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Capítulo 25***


Ya han pasado quince días desde la boda, eso quiere decir que desde hace 14 días estamos peleados, al principio pensé que se le pasaría, pero no sigue molesto, solo le dije que quiero tiempo, que no quiero correr a nada, solo eso ¿es difícil entender?, también está que según ya no ve a Mara o eso me dijo Ciro cuando le pregunté.

A Filarion lo mantengo desde lejos, no quiero lastimarlo, por otro lado, Ciro y yo hemos compartido bastante los últimos días tanto que hoy es la cena con su padre, será entre familias la casa Raidne y la casa Lasare, espero podamos cerrar un acuerdo dentro de poco será la reunión anual del consejo uno al cual no me han invitado de igual manera asistiré tengo todo el derecho si creen que pueden pasar sobre mí están equivocados.

En estos momentos estoy en la sala con mi familia disimulando que leo, las trillizas Ondina, Fay y Aine juegan al té, mientras los gemelos están en una partida de ajedrez, mis padres en su mundo de amor solo nos quedamos Lupu, Volkodlak y yo los cuales leemos o por lo menos solo Lupu.

— ¿Volko me acompañas por postres? —le pregunto para distraerlo haciéndole señas para que me acompañe.

— Si tengo hambre. —se levanta dejando su libro.

Nos retiramos sin tanto alboroto gracias a que mis padres están en sus cosas si no, no salimos de ahí los fines de semana, son familiares, a menos que sea algo de vida o muerte, no podemos irnos sin más del palacio.

Una vez ya retirados me acerco bajando la voz.

— ¿Qué pasó con? —lo codeo, lo he notado, estás más feliz desde la boda, no estaré siempre, pero me doy cuenta de las cosas.

— ¡Irala, me salió chismosa la enana! —me jala la oreja.

— ¡Ay idiota, eso duele! —lo empujo— solo quiero saber ¿cómo está mi hermanote? —me excuso.

— Todo está bien, tan bien que mañana vendrán para pedir formalmente su mano en noviazgo. —me dice sonriendo de oreja a oreja.

— ¡Iralo, me salió picarón el grandote! —en eso reímos los dos.

— Te vas a casar. —suspiro.

— ¡No, pero con tu alegría llenamos un estadio! —se burla codeándome, solo lo miro de reojo.

— De verdad estoy feliz por ti —le digo sinceramente— solo que me acordé de... algo.

— Darick supongo.

— Supones bien, está molesto porque le dije que no quiero casarme, él ni siquiera ha venido a informar que somos novios, no se saca a su ex de encima y su padre quiere tres, tres nietos, yo solo tengo dieciséis ¿están locos todos?

— ¿Lo amas? —se detiene mirándome.

— ¿Qué? ¿Qué tiene que ver eso? —arrugo mi entrecejo.

— Solo responde. —insiste.

— Sí —solo que niego con mi cabeza— no entiendo, ¿por qué preguntas eso?

— Porque estás asustada, se entiende, eres joven, quizás no esté molesto por lo que le dijiste sino como se lo dijiste, sueles ser tosca Mei está bien, pero a veces no siempre. —me agarra de los hombros— ponte a pensar cómo te sentirías tú si él te fuera dicho lo que dijiste como se lo dijiste, porque sinceramente si se lo dijiste a como lo hiciste conmigo, suena a que no lo quieres ni un poquito, que solo quieres tu libertad y él te ata.

Analizo lo que me dice y tiene razón.

— Si tienes razón, creo que debería buscarlo y arreglar las cosas, explicarle mejor, pero ¿cómo hago eso? ¿Cómo le explico sin ser tosca?

— Hay si no sé, eso ya es entre ustedes. —en eso me paro otra vez— ¿Qué tienes? Últimamente, has estado enferma, ¿no?

— Solo fue un mareo, no te preocupes. —la preocupada soy, yo ya llevo una semana con malestares, mareos, náuseas, dolores de cabeza, algo no está del todo bien.

— ¿Por qué no te acuestas un rato y yo termino de llevar los postres? —me propone.

— Sí, discúlpame con nuestros padres, pero no le digas nada, solo que fui por algo a mi cuarto y ya. —solo asiente.

Por mi parte subo las escaleras hasta mi habitación, donde me recuesto en la cama respirando profundo, en eso mi teléfono suena dejándome sorprendida con la notificación que me llega.

No, no puede ser

Calendario menstrual 10:30 AM

Retraso de 15 días

— Mierda no, ¿ahora qué? ¿Cómo me escapo? Esta noche tengo una reunión importante, no puedo irme sin más. —hablo conmigo misma dando vueltas en la habitación.

— Creo haber dicho que el fin de semana es familiar. —mi madre llega molesta— baja ahora Mei. —Solo asiento bajando detrás de ella.

Nuevamente, nos reunimos todos empezando con los juegos familiares, que sí fútbol, ajedrez y compartir chistes. Ya cuando cae la noche mi padre se arregla junto conmigo, debemos tomar un portal para ir al Reino Raidne, me coloco un vestido que me llega a las rodillas de color azul rey de hombros descubiertos, con el cabello recogido usando una tiara de zafiros haciendo juego con mi vestido, uso unas perlas como zarcillos dejando mi cuello descubierto, por un momento observó el anillo que me regalo Darick y por inercia acaricio mi vientre ¿será posible?

No, para nada, si somos puritanas.

No considero que sea el momento conciencia.

¿Cuándo lo es?

Pues no sé, pero no ayudas.

¿Y no decirle al padre es ayuda?

Ni siquiera sé si estoy o no embarazada.

Llámalo y que compre una prueba y listo, sin tanto problema si lo hizo que resuelva.

Se te olvida un pequeño detalle, no, nos hablamos.

Esto sobrepasa todo, llámalo.

Considero que mi conciencia está mejor que yo, debo llamarlo, agarro mi teléfono y le marco, pero me manda a buzón, por lo que decido dejarle un mensaje.

Amor 6:30 pm

Necesitamos hablar, por favor llámame, es importante.

No se me ocurre qué más decirle, así que se lo envió sin más para luego encontrarme con mi padre.

— Ya sé por qué mamá se enamoró de ti papi si estás bien guapo. —hago que se ría y es que con ese traje de tres piezas color gris de corbata morada se le ve genial.

— Tú también te ves hermosa, mi princesa. —con esas palabras hace que me sonroje.

— Ya mejor vámonos. —le propongo ofreciéndole mi brazo, abriendo el portal para llegar.

Una vez ahí nos reciben con una pequeña ceremonia, están los guardias en fila, en medio de ellos una alfombra roja y un lacayo informando de nuestra llegada.

— Con ustedes su Majestad Wolfgang y su Alteza Real Mei Arasari Woodenclaw. —Suenan las trompetas ceremoniales y nosotros procedemos a caminar por la alfombra, mientras los guardias alzan sus espadas uniéndolas en forma de respeto y lealtad y toda la familia real nos espera.

— Bienvenidos al imperio Raidne. —nos dice Oceánico— pasen por favor.

Como dice, pasamos hasta llegar al comedor, donde procederemos a la cena para luego dar espacio a la reunión.

— Déjenme presentarlos por favor. —menciona Ciro.

Ella es mi madre Asherah Astalet de Viteuil. —una hermosa señora de ojos verdes cabello rojizo— mi hermana Monterrey Viteuil —es igual a su madre— mi hermano Agua Viteuil— es igual a su padre de cabello negro ojos marrones— mi otra hermana Kai Viteuil— una pequeña de cabello negro ojos verdes— y por último no menos importante la pequeña de la casa Lana Viteuil – es igual a Ciro de ojos verdes y cabello castaño.

— Es un gusto conocerlos. —les sonrió, mientras Ciro me acomoda la silla para que me siente a su lado.

A la cabeza de la mesa los Reyes Oceánico y su esposa Asherah mientras mi padre y yo quedamos a su derecha e izquierda, Ciro a mi lado junto al resto de sus hermanos.

— Ciro no deja de hablar de usted Alteza, siempre viene con una historia diferente. —Menciona la más pequeña, Lana, haciendo que Ciro se sonroje.

Eso es nuevo

— No era necesario que dijeras eso, Lana.

— ¿Por qué? —preguntó la pequeña.

— Bueno, a mí si me gusto, solo una cosa, dime Mei, eso de su Alteza suena a muy formal y no me gusta. —le guiño el ojo haciendo que asienta felizmente.

— Solo si somos amigas, yo no tengo y me aburro mucho aquí en este palacio, ni nadar me dejan.

— ¡Lana! —la llama su madre— tus modales, disculpa Mei, hay veces que a ciertas personitas se le olvidan.

— No se preocupe, no me molesta ni nada por el estilo, tengo muchos hermanos, todos son iguales, siempre están aburridos. —la tranquilizo.

— Pero si es cierto, aquí me aburro. —dice la niña cruzándose de brazos.

— ¿Y qué tal si vas un día a mi palacio y juegas con mis hermanos? Claro, si tus padres dejan. —los miro a ambos buscando su aprobación.

— La verdad Mei estaría más tranquila si lo hacen aquí, sé que tienes seguridad —vacila en decir por los niños más pequeños— espero entiendas.

— Si no se preocupe entiendo perfectamente, solo es que digan cuando y estaremos aquí. —aclaro, y claro que entiendo velan por la seguridad de sus hijos y ahora conmigo nadie está seguro.

Pasamos el rato comiendo, luego nos fuimos al despacho Ciro, nuestros padres y yo, nos acomodamos en nuestros puestos esperando empezar la reunión esperando resultados favorables para todos.

— ¿Quieren algo de tomar? —solo asentimos, me ofrecen champán, mientras los hombres beben whisky.

— Bueno, empecemos —dice Oceánico, haciendo que fijen su vista en mí.

— Bueno, la idea principal es la unión de todos los reinos —los miro— quiero que, así como los Mitia y los Lasare están unidos por unidad familiar, lo estemos todos, no quiero decir que para eso necesitamos uniones matrimoniales, solo acuerdos de lealtad donde la seguridad esté de primero.

— ¿Cómo pretendes hacer eso? No es un secreto que cada quien busca su bienestar sin contar que eres vista como una amenaza más con los últimos sucesos. —agrega Oceánico.

— Lo sé, a eso me refiero para la mayoría, efectivamente soy una amenaza por la magnitud de mis poderes, claramente lo soy, yo busco alianzas, no enemigos, el consejo se reunirá en unos días, necesito que me apoyen... contra ellos.

— ¿Quieres que nos echemos el consejo encima?, ¿te has vuelto loca Mei? —habla Ciro.

— El consejo se salta las normas que tanto dice defender, anualmente tienen el derecho y la obligación de hacer llegar una invitación a mi nombre por ser la Heredera Elemental de la Casa Lasare y no lo han hecho, ¿eso si les parece? —niegan— Lo que quiero es su apoyo ya que tengo el de la Casa Dreare, por eso nos comprometimos Filarion y yo, solo que no me pareció necesario casarnos para lograr los fines requeridos.

— ¿Qué fines? —Oceánico realmente se muestra interesado.

— Primero se va a remodelar la nación, como ya se ha hecho con nuestro reino, luego nos encargaremos de la economía dejando que sea justa y equitativa para cada uno de los habitantes, quiero acabar con el sector "pobre" quiero que ya no exista, que solo esté la clase media y alta, que todos tengan oportunidades de decidir, sobre todo las mujeres, yo creo que ya es hora de que cada una de las mujeres puedan decidir qué hacer con sus vidas y no que nos impongan hasta el día de nuestra boda.

— Es algo difícil lo que pides, cambiar con años de tradición no es nada fácil.

— Por eso quiero exponer al consejo, ellos son los primeros en romper cada regla impuesta.

— ¿Tienes pruebas de lo que dices? —asiento entregándole el pendrive con copia de la información recolectada donde hay fotos, videos y documentos clandestinos donde se ven ellos rompiendo cada regla expuesta— Realmente no conviene tenerte de enemiga.

— Solo quiero lo justo, ya la casa Mitia, Dreare y Vutteterra están enterados y son aliados, solo faltan ustedes. —lo veo dudar, mientras mi padre me mira con orgullo.

— Yo opino que es buena idea lo que dices, yo también quiero decidir en mi vida, desde que tengo uso de razón ellos dicen todo por nosotros y esto no me parece justo. —señala la computadora, entiendo perfectamente a Ciro, sus perjuicios no ayudan a nada solo a empeorar las cosas.

— Está bien, empezaremos lo antes posible, he visto los avances de su Reino, realmente me parece muy bueno y espero que todo salga bien, solo tengo una pregunta.

— Adelante.

— ¿Qué ha pasado con las amenazas que ha recibido? —esta vez mi padre es el que responde.

— Lo tenemos controlado, no ha vuelto atacar, pero no quitamos que lo haga próximamente, estamos preparados para cualquier ataque.

— Supe que tuviste que irte un tiempo a casa de tus tíos por seguridad. —sigue con sus dudas.

— Sí, es cierto, ¿pero realmente qué quiere saber? —le digo sin rodeos.

— ¡Quiero que viva señorita, eso quiero, si esto sale bien usted será nuestro nuevo pilar y no nos sirve muerta o señalada como la responsable de una masacre!

— Una masacre, si está en camino, la de ellos, eso también es parte de lo que quiero, que nos respeten, no que crean, que pueden venir y atacarnos a cualquiera de nosotros sin más. —me sincero, es lo que quiero lograr y cuando quiero algo lo obtengo.

— Muy bien, tenemos un trato, tienes nuestro apoyo Mei. —nos levantamos y estrechamos nuestras manos.

— Propongo que nos reunamos todos y celebremos esta alianza. —recomienda Ciro a lo que todos estamos de acuerdo.

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Vestido Mei

Padre Mei

Su majestad Asheran la hermosa madre de Ciro.

Su majestad Oceánico padre de Ciro.

Su Alteza real Monterrey 

Su Alteza Real Agua

Su Alteza real Kai.

Su Alteza real Lana.

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