la frente, vuelvo a colocarlo como estaba y me coloco en la tarima a decir lo que había escrito anteriormente, respiro cerrando mis ojos y refuerzo mi careta de no sentir.
- "No me gustan las películas infantiles, pero contigo aprendí que allí encuentras a tus héroes favoritos.
Nunca había ido a un parque de diversiones y gracias a ti ese día recuperé mi infancia perdida.
Cuando dormíamos juntos, tus pies terminaban en mi cara o tu cabeza en mis costillas, me daban ganas de lanzarte fuera, aunque nunca lo hice, en cambio, solo te abrazaba.
Te comías mis dulces, me enredabas el cabello, peleábamos por llamar la atención y hacíamos competencias por quién llegaba primero, salíamos al amanecer a cabalgar regresando casi al medio día tan llenos de dulce que madre nos los quitaba por una semana.
Me cambiaste por Darick, eso sí, me dolió, pero vimos maratones, comimos mucho, jugamos poco y nos asustamos siempre en especial con las travesuras que hacíamos.
Pero lo más importante fue amarte y dedicarte lo que fue, y aunque no volverá, siempre estarás en nuestras mentes y corazones.
Aquí no importa el tiempo, sino lo que hicimos con él y los últimos meses tú los creaste diferente, solo para mí.
Te di mi amor y no me arrepiento.
Te di mi cariño y lo cuidaste, solo que ahora también te lo llevaste y aunque está bien ser egoístas, creo que te pasaste un poco al dejarnos sin ti.
No habrá día que no te recuerde, noche que no llore, película en la que no te extrañe, tú eres la diversión faltante, el compañero ideal.
Tú mi otra mitad, yo tu otra mitad, tú mi hermanito, yo tu hermanita, tú mi amigo, yo tu amiga.
Te quería, te quiero y te querré.
Te amé, te amo, te amare, hoy, mañana y siempre, y para siempre jamás.
Recuerda... sigue nadando, mueve el bote y es la segunda estrella a la derecha recto hasta el amanecer."
Doblo la hoja y se la colocó junto a las rosas, siento como las lágrimas se me acumulan amenazando con salir y lo hago, lloro sobre su féretro uno que no quisiera que estuviera aquí, es blanco con detalles en oro dignos de un príncipe ojalá no fueras tú ese príncipe, siento que me toman de la cintura al voltear veo que es Luke.
- Ven, ya es hora. -me agarra para que me aleje y deje a los trabajadores hacer su trabajo de enterrar su cuerpo en el panteón familiar.
Todos nos dirigimos al panteón familiar, vamos en carro, pues queda retirado, el pueblo nos acompaña, la mayoría están vestidos de negro, poco a poco divisamos el panteón, a pesar de no querer llegar, el recorrido se hace tan corto que apenas capto cuando ya están metiéndolo a tres metros bajo tierra.
Mi madre llora, mi padre llora, mis hermanos lloran y todo es por mi culpa, él me quiere a mí... pues me tendrá, va a tener a Mei y no voy a descansar porque pague por lo que nos acaba de hacer.
(...)
Estamos de vuelta al palacio, mañana es la reunión del consejo y todos están acá en forma de apoyo, no entiendo ¿para qué?, si al final la mayoría están por compromiso.
- Amor come algo, no has comido nada desde ayer. -aparece Darick con un plato de pástela de picaton y verduras.
- No tengo hambre. -me volteo mirando hacia la ventana, me encuentro en mi despacho que por cierto sigue con todas las cosas tiradas, no he dejado que nadie las recoja.
- Por favor amor, a él no le gustaría verte así. -se sienta a mi lado ofreciéndome el plato nuevamente.
- Está bien, pero un poco, de verdad no tengo nada de hambre. -es cierto todo esto me puede y aunque trate de hacer que no por mi familia la realidad es otra, solo me como la mitad, la otra parte lo dejo de lado- Gracias por estar aquí. -le digo agarrando su mano.
- No me agradezcas, estoy aquí porque quiero, no por deber, recuerda para mí los dos son importantes. -me acerco subiéndome a sus piernas y gustosamente me recibe rodeándome con sus brazos.
- ¿Cómo estás tú? -coloco mi cabeza en su pecho escuchando sus latidos inaudibles, pues es un vampiro, por su lado solo acaricia mi cabello.
- Sorprendido, es difícil creer y aceptar que ya no está. -suspira abrazándome contra él- Te amo Mei -me mira a los ojos- eres lo más valioso que tengo, no cambiaría esto que tenemos por nada, eres y siempre serás mi chica, mi niña mimada.
- Yo también te amo. -sonrió antes de besarlo.
- Disculpen chicos, ¿podemos pasar? -se asoma Dally junto a Oss.
- Claro, pasen. -y como si dije las palabras mágicas entran todos y al decir eso en verdad son todos, las trillizas Ondina, Fay y Aine, junto a los gemelos Varkolak y Varuly con ellos, Filarion, Ciro, Luke junto a Volkodlak y Merialeth.
Toman asiento donde pueden, ya que todo está hecho pedazos.
- Queríamos saber ¿cómo sigues? -Merialeth me pregunta dulcemente.
- Nosotros solo queremos compañía, lejos de tantos adultos. -Menciona Varuly.
- Pues que les parece si vamos a la biblioteca hay podemos estar tranquilos sin tanto desastre. -miro a mi alrededor.
- Es una gran idea. - Habla Oss por primera vez.
Y así todos nos vamos para la biblioteca dónde nos sentamos en círculo en el piso.
- Mamá no quiso comer nada. -El primero en decir algo es Varkolak.
- Se entiende cielo, todos estamos tristes. -le respondo dulcemente.
- Yo extraño a nuestro hermano. -Ondina está llorando, yo rápidamente me acomodo a su lado.
- Siempre va a estar en nuestros corazones, él no se fue del todo, mientras esté en nuestra mente y corazón siempre estará aquí con nosotros queriéndonos por igual. -Les digo a todos mis hermanos.
- Eso es cierto, poco a poco el dolor se irá, pero el recuerdo perdurará para siempre. -nos dice Merialeth, la novia de mi hermano.
Así pasamos el rato entre todos hasta que cae la noche y cada uno se va a una habitación asignada, gracias a que el palacio es grande, no hay problemas con eso, solo que me quedo un poco atrás con Darick para decirle algunas cosas.
- ¿Puedes hacer tiempo para hablar con Dally? Además, necesito ir a mi habitación. -le digo a su oído.
- Claro, pero si demoras iré. -me propone y asiento.
- Dile que la espero en mi cuarto, gracias cielo. -lo beso en la mejilla para ir por el lado contrario, hasta llegar a mi habitación.
- ¿Está todo bien? -pregunta, apenas llega, yo solo la miro y me arrojo en sus brazos llorando.
- ¡Es mi culpa, Dally, solo mía! -sollozo- él me lo advirtió y yo no lo escuche ¿Qué se supone que tengo que hacer ahora?
- Esto no es tu culpa. -niego.
- ¡Si lo es, mírate hasta tú tuviste que interrumpir tu luna de miel por mi culpa!
- No, solo le ves así, porque él quiere que lo veas así, no le des el gusto de hacerte sufrir de esta manera, sufre si está bien, pero no te eches la culpa de algo que no lo es. -me dice mientras nos sentamos en mi cama.
- Tengo un retraso. -le informo.
- ¿Estás embarazada? - me pregunta asombrada
- No, ya me hice unas pruebas y salieron negativas, pero igual tengo un retraso. -le informo de la manera más torpe lo que ha pasado mientras no ha estado.
- ¿Darick lo sabe?
- Sí, yo le dije y me ayudó con las pruebas, se ha portado bien, hasta alejo a Mara.
- Wow creo que me perdí de mucho. -sonrió un poco secando mis lágrimas.
- Si un poco je, je... ¿Ya sabe del bebé? -le pregunta haciendo referencia a su embarazo.
- Sí, está feliz y nervioso, me cuida cada nada, es asfixiante.
- Porque te ama y quiere cuidarte. -Nos miramos un rato- será mejor que regresemos o esos dos vendrán con mala cara.
- Si vamos. -justo cuando íbamos a salir la puerta es abierta por dos hombres muy molestos.
- Te dije poco tiempo. -habla Darick
- Y yo dije eso también ¿Qué suponen que hacen? -nos reclama un Oceanidouss molesto.
- Solo hablamos cosas de chicas, deja de fastidiar por unos minutos, lejos de ti, nada va a pasarnos. -le habla Dally sacándolo de mi habitación, dejándonos a Darick y a mí.
- Solo hablábamos, ya íbamos para allá. -levantó las manos en señal de paz.
- Está bien, ven acá. -me jala de la cintura para besarme, pero me separo de golpe al sentir que algo baja entre mis piernas.
Mierda.
- Nena, ¿estás bien? -me pregunto preocupado, yo solo lo miro tratando de alejarlo, pero no me deja.
- Suéltame, tengo que ir al baño, yo... -no me da tiempo de explicar por qué justo siento como baja poco a poco un líquido por mis piernas, al mirar noto que es sangre
- Deja te ayudo. -se ofrece, yo niego rápidamente.
- No, yo lo hago. -trato de cerrar las piernas antes de que baje más- ¡vete, vete!
- Déjame ayudarte cielo, esto es normal, no tienes por qué sentir vergüenza. -solo asiento metiéndome al baño dejando que me ayude.
Rápidamente, me quito la ropa metiéndome a bañar con agua tibia, al salir me coloco una toalla alrededor del cuerpo y noto como está esperándome con una muda de ropa interior y toallas sanitarias, las tomo rápidamente y me meto otra vez al baño colocándome lo que me busco, al salir noto que también me busco una bata de seda azul, realizó el mismo proceso y finalmente salgo un poco avergonzada.
- No tienes porqué avergonzarte cielo, entiendo que es normal, eres una mujer. -me jala a su lado.
- Prefiero cuando me dice niña mimada y no claro que me da pena, no es que todos los días sangres delante de tu novio.
- Pues soy un vampiro, la sangre me llama. -dice haciéndome reír por primera vez en el día- ¿vez? Por lo menos te hice reír.
- Sí, por lo menos. -me refugio en su pecho para no llorar.
- Todo va a estar bien.
- No mientras él siga suelto por allí, planeando quién sabe qué... tengo miedo de su próxima jugada, sin contar que mañana es la reunión del consejo y nada está a mi favor.
- Claro que, si tú conseguiste unirnos a todos, por ti ahora prácticamente somos un solo equipo, ya no es solo división de reinos, tú cambias las cosas, tú puedes lograr lo que quieras, conseguiste nuestro apoyo y lo vas a seguir teniendo siempre. -Lo miro y lo beso tiernamente buscando el consuelo que necesito en estos momentos.
- Si sigues así... no me voy a detener. -nos separamos mientras sonrió.
- Lo siento, me olvidé que tengo el periodo. -me excuso mientras me siento en la cama.
- No lo digo, por eso mi vida a mí no me importa solo que no quiero incomodarte.
- ¿Ya lo has hecho antes así? -él sonríe y niega.
- No, nunca, al igual que siempre me cuidaba, pero contigo no -se recuesta en la cama apoyado solo con un brazo- contigo todo es diferente, quiero que siga siendo diferente.
- Ahh bueno -ponga cara de niña buena- pero nos vamos a manchar de sangre y el olor y así. -le digo mientras me acerco gateando hasta donde está.
- ¿Le dices a un vampiro sobre sangre? Je, je, je, hay Mei, si a mí la sangre me vuelve loco, me excita, me encanta. -cuando estoy cerca él rápidamente me voltea haciendo que quede debajo de él. - Deja te pongo cómoda, solo hay que ser silenciosos.
Veo como busca unas toallas y las coloca debajo de mí, mientras baja mi panti con la toalla abriendo mis piernas para ir subiendo mientras reparte besos en ellas.
- ¿Puedo? Es una pequeña fantasía. -me pregunta cuando tiene su boca a centímetros de mi sexo, solo asiento disfrutando de la primera lamida.
- Realmente disfrutas esto. -le menciono viendo como tiene sus ojos rojos y ha sacado sus dientes- ¿Si sabes que son desechos lo que sale por ahí? -me rio de él.
- Desechos o no lo voy a hacer, me encanta y tu sangre es deliciosa. -como dice sigue con su ardua tarea, bajando y subiendo su lengua entre mis pliegues, succionando hasta dejarme en el borde del placer.
- Y esto es el beso rojo. -sin reparo, une nuestros labios mientras intercambiamos fluidos, haciéndome probar de mi propia sangre, nos alejamos mirándonos con un deseo palpable, se baja para quitarse la ropa, mientras me mira atentamente.
- Acabas de darle paso a alguien que reprimo. -me advierte, pero sólo logra llamar mi atención.
- Solo llamas mi atención, cariño, nada más. -lo miro desnudo frente a mí, él solo sonríe como si mirara una presa.
- Quítate la ropa. -me ordena, pero yo niego mordiendo mis labios - Quítamela tú. -le propongo.
- No debiste decir eso. - sin reparo se lanza sobre mí rompiendo mi pijama- acabas de desatar a la bestia.
Sigue con su juego, solo me toca con su miembro pasándolo de arriba abajo, mientras besa mi cuello haciéndome gemir, me muerde y chupa con fuerza, seguro dejando marcas, me he dado cuenta de que le gusta eso, baja por mi pecho atrapando mis senos a los cuales repite el mismo proceso que con mi cuello, por mi parte soy solo gemidos arañando su espalda.
- Me encanta que me dejes marcas en la espalda, me vuelve loco. -me mira con sus ojos rojos cargándome de deseo.
- A mí me vuelves loca toda tú. -le digo jalando de su cabello para que suba a besarme cosa que logro, enredo mis piernas en su cadera y empujo para que deje de torturarme.
- Siempre ansiosa, siempre disponible, siempre para mí. -menciona entrando de una sola estocada, solo que esta vez no es rápido como las veces anteriores, es tierno y cuidadoso.
- Te amo Mei, siempre te voy a cuidar y proteger sin importar que, no dudes nunca de mí, por qué te amo. -me susurra al oído mientras sigue con sus embestidas.
- Darick... yo también te... amo... ahh -sigue llenándome de placer a la vez que acelera sus embestidas, haciéndome echar la cabeza para atrás, aprovechando eso para morder mi cuello, él sube una de mis piernas a su hombro para llegar más profundo, cosa que logra, yo muerdo mis labios para no gemir fuerte ni gritar por el placer.
- Quiero que cuando terminemos con esto viajemos unos meses a recorrer Europa. -me propone entre jadeos.
- Sí... sí a todo contigo... Darick... yo... No aguanto... sigue. -sigue arremetiendo contra mí sin piedad.
- Niña mimada, déjate llevar anda, recuerda que tú eres mía. -se prende de mis senos llevándome al infierno mientras entro al cielo del placer, poco a poco voy sintiendo como todas esas emociones me dejan llegar al clímax dónde él solo embiste con más fuerza logrando llenarme de su esencia.
Poco a poco voy calmando mi respiración mientras él se acuesta a mi lado, yo no puedo moverme, me duelen las piernas, ellas me tiemblan.
- ¿Estás bien? -me pregunta al ver que sigo callada.
- Sí -jadeo- solo qué... creo que no me puedo levantar. -le digo haciendo que nos riamos los dos.
- Deja te ayudo. -se levanta y me limpia, no sin antes limpiarse él también, luego me toma en brazos y me lleva hasta el baño donde tomamos una ducha, nos arreglamos y nos acostamos en la cama que gracias a las toallas no se manchó, dormimos abrazados.
(...)
Hoy es un día decisivo, hoy es la reunión con el gran consejo, estoy molesta y decidida, molesta porque no me han invitado y decidida a llevar su plan de hacerme menos abajo, me levante temprano para buscar mi teléfono luego de encontrarlo y verificar que no le paso nada, lo cual me sorprende lo lance fuerte, pero bueno al fin y al cabo es un iPhone, al regresar noto que sigue acostado boca abajo dándome una vista espectacular de su cuerpo desnudo aprovecho eso para tomar varias fotos.
- ¿Te diviertes? -me pregunta abriendo sus ojos- ¿si sabes que no duermo?, ¿no?
- Sí, la verdad sí, y claro que sé que no duermes, pero ya que te gusta cerrar los ojos, a mí me gusta aprovechar el momento- le tomo otra foto con él mirándome mostrando su torso haciendo que sonría.
- Buenos días, amor. -me acerca a él para besarme, cosa que correspondo gustosamente.
- Buenos días a ti también, pero debemos alistarnos el consejo, espera. -me levanto metiéndome en el baño para ducharme nuevamente, solo que él me sigue.
- ¿Nos bañamos juntos? -me propone volteándome hacia él.
- ¿De verdad no te importa que tenga el periodo? -niega arrugando su ceño.
- Ya te lo dije, me encanta la sangre, además es normal, sería muy tonto de mi parte colocarme incómodo o algo por el estilo. -sus palabras me hacen sonreír, al final solo nos bañamos rápidamente y salimos a alistarnos.
Por mi parte dejo mi cabello suelto y me coloco un vestido de color negro con detalles resaltantes, cuello de tortuga, las mangas con largas, pero tienen pequeños lazos en blanco, decorando en ellas, solo llevo unos zarcillos de diamantes y por su parte lleva su traje negro icónico de los vampiros, poco a poco nos vamos acercando al salón destinado para la reunión, estoy decidida y voy por todo, lo obtendré todo.
Apenas entramos el consejo se me queda viendo y ni siquiera termino de entrar cuando dos guardias me prohíben la entrada, molestando a más de uno de los presentes.
- ¿Qué cree que hace? -le pregunta un molesto Luke al presidente del consejo Magnus.
- Son vástagos, ellos siguen las órdenes que se les da y usted no tiene permitida la entrada. -me mira directamente.
- Esta reunión es para los Reyes y sus Herederos, yo soy una Heredera. -miró al guardia y le hablo- Ahora muévete antes de que desista de ti. -sin más remedio sigue mis órdenes, no sin antes disculparse.
Tomó asiento donde me corresponde incomodando a todo el consejo, es dirigido por vampiros matusalén, en lo personal son feos, son enormes y fieros, se les trata con cuidado porque ellos casi no se controlan y han perdido su humanidad, el resto son antediluvianos, ellos son los más viejos llegando a ser respetados y temidos sobre todo por los más jóvenes, el líder es uno de ellos y se llama Magnus.
Al rato llega mi padre que, aunque trata de disimular muy bien, sé que está mal hasta apostaría a que no ha dormido nada.
- Empecemos. -da la orden Magnus- Me ha llegado cada reporte de cada reino y señores -nos mira a todos fijándose en mí- es un desastre total sobre todo con usted Mei Woodenclaw, gracias a usted los demás se han visto afectados, sin contar que rompió con no uno, sino dos compromisos, por su culpa atacaron los 6 reinos en conjuntos sin contar que se le llevaron oro y armas de acá, asesino a un hombre enfrente de todos, amenazo a todo un personal, su hermano acaba de morir gracias a un acosador que usted tiene y todavía tiene la desfachatez de presentarse aquí exigiendo un lugar al que claramente no pertenece. -se levanta tratando de intimidarme, cosa que no logra por mi parte, solo me coloco de pie con una sonrisa ladeada.
- ¿Ya terminó? -lo encaro provocando un silencio sepulcral.
- ¿Se atreve a retarme? Y no, no he terminado, sigue todo lo que hizo en esos 10 años en la Academia, no solo le disparo a un compañero que resulto ser el hijo del actual Ministro de Defensa del Imperio Vutteterra, sino que también empezó una pelea, si se graduó fue solo por su apellido nada más es usted totalmente incompetente y ahora si termine.
- Bueno, de hecho, le disparé tres veces y fue en defensa propia, él quiso abusar de mí. -reconozco por primera vez uno de mis tantos secretos- y de hecho el ministro puede dar fe de eso, ¿no es así ministro? -lo miro, él solo evade mi mirada- Aunque no se preocupe ya este tema está más que resuelto, de hecho, gracias a eso él personalmente se encargó de alejar a todas esas personas que me molestaban y si me gradué fue por mi excelente rendimiento, ah y lo de la pelea fue porque un compañero golpeó a otro sin razón yo solo lo defendí, ya saben me gusta ayudar a otros.
Referente a los ataques solo hubo heridos en los demás reinos, cosa que es importante y mi imperio corrió con los gastos en forma de gratitud y disculpa, además yo recupere armas de las pérdidas y el oro también los guarde en un lugar seguro.
Por lo del compromiso Filarion y yo estuvimos en mutuo acuerdo de cancelación, y por el compromiso de Mara con Darick yo no tuve nada que ver, fue decisión de él, no mía se lo menciono antes de que diga que estamos juntos, que si lo estamos tanto él cómo yo así lo decidimos -me le acerco quedando frente a él.
- Por último no menos considerable si vuelve hablar de mi hermano le juró por su memoria que a pesar de ser un antediluviano me va a importar muy poco y le casaré la garganta y se la daré de comer a los perros, si me acosa alguien es su culpa, de todos ustedes -miro al consejo- gracias a su ineptitud para conmigo y mi familia todos nos ven como un blanco fácil, ustedes son los que no cumplen las normas, ustedes son los que no me querían aquí solo por ser mujer, pero tengo todo el derecho soy la heredera del Imperio Lasare, debería darles pena decir que defienden a los Reinos cuando lo que hacen es lo contrario solo buscan su beneficio ¿Por qué no les dicen a todos lo que usted personalmente hace?
- Insolente, retírate inmediatamente. -señala la puerta y el resto del consejo solo mira.
- Si ella se va nosotros también, ella tiene nuestro apoyo total. -habla Oceánico por primera vez.
- Dígales que usted mandó al hijo del ministro a matarme, porque él podrá estar en prisión, pero sabe hablar y ni se moleste en negarlo. -hago señas para que dejen entrar a alguien- como verá aquí está él y nos puede aclarar todo.
- Sáquenlo de aquí inmediatamente. -ordena a los guardias, pero ellos se detienen cuando el Ministro Clemente los detiene.
- Déjenlo el vino como calidad de testigo primordial. -les ordena y rápidamente acatan su orden.
- Vera hace días hablé con el ministro...
- Buenos días, ministro, espero no importunar, sé que no soy de su agrado, pero es importante un acuerdo entre ambos, usted saldrá beneficiado y su hijo podrá salir libre. -le explico apenas llegó a su oficina en la Academia.
Resulta que hace tres años, es decir, a mis trece años su hijo se coló en mi habitación a medianoche después de un largo día de entrenamiento queriendo matarme y abusar de mí, no quise escándalos y tratamos este tema aquí solamente, ya bastante era con una cosa, así como también tener a la prensa encima y a mi familia que no había visto, en solución lo llevaron preso y solo me colocaron máxima seguridad para evitar ataques futuros.
- Bien, la escucho. -Desde ese día la mitad de la academia me respetaba y la otra mitad me tenía miedo.
- Quiero que su hijo vaya al consejo y hable de lo que paso esa noche, que diga quién lo mandó. -le explico.
- Él no hará eso, sabe que prácticamente es matarse.
- Es cierto, pero yo le voy a ofrecer protección, dejaré todo en el olvido con tal de que me ayude, será libre y usted podrá estar en paz.
- ¿Y usted? ¿Estará en paz? Me refiero... -lo interrumpo.
- Sé a lo que se refiere y puede estar tranquilo mientras él no se me acerque, está todo bien... Una vez lo escuche decir que solo lo hizo porque se lo ordenaron si eso es cierto, ¿usted sabe quién fue?
- Si vino hasta acá es porque ya sabe quién fue, por algo pide que sea ante el consejo.
- Solo confirmelo.
- Fue él. -mira por la ventana avergonzado.
- ¿Usted sabía lo que pasaría esa noche? -asiente en silencio.
- Ellos prometieron ayudar a mi esposa enferma. -se trata de excusar- ninguno de los dos queríamos dañarte.
- Si por eso solo quiso violarme nada más... -ahora soy yo quien no lo miro.
- Lo lamento, de verdad. -se ve sincero
- Si de verdad lo lamenta, hable con su hijo y arreglen lo que dañaron de verdad. -sin más salgo de su oficina.
- Tuvimos un acuerdo, ahora ¿por qué no escuchamos lo que nos tiene que decir el soldado? -y me giró a verlo por primera vez en tres años, logrando tensarme totalmente y es que a decir verdad tengo miedo de él.
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Así son los arcones
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