Entre a mi cuarto decidida a terminar cada libro de hechicería que hubiese en mi cuarto, no quiero pasar por una situación así nunca mas.

Comencé nuevamente con el tomo uno de hechicería para principiantes, repasar lo básico siempre es importante, en todos los aspectos.

Para cuando terminé el libro dos ya llevaba cinco tazas de café, sin decir que ya estaba amaneciendo.

 Retomé el tercer volumen por donde me había quedado la noche anterior, si, anterior al día en el que Dylan asesinó a un ser mágico.

— Cornellia —Mi madre llamó a la puerta de mi cuarto.—¿Irás al colegio? 

—¡No! —grité sin contenerme. 

  —¿Cómo que no irás?—Intentó abrir la puerta, pero antes de que ella lo lograse la hechicé para que quedase sellada.

Hechizo que había aprendido en el capítulo seis del tercer tomo.

—Déjame entrar Cornellia, ¿Qué estas haciendo? —volvió a golpear.

—Nada que le incumba a una traidora, pero, ten por seguro que hasta que no termine no saldré de aquí.

—Deja de decir tonterías. En algún momento tendrás que salir para comer.

—Puedo crear mi propia comida, gracias.

—¿Qué?

Cansada de escuchar sus gritos, rodeé la habitación con un hechizo de concentración, evitaba que el ruido externo a uno molestase.

Al fin llegué al tomo cuatro, el cual trata batallas entre magos, de formas de ataque y hechizos defensivos, también uno que otro de ataque oculto, es decir, de forma furtiva.

Podía aprenderme todas aquellas palabras y hechizos, pero si no los ponía en practica no iba a saber si estaba lista para cuando llegase el momento.

Así que tomé la silla de mi escritorio y comencé a practicar con ella.

Aquella silla termino, quemada, golpeada, pulverizada y deformada. Mi energía, la poca que tenia termino por desaparecer junto con la silla.

Caí al suelo, muerta de cansancio, preguntándome por que estaba haciendo esto, ya no quería mas, mi cuerpo tenia que descansar, encaminé mi vista a la ventana y noté que el sol ya se estaba ocultando.

  —Veinticuatro horas sin dormir —Me reí agotada en el suelo.   

Cerré mis ojos intentando reposarlos por unos segundos, pero en aquel momento vi nuevamente la mirada de odio y soledad de Dylan matando a aquella criatura.

Me levanté presurosa recordando el porqué de mis estudios tan diligentes, tenía que proteger a aquellos que no pueden hacerlo por si mismos, nunca mas podía quedarme mirando sin poder hacer nada y menos sabiendo que Sabastian esta desaparecido... No, no puedo descansar, no todavía.

Invoqué nuevamente una taza de café doble y me lo bebí de un sorbo, lista para continuar con el tomo cinco.

Por suerte en el primer libro de hechicería te enseñan uno para leer y memorizar con celeridad los textos y hechizos.

  —Cornellia, me preocupas. Sal de ahí —Ordenó mi madre.

Seguramente perdí tanta energía que se rompió aquella barrera.

 —Si me molestas tardaré más —Me quejé para luego con todas mis fuerzas volver a realizar aquel encantamiento.

Paz nuevamente...     

Abrí el libro número cinco y comprendí que este tomo era uno de los mas importantes, no contenía ninguna clase de conjuro o hechizo, sino que era una lista de las criaturas mágicas, junto con una descripción y los árboles genealógicos.

Claramente y sin duda este libro iba a ayudarme a comprender varias cosas de este extraño mundo mágico. 

Cabe destacar que todos estos libros los robé de la caja fuerte de mi madre y los reemplacé por unos falsos, así que puedo encontrar hechizos prohibidos y muchas mas cosas interesantes como estas.

Comencé a leer, la primera familia era  de las Sirenas.

Sirenas... las que atan y encadenan. Según este libro existen dos clases de sirenas, las mitad aves y las mitad pez. 

La primera sirena que fue vista apareció en un país asiático, dicen que esta muchacha luego de matar a su amado y abandonar a su pequeña hija quiso suicidarse, cosa que los dioses no le permitieron, y le dieron inicio a su morfología anfibia, ahí nació esta hermosa, pero envidiosa criatura, quien sin piedad mataba a quienes eran poseedores de la felicidad sincera.

Al inicio las sirenas eran seres despreciables que  sin piedad que mataban por gusto, en muchos países eran temidas y cazadas por propia seguridad, vendían su aceite y su cabello.

Se dice que la primera sirena que lloró sus lagrimas al desprenderse se convirtieran en pequeños diamantes azules. Al descubriese esto por un pescador ambicioso cazaba sirenas para torturarlas y exprimir cada lagrima que pudiese llegar a salir de sus ojos.

Las sirenas fueron criaturas muy torturadas hasta la llegada de aquel primer Tritón, quien con su fuerza y audacia liberó a cada mujer de su especie hasta devolverlas a su hogar, el mar.

Aquél tritón mejoro la especie aportándoles fuerza, habilidad y versatilidad.

¿Les interesa saber un poco sobre algunas de las criaturas mágicas o prefieren que no detalle tanto?