🔮 Capítulo quince 🔮
Desperté de ese sueño sabiendo todo mi pasado con Sebastian, en aquel sueño también estaba Dylan.
En aquella vida fue mi primer esposo quien murió en la guerra, al tiempo llego ese ladrón y cautivó mi corazón.
Al abrir los ojos estaba en un ¿Hospital?
—Señora —gritaron —Su hija ha despertado.
—Oh Cornellia ¡Que alivio!
—Cuanto llevo aquí —al incorporarmé mi cabeza dio vueltas.
—Casi tres semanas —mi madré se veia preocupada.
—¡Tres semanas! —grité exaltada.
—Si hija has utilizado mas magia de la que tu cuerpo podía y mas no puedes vivir a café —me retó.
—¿Sebastian? ¿Dónde esta Sebastian? ¿Regresó? ¿Lo entregaste?
—Hija cálmate, él no ha vuelto.
Desvié la vista a la ventana y noté que era de noche.
—¿Dónde estamos? —al fin pregunté.
—En un hospital del mundo mágico.
—¿Existen ese tipo de cosas?
—Claro que existen —mi madre rió.
—¿Cuándo podré irme?
—Cuando te den el alta claramente hija.
—No quiero estar aquí, tengo que encontrar a Sebastian, saber que está bien.
—Es solo un sirviente hija, ademas tendrás que ocuparte de otras cosas.
—¿Eh? ¿Qué cosas?
—El consejo se junto
—¿El consejo?
—Si, donde cada miembro real de las especies mágicas se juntan.
—Ahí es donde te desaparecías —afirmé molesta.
—Si, se junto y ha decidido que tienes que ir a la escuela
—Ya voy a la escuela —susurré
—No, a la escuela donde solo asisten miembros importande de este mundo, donde aprenderas a suplantarme en mi puesto en el consejo.
—No quiero suplantarte
—Puedes llevar a tu singapura y allí nadie, Eleanore, podrá arrebatártelo.
—¿En serio? —empecé a escuchar con atención.
—Si, como los singapuras son compañeros, pueden acompañar a sus amas, así como las princesas sirenas tienen un mayordomo o a su futuro esposo.
—¿Espera estas diciendo que hay futuros esposos en la escuela?
—Si, ellos también tienen que aprender —respondió muy sincera. —La mayoría de las criaturas tiene un acompañante, ya sea mayordomo, mate, compañero o lo que sea cada especie tiene a alguien que es irreemplazable para ellos.
Asentí recordando las lecturas de aquellos libros.
—Concéntrate en buscar a tu compañero, no te queda mucho tiempo antes de que tengas que asistir a ese instituto.
—¿Eh? solo así —estaba confundida, recién despertaba y me esperaba todo un largo camino por delante, de solo pensarlo se me hacia tedioso.
—Tengo que irme, enfoca toda esa energía que tienes y busca a Sebastian. —golpeó con su dedo mi frente.
—Ts... como si fuera tan fácil —susurré molesta.
Mi madre en un dos por tres desapareció de mi lado dejándome sola entre otros enfermos.
Realmente me sentía llena de energía, después de dormir tato como no estarlo.
Pensé en Sebastian e instantánea mente vi donde se encontraba.
Abrí los ojos sorprendida, creo que haber estado al borde con mi magia me hizo tener mas capacidad.
Me destapé y me levanté de aquella fea cama de hospital, me arranqué el suero y quité el dolor de la zona con la palma de mi mano.
Al fin volvería a ver a Seastian y aunque no me gustase ir a un instituto de magia, si es que podía llamarse así, estaba contenta de saber que allí el estaría a salvo de Eleanore.
Llegué al jardín de aquel hospital, cerré los ojos y volví a pensar en él, al verlo me tele-transporté juntó a él.
Para poder tele-transportarme tenia que ver y sentir aquel lugar, como yo quería estar con Sebastian tenia que ver donde estaba y sentir su energía.
—Ama —Me miró sorprendido.
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