Capítulo 28***
Pov Darick
Me encuentro cuidándola, en otra sala del hospital real, integrado en la parte baja del palacio Lasare, nos tocó sedarla, ya que estaba fuera de control, atacó al doctor, lo hirió con un bisturí por tratar de separarla, a su padre lo lanzo unos metros lejos y a mí, bueno me rasguño los brazos.
En parte es nuestra culpa, ella solo quería estar allí con él, pero no lo creímos, lo mejor se estaba alterando y según su padre no es bueno que esté alterada porque desencadena sin control sus poderes y sin usarlos, solo nos hirió a nosotros, no quiero imaginar de lo que sería capaz de hacer.
Por seguridad la tienen atada a la camilla, ahora está catalogada como un peligro, le han dado un poco de plata para debilitarla y que no pueda hacer nada contra nadie ni ella misma. Me duele verla en este estado todo por culpa de ese infeliz que solo esconde su cara tras notas y llamadas.
¿Es eso lo que quería? Dice amarla y solo la daña, si de verdad la quisiera no la lastimaría como hace, ni hablar de sus padres están devastados, con toda razón Lupu era un niño, solo tenía seis años, era muy dulce y carismático, me encantaba hacer tratos con él.
El poco tiempo que lo conocí llegué a quererlo mucho, dormía conmigo a veces y le gustaba que lo bañara, me hacía sentir como si fuera mi hijo, que hasta llegué a soñar en ¿cómo sería un futuro con Mei y un bebé? Un futuro que anhelo y deseo con todas mis fuerzas, solo quiero que mejore.
Me hacía ver películas que no quería ver, al final reímos por cosas tontas, entre los dos chantajeábamos a Mei por cosas tontas como chocolates o hasta salidas que me encantaba hacer, como la vez de la feria, realmente lo voy a extrañar, ¿cuán malos hay que ser para dañar a un ser inocente como un niño? Yo no seré una blanca paloma, pues si he matado, pero solo a seres que realmente se lo merecen, como pedófilos, asesinos y demás.
Su padre se fue hace rato con su Reina Parisa tratando de calmarla, pero ¿quién puede calmar el dolor de una madre que acaba de perder a su hijo? ¿Cómo se sobrelleva ese dolor? Tan solo en imaginarlo me da pesar, si yo me siento mal y devastado ¿Cómo se sienten ellos? ¿Cómo se siente mi Mei? ¿Cómo la ayudó?, ¿bastará con solo estar ahí para ella?, veo como poco a poco empieza a moverse abriendo sus ojos, me acerco rápidamente a ella.
— Tranquila aquí, esto estoy mi amor. —le beso la cabeza mientras llora en silencio.
— ¡Es mi culpa! —solloza.
— No lo es, nunca lo será. —la miro a los ojos que tiene rojos debido a las lágrimas que salen.
— Si lo es, él lo dijo, me dijo que acabaría con todas las personas que quiero. —niego
— No lo hará, nosotros nos encargaremos de que así sea. —Ahora es ella la que niega.
— ¿Así como pasó con Lupu? No, suéltame —entiendo su respuesta está sufriendo y la entiendo.
— No puedo, solo queremos que estés bien. —ella solo se mueve tratando de desatarse, pero no lo logra.
— Que me sueltes... suéltame. —llora más fuerte— por favor suéltame.
— No puedo, es mejor así, Mei ya lastimaste a alguien, solo queremos que te calmes para evitar desastres. —le hago saber, pero solo me mira con el ceño fruncido parando de moverse, empezando a negar.
— ¡¡No, yo no hice eso, yo no lastimé a nadie!! —niega rotundamente.
— Si lo hiciste mi vida, yo estaba ahí.
— Yo... yo no lo recuerdo, yo solo estaba abrazando a mi hermano nada más —me mira desesperada— por favor suéltame. —me pide de esa manera que solo ella sabe hacer derribando todos mis muros.
— Está bien, solo prométeme que te controlaras. —ella asiente y empiezo a desatarla, al terminar se sienta en la camilla mirando al piso, por mi parte me siento a su lado guardando silencio abrazándola por los hombros, ella se refugia en mi cuello y llora logrando ponerme a mi más triste de lo que estoy.
— ¡Lo siento! —solloza
— No tienes porqué disculparte mi vida, veras que todo va a estar bien. —le hago saber besando su cabeza cargándola como si fuera un bebé meciéndola, pasan unos minutos y deja de llorar.
— ¿Dónde están todos? —pregunta todavía en mis brazos.
— Ayudando con los preparativos del funeral, tus padres están con tus hermanos.
— Quiero ir con ellos. —me pide, acepto llevándola por el pasillo hasta el gran salón, mientras pasamos encontramos algunos sirvientes que apenas nos ven, hacen su debida reverencia y dan su pésame en señal de respeto, ella solo se mantiene en silencio y asiente con la cabeza cada que alguno habla, al final llegamos donde están todos.
Sus hermanos menores apenas la vez salen corriendo hacia donde estamos, supongo están preocupados, ellos vieron en la manera que se alteró, eso, logró que la mayoría en este salón le tenga más respeto de lo que antes se le tenía, no me malinterpreten, ella es una heredera y merece respeto solo que algunos no la creen capaz de lograr lo necesario o aunque sea lo mínimo de lo que se espera de nosotros los Herederos Elementales.
¿Qué cómo lo sé? Pues fácil, yo estaba en ese grupo hasta el día que me desafío para conseguir lo que deseaba, no solo pasó sobre mí, sino también busco a mi padre, lo convenció de que le diera un caso en su territorio, ¿saben quién más ha conseguido eso? Nadie, absolutamente nadie, jamás se atrevería a pedir tal cosa, pero ella sí lo hizo ¿Por qué?, porque es determinada, tanto que me aventó contra una pared y se peleó contra los otros herederos total de conseguir lo que deseaba, sin contar que a todos nos enganchó con su propuesta, no cabe la menor duda en mí que ella es y siempre será grande.
Por eso buscan destruirla y dañarla, para poder manejar todo al antojo de otros, y es que quitándola de en medio, es más fácil destruir este reino, que desde que empezó no está, sino en la mira de todos por romper tantas reglas posibles, pero si en algo tiene razón mi Mei es que todos tenemos secretos y tratar de aparentar ser perfectos es el mayor de todos los defectos, por eso decidimos apoyarla contra el consejo, porque es lo justo, ella merece un lugar por derecho tiene un lugar y lo obtendrá.
— ¿Estás mejor? —pregunta una de las trillizas, ni para saber cuál es cuál para mí todos son iguales, y si tienen nombres diferentes, pero no sé diferenciarlas.
— Si —sé que miente, no está bien— ¿Y nuestra madre?
— En su cuarto. —responde uno de los gemelos, estoy igual de perdido que con las niñas.
— Bien. —me mira y solo asiento, seguro quiere estar sola, no me gustaría dejarla, pero debo es su forma de llevar el luto, ninguno de nosotros le dice nada, sólo vemos cómo se va subiendo las escaleras.
— Ya llamé a los del consejo, tu padre me autorizo, no demoran en llegar. —solo asiente aceptando la dura realidad.
— Está bien, Luke. — le dice sin más abrazándolo, Lupu también era importante para él, era su primo, el menor, él de las travesuras, bueno, todos lo son, pero él, él simplemente era único y duele aceptar que ya no está alguien que amas, porque de querer puedes querer muchas cosas ¿pero amar?, amar es algo especial que solo lo das quien menos piensas.
— Oceanidouss y Dhalleeah vienen de regreso, supongo que se lo informaron sus padres, además la prensa ya sabe, no demoran en llegar. —asiento a las palabras de Ciro, casi ninguno quiere hablar.
Nos dirigimos al patio central nuevamente donde vemos que ya hay sillas colocadas estratégicamente para nosotros, sólo asistirán familiares y amigos cercanos, la excepción es solo para los del consejo por protocolo les toca estar presentes.
— ¿Van a dejar entrar prensa? —preguntó con interés.
— Solo una, La Imperitral así es mejor, ¿no crees? —responde Filarion— El funeral es mañana temprano, así le da tiempo de llegar a los que faltan, además supongo que necesitan un momento a solas. —acota, supongo, se refiere a la familia real del Clan Lasare.
— Debemos ir a cambiarnos y regresar. —todos asienten.
— Su color favorito era rosado, su madre pidió que nos vistiéramos todos así y la decoración va acorde. —recalca mi padre, nuevamente solo asentimos lo dicho, nadie tiene ánimos de hablar.
Pov Mei
Subo las escaleras lentamente mientras siento mi pecho oprimido, no puedo con el dolor es tan fuerte, mi cabeza palpita, mis ojos pican ni siquiera veo bien por las lágrimas que salen sin permiso logrando que caiga de rodillas en las escaleras y sollocé sin más remedio, tengo miedo, esto es mi culpa solo mía, él me quiere a mí solo eso y como no se lo di mi hermanito pago las consecuencias, es mi culpa, solo mía.
Trato de recomponerme y me adentro en el pasillo hasta dar con la puerta de la habitación principal, toco veo como unas criadas salen agachando la mirada y haciendo una reverencia.
Al entrar veo a mis padres, mi madre en cama llorando por mi culpa y mi padre solo trata de consolarla.
— No era mi bebé, no puede pedirme que sea fuerte, ya me quitaste una hija, ahora pierdo otro ¿Qué quieres de mí? —no se percatan de que estoy aquí.
— Solo hazlo por tus otros hijos, yo también te necesito Parisa.
— ¡¡No!! —le grita sin mirarlo— era mi bebé —llora más fuerte haciendo que me sienta peor.
— Perdóname, mami, perdóname, esto es mi culpa. —corro hacia ella y me refugio en sus brazos, los cuales me reciben con amor— Es mi culpa, es mi culpa, yo lo dejé solo, yo no... —hipo- no pude hacer nada, yo... él me quiere a mí.
— No digas eso —trata que la mire, pero me niego— no es tu culpa Mei, no lo es, es de ese infeliz que solo quiere destruirnos. —yo sólo niego mientras lloro sin parar en brazos de mi madre hasta que siento otro par de brazos.
— Nosotros jamás te culparíamos de algo así, hija, nosotros te amamos. —dice mi padre, yo sólo niego separándome de golpe de ellos, dejando que todo salga.
— ¡¡Mientes!! Si eso fuera cierto, me fueran visitados todos esos años, nunca estuvieron, ¿Dónde estaban en mi cumpleaños? ¿Dónde estaban en navidad? ¿Dónde estaban cuando me desarrollé? ¿Dónde estaban cuando me enfermaba?, que, si fueron pocas veces, pero ¿dónde estaban? ¿Dónde? —los miro borroso con lágrimas en mis ojos cayendo sin parar— ustedes solo se olvidaron de mí y llego aquí —señalo a mi alrededor— y solo exigen lo mejor de mí, que sea perfecta —miro a mi padre - que me case sin amor —miro a mi madre— no digan que me aman, que no me culpan cuando sus acciones son diferentes, yo fui la que estuvo sola allá, durante diez, diez largos años, aguantando humillaciones, golpes e insultos y ¿ustedes dónde estaban?
Mi madre se levanta, pues estaba sentada en su cama.
— Nosotros solo queríamos que estuvieras bien, si no fui, fue porque no podía, no porque no quisiera, el consejo nos prohibió verte, no podíamos desobedecer o tú pagarías las consecuencias, intenta mandarte cartas y nada, todas las maneras posibles de contactarte solo se reducían a nada ellos no me dejaron, lo juro hija, tú eres importante para mí, para nosotros —mira a mi padre buscando apoyo.
— Me golpeaste cuando te dije que no quería casarme. —le recuerdo— eso no es amor.
— Estaba equivocada, te pido perdón —se limpia las lágrimas que siguen saliendo— yo pensé que era lo mejor para ti, solo quiero que esté bien nada más, pensé que si te casabas con Filarion estarías bien, perdóname me equivoque y lo lamento de verdad lo hago y mucho. —solloza tapando su boca y cerrando sus ojos, yo no resisto y la abrazo, yo la quiero, es mi madre, siempre esperé a que ella me buscara y me cantará como hacía, que me leyera mis cuentos y fuera su niña consentida, la niña consentida de mamá y papá.
— Vengan acá —mi padre nos abraza a ambas mientras los tres lloramos— tú sigues siendo mi niña mimada, la niña de papá, siempre lo serás Mei, nosotros te amamos y si nos equivocamos, pero ¿Quién no lo hace? —me dice agarrando mi rostro entre sus manos dejando un beso en mi frente como hacía cuando era niña.
— Esto no es tu culpa, es de él y juntos nos encargaremos de que pague por lo que ha hecho. —me informa mi madre.
— Nosotros te amamos, estamos orgullosos de ti, nunca lo dudes. —Ahora es mi padre él que habla.
Luego de un rato abrazados, mi madre me pide que me arregle y trate de estar serena por mis hermanos, todos sufrimos y nos necesitamos entre sí.
— Mei ¿puedes dar unas palabras? —asiento— otra cosa ve de rosado... le gustaba.
Sin más me retiro a mi cuarto y hago la única cosa que se me ocurre meterme a la tina donde me quedo hasta que mi piel se arruga de tanto estar ahí, pasan las horas como si fueran años, ya nada se siente igual, todavía espero a que entre por esa puerta a saltar en mi cama pidiendo dormir conmigo.
Salgo del baño y me adentro en mi cuarto, me coloco lo primero que veo, una camisa rosa y un pantalón azul, solo me peino un poco, bajo y todos están en silencio cenando, yo tomo asiento entre mi madre y mi hermana Ondina.
No tengo hambre, no tengo sed, solo miro mi plato en total silencio, sin importar los modales, me levanto antes de tiempo y me retiro sin decir nada, me voy a mi despacho, si tengo uno que no uso por siempre ir al de mi padre.
Quiero llorar, quiero gritar, quiero romper todo y lo hago, rompo todo lo que está a mi vista, saco lo que tengo dentro, lanzó las sillas, los stands van cayendo con todos los libros, grito, ya no me importa, ya no está y duele tanto que no sé ¿qué hacer? Cuando termino me tiró al piso a llorar, visualizo un papel y busco entre tanto desastre con qué escribir, cuándo lo encuentro escribo mi carta de despedida, cuando la termino me voy nuevamente a mi cuarto en busca de mi anhelada soledad, trato de dormir, pero solo doy vueltas en la cama hasta que el cansancio me vence.
(...)
— Mei... Mei... despierta. —escucho que me llaman, pero solo me tapo hasta la cabeza— Vamos Mei, tenemos que bajar.
— No quiero, no quiero ir y ver la cara de lástima de todos, no quiero sus condolencias, quiero a mi hermano. —le digo llorando nuevamente.
— Hazlo por tus padres, ellos te necesitan al igual que tus hermanos y yo también te necesito, fuerte y decidida como tú y yo sabemos. —me siento en la cama y le alzo los brazos como si fuera una niña pequeña, él gustosamente me abraza y se sienta a mi lado.
— Gracias, te has quedado todo este tiempo. —le reconozco y agradezco.
— No agradezcas nada mi vida, solo estoy fuerte por ti, a mí también me duele haber perdido a mi pequeño amigo. —por primera vez me detengo a pensar en su dolor, Darick y Lupu fueron unidos, si fue corto, pero fue fuerte y verdadero.
— Lo lamento, solo me centré en mi dolor y no vi el tuyo, lo siento. — esta vez soy yo quien lo abraza para dar consuelo, no que me lo den, enseguida esconde su cabeza en mi cuello y siento como se humedece, está llorando lo entiendo perfectamente, no lo juzgo, no tendría por qué.
Pasamos unos minutos así hasta que decide salir limpiándose las lágrimas.
— Sé que no es el momento, pero necesito salir de dudas. —me entrega tres cajas que acepto entrando al baño antes de cualquier cosa, sigo las instrucciones de ellas y hago todo al pie de la letra, los dejó ahí mientras me baño, cepillo y salgo encontrando a Darick igual que yo con los nervios a flor de piel, sumando nuestro dolor solo se resume a que estamos mal muy mal.
Él ya está vestido con un perfecto traje a medida negro de tres piezas, camisa blanca, corbata negra, chaleco rosado y su saco es de ambos colores, se ve guapo y perfecto, por mi lado solo entro a mi cuarto de vestido a colocarme ropa interior acompañada de un vestido de hombros libres arriba negro y de mi cadera para abajo rosado con diseño de mariposas, me coloco una pulsera de perlas al igual que los zarcillos, dejo mi cabello suelto y mi calzado tan original como siempre nude, en estos momentos no quiero más.
Salgo y lo veo expectante tratando de ocultar lo que siente, solo me acerco y pego mi frente con la suya agarrándolo de la nuca con ambas manos.
— Promete algo por favor. —le pido suplicante
— Lo que tú quieras mi vida. —me agarra de la cintura mientras sujeta mi mentón, haciendo que lo mire.
— No importa que, no importa dónde, ni cómo, pero si estamos mal, no lo ocultemos el uno del otro, somos un equipo hoy, mañana y...
— Siempre, siempre juntos. —me besa— por eso te lo prometo, porque siempre voy a estar para ti, no importa lo demás. —nos volvemos a besar separándonos porque se nos hace tarde.
— ¿Qué dice? —Apenas salgo del baño con la prueba en mano, me pregunta, yo por mi parte niego y se la doy veo como se decepciona un poco.
— ¿Querías que fuera positivo? —le pregunto agarrando su mano.
— Realmente a estas alturas ya no sé, por un lado, si quería me muero por un futuro juntos, pero a la vez pienso en tus palabras y tienes razón, hay que ir con calma. —me besa tiernamente.
— Yo... estaba asustada, pero contigo a mi lado ya no me asusta nada, porque te amo.
— Yo también te amo. —sin más bajamos las escaleras, no sin antes deshacernos de las pruebas de embarazo.
En el patio central están los guardias guardando respeto a su Alteza Real Lupu Woodenclaw Crystalmist, octavo hijo del Rey Wolfgang Woodenclaw y la Reina Parisa Crystalmist de Woodenclaw de la Casa Lasare, primer Imperio híbrido de los seis grandes reinos, con ellos nuestros amigos hasta Oss y Dally interrumpieron su luna de miel para estar aquí, hasta el frente mi familia junto al Gran Consejo y en el centro de todo él... mi hermano.
Camino por la alfombra rosada, agarrada de la mano del hombre que amo, dándonos apoyo mutuo, con la cabeza en alto, porque sí, me golpeó, me caí, pero también me levanto, puede que poco a poco, pero lo hago, porque yo soy Mei Arasari Woodenclaw y esto no me va a vencer ni a mí, ni a Darick, ni a ninguno de mi familia, somos fuertes, valientes y decididos, por nosotros y lo que amamos, hoy mañana y siempre y para siempre.
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