🍬 Capítulo Seis 🍬
《Sebastian, al menos ya sabía su nombre. Aunque para encontrarlo necesito su apellido o algo de el.》
—Utiliza el recuerdo que posees de él —la voz de aquel "Profesor" resonó en mi cabeza.
《¿Nuestros recuerdos?》
Ya formando un plan me dirigí al cuarto de limpieza, si con mal olor pero tiene llave, ya saben.
Al entrar cerré rápido con llave, me senté con las piernas cruzadas y inhalé profundo, exhalé suave y me concentré en mis memorias con el.
《Sebastian ¿Qué eres? ¿Quién eres?》
Lentamente iba quedando en un estado de tranquilidad, el cual te permite que tu alma viaje por el astral.
Te permite ir a donde deseas, donde recuerdas y a lugares inesperados.
Llegué a un bosque muy oscuro, me dió una mala impresión, solo quería salir de ahí, pero debía encontrar a Sebastian.
—¿Ama? —una voz se hizo presente.
—¿Sebastian?
—¡Si! —el vino corriendo hacia mí e intento abrazarme, pero como físicamente no estaba ahí su intento fue inútil.
El cayó al suelo y me miro.
—¿Estas muerta? —pregunto mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.
—¿Qué? ¡No! —respondí sorprendida.
El se arrodilló en el suelo y comenzó a llorar desconsolado.
—Estoy tan contento, viniste a verme.
—Yo solo vine en busca de respuestas.
—¿Qué necesitas saber? —preguntó entusiasmado —. Yo te diré todo ama.
—Primero que nada ¿Quien eres?
El rostro de Sebastian al oír esa pregunta fue tan desgarrador, la tristeza emanaba de su cuerpo.
—Yo...
—No es que solo no te recuerdo a ti, el último año de mi vida no está. —aclaré para que el no sufriera tanto como parecía.
El recupero un poco su estado, pero estaba algo confundido.
—¿Asi es como fueron castigados? —se preguntó.
—¿Castigados? ¿No fue un accidente con gatos?
El comenzó a reír, su sonrisa era hermosa.
—No ¿Quien dijo eso?
—Mi madre —suspiré.
—Ama no confíe en ella —estaba molesto.
Lentamente mi cuerpo comenzó a arder.
—Ama su cuerpo astral se está poniendo rojo —se incorporo del suelo y me inspeccionó. —Debes irte ahora. —sonó desesperado.
Me quedé atónita mirando su expresión de preocupación y me sentí tan culpable por no recordarlo.
Cuando iba a despedirme algo me arrastro nuevamente a mi cuerpo, alguien está en el cuarto de limpieza.
—Cornelia, por favor despierta.
Al abrir los ojos el cuarto estaba en llamas, tenía quemaduras en mi cuerpo, las sentía y Dylan estaba ahí, él me tenía en sus brazos.
—Me duele todo —suspire.
El me abrazo muy fuerte y me saco del cuarto.
—¿Cómo es que el cuarto se llenó de fuego Fausto? —cuestionó.
—No se —me sentó en la camilla de la enfermería de la escuela.
—Aún no hay nadie aquí —Suspiró. —Aunque las quemaduras del fuego Fausto no se curará rápido.
—¿Como sabes que es fuego Fausto?
—El olor es diferente, alguien quería que no hagas lo que sea que estabas haciendo. —el miraba hacia todos lados.
—Estaba intentando recuperar mis memorias. —agache la cabeza.
—¿Tus memorias?
—Si, Sebastian iba a empezar a contarme y tú me sacaste de ahí —. dije lo último molesta —Sabes que por sacarme así puedo quedar vagando por los mundos ¿No?
—No lo sabía, pero estaba desesperado, olí como tu piel empezaba a quemarse, tu bello aroma estaba siendo reemplazado por olor a piel quemada.
Me sonroje al escucharlo decir que tenía un bello aroma.
—Lo siento —Susurré.
—¿Lo sientes?
—Si, para mi tambien eres alguien, no se bien ¿Quien? o ¿Qué? exactamente, pero si eres alguien.
El se aproximo a mí, apoyó sus manos en la camilla atrapándome.
—Si me besas te perdono —sonrió con picardía.
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