Sin Magia.
Como lo suponía estar sin magia no era una tarea difícil, después de todo la magia es algo reciente en mi vida.
Para mi desgracia, en la tercera hora, tenia clase de habilidades. Aunque sea un reformatorio no dejábamos detener un par de clases. Como es obvio en clase de habilidades tenia que utilizar mi habilidad... y mi habilidad, era la magia, espero que no tenga que usarla.
La primera hora de clases de ese día era de matemáticas, las adoradas y únicas matemáticas; por favor noten el sarcasmo. Lo único bueno es que Dylan esta en mis mismas clases.
—Clase —el profesor entró al aula —El tema de hoy será ecuaciones e in-ecuaciones —nos miró divertido, como si supiese que cada uno de los presentes en ese salón odiaba sus clases.
Como es normal, en todas las clases, cuando comienzas a anotar lo que el profesor escribe en la pizarra este ya esta borrando sin dejarte terminar.
—Bien, ¿ya puedo borrar?
—¡No! —gritamos al unísono.
—Perfecto, borraré.
—Pero si seras maldito —me queje para luego tapar mi boca, ¡Lo había dicho en voz alta!
— Con que si —rió divertido.
—Perdone, yo no quería...
—Profe, ella me hablaba a mi ¿no? —habló Sebastian. Sonaré mala y mas ahora que me salvó el pellejo, pero hasta ese momento no había notado su presencia.
El profesor lo miro confundido.
—Lo que pasa, es que ayer, le robe su comida y recién se acaba de dar cuenta que estoy en su misma aula. Entonces se sorprendió al verme y se expresó así —mintió.
—Hum.. Es mas que obvio que no les creo, pero haré de cuenta que si, solo por que esta niña — me señaló —parece muy débil como para el castigo correspondiente —me examinó con la mirada.
—Gracias —Sebastian sonrió.
—Gracias —susurre.
—Entonces, ya aclarado esto, continuemos con la clase.
Cuando el profesor se volteó, tomé un papel y le agradecí a Sebastian en el.
—Toma —susurré y le lancé aquel papel.
Él, con esa sonrisa picarona, respondió.
—No hay de que mi hermosa ama —leí para luego ruborizarme.
Devolví el papel —No me digas hermosa.
—Ese chico me esta mirando feo - respondió el mensaje.
—¿Qué chico? —escribí curiosa.
—Tres bancos atrás tuyo, y uno a la derecha.
—Oh, es Dylan —sonreí.
—¿Es tu novio ama? —su expresión se entristeció.
—Lo era —escribí y junto a ello dibujé una cara triste.
—Adiós clase —se despidió el profesor.
Sin darme cuenta las primeras dos horas de matemáticas habían transcurrido. Miré a la puerta nerviosa, ahora si que estaba en aprietos.
A los diez minutos de espera llegó la profesora correspondiente.
—Sepárense por habilidad, y luego muestren lo que les enseñe la clase pasada.
Estoy muerta, no podía hacerlo, no cuando le prometí a Dylan que no usaría magia, estoy perdida. ¿Qué es mas importante? ¿ganarme un beso de él? o ¿la clase? . Es que cumpliendo mi promesa no solo ganaba un beso, sino, que el pueda confiar mas en mi. Con eso él se daría cuenta, de que no quiero hacerle daño. Decidido ¡no usare magia!
Primero fueron los Singapura, la profesora les había enseñado a esconder sus orejas por un tiempo de 10 minutos, esto para ellos era útil, de algún modo. Luego iban los hombre gato, creo que lo que habían aprendido, era a transformarse en el aire, o algo así no me quedo muy claro; los hombre lobos aprendieron a no transformarse obligadamente por la luz de la luna va, solo algunos lo lograron.
—Ahora los hechiceros —ordenó.
Nuestra tarea era cambiar de forma, mas especifico a un búho.
—Cornellia es tu turno —habló la profesora.
Dylan me miro con una sonrisa de yo ya gane.
—No puedo —respondí.
—¿Cómo dice?
—Digo que no lo voy a hacer.
—Como se atreve a desobedecer una orden de su maestra.
—Lo siento.
—Con un lo siento no aprenderás la lección, pequeña mocosa.
—¿Qué debo hacer entonces? —pregunté
—Seras castigada a delante de todos tus compañeros para que aprendas, y ellos vean lo que pasa por no hacer caso.
—¿C-castigada ? —parpadee repetidas veces —¿Qué me harás?
—Señorita, no lastime a my lady. Castigarme a mi —Sebastian se puso delante mio protegiéndome.
—¿My lady? —cuestionó confundida.
—No Sebastian, esto es cosa mía, no te metas —oredené.
—Pero ..
—No te metas, ¡Es una orden! —lo interrumpí demandante.
—De acuerdo, si es una orden no hay nada que pueda hacer —respondió bajando la mirada.
La profesora, al igual que yo, era hechicera así que con un poco de magia me colgó del techo dejando mi espalda a vista de la clase y mi cara mirando la pizarra.
—Serán 10 azotes —anunció emocionada, como si esto fuera divertido para ella.
Mordí mi labio inferior, para poder aguantar lo que venía. Rompió la parte de atrás de mi remera y carcajeó.
—Singapura asqueroso, cuenta conmigo —ordenó.
—U-un-uno —comenzó a tartamudear Sebastian.
—Si no cuentas bien serán 10 más, así que ten cuidado, o tu ama perderá mucha sangre.
—D-dos
Recién van dos y yo ya no puedo más, sentí como mi piel empezaba a abrirse y como la sangre comenzaba a caer.
—Tres.
—Bien solo faltan siete —me susurró.
—Cuatro.
Dios y en sima Dylan esta mirando, esto que vergonzoso.
—Cinco.
Dios, hazme invisible después de esto.
—Seis.
Comencé a llorar por el dolor.
—Siete.
Cornee piensa que gracias a esto, no le fallas a Dylan, piensa cosas positivas.
—Ocho.
Solo dos mas.
—Nueve.
...Anda Cornee tu tienes el control de tu cuerpo no te dejes...
—Diez.
Luego de que Sebastian dijo eso, caí al suelo.
—Bien perfecto, ahora vete de mi clase —susurró en mi oído.
—¿Dónde esta la enfermería? —pregunte dudosa.
—Chiquita, aquí no hay ese tipo de cosas, para algo tienes la magia, si no quieres usarla. Ahora la usarás a la fuerza.
—No haré eso — negué mientras salía del aula.
—Iré contigo —gritó Sebastian mientras corría hacia mi.
—No, quédate. No quiero que tengas problemas por mi culpa —sonreí adolorida
—¿Cómo podría dejarte sola en ese estado?, además ¿por que no quieres usar la magia ? —me cuestionó algo molesto.
—Es que, aposte con alguien a que podría estar sin usarla por semana y media. Pienso ganar esa apuesta, ahora, te ordeno que sigas con las clases por mi, sino ¿quién me pasara las tareas? —reí.
—De acuerdo, si es una orden no puedo negarme —agacho la cabeza y entró al aula.
Un poco mas y llego a mi cuarto ... Cornee aguanta un poco mas... anda se que puedes ...
Llegué a mi cuarto y caí desplomada sobre el suelo. Realmente había perdido gran cantidad de sangre.
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